Capitulo 38
El amanecer nos encontró en el patio del Castillo de Risco Rojo, viendo como se preparaba la comitiva que saldría hacia Denerim. Nunca había presenciado algo tan penosamente lento y tan endiabladamente ritualista, pensé que si íbamos a tener que cargar con todas esas carrozas, gentes y cacharros podríamos tardar varias semanas en llegar a Denerim.
Ahí se me ocurrió la idea, podía decir que ya que el sequito tardaría más de una semana en alcanzar la puerta de Denerim, nosotros teníamos que realizar una última comprobación con el ejercito Dalishano que nos esperaba en el bosque de Brazilia, que no tardaríamos ni cuatro días en alcanzar, por lo que cuando el sequito llegara a las puertas, les estaríamos esperando. Era una excelente escusa para no tener que viajar con el sequito del Arl de Risco Rojo y a la vez poder adelantar trabajo, trabajo que había quedado pendiente cuando tuvimos que asaltar el fuerte Drakon, para rescatar a Alistair, Morrigan y Sten.
Pensé en hablar con el Arl Eammon pero la verdad es que no me fiaba ni un poquito de él, por lo tanto fui hablar con Bann Teagan, hasta ahora no había mentido, nunca se sabía, pero había sido de los humanos más legales que había conocido. Por lo que me fui hablar con él.
-- Bann Teagan, disculpadme pero el sequito del Arl va a tardar demasiado en ponerse en camino, ¿no es así?
-- Si, así es, desgraciadamente mi hermano ha decidido ir con todo el sequito de su jerarquía, mucho me temo que si tardaremos bastante en llegar a Denerim. Aunque comprendo sus razones, no comparto su amor por la ostentación, pero no he conseguido persuadirlo de que viajáramos libres de todo el sequito, a caballo podríamos estar en Denerim en dos días, pero así es difícil bajar de una semana y media o dos semanas para llegar a Denerim.
-- Comprendo. He pensado, que todavía tenemos que comprobar el número de cazadores que los elfos Dalishanos han conseguido reunir, y hacer algunas cosas que tuvimos que dejar, cuando nos enteramos de que Alistair, Morrigan y Sten estaban prisioneros en el fuerte Drakon. Por esa razón había pensado que adelantaríamos tiempo, si Fenarel, Zevran y yo nos adelantamos a la comitiva, comprobamos el estado de nuestras fuerzas Dalishanas y os esperamos en la puerta de Denerim. Nosotros solos podríamos llegar al Bosque de Brazilia en cuatro o cinco días, hacer todas las comprobaciones y partir a Denerim, llegaríamos antes que vosotros lleguéis a la puerta de Denerim.
-- ¿Por qué no te quieres llevar a Alistair?
-- ¿Te digo la verdad o quieres la respuesta diplomática? Es que no son iguales.
-- Siempre prefiero la verdad por dura que sea.
-- La verdad es que tengo pavor a las meteduras de pata de Alistair, no sabe mantener la boca cerrada cuando debe. Si bien con vosotros se comporta de una manera muy humilde, no es su comportamiento normal, cuando esta ante gente que él considera inferior, se crece y se comporta de una manera petulante Si dice cualquier impertinencia a los elfos Dalishanos estos nos pueden mandar de pastar y nos quedaríamos sin su gente en el ejercito, créeme los necesitaremos.
-- Comprendo. Cada vez me gusta menos Alistair como Rey.
-- En eso estamos los dos de acuerdo, no sabe cómo dirigir un pequeño grupo, no sé cómo va a dirigir una nación como rey. Morrigan, Oghren y Sten se quedaran con vosotros, por si surgen problemas siempre pueden ayudar. Fenarel, Zevran y yo estamos acostumbrados a viajar juntos, podemos mantener una marcha más rápida.
-- Os podemos dejar caballos, para que no tengáis que caminar tanto e iréis bastante más rápido.
-- No es mala idea, solo que yo… jamás he montado un caballo, no sé ni cómo un caballo podrá responder ante mí. En el círculo de hechiceros no nos daban clases de equitación. – sonreí intentando quitarle importancia, la verdad es que me imaginaba que Fenarel tampoco sabía montar, pero prefería no tener que poner en evidencia a Fenarel. Hasta ahora nadie había preguntado por él o por que iba con nosotros y esperaba que quedara así.
-- Es una sugerencia, veis al establo hay varios que son bastante dóciles y fáciles de montar, la mayoría de esos caballos me pertenecen, así que elegir los que mejor se adapten a vuestras necesidades. No creo que os vayan a dar problemas.
-- Bien hare todos los preparativos y saldremos de inmediato. Te avisare antes de partir, gracias por todo.
-- Que así sea, nos veremos en las puertas de Denerim.
Me marche a buscar a todo el grupo, que estaba reunido en un salón del Castillo a la espera de que nos dijeran cuando todo estaba listo para partir. Alistair estaba en el centro del salón dando órdenes como si fuera un general, al entrar me lo quede mirando atónita, se ve que ya se había recobrado de la parálisis que le aquejo cuando se dio cuenta que cerca estaba de morir. Pues no estaba todavía a salvo, si lo creía es que era más idiota de lo que yo siempre pensé. Le estaba diciendo a Fenarel que le trajera no se qué cosas de la cocina, me lo quede mirando con una sonrisa a medio ironía medio cinismo y le dije.
-- Fenarel ven, tú no tienes que hacer de criado para este estúpido humano. ¿Qué ocurre Alistair, te has quedado sin piernas para poder ir a buscarte cualquier comida a la cocina? ¿O es que no te llegan con los sirvientes humanos del Arl Eammon, que necesitas utilizar a uno de tus compañeros como criado?
Me respondió Fenarel.
-- No importa Neshi, no me molesta.
-- Puede que a ti no te moleste, - le sonreí - pero a mí si me molesta, eres uno más en el grupo, no el criado particular de este idiota. – señale a Alistair.
-- Neshama… pensé… que… que estarías con el sequito del Arl Eammon.
-- Ya, ¿Por eso estabas usando a Fenarel como sirvientes?
-- Él no es un guerrero – dice señalando a Fenarel – ¿Qué otra función tiene más que servirme? Voy a ser el rey de Feraldan.
-- Alistair eres imbécil, no hay otro calificativo para ti. Todavía NO eres rey de nada, segundo Fenarel no está aquí para ser tu criado, tercero tú tienes más que unas buenas piernas para ir a buscarte lo que quieras o necesites.
En ese momento oí la voz tronadora de Sten.
-- Alistair, Fenarel es mejor guerrero de lo que tú serás nunca y también mejor persona.
Me había dado cuenta que según pasaba el tiempo la tensión entre Sten y Alistair había ido creciendo. Sten es muy buena gente, pero su educación fue estricta hasta un punto, que a cualquier otro ser nacido en otra cultura, nos puede parecer inhumana, pero no es así, a diferencia de los enanos que cultivan la crueldad como una forma de vida, los qunaris son muy estrictos pero sin llegar a la crueldad de los enanos. Tenía que intentar que Sten no terminara por matar a Alistair, ya que cada vez lo consideraba más estúpido y eso en la cultura de Sten era igual que firmar tu sentencia de muerte.
Escuche a Oghren hablar.
-- Es un amante de hombres ese elfo, de que más sirve, sino como criado.
Zevran se tenso detrás de mí. Dije.
-- ¿Oghren ser un amante de hombres, te impide ser un buen guerrero o te inhabilita como un buen guerrero? Por qué creo que de todos los presentes, tú eres el menos indicado para hablar. Has olvidado ya por que Branka te dejo en Orzammar o tengo que decirlo en voz alta.
Fue Sten el que cerró totalmente la discusión. Se levanto de la silla en la que estaba y le dio su espada a Fenarel, su espada. Morrigan y Zev me miraron, yo mire a Fenarel que en ese momento se levanto y cogiendo la espada de Sten y se puso en posición de atacar. No daba crédito a que en poco más de tres meses Sten hubiera conseguido entrenarlo hasta el punto de que fuera capaz de levantar y no solo levantar, sino luchar con la espada que era casi tan grande como él. Volví a escuchar la voz de Sten en ese momento.
-- Alistair ponte en guardia, veamos cual de los dos es mejor guerrero, así se te terminaran todas las excusas.
-- No tengo por qué luchar con ese criado.
Sten le dijo con muchísimo desprecio.
-- Dices que no tienes por qué luchar con un criado o es porque eres demasiado cobarde para luchar con un guerrero. Ante el Qun tú serias el criado y él el rey. Que así sea humano.
Le cogió la espada a Fenarel y le dijo.
-- Muy bien hecho muchacho, todavía te queda mucho que aprender, pero eres un buen guerrero.
