miércoles, 17 de marzo de 2010

Zevran y Tzvi - Capítulo 18


Capítulo 18

Pasado un tiempo continuamos camino hasta el castillo del Arl de Denerim. En la puerta nos esperaba una sirvienta que nos ayudo con unos disfraces ha llegar hasta la puerta donde estaba encerrada Anora y ahí volvimos a encontrar otro problema, la puerta había sido cerrada mágicamente, por esa razón solo podíamos abrirla una vez que el mago hubiera muerto o retirara el cierre.
Estaba claro donde estaba la trampa, ahora ya no podían mentirnos, pero era tarde, la trampa se había cerrado sobre nuestras cabezas, Tzvi me miro y la mire, le digo sin tapujos delante de la sirvienta.
-- Parece obvio que tenemos que abrir esta puerta, pero cuanto lo hagamos habremos levantado todas las alarmas del castillo.
La sirvienta se pone en plan chillón a decir que necesitamos sacar a su ama de la habitación, Tzvi acepta con la cabeza y nos hace señas para que la sigamos. La sirvienta le pregunta si no va a preguntar donde esta la habitación del Arl de Denerim, entonces Tzvi se gira con una sonrisa cínica y dice.
-- No es la primera vez que estoy en este lugar y tampoco la primera vez que me abro paso en este castillo… aquí los Arl no suelen vivir mucho cuando estoy presente. Ahora volveremos.
-- Pero no pongáis en peligro a mi señora…
-- Tranquila esclava, tu señora estará tan en peligro como nosotros. Al fin y al cabo no estaríamos en esta situación sino fuera por tu ama.
-- No me llames esclava, soy libre.
-- Para mi solo eres una extensión de Anora, ya que te comportas de una manera tan rastrera, como para mandar a dos hermanos tuyos, de cabeza a una trampa. A si que sino te gusta que te llame esclava, mantén la boca cerrada. – Después le da la espalda y dice – Vamos Zev, Sten, Oghrem veamos en que trampa nos ha metido aquí nuestra dulce esclava.
Salimos a un pasillo de piedra brutalmente largo, Tzvi se fue directamente en una dirección se notaba que sabia hacia donde iba, conseguimos llegar a la habitación del Arl en pocos minutos y sin llamar la atención, allí había una puerta que bajaba a las mazmorras, Tzvi después de registrar bien la habitación, encontró unos papeles que pertenecían a los guardias grises, se los guardo en la bolsa que llevaba colgada a la cintura. Después bajo decidida por la escalera, al llegar a un piso con calabozos había un guardia y un preso que aprovecho la distracción del guarda para asesinarlo y salir del calabozo. Se trataba de otro guardia gris llamado Riordan, que se presento y reconoció a Tzvi gracias a los informes que había recuperado de Ostagar.
Hablaron durante un rato y después nos separamos Riordan dejo el castillo y nosotros nos adentramos mas en las mazmorras, solo decir que fue toda una batalla conseguir dar con el mago, entre otras cosas encontramos a varios reclusos que habían sido detenidos y torturados por Loghain y su infame nuevo Arl de Denerim.
Después de que matamos al Arl y conseguimos liberar la puerta donde estaba Anora, subimos a reunirnos con ellas, todo parecía ir bien, hasta que salimos a la puerta principal donde nos estaba esperando un verdadero ejército, había más de 20 soldados y 3 magos, junto con la mano derecha de Loghain, nosotros solo éramos 4 contra todo ese ejercito. Tzvi me miro y me susurro.
-- Zev, haz lo que te pedí. – y en ese momento sentí una mano entrando en el bolsillo de mi capa, era la mano de Tzvi, nadie la había visto, yo apenas llegue a sentirla.
En ese momento hablo la Comandante de los ejércitos de Loghain
-- Quedas arrestada por el asesinato de Rendon Howe, depón las armas y nadie saldrá herido.
-- Depondré las armas, cuando vea que todos mis compañeros abandonan esta casa en paz, mientras no lo haré.
-- Tzvi, no – hasta a mi me sonó horrible mi propia voz. Sentí la garganta cerrárseme, no podía apenas respirar. Sabia que no podíamos enfrentarnos solos a un contingente así de guardias, pero no quería que Tzvi se sacrificara por todos.
-- Bien los demás no le interesan a Loghain se pueden ir. Pero tú vendrás con nosotros.
-- De acuerdo, pero quiero ver que ellos salen.
Abren la puerta de la calle y nos dejan partir sin Tzvi, a mi me temblaban las piernas, no podía ni pensar y necesitaba pensar con urgencia la vida de Tzvi dependía en gran medida de lo que hiciera en las próximas horas, no quería pensar a lo que la iban a someter. Al final fue Oghrem el que se dio cuenta de mi estado de nervios.
-- Elfo toma un trago, eso te ayudara a calmarte, necesitas ese cerebro que tienes para rescatarla.
-- Crees que… que llegaremos a tiempo, prefiero no pensar en lo que la van hacer.
-- Ella es dura elfo, no lo dudes.
Le miro pero ya no le contesto, no puedo contestarle, es dura, si se que Tzvi es quizás la mas dura de todos nosotros, pero… pero también es la persona que amo y no puedo pensar en un mañana sin ella. Camino por las calles de vuelta a la casa del Eammon, pero voy vació, sin emociones, solo pienso que no puedo perderla. Recuerdo lo que me ha puesto en el bolsillo de la capa y meto la mano para ver que es, curioso es su colgante con una gema con gravados elficos, es el colgante que siempre llevaba puesto y la bolsa del oro, sujeto el colgante con la mano y casi me entran ganas de llorar, pero me contengo, tengo que ser fuerte si quiero recuperarla de ese maldito lugar.

