Capítulo 14
Volví de mi ensueño y me di cuenta que como todos los días desde que había partido de Denerim, se estaba haciendo de noche, debía buscar un lugar donde acampar, continuar por la noche era sumamente peligros, todavía quedaban grupos de engendros tenebrosos y no podía olvidar que iba sola, eso me hacia mucho mas vulnerable. No conocía el camino, por lo que no podía saber si había alguna posada cerca, tenia que improvisar, esa parte del país para mi era totalmente desconocida y eso tampoco era bueno.
Busque un árbol que tuviera ramas fuertes, pero no se veía ninguno en la zona, en otros viajes los había utilizado como camas, aunque era difícil subir, una vez que estabas arriba, estabas a salvo de la mayoría de los depredadores y sobretodo de los depredadores de dos piernas.
Un poco mas adelante hay una arboleda, quizás ahí si quede algún árbol fuerte, por que los humanos tienen la maldita costumbre de cortar los árboles más viejos y más fuertes para hacerse las casas, no les importa lo que eso suponga para el futuro de su propia raza.
Al cruzar la arboleda encontré un árbol, no era el mejor de todos por que era bajito, pero sus ramas eran fuertes y podía mantenerme en ellas perfectamente, aunque no estaría tan protegida de los depredadores, si que no estaría a simple vista, sino encendía ninguna hoguera, no habría humano que me viera, por que me confundiría con la forma del árbol. Aunque si podía verme otro elfo, pero confiaba que las bandas de bandidos de la zona no tuvieran elfos en sus filas.
Así que subí a la parte más alta del árbol e improvise una cama, entre las hojas y las ramas, podía pasar la noche sin problemas. No seria cómoda, ni caliente, pero valdría. Colgué la mochila de una rama mas alta y me tape con la manta y la capa, esa noche bajaría mucho la temperatura, así que mejor era protegerse todo lo posible contra el frío. Mirando las estrellas a trabes de las ramas, me adormecí.
Soñé con la lucha en el techo del fuerte en Denerim, con la explosión que me arranco del cuerpo del archidemonio, y después vi como si se tratara de un espejo mágico, correr a Zevran y a Alistair hacia a mi. Los dos corrían hacia mi cuerpo que estaba tirado en el suelo boca abajo. Vi como Zevran llegaba antes que Alistair, como se arrodillaba a mi lado y me daba la vuelta, abrazándome cuando se dio cuenta que aun estaba viva, mientras Alistair intentaba quitarlo de mi lado y Zevran se enfrentaba a él, no podía oír lo que decían solo veía la situación, lo mas extraño de todo, era que lo estaba viendo como si estuviera fuera de mi cuerpo, como si la persona que estaba tirada ahí, no fuera yo. Intentaba mirar a los ojos a Zevran, pero solo veía su pelo, por que su cara estaba pegada a la mía. Mientras me abrazaba y acunaba, murmurando algo que no llegaba a escuchar, Alistair le empujo para quitarlo de mi lado, Zevran no le dejo, cogio una sus espadas que estaban tiradas en el suelo y le amenazo, se que hablaban, pero yo solo podía ver sus movimientos, no escucharlos. Pero en ese momento si pude ver sus ojos y su cara, era una mascara de total tristeza y de desafió, tan peligroso se mostraba que me extrañaba mucho que Alistair tuviera el valor de enfrentársele, claro que tenia a medio ejercito de soldados del Arl detrás.
Vi como Zevran se giraba y recogía sus espadas y se las colgaba a la espalda, para luego agacharse a cogerme en brazos. Casi podía sentir el cuero de su peto y su olor…
En ese momento desperté, volví del sueño mas extraño que haya tenido, para encontrarme en medio de la noche en un lugar desconocido. Entonces comprendí que era lo que me había despertado, escuchaba las patas de un animal acercarse al árbol, venia corriendo, por el sonido pensé que podía ser un lobo, pero un lobo en solitario no representa ningún peligro, llegaría al árbol y se daría cuenta que la comida estaba demasiado alta y se iría.
En el año que había tenido que viajar de un punto a otro de Feraldan, mis sentidos se habían ido agudizando hasta el punto de que me despertaba con solo las pisadas de un lobo.
De todas formas como no me fiaba, me quede inmóvil, cuanto menos ruido o movimiento hiciera mejor. Si definitivamente las pisadas venían hacia mi, el lobo por alguna razón venia derecho al árbol, eso no era muy normal, los animales suelen tener la suficiente inteligencia como para alejarse de cualquier ser de dos piernas.
Intente ver algo desde mi posición, pero entre las ramas y la noche sin luna, poco se podía ver a mi alrededor. Cuando las pisadas se hicieron demasiado cercanas escuche un ladrido y un jadeo, que yo conocía… era Lev, había venido detrás de mi todo el camino, ¿Cómo había podido salir de las perreras del Arl? Luego vi una silueta que se movía entre las sombras, eso me puso en guardia, pero teniendo a mi compañero Lev, no lo tendría tan fácil. Cuando escuche una voz que hablaba en susurros al perro.
-- Estas loco, perro, no puedo ir corriendo todo el camino detrás de ti y menos internarnos en una arboleda sin conocer que puede haber.
Sonreí era Zevran, había usado a Lev para dar conmigo, él no me había visto aun, pero Lev, si me había detectado. ¿No seria que estaba otra vez soñando? Con la duda, susurre a mi vez.
-- Zev… Lev
Zevran saco una antorcha que estaba apagada pero que encendió y me miro, con un cabreo que se reflejaba en su semblante. Realmente me sentí feliz, si alguna vez había sentido tanta felicidad no lo recuerdo. Le tendí la mano para ayudarlo a subir sus cosas y a subir a él, lev se fue en busca de un pasto mas tranquilo, aunque no muy lejano. Cuando Zevran subió al árbol se sentó a mi lado, sin dejar de mirarme, me abrazo fuertemente, le devolví el abrazo a mi vez, no queriendo volver a soltarlo en mi vida.
Escuche la voz de Zevran, en un tono muy bajo y contenido, símbolo del enfado tan terrible que tenia. Pero aun nos estábamos abrazando, por eso no le puedo mirar a los ojos.
-- He venido, por que necesito una respuesta. Si quieres que me vaya y te deje sola, lo haré. Si no me quieres a tu lado, lo mejor es que lo digas ahora, ¿Qué quieres que haga?
-- No Zev, no quiero que te vayas. Y si te quiero a mi lado, como jamás he querido a nadie. Lo siento.
Las lágrimas me resbalaban por las mejillas, mojándole el cuello, no pude seguir hablando no tenia palabras para poder explicar lo que sentía.
Zevran se relaja visiblemente y sin soltarme, su abrazo se volvió más tierno, me beso y lentamente se fue recostando contra la rama del árbol, llevándome con él. No dice nada más, solo seguimos abrazados toda la noche, en un silencio muy elocuente.
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