miércoles, 17 de marzo de 2010

Zevran y Tzvi - Capítulo 1

Antes de que el relato comience, quiero aclarar algunas cosas, para evitar posibles críticas.
Esta novela esta basado en el video juego Dragón Age, todos sus personajes pertenecen a los creadores del juego.
Pero el relato en sí, se aleja totalmente del juego, así como el anterior, sigue estrictamente el juego, este tiene su propio desarrollo, basado en la interrelación de los personajes entre si, así que aquí si hay celos, envidia, codicia, ambición, odio… y un largo etc. de las “cualidades” de los seres pensantes.
La novela parte de la premisa de un personaje, sobradamente conocido por todos los jugadores del Dragón Age, Wynne y su “bien intencionado sentido de la oportunidad”
Sin más os dejo con la historia

Leah Abraham
@Jayelet



Capitulo 1

Los mercenarios que he contratado están en sus puestos, solo es cuestión de que aparezcan y la trampa se cierre. Sentado en una roca, repaso mentalmente la información que he ido recopilando sobre los dos guardias grises, que el contrato con Loghain especificaba que debía matar.
El Guardia Gris humano se llamaba Alistair y fue fácil recopilar información de él, había sido criado por el Arl de Risco Rojo, a los 10 años enviado a la capilla para que formara parte de los templarios, hacia seis meses que había sido reclutado por Duncan el representante de los guardias grises en Feraldan, este no era un guerrero que pudiera suponer un problema.
La Guardia Gris elfa, era otra historia totalmente distinta. Nacida en la elferia de Denerim eran pocos los que conocían su vida, parecía estar cubierta de sombras, si llegue a enterarme que era diestra en el manejo de armas casi desde la adolescencia, aunque la verdad fue poco mas lo que me pudieron decir, su padre aun vivía en la elferia y su madre había sido una ladrona de guante blanco, que habían asesinado unos humanos, y por que se había ido de la elferia para ingresar en los guardias grises.
La información que le pude sacar al capitán de la guardia que la fue a detener a la elferia había sido concisa y precisa. Tzvi que era como se llamaba la elfa, había sido secuestrada por Vaughan, ella sola con su primo y una espada que nadie sabe de donde saco, hizo una autentica masacre en la casa del Arl, no dejo un solo humano armado vivo, por lo que me contó el capitán de la guardia. En la residencia del Arl había un rió de sangre, que iba desde la habitación donde había sido encerrada, hasta el dormitorio de Vaughan, no me dijeron las causas por las que Vaughan la había secuestrado, aunque me las imagino. El capitán de la guardia también me aseguro que no se había opuesto a la detención, incluso fue ella quien se presento voluntaria con la intención de salvar al resto de la elferia de las posibles repercusiones.
Lo que esta claro es que es una asesina experimentada, no cabe duda cual será el resultado de la batalla. Pero es mi decisión, no quiero continuar con esta existencia que cada día me pesa mas, he vivido tantas cosas que podría tener el triple de mi edad, estoy cansado de ser un títere para los cuervos, ella representa una muerte rápida y bienvenida.
Con estos pensamientos, término de darles ordenes a los mercenarios que he contratado, la emboscada esta preparada, ahora solo es cuestión de esperar a que caiga en ella.
La veo aparecer por detrás de la elfa que he usado de señuelo, parece que viene confiada con una humana a su lado, es seguro que habrá desplegado al resto de sus compañeros.
Solo tengo un pensamiento. Bien Zev al final lo has conseguido, ahí tienes la cara que te enviara al olvido, es más hermosa de lo que me habían dicho.
Cuando la veo pasar del punto donde debe cerrarse la trampa grito.
-- Los guardias grises deben morir hoy.
Se lanza a por mi, veo que su expresión es fría como el hielo, pero antes de que nuestras armas se crucen, sus ojos se clavan en los míos, en sus ojos hay una tristeza extraña y me resultan fascinantes, tanto que casi me olvido de pelear, lo hago de forma automática, sin poner demasiado de mi parte, cuando siento un fuerte golpe en la cabeza y la vista se me nubla, el tiempo se ralentiza lo suficiente como para sonreír a esos ojos y pensar que por fin el olvido ha llegado.

