sábado, 3 de julio de 2010

Neshama una bruja diferente 12


Capitulo 12

Nos estábamos adormilando, justo cuando sentimos ruidos de pasos, con un movimiento de la mano, apague la hoguera para evitar que se viera el resplandor desde lo alto del acantilado. Zevran me susurro.
-- Subamos, esos ruidos solo pueden provenir de soldados.
-- Si tienes razón, vamos a ver.
Nos levantamos y a oscuras nos pusimos las armaduras y Zev cogía las armas, mientras yo recogía el bastón. Comenzamos a subir la pendiente y Zev me adelanto, no antes de haberme dado un beso suave y hacerme señas de que le dejara ir por delante, asentí.
Vi como se perdía en las sombras y por primera vez en mi vida, sentí aprensión por que le pudieran herir, así que despacio, para no estropearle a Zev su ocultación, seguí subiendo obligándome a controlar mi preocupación.
Cuando llegue a la parte mas alta del acantilado, justo debajo de la ventana de la habitación donde estaban Morrigan y Leliana, vi a Zevran girar la esquina de la posada y dirigirse hasta donde yo estaba, se acerco a mi y en susurros me dijo.
-- Es la guardia de la ciudad, seguro que vienen buscando a Alistair y a ti, por que a nosotros no nos conocen.
-- Hay que avisar a Alistair y a Sten, a Morrigan y a Leliana creo que desde la ventana podrán escapar.
-- Subiré a avisarlos, tú despierta a Leliana y a Morrigan.
-- De acuerdo Zev, pero os será casi imposible bajar si están en la parte delantera de la posada, darme unos minutos e intentare crear una distracción, para que los puedas colar en la habitación de Morrigan, así podréis escapar por la ventana, creo que si bajamos al acantilado los despistaremos, la playa es larga seguro que se puede volver a subir en algún otro punto mas alejado de la ciudad.
La ventana de la habitación estaba abierta, fue fácil para nosotros dos colarnos en ella, en silencio desperté a Morrigan y Zev despertó a Leliana, haciéndola señas para que no hablara, después en susurros les explicamos la situación y que debían de salir por la ventana, con todas las cosas que teníamos en la habitación, ya me había cargado con la mochila de víveres y una bolsa mediana que era donde llevaba mi ropa y algunos objetos.
Volvimos a salir por la ventana mientras Zev me miro y me sonrió, después se agacho y me beso, asentí, sabia que iba a ir a la habitación de Alistair y Sten, le hice señas de que le esperaríamos abajo del acantilado. Cuando salimos a fuera de la posada, les explique a Morrigan y a Leliana como bajar y les dije que esperaran ahí, que iba a crear una distracción en la delantera de la posada, para entretener a los guardias y darles tiempo a Alistair, Sten y Zevran a salir por la otra habitación. Les entregue la mochila y la bolsa que llevaba, después me quite el peto de la armadura y se lo di a Morrigan.
-- Bajar, encontrareis un semi campamento, esperar ahí, hasta que lleguen Alistair, Sten y Zevran, yo iré cuanto pueda, pero no me esperéis, si cuando lleguen ellos no he llegado, marcharos.
Morrigan me miro sin entender muy bien que era lo que pretendía, Leliana solo comenzó a bajar por las piedras, mire a Morrigan y la hice señas para que se fuera. Después rodee la posada, en el camino fui cambiando mi color de pelo y produciendo una ilusión mágica, que me hacia parecer mas alta incluso mas gordita, me trasforme, pero solo era una ilusión, esperaba que colara, ya que estaría muy cerca de los guardias. Era una magia que había encontrado hace mucho tiempo en los viejos libros de la gran biblioteca, es totalmente inofensiva, pero como en este caso es útil.
Vi a los guardias que aun estaban en la puerta, el posadero les pedía que se marcharan ya que no quería que molestaran a sus clientes, al final consiguieron entrar y fui tras ellos, me fije en el mas joven y comencé a tontear con él, como si fuera una chica de la posada, por suerte para mi era el que mandaba el grupo, por lo que los compañeros se pararon a esperar que su sargento dejara a la elfa.
Tontee con él hasta que vi a Zev hacerme señas desde una esquina, entendí que ya estaban todos fuera, así que le pedí disculpas tontas al sargento y me fui, por la puerta de la posada.
Justo al dar la vuelta, me encontré con Zevran que estaba esperándome, parecía algo enfurruñado y no entendía por que, bueno habría tiempo de sobra para preguntarle. Pero justo cuando comenzamos a bajar hacia la playa, me paro a mitad de camino.
-- Neshi, por que le has dicho a Morrigan y a Leliana, ¿que nos fuéramos sin ti, que no te esperáramos?
-- Por que no sabía si conseguiría engañar a la guardia, por esa razón se lo dije.
-- ¿Y crees que te iba a dejar atrás?
-- Quizás llegue un momento en que esa situación se pueda dar Zev, no por que yo quiera, pero… pero… mejor hablamos luego en otra parte, cuando no tengamos que huir, ¿De acuerdo?
-- De acuerdo, pero no me voy a olvidar de ello.
Asentí y seguí bajando la pendiente hacia la playa, al poco tiempo nos habíamos reunido todos y comenzamos a caminar por la playa intentando alejarnos lo máximo posible de Denerim.
Caminamos todo el día siguiente, hasta el anochecer, todos íbamos agotados, aunque algunos más que otros, por esa razón solo encendimos un fuego y nos acostamos, sin montar el campamento.
Nadie hablo, pero me di cuenta que tanto Alistair como Leliana tenían muchas cosas que decir con respecto a nuestra huida, pero no era momento, ni ninguno de nosotros estaba en condiciones de dialogar, apenas podía mantener los ojos abiertos y a Zev le pasaba lo mismo, al fin y al cabo tanto Leliana, Morrigan, Sten y Alistair habían dormido algo la noche anterior, pero nosotros dos, bueno no nos había dado tiempo.
Me tumbe en el suelo y tapándome con la manta, Zev me miro y pensé que se acostaría lejos de mi, pero se acerco y se acostó a mi lado, me abrazo y me atrajo hacia él, me apoye en su hombro y me dormí.

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Estaba realmente muy enfadado con Neshama, no entendía por que había pretendido que la dejáramos, si no conseguía volver a tiempo, no podía pensar en esa posibilidad, ni quería pensar en ella.
No era típico de mi rechazar la poca felicidad que he podido encontrar a lo largo de mi vida, son momentos muy escasos. Al lado de Neshama había conocido días de verdadera felicidad y estaba dispuesto a vivir, el tiempo que ella quisiera que estuviéramos juntos, después… bueno después ya veríamos que era lo que pasaba con mi vida.
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