Capítulo 15
El amanecer nos encontró frente al lago, habíamos partido casi al alba para llegar lo antes posible a la torre. Estaba cansada de discutir con Alistair y si este quería que todo terminara en esa maldita torre, que así fuera, no iba a darle mas largas, no tenia sentido.
Cuando llegamos al embarcadero donde se podían coger barcas para llegar a la torre, ya que esta se encontraba en mitad de un lago, creada por seres que vivieron hace muchos siglos antes de que nosotros naciéramos, solo las antiguas leyendas elficas hablaban de dichos seres, pero ya casi nadie los recordaba.
El mirar la torre de los magos me produjo escalofríos, no recordaba la ultima vez que la había visto desde esta perspectiva, siempre había sido al contrario, mirar desde alguna de las ventanas hacia esta parte de la orilla del lago, eso me traía a la memoria infinidad de recuerdos de mis pasados 20 años, ahora tendría que volver a sus muros y a sus peculiares leyes.
Para mi sorpresa en el embarcadero había un templario, que tenia orden de que nadie cruzara a la torre, algo que no me gusto, insistí en ir y usando mi encanto y una buena parte de intimidación, accedió a llevarnos hasta la torre.
Al atravesar las puertas de la torre, solo mi fuerza de voluntad me obligo a entrar, en ese salón principal que tanto odiaba. Sentí la mano de Zev en la mía, fue difícil no darse la vuelta y salir de allí, lo antes posible. Para mi sorpresa nos recibió el comandante de los Templarios Gregory, el mismo que había asistido a la detención de Jowan el día que destruimos su filatelia, no eran buenas noticias, jamás me había llevado bien con ese espécimen. Armándome de todo el valor y la frialdad que durante 20 años había sido mi salvación en estas paredes, le salude.
-- Saludos Gregory, ¿Qué es lo que esta ocurriendo?
-- ¿Tú? Es la única que nos hacia falta.
Le sonreí con ironía.
-- Si yo también me alegro de verte.
-- Lo que ocurre, te lo diré sin rodeos… la torre ha caído, por sus pasillos rondan las abominaciones y todos los magos han sido condenados, hemos tenido que cerrar las puertas para que esos seres no pudieran salir.
-- Los habéis encerrado… deberíais haber luchado, se supone que para eso estáis aquí o solo estáis para fastidiarnos a los magos.
-- Estamos esperando el decreto de anulación de la capilla de Denerim para entrar y destruir todo lo que se mueva dentro de la torre.
En ese momento hablo Alistair.
-- Me parece lo correcto, entonces esperaremos a que llegue el decreto y luego os ayudaremos a limpiar la torre.
-- Basta, no, me niego. ¿Cómo es posible que lo pienses Gregory? Los magos no están indefensos, deben de quedar muchos que han sobrevivido dentro de la torre. Entrare y sacare a los supervivientes, mientras librare a la torre de cualquier abominación que haya dentro, sea la que sea.
Gregory dice en ese momento.
-- No creas que he olvidado que fuiste tu quien ayudo a escapar a Jowan.
-- Si y se os ha escapado totalmente… me alegro de que alguno de nosotros consiga la libertad, aunque sea a tan alto precio.
Alistair me cogío del brazo y dijo.
-- Así que fuiste tu quien libero a ese asesino, no me sorprende, debería… Comandante Gregory…
En ese momento me di cuenta que Zevran se había interpuesto entre Alistair y yo, vi una daga en su mano apuntando a una zona del cuerpo de Alistair que estaba libre de la armadura y escuche en un susurro hablar a Zevran.
-- Ni se te ocurra Alistair, si en algo consideras tu vida, no digas nada que ponga en peligro a Neshama o morirás aquí mismo, antes de que puedas hablar.
Lo dijo en un susurro que solo Alistair y yo podíamos oír. Volvió hablar Alistair.
-- Comandante Gregory, cuando la Ruina termine, Neshama volverá a la torre, entonces podrás hacer justicia. ¿Cuándo enviaste al mensajero a Denerim, para el decreto de anulación? – en un susurro como el que uso Zevran antes con él dijo – Ya te ajustare las cuentas a ti asesino.
