Capítulo 7
Después de resolver el problema de Risco Rojo o parte del problema, viajamos hacia Denerim, la verdad es que yo estaba deseando volver a la gran ciudad, quería saber que había sido de mi padre y de la gente que había dejado en la elferia, así que cuanto pude me puse en marcha hacia allí.
El camino era largo y sinuoso, terriblemente peligroso, había bandidos por todo el recorrido sin olvidarnos de los engendros tenebrosos que cada día avanzaban más deprisa hacia el norte. Por esa razón todo el grupo iba preparado para cualquier eventualidad, además la regencia había declarado la guerra a los guardias grises, había puesto precio a nuestras cabezas, eso ayudaba a que cada dos por tres nos encontráramos envueltos en combates cuanto menos extraños.
Según entramos en un cañón que hacia el camino mas estrecho, nos salio una elfa gritando que habían tenido problemas con el carro y que estaban atrapados un poco mas adelante.
La verdad es que la situación me pareció anómala, no sabría decir por que, pero presentí que no era lo que decía aquella elfa, así que desplegué a mis compañeros y solo avance con Morrigan a mi lado, ella como su madre eran cambiaformas, por lo que su forma de lucha era mas versátil que la del resto de mis compañeros, podía usar magia, pero también podía combatir como un guerrero si quería, incluso podía convertirse en felino y desaparecer, eso había hecho que las dos nos compagináramos muy bien a la hora de luchar, además aunque teníamos distintos puntos de vista sobre las cosas, había conseguido ganarme su amistad, algo que no era nada fácil.
A lo lejos se veía unas carretas volcadas y animales muertos, como si hubiera habido algún tipo de lucha y la elfa estaba con otro elfo y un humano, junto a la carreta que cerraba el camino.
Cuando llegamos a su altura solo oí al elfo, gritar:
-- Los guardias grises morirán hoy.
Mi único pensamiento fue: “por que coño tienen que ser elfos, mierda mierda. Odio tener que matar a mi gente” y me lance contra el elfo, parecía el mas peligroso, la otra era una maga, y eso era asunto de Morrigan. El resto de mis compañeros se centraron en los asesinos escondidos que fueron apareciendo en las partes altas del cañón.
Al entablar combate con el elfo, hubo un segundo en que le mire a los ojos, fue solo un segundo, pero lo que vi allí fue una sola determinación, quería morir, ese elfo que tenia delante, por alguna razón buscaba que lo matara. Esa mirada provoco en mi un sentimiento, que hizo que tomara la decisión de dejarlo inconsciente, de no matarlo, pensé que entre todos los cuerpos pasaría desapercibido y que después podría volver a hablar con él, además si podía salvar a un elfo lo haría.
Pero era condenadamente hábil luchando y tuve que cortarle un par de veces para conseguir salvar sus defensas y golpearlo en la cabeza con el pomo de la espada, eso hizo que cayera al suelo inconsciente, no antes de haberme llevado unos cuantos cortes en los brazos y en las piernas, las zonas que no llevaba cubiertas con la armadura de cuero, pero eso era lo de menos, lo importante es que el elfo estaba vivo.
Me separe de él, esperando que a los demás les pasara desapercibido el hecho de que él seguía con vida. Una cosa tenia segura, no iba a matarlo, ya no suponía ningún peligro para nadie.
Alistair se acerco a mí, diciéndome que estaba herida, como siempre tenía la capacidad de decir aquello que era evidente para todo el mundo. Le sonreí y le dije que no había razón de preocuparse, que solo eran cortes superficiales, aunque algunos si que me dolían, pero eso no se lo iba a decir.
En ese momento, se volvieron alzar todas mis desconfianzas con respecto a los humanos, todos eran humanos excepto el qunari que siempre me pareció una raza aparte. El que estaba tumbado unos metros mas allá era un elfo, un miembro de mi pueblo, haría cualquier cosa por protegerlo, aunque ni el mismo elfo lo comprendiera, para mi era necesario hacerlo.
El único que jamás se enteraba de nada, fue el que descubrió que el elfo seguía con vida. Pensé “mierda, tenia que verlo o es que yo sola me he delate”. La verdad es que hacia esfuerzos por no mirar hacia donde estaba tumbado el elfo.
-- Esté esta aun vivo, Kohav.
Mire a Alistair con ganas de matarlo. Por los dioses es que realmente esperaban que matara a un miembro de mi pueblo, además indefenso. No lo iba hacer, dijeran lo que dijeran.
-- Bien déjamelo, voy a atarlo y a interrogarlo.
Me arrodille a su lado y vi la fea herida que le había hecho en el pecho y el golpe en la cabeza. Sin importarme lo que pensaran saque las vendas y los ungüentos de mi mochila, tenia que cortar la hemorragia y luego limpiarlo, no sabia cuanta de mi sangre podía estar mezclada con la de él y mi sangre tenia la infección de los engendros tenebrosos, por lo que era tan peligrosa como la de ellos, sentí que algunos bufaban de indignación por mis acciones, realmente no entendían por que me tomaba tantas molestias con un asesino, pero si creían que me iba a importar lo que pensaran lo llevaban claro.