* * * * * * *

Soy Tzvi, por petición de Zevran, escribiré algunos pensamientos o acciones que esclarezcan, algunas partes del texto, que sin mi intervención quedarían un tanto oscuras.
La historia anterior al momento del encuentro con Zevran, apenas es importante, solo resaltar algunos datos que pueden servir para esclarecer algunas cosas que pasaron después.
Alistair y yo nos salvamos en Ostagar, gracias a la intervención de Flammeth, sin ella hubiéramos muerto igual que el resto de guardias grises que estaban luchando junto al Rey Cailan.
Cuando nos recuperamos de nuestras heridas, Flammeth nos dijo que lleváramos a Morrigan con nosotros pues siendo una maga poderosa como demostraría mas adelante podría sernos de gran ayuda. Alistair estaba en contra de que Morrigan viniera con nosotros, su entrenamiento como templario, le había reducido su visión a lo que la capilla consideraba apto.
Desde el momento en que lo conocí, me di cuenta que si bien era buena persona, también era muy maleable, dependía mucho de las personas que tuviera a su lado para que fuera bueno o fuera malo, no tenia una personalidad definida, solo sus convicciones impuestas por la capilla, eran inalterables.
Eso en sí debió de darme una llamada de atención, durante toda mi vida, había tenido serios problemas para aceptar la fe humana y mucho mas sus capillas, a los templarios apenas los había tratado.
Solo mi madre me advirtió que ciertas cosas no las hiciera en público y sobretodo que jamás me fiara de nadie que estuviera unido a la capilla.
Pero Alistair había abandonado la capilla y sus enseñanzas templarías para convertirse en guardia gris. Tontamente pensé que ese hecho, demostraba que no estaba tan unido a la capilla como a simple vista parecía. Si me di cuenta que tenia miedo a los magos, pero lo achaque a su educación.
La verdad sea dicha, estaba totalmente abrumada con todos los acontecimientos que había vivido hasta llegar a Ostagar.
Al llegar me abrumo mas el hecho de estar totalmente rodeada de humanos, si bien había vivido en una ciudad humana, había tratado poco con ellos, dado que jamás trabaje para ninguno de ellos.
Solo había mantenido alguna conversación con comerciantes o con picaruelos de los barrios bajos de la ciudad, pues durante mi adolescencia y juventud me había dedicado a robar casas de nobles en Denerim, y ese tipo de actividades, por fuerza terminas teniendo que tener algún trato, con el resto de los picaruelos que se dedicaban al mismo oficio.
Por eso no me sentí a la defensiva con respecto a Alistair, además parecía demasiado buena gente, como para que saltaran mis alarmas. Desde el principio se pego a mí, no hay otra forma de decirlo, parecía encantador y buscaba descaradamente algún tipo de relación. No fue mi momento mas brillante, me sentía sola y después de haber vivido los peores momentos de mi vida, acogí bien sus insinuaciones y las devolví, sin saber que estaba metiéndome en aguas muy fangosas.
Después de sobrevivir a la carnicería que había sido Ostagar y comenzar a viajar con Morrigan y Alistair, comencé a conocerlo mejor, pero por alguna razón tonta, siempre terminaba justificando sus mentiras, por no hablar de sus continuas quejas sobre lo mal que le trataba o le había tratado la vida.
Además me gustara o no, su destino estaba unido al mió, al ser los únicos guardias grises que sobrevivimos. El regente Loghain nos había sentenciado a muerte, por lo que de una manera bastante tonta termino convenciéndome para qué termináramos en su tienda de campaña, teniendo relaciones sexuales, si bien para mi no había sido tan gran acontecimiento, si había tenido importancia, ya que era el primer hombre con el que había estado. Para Alistair fue algo aun más fuerte, se creyó en el derecho de ser mi novio y por lo que luego me di cuenta mi dueño.
Tuvimos muchas discusiones, pero la primera fue en el Castillo de Risco Rojo, al enterarnos que era el “gran mal” que estaba atacando el pueblo.
Isolda la esposa de Eammon el Arl de Risco Rojo, había contratado a un mago que no pertenecía al círculo para enseñar a ocultar la magia que tenía su hijo, este mago había sido manipulado por Loghain y coaccionado por el regente para que envenenara a Eammon.
Su hijo Connor había demostrado tener facultades mágicas, algo que la buena señora no podía tolerar pues para ella era una humillación, ese dato junto algunas cosas que Alistair me había contado no me predispuso en su favor. Además el hecho de que no le importara la vida de los aldeanos o de sus propios sirvientes a los que su “hijo” había asesinado impunemente no me hicieron ser más misericordiosa con ella. Cuando Jowan que así se llamaba el mago, me contó la forma en que podíamos poner fin a la masacre, que noche a noche se iban sucediendo tanto en el castillo como en el pueblo, accedí. No quería matar a un niño, solo por que su madre hubiera sido una inconsciente que por tabú religiosos no había querido enviar a que otros magos le enseñaran a protegerse.
Cuando Jowan me hablo de la magia de sangre, ya sabia que estaba prohibida, antes de que Alistair como siempre remarcara lo que era obvio para todos. Pero a ser sincera, pensé que seria una forma de terminar con el problema y de paso hacer justicia a todas aquellas personas, tanto humanos como elfos, que habían muerto de formas tan horribles, por culpa de la inconsciencia de Isolda, así que después de pedirle a Morrigan que me ayudara a matar al demonio entrando en el velo y que esta accediera aunque no de buena gana, acepte esa solución.
Ahí se produjo la primera brecha en la relación que tenia con Alistair, me dijo de todo, desde que había aceptado realizar un rito de magia de sangre, algo que era verdad, pero que básicamente según Alistair, eso me había unido para siempre a las sombras mas oscuras, a lo que tuve que recordarle, que la infamia de Isolda, había desencadenado una masacre en el pueblo y en el castillo, que había que terminar con esas muertes y que Isolda merecía pagar por su inconsciencia, mas que el mago que había envenenado a Eammon, pues si bien este era culpable del envenenamiento de Eammon, no era culpable de la irresponsabilidad que acarreaba el que se descuidara la educación de un mago en potencia, que sin necesidad de que Jowan hubiera intervenido, ese niño tenia mucha facilidad para entrar en el velo y era una presa muy fácil para cualquier ser.
Ahí me dijo que él le debía más a Eammon, que lo que habíamos conseguido. Le tuve que recordar que él era quien se lo debía, ya que yo no le debía nada a ese Arl, por muy buena gente que se empeñara en ser. Que había actuado basándome en mis principios de justicia, que no tenían nada que ver con sus dogmas de la capilla o de los templarios.
También le tuve que recordar que como guardias grises, nuestra principal preocupación debía ser poner fin a la Ruina, que muchas veces tendríamos que tomar decisiones difíciles, como Duncan había demostrado durante mi iniciación al matar a Jory, al demostrar que este era solo un pobre cobarde, que no le podía dejar ir, pues la vida de un hombre o de cien, no puede tener demasiado peso, cuando estamos hablando de salvar a millones.
Al final solo conseguí enfurecerlo y que se fuera a llorar a otra parte del campamento, por su “querida” Isolda. La verdad es que no me preocupo, hacia días que estaba muy cansada de sus continuos lloros, por cualquier cosa que no salía como él esperaba. Horas después volvería a pedirme disculpas y a reconciliarse conmigo, pero la brecha había sido creada y ya era difícil que desapareciera.
También me habida dado cuenta, que Alistair siempre era amable, cuando hacías las cosas como él quería que se hicieran, pero cuando actuabas sin su venia, era como un niño pequeño al que le han roto un juguete, siempre tenia una pataleta.
Me temía que su postura en la vida, nos traería más de un problema entre nosotros dos, por lo que me fui distanciando de nuestra relación. Sobretodo por que con los días en el camino, me fui dando cuenta que se había enamorado del titulo de guardia gris y no de la persona que había debajo. Por que digo esto, simple, yo le pregunte muchas cosas sobre su vida antes de ser guardia gris, mientras que para él era como si yo hubiera nacido siendo guardia gris, jamás me pregunto por nada que tuviera que ver con mi vida anterior, incluso creo que no le interesaba, esa falta de curiosidad debió darme un buen ejemplo, de la verdadera dirección de su enamoramiento.
Después de solucionar el problema de Risco Rojo, le propuse a Alistair que viajáramos a Denerim primero para ir a ver a su hermana y segundo por que seria bueno ver en que estado estaban las cosas en la capital, sobretodo teniendo en cuenta como nos podrían recibir, estuvo de acuerdo aunque me recordó que también debíamos buscar a cierto miembro de la capilla que tenia información sobre la urna de las cenizas, algo que a mi me parecía una quimera, mas que una búsqueda real, pero no se lo dije.
También es cierto que quería volver a Denerim por que quería saber en que estado se encontraba la elferia, tenia miedo de lo que podía haber ocurrido durante mi ausencia y sobretodo después de haber sido la responsable de la muerte del hijo del Arl, tenia miedo a las represalias que se tomaran en contra de mi gente, pero eso evidentemente no se lo dije a Alistair. ¿Para que?, no parecía muy preocupado por mi pasado, ni deseoso por saber mis propios problemas o deseos.
Al día siguiente partimos de madrugada hacia Denerim, estuvimos dos días en el camino, al tercer día cuando ya habíamos pasado el pueblo de Lotherim, que estaba siendo evacuado con máxima urgencia, ya que la horda de engendros tenebrosos se acercaba, entrábamos en un cañón muy estrechó, cuando nos salio al camino una elfa pidiéndonos ayuda por que su carro había volcado.
La dije, que iríamos ahora mismo, pero algo en la situación no me resulto real, intuí que era una trampa, así que me volví a Alistair, Morrigan, Sten y Leliana y les dije.
-- Morrigan tu ven conmigo y prepárate para el combate, Alistair y Sten preparados para el combate pero buscar como podéis subir por encima de esos riscos, Leliana ves quitando las trampas si las encuentras para abriles camino a Sten y Alistair, pero vosotros dos procurar que no os vean.
Leliana como Alistair siempre tenia la manía de hablar a destiempo, dijo.
-- ¿No vamos a ayudar a esa gente?
A lo que Alistair añadió.
-- ¿No iras a atacarlos?
-- No preguntéis como lo se, pero eso es una trampa, obedecer sin tantas preguntas. ¿Morrigan preparada?
-- Cuando quieras Tzvi.
Comencé andar hacia donde nos había estado esperando la elfa, vi a lo lejos una carreta volcada y unos bueyes de tiro muertos, un humano y otro elfo varón. Recuerdo que lo primero que pensé fue, “mierda, por que coño tienen que ser elfos, odio matar a mi gente” aun así continué caminando, pero sutilmente le hice una seña a Morrigan para que se encargara de la elfa. Justo cuando pasamos de un punto muy estrecho un árbol callo cerrándonos la salida, ahí el elfo grito.
-- Los guardias grises deben morir hoy.
Sin pensarlo, lance un cuchillo al humano, este hizo blanco en medio del cuello, por lo que me fui contra el elfo, directamente.
Un segundo antes de chocar nuestras espadas, le mire a los ojos y vi su alma dolorida, por esa razón decidí no matarle, y mi ataque quedo reducido a pararle, era muy hábil, buscando la forma de derribarlo sin hacerle excesivo daño. El podía matarme, cierto, pero eso siempre te puede pasar en una batalla, además había algo en sus ojos que me decía que no buscaba realmente mi muerte, sino su muerte y la certeza de que moriría ese día, lo tenía grabada en sus ojos. Solo gracias a mi fuerza de voluntad conseguí un poco de ventaja sobre el elfo y le golpee en la cabeza con el mango de la espada, para dejarle inconsciente.
Esperaba que entre todos los cuerpos el suyo pasara desapercibido a los demás, desgraciadamente fue el inoportuno Alistair quien se dio cuenta que aun estaba vivo.

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