Apreté la mano de Zevran en la mía, para que no le dijera nada en ese momento. Dije en voz alta.
-- No voy a esperar a ese decreto, voy a entrar a buscar a Irving y a los magos que queden con vida.
-- Si entras, no podrás salir a no ser que Irving me asegure que todo ha vuelto a la normalidad, si llega el decreto y estas dentro morirás con el resto de los magos.
-- Bien que así sea, nunca me hice ilusiones tontas de donde moriría. Se que clase de gentuza sois. – Mire a los ojos a Zevran – No tengo que preguntártelo ¿verdad?, ¿Quién mas viene conmigo?
-- Entrare para vigilarte y en caso de necesidad te matare.
-- No nos engañemos Alistair, si pudieras matarme ya lo habrías hecho. ¿Bien alguno más?
Leliana en el momento en que Alistair dijo que entraba, ella dijo.
-- Iré ayudarte Alistair, por supuesto.
Como ni Morrigan ni Sten dijeron de entrar, comencé a caminar hacia las puertas que daban al interior de la torre.
Los dos templarios que custodiaban las puertas, sacaron el travesaño y las abrieron para que nuestro grupo entrara. Sentí como si las puertas del infierno se hubieran abierto para mí, tantos malos recuerdos y algunos buenos momentos, se escondían agazapados tras esas puertas, pero sin retrasos las atravesé, esperando que realmente quedara alguien más con vida y que mereciera la pena el riesgo que corríamos.
Lo primero que encontramos fueron los dormitorios de los aprendices de mago, la gente mas joven que estaba estudiando en la torre, estaba plagada de muertos, no había nadie, era una tumba, alguno que otro templario en el suelo, el resto eran todos magos destrozados. Hasta hacia pocos meses atrás esos había sido mi dormitorio, un dormitorio donde se apiñaban, los que habíamos tenido la desgracia de nacer con poderes mágicos. Fui mirando con aprensión las caras de los pocos que aun eran reconocibles, por si encontraba alguna conocida, entre la pila de muertos esparcidos, para mi moral fue bueno, que no viera a nadie muerto de los que había conocido durante tantos años.
Pasamos los dormitorios de los aprendices y llegamos a una sala grande donde había unas escaleras que bajaban a los sótanos, allí nos encontramos a un grupo de magos y unos niños, estos niños eran aprendices recién llegados o no tan recién llegados a la torre y una maga que yo conocía… Por los dioses entre todos los magos que había conocido tenia que ser esta justamente la que había sobrevivido, el dicho de que bicho malo nunca muere, es correcto con respecto a esta hipócrita maga.
La sonreí con la máxima ironía de la que fui capaz.
-- Hoy debe ser mi día de suerte… estoy encontrando a todos mis viejos “amigos” ¿Dónde esta Irving?
-- Tú… ¿Qué haces aquí?
-- Buscar supervivientes antes de que llegue el decreto de anulación de Denerim y nuestros carceleros entren a matar a todo lo que se mueva en la torre, pero tú siempre has sido su fiel y devota amiga, así que me imagino que no tendrás mucho miedo de verlos entrar.
-- Como siempre tan “simpática”, pero sino levanto el cierre mágico que cierra la entrada a la biblioteca, jamás podrás pasar. Y solo lo abriré si voy contigo, quiero asegurarme de lo que haces, no me fió de ti.
-- ¿Así…? Creo que te has olvidado que soy mil veces mas fuerte que tú como maga, nada que tú puedas poner en mi camino, me va a frenar y deberías saberlo o ¿ya has olvidado por que Irving te retiro de mi tutoría y el ocupo tu lugar?
