jueves, 8 de julio de 2010

Neshama una bruja diferente 23

Capítulo 23

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Seguí a Alistair hasta la hoguera en la que estaban reunidos y esperándonos Wynne y Leliana. Al llegar Alistair dijo.
-- Ha llegado la hora de hacer justicia, ahora ya no tienes quien te proteja, Neshama esta muerta, así que contesta a las preguntas.
Los observe con mi sonrisa más cínica, poniendo mi mejor postura de presunción. Sabía que esa posee los ofendería, buscaba que se fijaran en mi. Era bueno saber que daban ya por muerta a Neshi, eso significaba que estaba totalmente a salvo de ellos, siempre que yo jugara el papel que querían adjudicarme.
No tenía ningún problema, había jugado a ese juego muchas veces a lo largo de mi vida y ahora tenía una razón demasiado importante, para realizarlo perfectamente.
-- Vosotros diréis cuáles son esas preguntas. Aunque me da la impresión de que ya parecéis tener las respuestas. Al fin y al cabo, la muerte de Neshama a ti te favorece más que a ninguno, sé que no la tenías ningún aprecio.
Se adelanta Leliana y me golpea en la cara, la miro sonriéndola y la digo.
-- Vas a tener que practicar si quieres realmente hacerme daño.
-- Calla elfo – dice Wynne – Estas aquí para responder de tu tracción, no para que escuchemos tus tonterías.
-- ¡Ohh! Si Wynne, ya conozco tu amor por los elfos o el tuyo Leliana. No es exactamente un secreto.
Alistair se adelanto y me cogió de las manos, le deje hacer. Mientras Leliana pasaba por mi espalda, en ese momento no lo puede remediar, le dije.
-- ¿Leliana también piensas clavarme una daga en la espalda? Te lo digo porque todavía tengo tu daga, ¿o es que tienes otra?
Me quito la espada larga y la corta que Neshi me había dado y que habían pertenecido a Duncan.
-- No… para ti va a ser un poco más doloroso asesino. – Me dice Alistair.
-- ¿Así que si sabes quién lo hizo? Interesante, – me sonrió, con esa sonrisa tonta que pone cuando se cree en ventaja numérica - ¿lo planeasteis o se os ocurrió sobre la marcha?. Realmente sois un par patético. Tu Leliana que sueñas con convertirte en la amante del Rey y este Rey de papel, y me imagino que a Wynne le has reservado el papel de madre asesora del futuro Rey de Feraldan. ¿Alistair cuantas veces Neshama te salvo la vida?
Entonces Alistair me golpeo fuerte, consiguiendo tirarme al suelo.
-- Los tres somos testigos de que la has asesinado tú.
Los volví a mirar desde el suelo, como se podía ser tan hipócrita y mentiroso. Me estaba levantando, cuando vi por la periferia de mi visión a Neshi, la vi entrar en el área de la hoguera, no daba crédito a verla caminar. Había intentado que pensaran que estaba muerta, ahora todos la veían viva y caminando hacia donde yo estaba, cuando iba hablarla, ella saco una daga que llevaba a la cintura y se corto las palmas de las manos, lo que hizo que comenzara a sangrar.
Después…
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Pocos recuerdos guardo de aquellos días, la mayor parte del tiempo no sentí nada, cuando salía de la inconsciencia, algunas veces escuchaba a Zev a mi lado, también le sentí llorar y le escuche cuando me hablaba de nosotros, pero mis recuerdos de todo ello, son cuanto menos borrosos. Pero si recuerdo el esfuerzo que intentaba hacer para hablarle, para poder consolarlo, para asegurarle que no estaba tan mal, pero no podía, me fallaba la voz. En esos días me arrepentí, muchas veces de no haber establecido un contacto empático total, que nos hubiera dado una segunda posibilidad para comunicarnos, pero no lo habíamos hecho y poco se podía hacer, como mínimo en ese momento.
La mañana en que Alistair fue a por Zev… lo sentí, sentí sus manos acariciándome y el beso, no entendía por qué desprendía tanta tristeza, ya que debía de haberse dado cuenta que me estaba curando. Cuando me arropo con la manta, sentí su despedida silenciosa, fue un grito en mi mente y en todo mi cuerpo, no entendía nada, pero fuera lo que fuera, no iba a permitirlo sin luchar. Por eso me concentre al máximo, utilizando mi fuerza de voluntad conseguí incorporarme, pero fue justo en el momento en que se marchaban.
