Capítulo 3
Al salir de mi casa, el espectáculo del lugar como siempre era deprimente, a diferencia de muchos otros elfos, no le echaba la culpa a los humanos, sabia que en el fondo la culpa era nuestra, nuestros miedos y debilidades no nos dejaban enfrentarnos a la realidad, que mejor estaríamos en el bosque con nuestros hermanos, que allí en las cloacas de las ciudades humanas, pero para ello necesitaríamos unión algo que no se daba en la elferia, donde cada uno iba a lo suyo e intentaba librarse de los problemas de los demás.
Como siempre cuando salía de mi casa, levanto la cabeza y miro de frente, no voy a mostrar una postura humilde, antes muerta que hacer algo así. Soris me esta esperando casi al lado de mi casa, al verme se le ilumina el rostro en una amplia sonrisa, sospecho que siempre estuvo enamorado de mi y cuando era adolescente yo también anduve enamorada de él, pero los años y las vivencias me despertaron del ensueño, en Soris no había reto, no había nada mas que una vida en la elferia y yo nunca iba aceptar quedarme en ese agujero humano.
-- Hola prima, te ves radiante, tu novio es afortunado al casarse contigo. Lo he visto es muy guapo, tendrías que ver a mi novia, parece un ratoncito asustado.
-- Soris la apariencia no lo es todo, seguro que es una buena elfa y te hará feliz – Si es tan tímida como tú haréis buena pareja, pero eso no se lo puedo decir, solo lo puedo pensar – aunque aun podemos escapar si quieres, conozco una salida que…
-- No esa vida no es para mi, no sobreviviría fuera ni dos días, yo no soy tu, no puedo andar saltando por los tejados como si fuera un gato. Además a donde iríamos ¿al bosque?
-- Si al bosque, con nuestros hermanos mejor que aquí, mil veces. Lejos de humanos y de sus capillas y dioses.
-- Anda déjalo estar, ven te presentare a tu novio.
Le sonrío picaronamente, es un juego que llevo jugando desde que éramos niños, en el fondo jamás lo he hecho en serio, pero es divertido ver como se sonroja y también es cierto que por mucho que le quiera, nos separa un universo de diferencias, quererle es normal, nos hemos criado juntos, es como un hermano mas que mi primo, pero parecemos seres de distintos planos.
-- Si vamos a conocer a tu novia y a mí supuesto novio “guapo” aunque yo preferiría algo un poco más… salvaje.
Justo cuando llegamos donde están todos los felices participantes de la boda, veo a un grupo de humanos acercarse por sus espaldas con aires de problemas, reconozco a uno, es el hijo del arl, le he visto mas de una vez montar broncas en el mercado y en la taberna, esto no anuncia nada bueno, me paro un poco distante junto a Soris que ha perdido todo el color de la cara. En ese momento recuerdo que no llevo armas, aunque eso no es un gran problema, pero si el hecho de estar en medio de la elferia, aquí no puedo atacarlo y salir impune, pero no voy a permitir que abusen de mi gente.
Entonces escucho a Soris con un hilo de voz que dice.
-- Kohav no nos metamos en líos por favor, estés pensando lo que estés pensando, olvídalo.
-- Olvidarlo… no me niego a que ese shem maltrate a cualquiera de mi pueblo.
-- Piensa en tu novio, que va a pensar de ti.
-- Mejor que sepa quien soy, ese capullo no se va a salir con la suya, no mientras yo este viva.
Doy un paso adelante increpándolo para que olvide al pobre hombre que ha golpeado.
-- Ehh capullo esto lo vas a pagar con tu sangre.
-- Oh mira esta zorrita que guapa es… nos divertiremos con ella.
Mi sonrisa se hace mas amplia y un destello maligno asoma a mis labios, pero el tipo es tan ciego que no lo ve, se cree tan superior que no se da cuenta que esta mirando a la cara de su propia muerte. En ese momento Shiani aparece por detrás de él y le golpea con un jarrón, el capullo cae inconsciente al suelo y su amigote va en su rescate.
-- No sabéis quien es, es el hijo del Arl.
Ahí Shiani se acobarda y dice
-- Oh que he hecho… por el Hacedor ¿Qué he hecho?
Sin que mi sonrisa disminuya en lo más mínimo, le respondo.
-- Nada tranquila prima, solo has machacado un poco la cabeza de un cerdo – Me giro hacia el amigote y le digo – Pues toma buena cuenta de ello y piensa en lo que te vamos hacer a ti y a tus otros amigos – Mi sonrisa se amplia mas, tanto que el increpado se da cuenta que no soy la típica elfa de la elferia, que no voy a agachar la cabeza – largo de aquí escoria.
Recogen el cuerpo de su insigne amigo y se van, mientras que una pareja de elfos jóvenes se acerca a nosotros, Soris me da un golpe pequeño con el codo para indicarme que son, la novia y el novio respectivos, entonces adopto una postura un tanto descarada, no voy a mostrarles lo que verdaderamente siento.
Vuelvo a sonreír pero esta vez cordialmente y observo al elfo joven que se acerca, intento parecer picara, incluso coqueta, aunque me imagino que después del espectáculo, no va a colar. Cuando llegan a nuestro lado, Soris los presenta.
-- Esta guapa elfa es Valeria mi novia
Sonrió intentando que no se note mucho lo poco que me gusta la situación.
-- Así que me imagino que este joven es mi apuesto novio, ¿no?
-- Eres más bella de lo que me habían dicho, mi nombre es Nelaros.
Le miro a los ojos y son como los de la mayoría de la elferia, ahí no hay desafió, ni humor solo resignación y esperanza de algo mejor, pero que no se atreve a llegar a nada, sus ojos no me dicen gran cosa, en el fondo me da pena, aunque también me gustaría gritarle que la esperanza tienes que trabajártela, que no llega gratis.
-- Soy Kohav, creo que deberíamos hablar antes… antes de que todo sea inevitable.
-- No es necesario, tu padre ya me dijo muchas cosas, ahora solo aprenderé hacerte feliz.
Dioses es que vivía en un mundo de sordos que no querían oír. Pero si lo que terminaba de pasar no le había creado ninguna duda, serviría de algo decírselo.
-- Os esperaremos en la plataforma, ya se están congregando para la boda.
Nelaros dice:
-- No os escapéis o iremos a buscaros.
Como si pudieran encontrarme si quisiera desaparecer, maldito mi sentido del deber. En ese momento Soris dice:
-- Mira otro humano y por la pinta parece peligroso.
-- Vamos a ver, con tal de dejar de pensar en la boda cualquier cosa.
Me acerco al humano barbudo, armado hasta los dientes, no anuncia nada bueno. Cuando me acerco me habla como si me conociera.
-- Felicidades por tu boda, es tu gran día.
-- Mmm gracias, pero preferiría evitar las situaciones incomodas así que por favor vete.
-- No me voy a ir.
La conversación se calienta por momentos hasta que aparece el anciano de la elferia Vhaleriam.
-- Hola Duncan, es un placer verte por aquí, ¿Qué te ha traído esta vez? Hoy es un gran día para ellos dos, se van a casar.
-- ¿Conoces a este humano, anciano?
-- Si es un viejo amigo, os lo presento es el guardia gris Duncan.
Me quedo observándolo…
-- ¿Y que es un guardia gris?
Vhaleriam me responde, con su mejor tono de autoridad.
-- Kohav, os esperan para la boda, debéis ir a la plataforma y dejar de revolotear por aquí.
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