Después de vendarlo le ate las manos, pero con mi pañuelo le limpie la sangre que le manchaba la cara, la herida de la cabeza posiblemente era la responsable de que se viera tan manchado de sangre, pero también cabía la posibilidad de que parte de esa sangre fuera mía.
Al sentir el frescor del agua recobro la conciencia y abrió los ojos, su primera reacción fue buscar mis ojos, cuando nuestras miradas se cruzaron vi en sus ojos todo aquello que siempre había buscado, pero velado por un intenso deseo de morir, de terminar con una existencia que no quería, en ese instante, el mundo se detuvo, no se como explicarlo, pero fue como si los dos fuéramos envueltos en un halo que nos separara de los demás, no pude remediarlo le sonreí amablemente, una sonrisa que hacia mucho tiempo que no aparecía en mi cara, desde luego no desde el día de mi frustrada boda.
Creo que mi amabilidad le confundió, ya que se puso a la defensiva, medio atontado y desafiante, pregunto por que no estaba muerto, me desafiaba en cada palabra, conozco muy bien esa forma de actuar, yo la he usado algunas veces, pero siempre en plan farol, mientras que él lo estaba haciendo para que lo matara.
Si no hubiera estado rodeada de humanos hubiera sido la primera pregunta que le hubiera hecho, pero no podía hablar libremente, además esa pregunta entraba dentro de un terreno personal y si me mandaba a la mierda lo tendría merecido.
Como un acto reflejo, vi que le sangraba otra vez la herida de la cabeza, sin pensarlo alce la mano con el pañuelo para limpiársela, él me esquivo y se cubrió, en ese momento comprendí mi error, así que le hable en voz muy baja. Los elfos tenemos los sentidos mucho mas desarrollados que los humanos y hasta donde yo me había dado cuenta, que los qunari.
-- No te iba a golpear, solo quería limpiarte la sangre que te cae por la mejilla, tranquilízate, no soy tu enemiga, aunque hayas intentado matarme. – En voz alta para cubrir las apariencias le pregunte - Necesito algunas respuestas, ¿Quién te contrato para matarnos?
Intento apartar mis ojos de sus ojos, pero es imposible es como si fuera él viento y yo una hoja, no puedo apartarme de sus ojos. Entonces comprendí que quizá en mi desesperación y estupidez, me había precipitado al formar una pareja con Alistair.
-- No hay necesidad, pregunta lo que quieras, soy Zevran, Zev para los amigos…
Su voz es como un sueño, cierro un momento los ojos y le pido a los dioses que sean clementes. Apenas puedo prestar atención a lo que esta diciendo, solo oigo lo último, que trabaja para el regente, entonces me sobresalto por que tendré que preguntarle si es leal al maldito humano bastardo regente, aprieto los puños, porque no quiero escuchar la respuesta. No quiero tener que matarlo.
Le susurro en el mismo tono de antes.
-- Si lo eres, miente. – es una estupidez por que hace un momento ha intentado matarme, pero hay algo en él que me incita a protegerlo y no solo el hecho de que sea un elfo, quizás por que vi en él muchas cosas que me eran familiares.
-- No, solo contrato a los cuervos para asesinar a los últimos guardias grises supervivientes…
Me relaje visiblemente y vuelvo a sonreírle, después de que termina de contestar a las múltiples preguntas que le hago. Pide que le deje unirse a nosotros, mi corazón salto de alegría, no pude remediarlo, cerré los ojos y le dije que lo aceptaba, no quería mirarle, por que no quería que viera que lo aceptaba mucho mas que al resto de mis compañeros. En ese momento vuelvo a la realidad y escucho la voz de Alistair que estaba gritando.
-- ¿Cómo vas a permitir que un asesino vaya con nosotros? No, no estoy de acuerdo.
Otros añaden mas comentarios que ya no escucho, me giro al grupo hecha una verdadera fiera, realmente no me conocen, si hubieran sido capaces de descifrar la mirada que les eche se hubieran aterrorizado.
-- ¿Realmente pensabais que lo iba a matar? Llevo salvando vidas de humanos desde Ostagar… y los humanos me importan una mierda. ¿Cómo no voy a salvar la vida de uno de mi pueblo? ¿Por qué Alistair? ¿Qué es lo que te da miedo? Bien que esto quede claro a todos… Zevran se viene con nosotros, si alguien no esta conforme puede seguir su camino no lo detendré, pero si alguien tiene intención de cobrarse venganza, le aviso que lo matare sin pensarlo, sea quien sea. – al decir esto me quede mirando a Alistair directamente, que se hizo el loco y solo me dijo.
-- Bien, bien como quieras, pero esto es el colmo de las desgracias.
Jamás he usado la intimidación para convencer a alguien de mi grupo, pero en ese momento no estaba para muchas sutilezas.
Le ofrecí la mano para ayudarle a ponerse en pie, al contacto con su mano, tuve una sensación muy extraña, por primera vez en mi vida, sentí la necesidad de abrazarlo, jamás en mi vida había sentido nada parecido con nadie, por lo que me sonroje totalmente, para cubrir mi vergüenza, solté de mala gana su mano y comencé a caminar, haciendo señas a los demás para que continuáramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario