viernes, 12 de marzo de 2010

Historia de Kohav - Capítulo 10

Capítulo 10

Pasaron los meses y en los últimos días antes de la gran batalla, una noche en que volvíamos Zevran y yo solos a Denerim, de hacer uno de los múltiples trabajitos que mis “aliados” habían pedido. Era ya tarde y todavía seguíamos caminando, así que decidimos que era mejor descansar unas pocas horas, antes de continuar hasta la casa del Arl Eammon en Denerim, la gran asamblea se celebraría cuanto consiguiéramos entregar los documentos que portábamos.
Buscamos una zona donde pasar la noche, el lugar estaba libre de animales salvajes y no sentía la presencia de ningún engendro tenebroso, por lo que nos acostamos. Hacia frió y no podíamos encender una hoguera, eso habría atraído a cualquier depredador que hubiera en la zona, estaba herida no era grave pero si me molestaba demasiado y tenia frió.
Quizás por esa razón Zevran se acostó cerca de mí, tan cerca que mis barreras hasta ahora intactas se quebraron, fue demasiada tentación tenerlo tan cerca su respiración me rozaba el pelo y su calor me atraía.
Siempre había conseguido mantenerme distante, pero esa noche, le tenía demasiado cerca, para evitar que mi cuerpo le diera la bienvenida. Pensé que estaba dormido por que hacia un rato que solo escuchaba su respiración lenta, así que lentamente me gire para quedar mirándole a los ojos, estaba despierto y me miraba, al darme cuenta mi rostro se incendio en el rubor, volví a girar dándole la espalda, pero Zevran me abrazo y me atrajo mas hacia él, tapándome con su propia manta.
La ternura que sentí, hizo que me volviera a girar, quería besarlo, realmente quería estar con él. No sabia si estaría viva dentro de una semana, había muchas posibilidades que muriera al enfrentarme al Archidemonio o simplemente si la asamblea salía mal, podía ser ejecutada por traición, fuera la muerte como fuera, era seguro que en una semana estaría muerta y realmente quería llevarme su recuerdo. De todo el grupo, a Zev lo salvaría aunque tuviera que enfadarme con él, pero era casi seguro que yo moriría. Por esa razón cualquier cosa carecía de importancia para mí en ese instante, solo quería estar con él y que el mundo se fuera al cuerno.
Me volví lentamente para no deshacer el abrazo, tímidamente le acaricie los labios con los dedos, mientras le miraba a los ojos, no es que pudiera ver mucho, era de noche y solo la luna iluminaba parte del paisaje, pero no donde estábamos, pero sus ojos para mi siempre habían tenido luz propia. Zevran movió la cabeza para besarme, su beso comenzó muy suave, pero fue creciendo en intensidad mientras me abrazaba y me acariciaba el cuello, mi cuerpo tembló aunque no de frió, sino de deseo. Un deseo y una necesidad como jamás había conocido, le necesitaba y le deseaba tan profundamente que no podía hablar, solo dejarme llevar por sus manos.
Sus manos hacían que mi cuerpo ardiera, pero era un calor dulce, su cuerpo hacia que el mío volara, hasta tal punto que le entregue todo lo que tenia, todo lo que había sentido por él durante todo este tiempo, no deje nada, nada quedo en secreto, aunque no hubo palabras, no fueron necesarias. Mi cuerpo ardió y se consumió en sus llamas e intente ser la llama que consumiera su cuerpo.
Me enseño realmente lo placentero que puede llegar a ser el sexo y me enseño lo hermoso que puede ser si realmente se hace por el bien del compañero. Nunca me había enfrentado a una situación similar, había estado con otros dos hombres pero realmente era virgen y lo comprendí en ese instante, ya que no sabía nada del sexo, ni de compartir, solo había conocido la parte mecánica, pero no lo que podía llegar a significar. Si lo había amado antes, después de esa noche lo adore.
Pero si puedo decir que el recuerdo de aquella noche y el recuerdo de lo que compartimos, fue lo que me dio valor para lanzarme contra el Archidemonio aquel fatídico día en el fuerte Drakon en Denerim y creo que también fue responsable del sueño que tuve después, el abrazo que sentí tenia que haber sido de Zevran, por que tenia toda su ternura.
No se cuanto dormimos esa noche, cuando desperté estaba entre los brazos de Zevran y era suficiente. Le bese suavemente en los labios, hubiera deseado poder parar el tiempo, pero el mundo iba a continuar con nosotros o sin nosotros, esa mañana deberíamos llegar a Denerim, pero no quería apartarme de Zev, pero debía hacerlo. Me devolvió el beso y me di cuenta que estaba despierto, cuando intente levantarme me abrazo mas fuerte, pero después como si se lo hubiera pensado dos veces, me soltó.
Hubiera deseado gritarle que no lo hiciera, pero solo habría sido una reacción infantil, los dos teníamos obligaciones y debían ser hechas. En poco tiempo estábamos de vuelta en el camino, aunque pareció que se había impuesto un silencio tácito entre nosotros.
Yo no quería hablar, por que sabia que si lo hacia, soltaría todo lo que sentía y no quería que se asustara, también sabia que para Zevran el sexo no significaba lo mismo que para mi, eso hizo que me mantuviera en silencio. El tampoco parecía estar muy hablador, así que pensé que jamás volveríamos tener la oportunidad de hablar de aquella noche.
Pero yo había tomado la decisión irrevocable de dejar definitivamente a Alistair, no quería engañarlo. Cuanto llegara a Denerim hablaría en serio con Alistair, si era necesario miraría al suelo, pero esa historia debía de haber terminado hace mucho tiempo, y hoy iba a terminar.
Después fue todo tan deprisa, que apenas recuerdo los detalles, solo que no pude hablar con Alistair antes de la gran asamblea, solo una vez que esta termino y que Loghain estaba muerto, y Alistair había sido designado Rey, irónico que tuve que ser yo quien lo eligiera.

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