miércoles, 17 de marzo de 2010

Zevran y Tzvi - Capítulo 27


Capítulo 27


Así que nos encaminamos a casa de Eammon y nos llevaron a una habitación que estaba bastante bien, la deje encima de la cama y comencé a quitarle el peto de cuero que tenia totalmente chamuscado, cuando Eammon dice.
-- Deja que eso lo haga una sirvienta, no es correcto para un varón, mi casa se rige por las normas que dicta la capilla.
Sin mirarlo y sin parar de quitarle el peto a Tzvi, le digo.
-- Que yo sepa tu capilla, acepta el matrimonio, ¿no? Pues bueno, nosotros estamos casados, así que, por favor, quien debería salir de esta habitación es usted, ya que no tiene ningún grado de parentesco con Tzvi y eso si seria incorrecto.
Entonces oigo hablar a Sten.
-- Si quiere yo se lo explico, con menos palabras, pero seguro que me entiende.
Oghrem que en cierta forma se ha convertido en el amigo inseparable de Sten, aunque si alguien los viera no lo podría creer, son justo el opuesto del otro.
-- Vamos humano, dejemos solos a los elfos, ellos saben de sus cosas, ¿por cierto donde esta esa bodega de vinos, de la que me hablaba su hermano?
Vuelve hablar Sten.
-- Zevran estaré en la puerta por si necesitas algo o por si alguien intenta entrar cuando no debe.
Le miro y me hace un saludo muy militar, pero ya estoy acostumbrado a él.
-- Gracias Sten, por favor no dejes entrar a nadie que no sea Irving o Oghrem siempre que este sobrio.
Cuando todos se van y me quedo al fin solo con Tzvi, vuelvo a mirar el peto de cuero que lleva puesto, esta ennegrecido incluso diría que se ha quemado, tengo miedo a levantar el cuero y encontrarme que su piel también esta totalmente quemada. Con el cuchillo que llevo siempre atado a la pierna, corto el cuero lentamente para no cortarla, es el arma mas afilada que tengo, voy levantando poco a poco trozos de cuero, para descubrir que la camisa que lleva debajo esta en ciertos puntos también quemada, es la misma camisa que la puse cuando la hirió Flammeth, mis manos están temblando mientras consigo deshacerme de todo el peto y la digo cada poco tiempo.
-- Tzvi, no me dejes por favor, se fuerte, aguanta quédate conmigo.
Después le quito los pantalones también cortándolos, es la única manera de hacerlo, ya que también están totalmente quemados, sus piernas están más quemadas que el pecho, la camisa de seda evito que se quemara más profundamente, mientras que las piernas al no haber tenido más protección que los pantalones, muestra muchísimas llagas, la quito las botas y la camisa quemada, y veo la magnitud de las heridas, me entran ganas de gritar, no puede ser que en todo Denerim no haya un mago sanador. Entonces recuerdo a los Custodios Dalishanos que vinieron con el grueso del ejercito elfo, salgo a fuera de la habitación y le pregunto a Sten.
-- ¿Sten sabes donde acampan los elfos Dalishanos?
-- No Zevran, no tengo ni idea, ¿Por qué lo preguntas?
-- Por que Tzvi se morirá si no conseguimos un mago sanador, he pensado en los Custodios Dalishanos ellos si podrían curarla.
-- No lo se, pero he visto a esa elfa, la amiga de Tzvi, estaba intentando derribar las puertas de la casa, para poder verla, es posible que ella pueda saberlo.
-- ¿Has visto a Shiani?
-- Si, de hecho creo que se ha peleado con la mitad de la servidumbre de aquí.
Vuelvo a entrar en la habitación me aseguro que Tzvi este cómoda, le retiro el pelo de la cara y la pongo una sabana por encima, no por modestia, sino para evitar que sienta frió. Salgo de la habitación y le digo a Sten.
-- No dejes entrar a nadie, ni a Irving, NO me fió de nadie de esta casa, con la excepción de ti y de Oghrem, nadie más. Voy a buscar a Shiani.

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No recuerdo gran cosa, solo haber oído la voz de Zev, hablándome pero solo recuerdo el tono dolorido y desesperado, no sus palabras, desee tanto decirle que le amaba, que se fuera, que viviera libre y encontrara quien le hiciera feliz.
Pero por los Dioses, me dolía tanto el cuerpo, sentía tanto dolor que solo deseaba que parara, aunque a la vez sabia que si paraba era el signo de que me había muerto y no podía abandonar a Zev, incluso llego a ser tan fuerte el dolor, que apenas sentía la presencia de Zev a mi lado, sabia que estaba, por que podía escuchar su voz, pero todo era oscuridad y dolor.
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