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La trampa se había cerrado, estaba claro desde el principio, no tuve duda de que no saldría voluntariamente del castillo, por eso me había quitado el colgante, que hacia tantos años mi madre me puso, no quería que cayera en manos humanas y además si había alguien al que realmente quisiera dárselo era Zevran.
Sabía demasiado bien lo que me iba a pasar, pero a pesar de ello tenia que hacerlo, confiaba que Zev me pudiera ayudar, sabia que si él no caía, me sacaría de esa mazmorra, era el único en el que confiaba totalmente, de hecho se lo hice saber al humano que estaba en la otra celda, este se lo tomo a broma, pero yo le asegure que vendría.
Pero haber luchado a la salida del castillo, hubiera sido un suicidio, eran demasiados guardias y demasiados magos para poder controlarlos a todos, además estaba la mano derecha de Loghain y aunque en combate, la hubiera vencido, pero sabia que al final caeríamos todos, por eso preferí entregarme y confiar en que Zev me sacara del fuerte Drakon si podía y sino, bueno pues entonces esperaba que hiciera justo lo que le había pedido.
Aun recordaba como había sonado la voz de Zev, hubo autentico dolor, cuando le mire estaba totalmente blanco y su expresión era terrible, me miro a su vez, con sus ojos me suplicaba, que no me entregara, pero él sabia como yo que luchar ahí, hubiera sido un suicidio para todos, y no estaba dispuesta a que Sten, Oghrem y Zev murieran por la tonta política de los Arls.
No les había reclutado para luchar en una guerra sucia como es la política, estaban conmigo para eliminar a un enemigo mas tangible para todos, a mi me daba igual quien fuera el rey de Feraldan, en el fondo sabia que no marcaría mucha diferencia con respecto a la forma en que vivíamos los elfos, por lo que me era totalmente indiferente, puede que a Eammon si le importara quien fuera el rey, a mi me era totalmente indiferente siempre que hubiera un ejercito que me ayudara a parar la Ruina, que ese si era mi verdadera función.

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