Me di cuenta que Fenarel se había sonrojado, así que también era tímido, sonreí para mí. Conseguir ganar un elogio de Sten, era la cosa más difícil que alguien podía lograr y él lo había conseguido. Después dije.
-- Ahora que ya hemos aclarado las cosas, ha llegado el momento de que diga lo que vine a comunicaros. Morrigan y Sten, os quedáis para vigilar a Alistair, ante cualquier tontería ya sabéis lo que tenéis que hacer, Oghren te quedas también para ayudar en la comitiva del Arl de Risco Rojo, no vaya a ser que entre los elfos te pervirtamos. Zevran, Fenarel y yo nos vamos antes. Tenemos que pasar por el Bosque de Brazilia para comprobar los refuerzos que los elfos Dalishanos han conseguido reunir. Os alcanzaremos antes de que lleguéis a las puertas de Denerim, ya que el tiempo que tardareis en llegar será mucho mayor que el nuestro.
-- Los tres solos a saber lo que vais hacer. – dijo Alistair
-- Una orgia Alistair… pero no queremos a templarios tontos con nosotros. – Alistair guardo silencio ante la mirada que le echamos todos -¿Alguna pregunta Morrigan y Sten?
-- No ninguna.
Me di cuenta que Morrigan y Sten habían intercambiado miradas, no querían que los separara, esa pareja resultaba realmente extraña cuanto menos, pero bien por ellos.
-- Fenarel por favor, recoge tu mochila y partamos a los establos. Bann Teagan nos va a prestar unos caballos para que viajemos más rápido. Aunque yo no sé montar a caballo. ¿Fenarel tu sabes montar a caballo?
-- No, no sé. Nunca he visto un caballo, ya sabes que en Denerim están prohibidos.
-- Pues habrá que ver si podemos montar, sino tendremos que ir a pie. Zev tu si sabes ¿verdad?
-- Si, puedo ayudaros, prefiero viajar a caballo que a pie. Aunque ya casi me había acostumbrado a caminar.
Asentí a Zev y camine hacia donde estaban Morrigan y Sten, en un susurro les dije.
-- No dejéis a Alistair solo, intentara cobrarse venganza por los “agravios” que le hemos infringido y el Arl Eammon es su custodio, por esa razón tener cuidado, no os fieis de nadie, quizás el único digno de confianza sea Bann Teagan pero no os lo puedo asegurar.
-- No te preocupes, nos encargaremos de que Alistair no dice idioteces. – me dijo Morrigan.
Recogimos las mochilas y partimos hacia los establos, donde nos estaba esperando uno de los cuidadores de los caballos, nos mostro los caballos que tenían y los que eran más dóciles. Pero hubo uno que a mí me encanto, nada más entrar en el establo, sentí su inteligencia y su personalidad. Era un caballo negro azabache, precioso, nunca había visto un caballo igual, claro que tampoco había visto muchos caballos. Yo como Fenarel no estaba muy acostumbrada a ver mundo, aunque después de conocer la vida que había llevado Fenarel, la mía me pareció un paraíso, en mi jaula de oro como mínimo tuve muchos mundos que recorrer, aunque fueran solo de papel, él no tuvo ni eso.
Me acerque al caballo lentamente, antes de ver al cuidador de caballos negar con la cabeza, cuando lo vi ya era tarde, estaba pegada al caballo, este se movió hasta quedar a mi lado, bajo la cabeza para rozarse contra mi mano, le acaricie lentamente dándole tiempo para ver mis movimientos, una cosa buena que había leído en los montones de libros, era que los caballos eran animales muy fáciles de asustar, por eso intente que todos mis movimientos fueran visibles para el caballo. Hasta que el cuidador dijo.
-- Señorita mucho me temo que ese caballo no lo puede montar.
-- Disculpe, no sabía que pertenecía a alguien, que no fuera Bann Teagan.
-- No pertenece a nadie. Ese caballo es indomesticable, nadie ha conseguido estar cerca de él nunca, es la primera vez y la primera persona que veo que se ha acercado a ella. Incluso nosotros no podemos limpiar su establo si esta él presente, nos patea y muerde.
-- Pues a mí me da la impresión de ser muy amable, aunque yo tampoco se mucho de caballos, quizás por eso le he caído bien. Si es así lo dejare tranquilo, no tiene por qué ser domesticado sino lo desea.
Cuando me iba a marchar de su establo, me cogió del borde del guante de cuero que llevaba y me tiro hacia él, suavemente pero firme. Le mire a los ojos y puse mi mano sobre su cabeza, abrí por un instante insignificante mi empatía y deje que conectara con el caballo. Sentí su confianza hacia mí, era extraño, pero supe que si quería montarlo se dejaría, por alguna razón no quería seguir preso en el establo, asentí mentalmente, es difícil interpretar los pensamientos y emociones de los animales. Cogí una manta que había junto a otro establo, se la puse encima sujetándola con una correa, después cogí las bridas y con cuidado, preguntándome si realmente era lo que quería, pero no dejaba de sentir su consentimiento y su aprobación a lo que estaba haciendo, después me sujete fuerte y salte encima de su grupa, ni se movió. El cuidador no daba crédito a sus ojos, su cara reflejaba su sorpresa.
-- ¿De dónde viene este caballo?
-- No lo sé, ese caballo apareció en el pueblo de Risco Rojo hará unos dos años, nadie sabe de dónde vino o como llego hasta aquí, ni quien fue su anterior dueño, si es que tuvo alguno. Se lo encontraron algunos aldeanos que lo trajeron pensando que Bann Teagan le gustaría un caballo tan hermoso, pero nunca nadie ha sido capaz de domesticarlo ni tan siquiera de acercársele, mucho menos lo que tu terminas de hacer.
-- Así que si me lo llevo nadie le echara en falta, ¿verdad?
-- Pues no, pero tú misma has dicho que nunca has montado un caballo y este no es un caballo domado tan siquiera.
-- Sera que le ha gustado mi perfume y a mí me parece muy amable. No creo que nos vaya a dar ningún problema.
El cuidador asintió, a él le daba igual el caballo que quisiera llevarme y si se podía alejar de este, que siempre le había odiado especialmente, pues mejor que mejor.
La empatía es extraña, solo la había liberado un momento para comunicarme con el caballo, pero había sentido a todos los que estábamos en el establo, a Zev siempre le sentía, aunque no la liberara, nuestro vinculo nunca se cerraba. Pero al cuidador de caballos no lo hubiera podido sentir, ni a Fenarel si no la hubiera liberado un segundo. Por eso también supe que a Fenarel le daban miedo los caballos que veía, mi vinculo con el caballo aun no se había desvanecido, por lo que le pregunte si podría llevarnos a Fenarel y a mi juntos, sentí su consentimiento y su afirmación.
-- Fenarel si quieres puedes ir conmigo en el caballo, creo que mi negrito tiene fuerza para llevarnos a los dos.
-- Eso es una locura – dijo el cuidador – no sé ni cómo se ha dejado poner la manta y montarlo por ti, pero dudo mucho que deje que el otro elfo se suba.
Vi a Zev que ya había elegido otro caballo de color oro rojo, se ponía junto a mí.
-- Señor, creo que a este caballo lo que no le gusta es el olor de los humanos – sonreí con toda la malicia posible – Estoy segura que Fenarel se puede subir conmigo y que no se espantara, ni se enfadara. Es más para demostrárselo – le quite las riendas y se las di – no las necesito, ven Fenarel dame la mano.
Me adelante con el caballo hasta donde estaba Fenarel y le di la mano para subirlo, después de que se hubiera colocado detrás de mí, me agarre a la melena de la grupa y el caballo camino tranquilamente sin el más mínimo titubeo. Dejamos atrás al cuidador con la boca abierta y las riendas de mi caballo en sus manos. Después antes de atravesar el puente elevadizo del castillo, vi a Bann Teagan que estaba organizando toda la comitiva que el Arl llevaría consigo, me acerque y en su semblante no podría caber mayor asombro al ver el caballo que montaba.
-- ¿Neshama te llevaras ese caballo?
-- Si así es, creo que se ha convertido en mi amigo.
-- Me alegro por él, siempre me sentí mal porque nunca fui capaz de enseñarle ni lo más mínimo, pensé que no encontraría nunca un jinete que fuera capaz de domesticarlo. Partes ya hacia el Bosque de Brazilia.
-- Si así es. Espero que tengan buen viaje, nos vemos en la puerta de Denerim dentro de una semana y media.
-- Esperemos que para entonces el Arl haya decidido que ropajes se lleva.