-- Por que tú siempre fuiste una abominación, tu magia es demasiado salvaje para que se te permita existir, solo el hecho de que Irving te tomo bajo su responsabilidad, evito que te convirtieras en una tranquila. Si hubiera sido por mí…
-- Si hubiera sido por ti, todos los elfos que hay en la torre serian autómatas sin mente. Eres una escoria como maga, no te voy a llevar conmigo no estoy loca. Siempre te escudas en que tu eres sanadora, pero conmigo eso no te vale, yo también sano, no necesitamos tu ayuda para nada, ni la quiero.
Alistair volvió a hablar.
-- Pues entonces es bueno que venga con nosotros, así tendré alguien más que me ayude a controlarte.
-- A controlarme, eso pasara en vuestros sueños. – el tiempo corría y la gente que estaba detrás de ese cierre mágico corría verdadero peligro, por lo que al final accedí a que viniera con nosotros. – De acuerdo, si quieres que venga, pues que venga, me da igual, pero la gente que esta dentro de la torre necesita ayuda y solo estamos perdiendo el tiempo.
Caminamos hasta el segundo piso de la torre donde estaban los dormitorios de los magos, hasta allí no había sido fácil abrirse camino, pero no habíamos tenido un verdadero combate, solo pequeñas escaramuzas con algunas abominaciones.
Allí nos encontramos con mi maestra y tutora en magia sanadora, la encontré cerca de lo que debía de haber sido mi dormitorio, estaba en el suelo, destrozada, apenas la pude reconocer por sus ropas y por que siempre había sido mi maestra mas querida, y no podía olvidarme de su cara o de sus manos, verla muerta, allí tirada, algo dentro de mi se rompió, me arrodille a su lado y le cerré los ojos.
-- ¿Zev, por favor me ayudas a ponerla en la cama de esa habitación?
Me ayudo a ponerla en la cama y a taparla con una sabana, después estuve a su lado un momento y me aleje, no podía permitirme el lujo de llorar delante de Alistair y mucho menos delante de Wynne que era como se llamaba la maga que nos habíamos encontrado. Zevran me paso un brazo por los hombros intentando reconfortarme, pero Wynne tuvo que poner la nota colorida.
-- Por fin esta muerta… menos mal que nos la quitamos de encima. Por lo que se ve Neshama no has perdido el tiempo, ya has encontrado a quien manipular y usar a tu antojo, alguien tenia que sustituir a Jowan. Cuando me dijeron que te habías convertido en Guardia Gris no me podía creer que te hubieran concedido ese honor, tan lejos de la realidad de lo depravada que eres, me imagino que Irving tuvo algo que ver.
Zevran para fastidiarla mas todavía, me abrazo y me beso lentamente, cubriendo mi cara con sus manos, entendía perfectamente que era lo que estaba sintiendo.
No la conteste, por que de haber hablado, solo la habría atacado, no podía seguir perdiendo el tiempo en esa basura de maga. Cerré la puerta de la habitación y seguí por el pasillo hasta el piso de los templarios, aunque antes tuvimos que hacer frente a un demonio que nos encontramos en la escalera de subida, hasta dicho piso.
Si tenía malos recuerdos de la torre, no eran nada comparados a los recuerdos que tenia del piso de los templarios, si hubiera podido lo habría destruido, demolido piedra por piedra hasta que desapareciera.
Allí encontramos a las súcubo que engatusaban a los templarios y sus obsesiones, tuvimos que luchar con varios templarios y con varios súcubos hasta llegar al centro del piso donde se subía hacia la sala de la angustia, el lugar donde se llevaba a cabo el ritual de convertirte en mago o en autómata. Yo quería esperar a abrir las puertas de esa sala, algo me dijo que había mucho peligro detrás de ella, pero Wynne fue delante y la abrió sin esperar a nadie, Alistair fue detrás y nos encontramos con un verdadero demonio del velo, un demonio muy poderoso. Solo me dio tiempo a decir.
-- Zev atrás.
Zevran me agarro e interpuso su cuerpo entre el demonio y yo, pero ya era tarde, este nos había dominado a todos y nos encerró en un sueño, antes de caer inconsciente al suelo, sentí que Zevran me abrazaba, por lo que caímos los dos juntos, quizás esa fue la razón para que viajáramos al velo juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario