viernes, 12 de marzo de 2010

Historia de Kohav - Capítulo 8

Capitulo 8

Esa noche cuando llegamos a un lugar muy acogedor, que a partir de entonces se convertiría en nuestro campamento base, preparamos las tiendas y las hogueras. Era un buen lugar, cerca del camino principal y a la vez lo suficientemente lejos como para poder estar sin que nos molestaran. Me ofrecí voluntaria para hacer la primera guardia esa noche, la verdad no tenia ganas de verle la cara a Alistair, ni de hablar de lo ocurrido en el camino a poder ser con nadie. Sabia que nadie del grupo de humanos iba a venir a molestarme, si soy sincera siempre me dio la impresión de que esperaban que yo solucionase sus penas, pero a ninguno se le ocurrió pensar que yo quizás también tenía penas que solucionar, pero no conté con el nuevo miembro del grupo, que vino a sentarse a mi lado, sin hablar.
Le mire y le sonreí, pero no tenia ganas de hablar, sabia que de todos Zevran era el único que me había visto sonrojarme, pero no quería hablar de ello, tampoco podía explicarlo, pues ni yo misma era capaz de entenderlo, solo sabia una cosa, no podía volver a tocar a Zevran por mucho que lo deseara. Le había dado mi palabra a Alistair y yo jamás rompía mi palabra. Quizás me había precipitado al hacerlo, pero estaba hecho y tendría que cargar con las consecuencias.
Para mi sorpresa, Zevran se limito a contarme chisme tras chisme a cual mas picante, fue bueno por que eso hizo que me relajara. Le ayude a curar las heridas que nuestro enfrentamiento le había producido, me fije que tenia muchas cicatrices viejas, algunas claramente producidas en batallas anteriores, y otras seguro que de torturas sufridas, por que era claro que estaban hechas con látigos, quise preguntarle, pero hay cosas que jamás me atrevería a preguntar a una persona que recientemente hubiera conocido. Después de un rato dijo que él haría la segunda guardia, a mi me pareció bien, el resto quiso protestar pero al verme cambiaron de opinión.
La verdad es que esa noche, no dormimos casi nada, creo que yo dormí algo al final de la guardia de Zevran, pero fue muy poco tiempo. Zevran parecía tener historias de todo y consiguió que me riera la mayor parte del tiempo, hacia muchísimo tiempo que no tenia un rato tranquilo, sin que alguien viniera hablarme de la responsabilidad de los guardias grises o de la importancia de tal o cual Arl.
Luego hubo quien se quejo por que habíamos hecho demasiado ruido, cuando lo dijeron yo solo me reí, sinceramente me importaba muy poco lo que esos humanos quisieran decir. Siempre había sido considerada con todos, había tenido mucho tacto a la hora de hablarles e incluso había escuchado cualquier historia que quisieran decir, pero no estaba dispuesta a que fuera solo el paño de lagrimas que ellos intentaban que fuera.
La peor de todas era una maga recién salida del círculo de hechiceros, que se creía con sabiduría suficiente para juzgar a todos en su supuesta moralidad. Se creyó en el derecho de criticarnos hasta que puse fin a tan santa personalidad. Pero eso ocurrió mucho después de aquella noche.
Al día siguiente cuando partimos, propuse que para evitar futuras encerronas, Zevran y yo fuéramos por delante, ya que los dos éramos especialistas en caminar sin que nos vieran, y el grosso del grupo fuera por detrás, ganaríamos tiempo y evitaríamos posibles problemas.
Alistair no estaba conforme, de hecho fue el que más objeciones puso, ya que según él no era seguro que fuera con Zevran en solitario, por que este podía matarme por la espalda. Le sonreí aunque no con mucha gracia y le dije que si Zevran hubiera querido matarme, anoche podía haberlo hecho sin que nadie se hubiera dado cuenta. Pero que de todas maneras aunque yo muriera, siempre quedaría un guardia gris y Feraldan tendría a su rey a salvo, para poder evitar que los engendros tenebrosos se abrieran paso, no le sentó bien, pero como siempre se fue a su puesto refunfuñando y acepto lo que había decidido.
La verdad es que hoy me doy cuenta que posiblemente en ese momento Alistair ya se había dado cuenta que me había perdido, aunque creo que solo fue una historia de celos, por que el chico no es que sea muy intuitivo, pero si es muy posesivo.
Con esa configuración de grupo, recorrimos básicamente todo Feraldan, a partir de ese momento Zevran y yo, íbamos siempre delante, solo nos retrasábamos si había problemas en el camino, volvíamos a avisar o cuando decidíamos que debíamos descansar por la noche.
Por las noches que no teníamos guardia, nos quedábamos junto al fuego, bien a la vista de todos, así no había quien pudiera especular sobre nuestras andanzas, no es que a Zevran le molestara o a mi, pero prefería pasar de discutir, ya el ambiente era suficientemente tenso con las batallas que todos los días librábamos como para tensarlo mas con chismorreos.

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