-- Esperemos que así sea, la Ruina no va a esperarnos eternamente, espero que sea consciente de ello. Cada día avanza más de prisa, en cualquier momento puede salir el Archidemonio a la superficie y en ese instante se nos habrá terminado el tiempo.
-- El Arl Eammon también lo sabe, tranquila allí estaremos.
Me gire hacia el puente y lo atravesamos al trote, después de que habíamos dejado el pueblo de Risco Rojo atrás, bajamos la velocidad al paso rápido pero relajado. No llevábamos prisa además no quería que se cansaran los caballos. Zev se puso a mi lado con el otro caballo, parecía que cuando iban a trote o galope, el caballo que yo llevaba siempre iba en cabeza, era como si el otro caballo solo le siguiera. Le sonreí a Zev y le dije.
-- Por una vez creo que toda la petulancia humana y toda la ostentación nos ha venido de perlas, para poder dejarlos atrás.
-- Y hemos ganado algo – me sonríe pícaramente – no tenemos que ir a pie, por lo que será un viaje mucho más descansado. ¿Qué paso en el establo?
-- ¿No lo oíste?
-- Sentí algo del caballo pero no entendí nada.
-- Entender los pensamientos de los animales es mucho más difícil que el de las personas. Son normalmente sentimientos, no palabras. No sé por qué razón tiene miedo de los humanos, se siente incomodo entre ellos, por eso no se dejaba montar. Pero ya has visto que no ha puesto ninguna pega a que lo montemos Fenarel ni yo.
Me sonríe Zev y me dice.
-- Si ya lo veo, pero preferiría ser yo quien fuera detrás de ti.
-- ¿Celoso Zev? – le guiñe un ojo sonriendole - Si no tuviera miedo Fenarel a mi no me importaría que fuera al revés. ¿Fenarel vas bien o prefieres probar a subir tu solo al otro caballo?
-- Si no queda más remedio, iré solo en el otro caballo. – dice Fenarel algo asustado.
Entonces siento que se ríe Zev.
-- No Fenarel no es necesario que cambies de caballo, aunque tengo la impresión de que Neshi tampoco esta guiando al caballo, solo le está hablando telepáticamente, creo que ella también tendría problemas si no fuera por su empatía.
-- Si gracias cariñin por descubrirme. Cierto si no fuera por la empatía tendría problemas, jamás me he subido a un caballo. Pero este es especial lo presiento, no es solo un caballo mas, hay algo en él que lo hace único.
-- La verdad es que algunas veces conseguís que me pierda – dice Fenarel – ¿Qué es la empatía?
-- Fenarel te acuerdas cuando nos conocimos, recuerdas lo asustado que estuviste cuando Neshi te dijo exactamente los sentimientos que tenias en ese momento, ¿lo recuerdas?
-- Si me acuerdo… tú dijiste que Neshi era especial, que sentía lo que nosotros sentíamos.
-- Eso es parte de la empatía – le dije – como cuando estamos en batallas, no te has preguntado ¿cómo se cuando te han herido, antes de que tú mismo te des cuenta?
-- Pensé que era cosa de tu magia.
-- No Fenarel, no es cosa de mi magia, ni es algo mágico, pues ningún humano la tiene, y según me han dicho hacia muchos siglos que tampoco había nacido nadie con ese don dentro del pueblo elfo, que durante muchos años a mi me pareció más una maldición que un don. Nadie debe saberlo jamás, los humanos piensan que es un don que ha desaparecido, como la inmortalidad, y así deben seguir pensando. Viajamos hacia el Bosque de Brazilia, pero no al clan con el que firmamos el tratado de los guardias grises, sino a ver al clan de mi madre.
-- Al clan de tu madre. ¿Tú eres Dalishana?
-- Si, naci entre los elfos Dalishanos, pero a la edad de 4 años los templarios me raptaron y estuve encerrada en la Torre de los Hechiceros durante más de 20 años. Hasta que me recluto Duncan un humano guardia gris que me salvo la vida al reclutarme. Hasta ahora es el único humano decente que me he encontrado, fuera de la torre.
Íbamos caminando por el camino principal, el que iba directo hacia Denerim, apenas se veían viajantes o caravanas en esta parte del país, que ya básicamente estaba asolada por las hordas de engendros tenebrosos. Pero de momento en el camino no los había sentido, aun así iba totalmente pendiente de que pudieran salir a nuestro encuentro. Fenarel se había quedado en silencio pensativo, Zev iba a mi lado mirándome de vez en cuando, siempre lo hacía, aunque fuéramos los dos solos, era un viejo juego que había comenzado cuando lo conocí pero a los dos nos agradaba, yo miraba para otro lado y sabía que Zev me seguía con la mirada. Si hubiera querido que fuera en el lugar de Fenarel, pero este no estaba habituado a los caballos, la situación en el camino ya era de por si peligrosa, no podía dejarlo ir solo en el otro caballo, por si teníamos que correr, él no sería capaz de mantenerse agarrado al caballo. Las mochilas las habíamos atado y colgado del cuello del caballo de Zev, que iba más descansado al llevarle a él solo. Estaba perdida en mis pensamientos cuando sentí la voz de Fenarel.
-- ¿Por qué los humanos son tan crueles con nosotros y porque nos tratan así?
-- No son solo los humanos – le dice Zev – ese es el verdadero problema, es que también hay muchos elfos que tratan mal a otros elfos.
-- Si cierto, pero por algún lado tiene que llegar un cambio para la mayoría de nosotros, ¿no crees Zev? – le dije a Zev.
-- Tienes razón Neshi, pero…
-- Se amorcito, tranquilo, no voy a emprender una revolución elfica cuando termine la Ruina, aunque no sería mala idea, pero para entonces tendremos problemas más gordos que solucionar.
-- Tendremos problemas más gordos, ¿Cuáles? Ahora mismo estamos ahogados en problemas, no veo cual puede ser más gordo.
-- Tranquilo Fenarel todo a su tiempo, cuando llegue el momento de esos puentes los cruzaremos, no te preocupes.
Seguimos hablando durante un rato, mientras viajábamos, así recorrimos la distancia que nos separaba del Bosque de Brazilia en dos días y medio. Al atardecer del tercer día llegamos al claro donde había quedado con mi madre, para nuestra sorpresa había vuelto todo el clan, incluso vi miembros del clan de Zathrian, algo que me sorprendió.
Cuando entramos por el camino, nos divisaron los cazadores de guardia, solo nos saludaron con las manos y seguimos avanzando hasta encontrar el Aravel de mi madre, que estaba apartado junto con otros 5 Araveles más.
Desmontamos y le quite la manta al caballo negro, hasta ahora no sabía cómo llamarlo, tendría que ponerle nombre, pues me había dado cuenta que él no pensaba volver jamás a los establos humanos. Cuando pensé que quizás al dejarlo libre se fuera, me llego la negativa del caballo, él quería permanecer conmigo, que así fuera. Zev estaba haciendo lo mismo con el otro caballo.
Aunque sinceramente no sabía que pasaría, aun estaba la incógnita de nuestra fuga después de que consiguiéramos vencer al compañero de Ort. Pues debíamos de haber comprado el barco la vez anterior que estuvimos en Denerim, pero tuvimos que decidirnos entre comprar el barco y preparar nuestra fuga o salvar la vida de Morrigan, Sten y el idiota de Alistair, habíamos terminado por salvarlos y perder la ocasión de comprar el barco. De toda aquella historia había salido algo bueno, conseguimos llevarnos a Fenarel del burdel donde lo habían esclavizado desde niño.
Una vez terminamos de dejar a los caballos acomodados para pasar el tiempo que estuviéramos en el campamento de mi madre, entramos en su Aravel. Mi madre se levanto y nos abrazo a Zev y a mí. Después nos invito a sentarnos, no dejaba de mirar a Fenarel.
-- Da’len me alegro de volveros a ver. Los dos estáis más delgados, ¿es que no coméis?
-- Si que comemos – dijo Zev sonriendo – de verdad que la cuido.
-- Si mama nos cuidados mutuamente, no tienes de que preocuparte, - me reí, nunca había pensado que ver a mi madre después de algún tiempo, fuera algo tan reconfortante, pero así fue – mama te presento a Fenarel, Fenarel te presento a la Custodia Marethari mi madre. Es nuestro nuevo amigo, esta algo nervioso es la primera vez que se encuentra con un clan Dalishano, así que darle tiempo.
-- Es un placer tenerte entre nosotros Fenarel, estás en tu casa. Habéis llegado justo a tiempo, hace apenas un día que llegamos y después han venido miembros del Clan de Zathrian, encabezados por el artesano Varathorn, que ya conocisteis cuando estuvisteis con el Clan de Zathrian. Han pedido una reunión con nuestro clan.
-- Mierda pretenden que vayáis a la guerra con ellos, ¿no es así?
En ese momento entro Merrill y me contesto.
-- No exactamente.
-- ¿Pero por qué habéis vuelto todo el clan? – la dije mientras me giraba hacia ella. – pensé que solo vendría mi madre con la gente del clan que se fuera a unir a nosotros, no todo el clan.
Fue mi madre quien me contesto.
-- No Neshi, esto ha sido la decisión de todo el clan. Ninguno de nosotros quería quedarse atrás, ira todo el clan a vuestro lado, vayáis a donde vayáis. Pero antes de que nos reunamos todos para discutir la forma de conseguir vuestra fuga, una vez el compañero de Ort sea vencido. Y la manera en que pasaremos los próximos 20 años, tenemos que escuchar a Varathorn y su gente, pues sinceramente creo que han venido ayudarnos. Pero no podría decírtelo, por lo que no adelantemos acontecimientos.
Mire a Zev aprensivamente, Zev se acerco a mí y me tomo de la mano, el contacto entre nosotros siempre consiguió tranquilizarnos. No me gustaba que hubiera tanta gente involucrada, me daba miedo, la verdad. Un secreto deja de ser secreto cuando hay más de uno que lo sabe. Pero tendría que escucharlos, al fin y al cabo, ellos llevaban más de cuatro siglos luchando por nuestra libertad, se merecían que se les tuviera en consideración.
-- ¿Para cuando está prevista la reunión de los dos clanes? – pregunto Zev.
-- La verdad es que os estábamos esperando a que llegarais, ahora que ya estáis aquí, pues me imagino que como muy tarde mañana por la mañana seria buen momento de comenzarla, si os parece bien.
-- Si por mí es buen momento cuando creáis oportuno hacerla. Me imagino que no les has dicho realmente de que se trata, ¿no mama?
-- No, pensé como tú, que también se debía a la próxima guerra con la Ruina, pero Merrill fue hablar con Varathorn y este le dijo que lo aclararía cuando llegarais y que su motivo erais vosotros, como ninguno de nuestro clan sabía si habíais dicho algo a Varathorn, nos mantuvimos en silencio a la espera.
-- Bien pues mañana saldremos de dudas entonces.
-- Pero Neshi y Zev tenéis que comer y descansar, que los dos tenéis mala cara. – Le sonrió a Fenarel – Y me imagino que en ti no son naturales esas ojeras que tienes, así que tu también deberías comer y descansar hasta mañana, aquí no tienes nada que temer.
Merrill le sonrió y después le dijo.
-- Fenarel ellos tienen su propio Aravel, pero si no te importa compartir el Aravel con los otros cazadores solteros, puedes pasar la noche con ellos, así los conocerás.
Fenarel le sonrió con cierta timidez, me había dado cuenta que era bastante tímido a pesar de la vida que había llevado. Cuando no conocía a la gente con la que estaba, le costaba mucho trabajo ser extrovertido. Me imagine que siempre tenía miedo de que alguien descubriera lo que había sido y se aprovechara de su pasado, pero eso no le iba a ocurrir aquí. Fue Zev quien hablo en un susurro que solo nosotros tres escuchamos.
-- Fenarel si quieres puedes dormir en nuestro Aravel, si así te encuentras más cómodo, pero si quieres ir con los cazadores, quizás conozcas a alguien especial, nunca se sabe en qué lugar del camino está la suerte. Tú decides. – le guiño el ojo, sin que Merrill o mi madre lo vieran. – nosotros estaremos cerca de todas maneras, por si te sientes incomodo.
Fenarel nos sonrió y asintió a Merrill, saliendo con ella del Aravel de mi madre. Después nosotros nos retiramos a cenar y a dormir a nuestro Aravel.
Zev me miro picaronamente y le devolví la mirada, había seguido la misma línea de pensamiento que él.
Por fin íbamos a tener una noche en solitario, sin templarios, ni miembros de la capilla cerca, por lo que tendríamos libertad para disfrutar el tiempo que tuviéramos juntos. Hacía más de tres meses que no habíamos podido unirnos, porque cada vez que lo hacíamos, mi empatía se liberaba de una forma muy ruidosa, por esa razón desde el momento en que liberamos a Alistair, no habíamos podido hacer el amor, ni unirnos más allá de un pequeño contacto, que no llamara su atención. Le echaba de menos y él a mí. Pero esta noche seria nuestra en todos los sentidos.
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