Me tambalee hasta que conseguí ponerme en pie, la cabeza me daba vueltas, tuve que pararme para recuperar el equilibrio. Sentí las manos de Morrigan sujetándome.
-- Neshama aun no estás bien, ¿a dónde pretendes ir?
-- Zevran… ¿a dónde se lo lleva Alistair… que esta pasando?
-- Zevran esta intentando ganar tiempo, para que puedas recuperarte o eso creo.
-- No aquí esta pasando algo mas, Zev esta en peligro… lo siento en todo mi cuerpo, no me digas que esta ganando tiempo. He podido sentir el odio de Alistair de forma tangible. No me mientas Morrigan, detecto las mentiras desde lejos.
Según iba hablando me estaba vistiendo, aunque aun me fallaban las rodillas y la cabeza no había dejado de darme vueltas, pero aun tropezando continuamente seguí vistiéndome. Después comencé a caminar hacia el otro campamento. Al poco tiempo Sten y Morrigan se unieron a mí, cuando casi ya había llegado a la hoguera donde estaban Alistair, Leliana y Wynne. Alistair estaba al lado de Zevran. Zevran estaba en el suelo e intentaba incorporarse, le vi sangre en la cara, pero estaba en silencio aunque mientras se levantaba, los miraba de frente, sin hablar. Eso no auguraba nada bueno, estaba claro que le habían estado golpeando, tenía más de un golpe en la cara, además del hecho de que se estaba levantando del suelo, mientras Leliana y Alistair sonreían maliciosamente hacia donde estaba, Wynne estaba detrás, por la forma en que les hablaba en susurros a Alistair y a Leliana, me imagine que estaba orquestando la función, desde una posición que no la involucrara. Daba toda la impresión de estar haciendo de juez en ese juicio tan particular, eso no lo iba a permitir por nada del mundo.
Estaba demasiado débil para usar la magia que conocía bien, necesitaba sacar fuerzas mágicas de alguna parte. Me vino a la mente la magia de sangre, jamás la había utilizado, la conocía, de hecho la había estudiado. La magia como todas las cosas, no es buena o mala, depende del uso que tú le des, para que sea una cosa u otra. Jamás la había usado, aunque en ese momento era la única arma que podía salvarnos a Zev y a mí. Según entre en el círculo de la hoguera, usando mi propia sangre como fuente de fuerza mágica, domine a Leliana, Wynne y Alistair, sin demasiados problemas. Le quite las espadas a Leliana de las manos y se las lleve a Zev, después me volví, quería sacar respuestas de lo que estaba ocurriendo. Quería saber lo que pretendían hacerle a Zev, no me quería ir, pero tampoco me podía permitir el lujo de perder demasiada sangre, por lo que no teníamos demasiado tiempo. Mire a Zevran y le dije.
-- Zev tenemos que salir ahora mismo de aquí. Olvídate de recoger nada, llevo la bolsa mágica, el resto podemos comprarlo. Salgamos de este lugar ahora mismo.
Zev apenas podía quitar sus ojos de mis manos que estaban sangrando. Así que tuve que obligarle a reaccionar, cuanto se recupero, asintió y salimos del campamento, no hacia el camino, sino hacia el bosque de Brazilia que no estaba lejos.
Morrigan y Sten nos siguieron durante un rato, después Morrigan me paro.
-- Lo siento… yo… yo tengo que volver al campamento.
-- Lo sé Morrigan, también se por qué debes hacerlo. Volver los dos al campamento y seguirles, os prometo que volveremos con el ejercito, y también encontrare una forma de solucionar lo que necesitas Morrigan.
-- ¿Lo… lo sabes, sabes porque estoy aquí?
-- Si Morrigan, sé que es lo que buscas al final de este camino, encontrare la forma de que lo consigas, confía en mí. Pero ahora deberíais volver para que no os veáis mezclados con nosotros dos, no sería bueno.
Sten asintió con la cabeza y se dio media vuelta, pero fue en dirección a donde estaba el camino, me imagine que pretendía hacerles creer que habíamos huido por el camino. Morrigan le siguió moviendo la cabeza, creo que la había sorprendido.
Mire a Zev y le sonreí, después me acerque lentamente y le abrace, en ese momento todos los problemas inmensos que teníamos desaparecieron, y aunque fuera por unos pocos segundos solo existimos nosotros dos. Zev me abrazo a su vez con mucha más fuerza, estaba temblando de la tensión en la que estábamos, me beso y después me levanto del suelo y continuo andando, le deje hacerlo durante algún tiempo corto, después le pedí que me bajara, aunque en sus brazos se estaba demasiado bien.
-- Zev cariño, necesitas todas las fuerzas que puedas conservar. Tenemos que alejarnos lo máximo posible, cuanta más distancia consigamos mejor, no van a estar paralizados mucho más tiempo, necesitamos aprovecharlo.
-- Pero tú… tú no estás sanada, además estabas sangrando por las manos. ¿Qué te ha pasado?
-- La sangre en mis manos, yo me herí, para conseguir fuerza mágica use mi sangre, no tengo ahora mismo magia, para poder hacerles frente, por eso recurrí a la magia de sangre. Pero ves, ya no quedan heridas en mis manos. No te preocupes, ahora solo debemos poner la máxima distancia entre ellos y nosotros.
-- Eso va a terminar de volver loco a Alistair. Pero tú no puedes andar tanto tiempo.
-- Zev podré andar todo el que sea necesario, para ponernos a salvo, si necesito apoyarme en ti, te lo diré, te lo prometo. Alistair ya estaba loco cuando lo conocí, tranquilo no va a empeorar, además dudo que sepa realmente que le ha pasado, solo Morrigan sabe lo que he hecho y ella no va hablar sobre la magia que he usado.
Volvimos a caminar, esta vez íbamos mas rápidos, aunque no todo lo rápidos que deberíamos, esperaba que no pudieran rastrearnos. Caminamos todo el día y la mayor parte de la noche, aunque desde la tarde la herida había comenzado a dolerme intensamente, no quería decírselo a Zev, ya iba más que preocupado con mi debilitamiento. Cuando cayó la noche el dolor me empezó a marear, pero me obligue a continuar andando, hasta que me tuve que sujetar a Zevran para no caerme, así creo que aguante como unas dos horas, después me desmaye, no pude controlarlo, solo perdí el conocimiento.
Habíamos conseguido entrar en las profundidades del bosque de Brazilia, un bosque mágico según contaban muchas leyendas que había leído, en mis largos días en la torre. Esperaba que nuestra naturaleza elfica nos ayudara a encontrar la simbiosis con el bosque, para evitar los peligros que acecharan en él.
Sé por Zevran, que busco en la semioscuridad un lugar donde poder acostarnos y me llevo en brazos hasta él, nos tapo con las capas que habíamos conseguido llevarnos del campamento, se acostó a mi lado, durmiéndose casi en el acto.

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La cogí en brazos y camine un buen rato hasta que encontré un lugar apropiado, lejos de la zona por donde transitaba el sendero, la acosté y me senté a su lado, no tenía intención de dormirme, quería mantenerme despierto, pero poco a poco el cansancio excesivo que tenia, venció al final. Por lo que termine acostándome a su lado y casi sin pensarlo me dormí, abrazado a ella.
Nos pudo haber ocurrido muchas cosas esa noche, porque no había podido mantenerme en guardia. Llevábamos caminando más de veinte horas y ocho horas, había llevado el peso de Neshi casi en su totalidad. Neshi, siempre había pensado que era muy liviana y me encantaba cogerla en brazos, pero esa noche fueron demasiadas horas seguidas, sujetándola para que no se cayera. Ella intento cargar con su propio peso, pero apenas podía, veía como cada dos pasos tropezaba y se tambaleaba, es realmente cabezota, cualquier otra persona hubiera desistido de seguir caminando, aun así ella aguanto más de seis horas.
Me despertaron unos pasos suaves que sentí a nuestro alrededor, no me moví, tenía la intención de averiguar cuál era la intención de nuestros visitantes, disimuladamente empuñe la espada que tenia bajo mi cuerpo, pero seguí haciéndome el dormido, a mi lado sentía la respiración de Neshi. Durante la noche, mientras dormía la había abrazado hasta tal punto que casi la había colocado bajo mi cuerpo. Creo que inconscientemente había intentado protegerla de cualquier ataque.
Unas manos me intentaron alejar de Neshi, eso hizo que abriera los ojos y mirara a nuestros “visitantes”. Para mi sorpresa eran dos cazadores elfos Dalishanos, mientras uno estaba agachado junto a nosotros, el otro nos observaba con el arco preparado, para disparar. Me moví lentamente para tapar con mi cuerpo, el cuerpo inconsciente de Neshi, quería evitar cualquier mal entendido.
El cazador que estaba agachado a nuestro lado dijo.
-- ¿Estas herido?
Sin quitarle los ojos de encima le dije.
-- No, no estoy herido, estamos huyendo de unos humanos, si es lo que quieres saber.
