Capítulo 5
Se desato el infierno, entre Alistair y yo, con ello quedo sellada cualquier posible amistad, que pudiera haber existido entre nosotros. Os contare la conversación, pues a pesar del tiempo transcurrido me acuerdo de ella, como si hubiera sucedido ayer, ya que esta conversación marcaría muchísimo el resto de la guerra que estábamos viviendo.
Comenzó Alistair…
-- Ahora que podemos hablar, quiero hablar sobre lo que ha pasado en el Castillo de Risco Rojo.
-- Tú estuviste allí, sabes bien que ocurría.
-- ¿Cómo pudiste permitir que la Señora Isolda se sacrificara? ¿Cómo pudiste recurrir a la magia de sangre?
-- Primero Isolda se presento voluntaria, segundo no podíamos permitir que volviera la noche y con ella todos los horrores, ningún habitante de la zona habría sobrevivido. Tercero no había tiempo para ir hasta la torre y volver, necesitábamos entrar en el velo y la única manera era la magia de sangre y por ultimo pero no menos importante, Isolda debía de pagar por lo que había hecho. ¿O hubieras preferido que matara al niño?
-- Como puedes decir eso, es el hijo del Arl.
-- Como si es el hijo de un granjero, el niño no es el culpable de la irresponsabilidad de la madre, por lo que a mi parecer tenia que reparar sus errores y su muerte, es la justicia hacia aquellos que han muerto, tanto en el pueblo como en el castillo.
-- Has asesinado a la señora Isolda con magia de sangre, eso te convierte en una maga de sangre. Además tú no sabes de dolor, no eres capaz de tal sentimiento. Yo le debía algo mejor al Arl Eammon.
-- Si se lo debes es un asunto entre tu y él, a mi no me metas en tus deudas. Puede que para ti sea una maga de sangre, aunque jamás he recurrido a ella. Si, yo no se que es el dolor, ni lo que es la muerte, como tu dices los magos no entendemos de esos sentimientos, solo que tu no has tenido… da igual Alistair. Había que tomar una decisión y la he tomado, si quieres tomar las decisiones dilo y con gusto te cederé el liderazgo, es mas con gusto me iré y apáñatelas con la Ruina o con todo lo que quieras, yo no tengo nada que perder ni que ganar, en un mundo donde mi raza es despreciada y soy encerrada por haber nacido con facultades mágicas.
-- Te denunciare a los Templarios y a la Capilla.
Me encojo de hombros.
-- Haz lo que te plazca Alistair, incluso si crees que puedes conmigo, te invito a atacarme. Ahora si no te importa me iré a bañar al rió y a tranquilizarme, mejor que me vaya por ahí antes de que cometa una burrada. Piensa en lo que te he dicho, piénsalo muy detenidamente, por que luego te entregare los tratados y hasta ahí habrá llegado mi compromiso con los guardias grises. El único otro ser vivo que me importaba lo he tenido que matar hoy, para que tus amigos Templarios, no lo sometieran a las más crueles humillaciones, así que por mi, los engendros tenebrosos se pueden comer todo Feraldan y espero que les aproveche.
-- Y yo que pensaba que podías estar enamorada de mí… pero esto no va a quedar así, morirás por esto. Aunque tampoco voy a permitir que te vayas, es tu obligación detener la Ruina.
-- Alistair si no te entrego los tratados y te dejo que te las apañes como puedas tu solo contra la Ruina, no es por tus Arl, ni por todos los nobles estupidos de Feraldan, sino única y exclusivamente por la gente, que no tiene la culpa de ser dirigidos por un atajo de basura. Enamorada de ti, tienes un concepto demasiado grande de ti mismo o estas en la necesidad total de encontrar una mujer para tener relaciones sexuales, jamás te he dado a entender que me interese tener ninguna relación contigo, solo intente ser amable, pero se ve que no se puede, pero hazme caso búscate a una mujer la necesitas. Morir… morir es lo que menos me preocupa ahora.
Le doy la espalda y me alejo despacio, si realmente tiene el valor de atacarme lo hará ahora, aunque dudo mucho que tenga ese tipo de valor, es como todos los templarios un cobarde.
Ninguno del grupo se ha atrevido a inmiscuirse en la discusión, pero si me he podido dar cuenta que Zevran estaba a mi lado y de hecho se ha quedado detrás de mí, cuando me he alejado del fuego.
