Capítulo 13
Cuando llegamos a la ciudad nos encontramos hundidos en la política intrincada de los enanos sus castas y sus tradiciones, de hecho no volveríamos a la superficie en más de tres meses que fue el tiempo que tardamos en poder conseguir el apoyo de los enanos. Por cierto en aquella época se nos unió un enano llamado Oghrem el tipo era todo alcohol y eructos, pero por lo demás Tzvi consiguió ganarse su amistad y fidelidad.
Fue una buena época, por que todos estábamos más o menos unidos, compartíamos las fogatas, con sus chistes y sus historias, fue agradable no tener a los incordios de Wynne, Leliana y Alistair por medio.
Hay un personaje del que no he dicho nada, pero bien pensado siempre comprendí que era la sombra de Tzvi, era un perro mabari una raza típica de Feraldan, se llama Lev, la seguía a todos los lados, jamás se separaba de ella, por eso para mi fue casi como si fuera una extensión de Tzvi. Es un buen guerrero y un excelente guardián, nos siguió al bosque de bracilia y después nos siguió a todos los lugares a los que fue Tzvi.
Lo que tuvimos que hacer, para que los enanos nos ayudaran fue largo, pesado y corrupto, fue pura política y eso normalmente suele ir impregnado de mucha malicia, muerte, engaño y basura.
Llego un punto en que Tzvi comenzó a odiar a toda la sociedad enana, no la entendía, ni quería entenderla, tuve que ayudarla con algunas cosas por que se le hacia insoportable su sociedad de castas, al final conseguimos que Barah el hijo del rey anterior lo proclamaran rey, pero aunque el tipo era un tirano, tenia ideas que podían cambiar su sociedad hacia algo un poco mas avanzado. Un tirano que nos dio un ejército de enanos para luchar contra la Ruina.
Cuando dejamos la ciudad enana atrás y volvimos a la superficie, todos respiramos un poco más tranquilos, incluido Oghrem aun siendo un enano guerreo se vio relegado a la posición de borracho oficial.
Antes de volver al campamento fuimos hasta una taberna cerca de la torre de los magos, donde trabajaba una enana que era amiga de Oghrem, le ayudo para conquistar a la enana y después partimos hacia donde vivía Flammeth.
Tzvi tenía ganas de liberar a Morrigan de ese peso, después de dejar a Morrigan lejos para que no pudiera posesionarse de su cuerpo, nos enfrentamos a la terrible bruja del pantano, no fue un combate fácil ni mucho menos, padecimos todos heridas de consideración, así que después de recoger a Morrigan, volvimos al campamento base, donde nos esperaban nuestros “queridos” compañeros.
Flammeth había abrasado el hombro de Tzvi, pero no había querido que ninguno de nosotros la curara, yo esperaba que cuando llegáramos al campamento Alistair se ofreciera, sino me impondría y la curaría. De todos era la que peor había sido herida, incluso el segundo día accedió a que le llevara la mochila y las armas, algo que demostraba lo herida que estaba, pero no se quejaba e intento mantener el paso, pero sabía que no quería que la curara, ya que tenía miedo de que me infectara con la infección de los engendros tenebrosos. Aunque también había aprendido como rodear su cabezonería y hacerla entrar en razón.
Habían pasado algunos meses, pensé que con el tiempo las tensiones se habrían disipado, pero me equivoque, seguían ahí, no se habían ido incluso se pusieron mas insistentes.
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Del tiempo pasado en la ciudad enana, solo diré que sentí lastima por los descastados y mucho odio por el resto de las supuestas castas superiores. Sino hubiera sido por los consejos de Zev, habría terminado poniendo en el poder a un Rey débil que no habría cambiado gran cosa de esa sociedad, reconozco que puse a un tirano por rey, pero en el fondo ese tirano, tiene las ideas para poder conseguir una sociedad mas justa, aunque dudo que le dejen hacerlo.
De la ciudad enana solo hubo algo gratificante, se unió al grupo un enano llamado Oghrem, era todo erutos y alcohol, pero con un poco de empuje era un gran guerrero que los enanos habían perdido por su maldita manía de clasificar a todos en cuadraditos pequeños.
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Nuestro enfrentamiento con Flammeth, no quería hacerle daño a la bruja del pantano, pero Morrigan me había enseñado el grimorio de Flammeth donde especificaba muy detalladamente como alargaba su vida, así que tuve que decidir si salvar a Morrigan o salvar a Flammeth, a esta ultima le debía la vida, pero a Morrigan la había conocido mucho mas tiempo, sabia que era una egoísta, pero tampoco podía dejarla sola ante la injusticia de que Flammeth se apoderara de su cuerpo. Por lo que Flammeth debía morir.
La batalla fue extremadamente dura, Flammeth era una cambiaformas muy vieja y poderosa, fue tremendamente duro vencerla, pero al final lo conseguimos.
Nos hirió a todos, pero a mi me había herido de gravedad, solo que tenia terror a que Zev se infectara con la infección de los engendros, por lo que pensé que debía aguantar hasta llegar al campamento.
Anduvimos durante dos días, el segundo día, accedí a entregarle la mochila y las armas a Zev, por que no tenia fuerzas para sujetar ni el arco, el sudor me bajaba por la frente y sentía la debilidad que se iba apoderando de mi cuerpo. Pero al final de la marcha justo cuando faltaba poco para llegar al campamento, empecé a dudar si lo conseguiría, había perdido la sensibilidad del brazo izquierdo, que era donde me había herido, pase de un dolor insoportable a no sentir nada, también sentía muchísimo calor y me costaba caminar por que me mareaba, pero debía conseguirlo, no quería que Zev corriera ningún riesgo.
Esperaba que al llegar al campamento Alistair me ayudara a sanarme el hombro y el brazo, ya que a él no le podía infectar, además yo le había curado muchas veces, pero bueno…
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