-- Entonces la sangre que tienes en la camisa, no es tuya.
-- ¿Sangre? – me mire la camisa, y la tenia totalmente empapada de sangre. Eso hizo que instantáneamente me olvidara de los cazadores y me volviera hacia Neshi, mientras les contestaba. – No, no es mía, pero… puede… puede ser de mi compañera.
Estaba acostada bocabajo, la espalda de la camisa la tenia empapada de sangre también. Cerré los ojos un segundo, no, no podía ser, ya estaba casi sanada, pero la marcha forzada que tuvimos que hacer durante tantas horas ayer, la había vuelto abrir.
“Dioses por favor, no dejar que ocurra.” me repetí una y otra vez, mientras le levantaba la camisa, la herida de la daga se había vuelto abrir. Le levante el empaste que le había puesto… hacia dos días, como no me había acordado, estuvimos tan pendientes de escapar ayer, que me olvide totalmente de que tenía que haberla vuelto a vendar.
Mire con desesperación a los dos cazadores, sabía que los elfos Dalishanos protegían a los elfos, siempre que estos no estuvieran con humanos.
El que nos había estado apuntando con el arco, se agacho al lado de su compañero y dijo.
-- Déjame ver esa herida, la podemos vendar para cortarle la hemorragia, después si venís al campamento del clan la Custodia podrá sanarla.
-- Iremos, voy a vendarla, creo que tiene algunas vendas en la bolsa. Ayer tuvimos que huir con lo que teníamos puesto.
Me ofreció unas vendas y un emplaste de hierbas, se las puse, después la envolví con la capa, y guarde su camisa en la bolsa mágica. Me colgué las espadas a la espalda y la levante en brazos, para seguir a los cazadores.
-- Ven síguenos, te llevaremos donde se encuentra la Custodia del clan. Por cierto mi nombre es Tamlen y mi compañero se llama Ilen.
-- Soy Zevran, Zev para los amigos. – intente sonreír, pero no lo conseguí, estaba demasiado preocupado por Neshi. – Ella es Neshama.
Me sonrieron, para luego continuar por el camino que solo ellos conocían.
Los elfos Dalishanos están considerados unos guerreros formidables, no se unieron a los humanos cuando cayó la ciudad elfica en poder de la capilla. Decidieron permanecer libres, aunque para ello tuvieran que vivir una vida nómada, pero son los custodios del saber antiguo elfico, ellos han luchado interminablemente por recuperar nuestra historia, nuestras costumbres y nuestra lengua, pero poco queda ya de aquel saber, han pasado más de 400 años de la cruzada que la capilla, lanzo contra nuestra ciudad.
Se tanto de ellos porque según me dijeron las prostitutas del prostíbulo donde nací, mi madre era una elfa dalishana. Mi madre había muerto al nacer yo, siempre me sentí culpable de su muerte, aun que Neshi ha tratado de hacerme ver que no tuve ninguna culpa, pero hay cosas que son difíciles de borrar.
Caminamos un tiempo no demasiado largo hasta que divisamos los Araveles, que eran las casas móviles, estos carromatos los movían mágicamente con unos animales llamados Hallas, levantan por encima de la copa de los arboles a los Araveles y son movidos de un punto a otro del bosque, pueden hacer un largo recorrido, es fascinante verlo.
Cuando llegamos al campamento nos salió a buscar la Custodia junto con otros 3 cazadores más. Los centinelas que tenían apostados en las cercanías, les habían avisado de nuestra llegada.
La Custodia… era mayor, tenía el pelo blanco y el rostro sembrado de arrugas, pero su presencia, era tangible, imponía respeto en silencio, solo con su personalidad. Uno de los cazadores mayores que habían venido acompañándola, se adelanto para cogerme las armas, no tenia manera de impedirlo, así que me volví para que las pudiera coger él mismo, entonces la Custodia hablo.
-- No, no es necesario que lo desarmes, son amigos. Hace algún tiempo que sueño con vosotros, pero ayer los sueños se intensificaron, soñé que veníais vosotros dos. Zevran y Neshama ¿verdad? – Me sonríe amablemente – Sabia que vendríais hoy, pero no sabía que Neshama estaba tan herida.
El cazador que había intentado desarmarme le dijo.
-- Custodia, ¿por eso enviaste hoy a todos los cazadores a rastrear el bosque?
-- Si, Paivel, por eso lo hice. Bienvenidos Zevran, mi nombre es Marethari y soy la custodia de este clan. Tráela a mi Aravel, allí podré atender su herida y tú podrás descansar, después hablaremos de mi sueño y como Neshama termino en tan mal estado.
Después puso la mano sobre la frente de Neshi.
-- Da’len tiene mucha fiebre. – después me miro y sonrió – Tranquilo Zevran, estáis en casa, no tienes nada que temer.
No podía quitarle la vista de encima, su presencia era tranquilizadora, como lo había sido la de Neshama cuando la conocí. Pero reconozco que no soy una criatura muy confiada, aprendí a desconfiar de mi propia sombra, y es difícil borrar lo que ha sido grabado con sangre. Había muchas similitudes entre Neshama y La Custodia Marethari, su voz era suave, no estaba alterada, solo fluía como el agua, si bien Neshi era muy joven y la Custodia evidentemente no lo era, pero si las hubiera conocido juntas, habría jurado que eran madre e hija, no porque se parecieran físicamente, sino porque se parecían mucho en la energía que emanaba de ellas.
El recuerdo de nuestro primer encuentro, hizo que la abrazara más fuerte, no quería pensar que al intentar salvarme de lo que Alistair y compañía querían hacerme, ella misma se había condenado a morir. “Neshi no, por favor… Cargo con la muerte de muchas criaturas, pero no puedo cargar con tu muerte, no puedo.” Este pensamiento, se repetía una y otra vez en mi mente, desde que había visto la sangre en mi camisa, no pude deshacerme de él.
Entre en el Aravel y la custodia me indico que pusiera a Neshi encima de una cama que estaba colocada en una de las paredes del Aravel. La acosté y me senté en el suelo, no quería alejarme de Neshi, no lo iba hacer. La Custodia entro detrás de mí seguida por los tres cazadores que la habían escoltado hasta la salida del campamento.
Nunca había estado dentro de un Aravel, los había visto alguna vez en Antiva, pero siempre desde lejos, por dentro parecen madera viva, de hecho tienen el olor de los arboles, su tacto es cálido, te da la sensación de estar dentro de una casa acogedora. El tiempo que pasamos con el clan de la Custodia Marethari, fue la primera vez en mi vida que sentí que estaba en casa, que estaba entre amigos, no sé si fue por el Aravel o por la propia Custodia, pero así fue.
Se volvió hacia los tres cazadores que habían entrado detrás de ella y les pidió que salieran a llamar al resto de cazadores que aun seguían buscándonos en el bosque. Después se fue directa a la cama donde había acostado a Neshi, comenzó a desnudarla y me pidió.
-- Da’len, puedes traerme agua del cántaro que esta fuera del Aravel, voy a limpiar toda esta sangre, así podremos ver la magnitud de la herida.
No me pare ni a contestarla, obedecí sin pensarlo, me levante y fui a por el agua que me había pedido, después se lo acerque y espere un poco retirado, por si necesitaba que le diera alguna cosa más. Aunque deseaba volver a sujetar la mano de Neshi.
Con mucha delicadeza le limpio toda la sangre de la espalda, yo la miraba por encima del hombro, pues la Custodia al igual que Neshi, no era muy alta.
-- Da’len no tienes por qué estar ahí de pie, ven siéntate a su lado. Ella te siente aunque no pueda hablarte. No esta tan grave como tú crees, la herida sangro, eso hizo que su temperatura corporal subiera, solo tenemos que volver a sanar la herida y bajar la fiebre, pero no te preocupes, pronto volverá a estar contigo. Así que deja de culparte por lo que la ha ocurrido y descansa.
-- ¿Cómo sabes que me siente Custodia? ¿Cómo sabias nuestros nombres? ¿Cómo sabias que íbamos a venir?
-- Haces muchas preguntas, hay muchas cosas que sé y muchas cosas que debemos hablar. Pero tendrán que esperar, la prioridad es sanar a Neshama, después habrá tiempo para la conversación. Ven Da’len siéntate aquí estarás cómodo y podrás estar cerca de Neshama, que es lo que quieres realmente.
Me quite las botas y me senté en la cabecera de la cama, en la zona de dentro, para dejarle espacio a la Custodia para curar a Neshama, pero a la vez estar cerca de Neshi. Acaricie su cara, pasando los dedos suavemente por sus mejillas después deje mi mano sobre su cabeza, y me relaje mirando trabajar a la Custodia, que sacaba hierbas y estaba creando un emplaste, no sé como ocurrió, pero poco a poco termine por dormirme en esa posición, con mis manos en el pelo de Neshi.
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