Me dirijo al rió, no tengo ganas de hablar con nadie del grupo y necesito pensar, pensar en lo que ha ocurrido. Esto lo va a cambiar todo, ahora se que no puedo confiar en Alistair, ni tan siquiera se ha dado cuenta que he tenido que matar a mi único amigo o si se ha dado cuenta no le ha importado. Morrigan como siempre solo persigue ese objetivo oculto, que es lo único que la interesa. Lastima que Leliana no haya abierto la boca, la habría mandado de paseo muy lejos. Sten es como un árbol, ni se inmuta, la verdad es que no entiendo bien cual es su código de honor o su forma de pensar, me es tan ajeno como si fuera un ser de otro plano. Zevran es un gran misterio, la noche pasada me ha salvado varias veces la vida, y fue todo un detalle ofrecerse hacer de ejecutor con respecto a Jowan… pero no podía, era algo que debía hacer yo, las alternativas que tenia Jowan no eran aceptables, ni para él, ni para mi, pero si fue él único que comprendió mi situación y quizás mi dolor.
Jowan de verdad que lo siento, siento que toda tu vida haya sido así, todavía recuerdo cuando te conocí, al poco tiempo de llegar a la torre, desde entonces nos hicimos amigos, sabes que lo que he hecho hoy, fue en nombre de esa amistad y también es lo que tu querías, pero no por ello deja de doler. Pero no hubiera sido tu amiga, si te hubiera dejado indefenso, esperando a la llegada de los templarios, para convertirte en un autómata, hice lo que te prometí que haría hace mucho tiempo, pero amigo duele, espero que ahora descanses en paz, quizás en la próxima vida, tengas las oportunidades que en esta no tuviste.
Todavía hoy, después del tiempo transcurrido, aun recuerdo su cara y sus ojos, aun recuerdo su resolución a aceptar el final de mi mano y no esperar a una muerte en vida, aun puedo recordar el hechizo que use y como a pesar de la batalla anterior, había empleado toda mi voluntad en el hechizo, con la esperanza de matarlo sin dolor. Todavía recuerdo la mano de Zevran, posándose en mi brazo para preguntarme sin palabras si quería que ocupara mi lugar, no podía aceptar, tenia que ser yo, por lo que cerré el puño y conjure el frió mas intenso que pude, lanzándolo contra Jowan, murió en el acto con una sonrisa, al fin había escapado.
Estaba perdida en mis pensamientos, hasta el punto que solo me di cuenta que había alguien a mi alrededor, cuando sentí una mano apoyada en mi mano, sentí la ternura que intentaba trasmitir, abrí los ojos para encontrarme a Zevran mirándome, me di cuenta que debía de haber estado llorando, volví a cerrar los ojos y espere que me soltara, después de un rato me libero y se sentó en silencio a mi lado. Así transcurrió la noche, mientras yo me perdía en mis pensamientos, y el supuesto “asesino” hizo guardia para que no me ocurriera nada.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Cuando llegamos al lugar donde habíamos asentado el campamento, era ya de noche, yo había caminado cerca de Neshama, me daba cuenta que a pesar de que su semblante no dejaba traslucir ninguno de sus sentimientos, sus ojos decían claramente que estaba llorando, sin lagrimas, sin muestras externas de su pesar, pero en el fondo, sentía su tristeza irradiando desde su persona hacia mi y creí sinceramente que hacia todos, pero creo que fui el único que realmente lo sentía.
Cuando Alistair comenzó a discutir con Neshama, no esperaba que le reprochara sus decisiones, no entendía como siendo su compañero mas cercano, no veía su tristeza, ya que hasta ese momento me había dado la impresión clara de que estaba interesado en tener una relación con Neshama, aunque esta le esquivaba.
Lo poco que había podido observar de Alistair era que siempre estaba cerca de Neshama y cualquier cosa era excusa suficiente para tocarla o intentar conquistarla con sus palabras, por eso me sorprendió tanto su comportamiento, aunque luego entendería que por encima de todo Alistair era un Templario y que mas que enamorado de Neshama, estaba enamorado del titulo de guardia gris.
No había entendido que tuviera que matar a su amigo Jowan, para evitarle mayores sufrimientos, no había entendido realmente lo que significo para ella, intente convencerla para que me dejara hacerlo, pero también entendí por que no me dejo, era algo que solo ella podía hacer, pero sabia que algo en Neshama se había roto cuando lo hizo. Su tristeza era algo tangible para mí, no entendía como Alistair podía ser tan ciego y sordo para no verlo.
Cuando pensé que posiblemente la atacaría, me puse al lado de Neshama, si lo intentaba tendría que luchar contra los dos, aunque dudaba mucho que tuviera el valor de hacerlo, por que se dio cuenta que si la atacaba lucharía contra ella y contra mí.
Al terminar la discusión Neshama se alejo de nosotros, en dirección al rió cercano, espere a ver que hacia Alistair, aun no confiaba lo suficiente como para darle la espalda, después la seguí, quería intentar reconfortarla, pero no encontraba palabras para poder hacerlo, así que solo tome su mano, intentando trasmitirla que no estaba sola, así pasamos la noche entera, hasta que llego el alba.
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