viernes, 12 de marzo de 2010

Historia de Kohav - Capítulo 11

Capítulo 11

Cuando la asamblea termino, le falto tiempo para hacerme saber que si bien me amaba mucho, no era posible que nuestra relación siguiera, aquí estuve apunto de preguntarle sobre que relación hablaba, ya que llevábamos meses que apenas cruzábamos palabra alguna, pero por una vez que parecía tener palabras, deje que hablara. Parecía que si bien era una buena compañera para un guardia gris, no lo era para un rey, además tenia que pensar en tener descendencia, evidentemente descendencia totalmente humana, que ironía. Le mire y me reí, no pude remediarlo, sobretodo cuando le dije:
-- Los dioses no quieran que en el trono de Feralden haya una elfa como reina, seria demasiado para los pobres corazones de los nobles humanos. Tranquilo Alistair, ha estado bien, pero ya sabias desde el momento en que te enteraste de la muerte de Cailan que tu ocuparías su lugar, ya sabias que si bien era buena para meterte en mi tienda, no lo era para ocupar el trono contigo. No importa, realmente iba a decirte que…
Pensé “Que le vas a decir, que cambiarias mil coronas y mil veces a Alistair por un solo día de estar con Zevran, déjalo no puedes ser tan cruel”
Alistair me interrumpió, para decirme:
-- Aunque he estado pensando que si quieres podemos ser amantes, no será igual que antes, pero podíamos estar juntos, cuando fuera al fuerte de los guardias grises, por que yo te amo realmente.
Le mire detenidamente, su ultima proposición sinceramente me pareció una estupidez.
-- Como siempre te cuesta trabajo ver la verdad en el momento. No Alistair, no te quiero y No quiero tu corona, ni a ti como amante, hace mucho tiempo que debería habértelo dicho, he esperado con la tonta idea de evitar hacerte daño, pero…
-- Si ya se que has estado acostándote con ese elfo taimado, me lo dijo muchas veces Wynne.
-- No metas en esto a Zevran, él no tiene nada que ver con la mente calenturienta de Wynne. No, no nos hemos estado acostando, hemos estado reuniendo un ejército para que tú puedas disfrutar de un país que gobernar. Ya que se ve que a ti no te molesta hacer daño a los demás, escucha esto estupido engreído. Si prefiero mil veces a Zevran a todas las cosas que tú puedas proporcionarme o a ti. Todavía tengo que encontrar una vez en que Zevran me haya mentido, mientras que tú lo has hecho a cada paso que has dado. Y sabes algo más, si me arrepiento de no haberme acostado mil veces con Zevran, por que es él único que me ha tratado con amabilidad sin convertirme en un icono, desde el día de mi boda.
-- Boda, ¿estas casada?
-- Ni tan siquiera te molestaste en saber como había terminado en Ostagar, como crees que conocía la casa del Arl de Denerim a la perfección. No, no me llegue a casar, por que el hijo del Arl de Denerim nos rapto, asesino a mi novio y violo a mi única amiga, yo por mi parte pase a cuchillo a todos los humanos del lugar y por que no me encontré a mas humanos, sino mas hubieran muerto ese día.
“Tú te quejas a cada paso que das de lo penoso que había sido tu vida, pero jamás te paraste a pensar que yo también había tenido un pasado, que no era un maldito icono de fuerza. No Alistair, no sabes nada de mi, por que jamás te intereso preguntar, Zevran por el contrario sabe muchas cosas de mi vida, quizás por que él si se intereso por la persona que estaba detrás del disfraz de guardia gris. Y tu me hablas de amor eterno, de que me amas muchísimo, si me amas tanto ¿Cómo es posible que jamás te tomaras el trabajo de verme como una persona y no como un monumento a un guardia gris?”
“Lo que mas siento de toda nuestra relación es no haber sido capaz de terminarla, cuando debía de haber terminado. Sabes Wynne en sus chismorreos, tenia razón en una cosa, si me importa mas Zevran que tu. Ahora tenemos trabajo que hacer, así que te recomiendo que te concentres en tu función de guardia gris y te hagas cargo de tu responsabilidad como rey.”
Con esa última frase salí de la habitación, de hecho no volvería a cruzar palabra con Alistair, como mínimo no de nuestra supuesta relación, creo que fui cruel, posiblemente lo fui. Pero estaba cansada de ver a Alistair mirar su propia vida como el único que sufría. Su vida no había sido lo que él hubiera deseado, claro, eso mismo se puede decir de la vida de la mayor parte de la gente, pero no van por ahí llorando a todo el mundo. Si iba a ser rey seria bueno que comenzara a despertar de su sueño.
Después llego el viaje de vuelta a Risco Rojo, donde nos estaban aguardando el Arl y Riordan un guardia gris, que había venido desde Orlis y que tenia mucha mas experiencia que nosotros dos. Cuando nos enteramos que el ejército de los engendros tenebrosos y el Archidemonio avanzaban hacia Denerim, por lo que tuvimos que convocar a todo el ejército, que yo había reunido y partir de inmediato hacia Denerim o la ciudad seria convertida en polvo.
Riordan nos convoco a una reunión a Alistair y a mi, tenia información que debía darnos antes de nuestra partida, por que como temía solo habíamos arrascado un poco de la funciones de guardia gris, aunque Alistair debería saber mas que yo, dado que él si había estado con varios guardias grises, pero no lo sabia, tampoco me extraño demasiado, conociéndolo.
Nos explico Riordan que cuando el Archidemonio muere, sino lo mata un guardia gris, la esencia o el espíritu del archidemonio pasa al cuerpo del primer engendro tenebroso que haya cerca y se reencarna, por lo que sino es un guardia gris quien lo mata es inmortal. Si lo mata un guardia gris, entonces el espíritu del archidemonio pasa al cuerpo del guardia gris, provocando la muerte de los dos en el proceso.
Algo de lo que dijo Riordan ya me era conocido, sospechaba que la razón de beber la sangre de los engendros tenebrosos era por que podíamos alcanzar al Archidemonio, que es la verdadera esencia del peligro de una ruina. Pero no conocía el hecho de que estábamos sentenciados a morir una vez matáramos al archidemonio. Alistair no le iban a dejar que se acercara al Archidemonio, eso lo sabia, así que solo quedábamos Riordan y yo. Riordan se ofreció a sacrificarse por nosotros, pero si el fallaba debíamos matarlo uno de nosotros.
La verdad es que me dio pena, Riordan hubiera sido el compañero perfecto cuando todo se vino abajo, tenia coraje y sabia tomar decisiones por duras que fueran, pero la suerte me había entregado a Alistair, que no podía atarse las botas o poner en orden sus calcetines si alguien no se lo ordenaba. Pero mañana todo habría terminado, mañana uno o quizás todos estaríamos muertos, yo dudaba mucho que los soldados del Arl, dejaran morir a Alistair, al fin y al cabo él era el rey, Riordan y yo solo éramos dos piezas ínfimas de la partida, aunque necesarias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario