miércoles, 17 de marzo de 2010

Zevran y Tzvi - Capítulo 23

Capítulo 23


Así pasamos tres días, en el paraíso. Nunca en toda mi vida había sido tan feliz, ni tan siquiera me di cuenta que el tiempo corría, creo que a Tzvi le paso lo mismo, cuando quisimos volver al mundo real, había transcurrido los tres días.
Al final de la noche del tercer día, nos dimos cuenta que teníamos que volver a Denerim y a la realidad.
-- Zev, tenemos que volver a Denerim, lo siento.
La beso tiernamente.
-- Lo se, no se puede vivir eternamente en el paraíso.
Entonces ocurrió algo muy raro, bueno no tan raro como algunas cosas que habían ido ocurriendo en los tres días anteriores. Me había colgado la gema que me dio cuando la llevaron al fuerte Drakon, pero aun no se la había devuelto, la verdad es que no quería devolvérsela, era una parte de ella que quería tener conmigo para siempre.
Con su mano derecha recorrió la gema con el gravado elfico, entonces la piedra comenzó a vibrar y a brillar, hasta que se dividió en dos, en su mano apareció otra gema idéntica a la que llevaba colgada, pero con un gravado distinto, me sonrió y me la enseño.
-- ¿Cómo lo has hecho? Comienzo a sospechar que tienes poderes mágicos.
-- Si Zev, hasta ahora solo habían sido cosas pequeñas que eran fáciles de ocultar, pero no se que me ha ocurrido en estos tres días – sonríe picaramente – bueno en parte si lo se, nunca había sido tan feliz, gracias. Pero el poder mágico que ahora siento, es como una explosión, no se parece en nada a las pequeñas insinuaciones de antes. Ese colgante ha estado inactivo durante muchas generaciones en mi familia materna, te lo di, por que no quiero por nada del mundo que caiga en manos humanas y en parte por que hacia tiempo que quería dártelo, no sabia que podía dividirse, la verdad es que se muy poco sobre el colgante, quizás debería preguntar a un Custodio Dalishano, quizás ellos si me puedan decir que es y por que ahora se ha dividido.
-- No lo se, pero me gusta tenerlo, es como tener una parte de ti. Pero me preocupa que tengas facultades mágicas sobretodo viviendo en Feraldan, debemos irnos de este país.
-- Me preocupaba cuando era niña, ahora ya estoy fuera del alcance de la capilla y de los templarios, recuerdas soy una guardia gris. De todas maneras cuando podamos hablare con algún Custodio, quizás ellos me puedan enseñar como controlarlo. Y si… si conseguimos… llegar al final… vivos, nos iremos a donde quieras Zev, viviremos donde quieras.
-- Lo se Tzvi… si conseguimos vivir, caminaremos libres hasta el fin del mundo, te lo prometo.
Nos abrazamos y volvimos hacer el amor, pero ahora había un toque de incertidumbre en nuestros corazones, lo alejamos con una buena dosis de ternura y amor.
Antes de partir, me quite el pendiente que hace tanto tiempo que llevo puesto y se lo di.
-- Tzvi quiero que te quedes este pendiente – la sonrió – no se va a dividir, pero quiero que lo tengas tu. Es mi forma de decirte… lo importante que eres para mí.
-- Gracias Zev, es muy bonito.
Se lo intenta poner y la ayudo, me gusta como se ve en ella.
-- Bueno me imagino que es la hora de partir, no Tzvi, tenemos que volver.
-- Si Zev, tenemos que volver.
La abrazo y me abraza, nos mantenemos abrazados durante un buen rato después nos separamos en silencio, salimos de la posada y volvimos al mundo real, con toda su cruda brutalidad, atrás dejamos el paraíso, antes de entrar en la ciudad los dos no pudimos evitarlo, nos giramos y vimos por ultima vez la posada, donde habíamos sido mas felices que en toda nuestra vida.

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Zev lo ha dicho todo, no es necesario que añada nada más.
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