martes, 14 de septiembre de 2010

Neshama una bruja diferente 34


Capítulo 34

-- Una de las cosas que deberías haber aprendido sobre mi Alistair, es que jamás hago una promesa que no pueda cumplir o que no piense cumplir, quizás esta experiencia te enseñe que cuando digo que hare algo, lo hare, aunque esté en desacuerdo con el método. Bueno Alistair ha llegado el momento en que nos debes contar todo lo acontecido, todo lo que pensaste, todo lo que te dijeron Leliana y Wynne, desde el principio, comienza hablar.
Sentí la mano de Zevran entre las mías, le mire y le sonreí, me sonrió y me acaricio las manos tranquilizándome, su contacto siempre lo conseguía, él podía sentir que este tipo de magia me molestaba excesivamente hacerla. Pero Alistair no me había dejado ningún tipo de opción con su estupidez petulante. Vi que Alistair se levantaba del suelo y se acercaba a la hoguera, entonces comenzó hablar, todos guardamos silencio y le escuchamos.
-- Cuando conocí a Neshama a su llegada a Ostagar, pensé que era mi obligación como templario controlarla para que no dañara a nadie, aunque Duncan se ofendió profundamente y me advirtió de que si me veía pavoneándome delante de Neshama tendría problemas con él. No le hice caso, era la obligación que la capilla me había encargado y no iba a desobedecer a la Divina, por lo que intente controlarla, aunque tenía miedo de lo que pudiera decir Duncan, por esa razón no fui directo. Cuando caímos en Ostagar y nos salvo Flammeth, la vi salir sana y salva de la choza donde nos había llevado Flammeth, pensé que era joven y guapa, así que podría llegar a enamorarla y tener una relación temporal, ya que cuando me entere que mi hermanastro Cailan había muerto supe que tendría que ocupar su lugar, por supuesto que los nobles de Feraldan jamás consentirían que me casara con una elfa y encima para colmo una maga. Una relación sexual con ella podía ser un buen entretenimiento para los muchísimos días de caminos y peligros que nos quedaban por vivir. Hasta que ella comenzó a esquivarme, me molesto profundamente que no quisiera tener sexo conmigo, que pensara que era demasiado buena para mí. Luego apareció ese elfo Zevran que intento asesinarnos, ella le perdono la vida, pero no contenta con eso, se metió en la cama con él, considerándolo mejor que yo. Desde el primer momento en que se conocieron le sedujo, no había más que mirarlos para ver la sensualidad que saltaba entre ellos, como se regodeaban en sus perversiones, menospreciando el amor que yo le había prometido, se ve que solo busca ser un juguete en manos de un varón. Yo quería tratarla como una señorita, pero ella prefirió a ese elfo – la palabra “elfo” la cargo de desprecio -. Ese elfo que es un pervertido y un asesino, que ha estado con muchísimas mujeres y hombres, esto dicho por él mismo. La odie, pero a la vez me gustaba, me excitaba, creaba necesidades en mi que hasta ese momento no habían existido, como haría cualquier demonio súcubo. Leliana intento advertirme que me haría daño, que no era buena para mi, que solo era una elfa, bonita para mirar o para jugar, pero no digna de un templario, guardia gris y para colmo Rey de Feraldan, no la quise creer hasta que llegamos a la torre de los hechiceros, ahí comprendí que tenía razón, que debía de ser destruida. Cuando Wynne se unió a nosotros, no solo apoyo lo que decía Leliana, sino que corroboro muchas de las cosas malas que Leliana me había contado sobre ella. Era una apostata que había conseguido sobrevivir porque Irving el primer encantador de la torre, se había convertido en su amante. Y no solo su amante, su protector, la había ayudado a aprender infinitas cosas que eran ilegales. Aunque en la torre también había tenido a otros dos amantes, Jowan un apostata y Cullen este último un templario de la Divina, pero estos no le salían tan rentables como Irving, por lo que los tenía descuidados, pero aun así los manejaba como si fueran títeres, que hacían lo que ella dijera. La noche antes de nuestra marcha a Ostagar, Wynne me mostro lo depravada que es Neshama, fuimos hasta donde estaban los dos elfos y allí retozaban como si fueran animales, esa noche se lo conté a Leliana, fue cuando Wynne propuso que la asesinara Leliana cuando estuviéramos en Ostagar, planificamos que como siempre Morrigan y Neshama se pondrían a nuestras espaldas, Neshama estaría muy ocupada con las sanaciones y el contraataque mágico, así que podía aprovechar la ocasión y asesinarla, su muerte nos libraría de tan nefasta maga, además también podríamos acusar al elfo de haberla asesinado y podíamos terminar con su presencia pervertida en el campamento, haciendo justicia. Todavía no sé porque no la mato en el primer golpe, debería haberla matado cuando le clavo el puñal, pero la dejo herida grave pero no muerta, después el estúpido elfo se empeño en llevársela con él, como si le importara algo que no fuera su propia persona a ese mal nacido. En el campamento espere, no quería que Morrigan y Sten supieran que había querido a Neshama muerta, nunca se sabe si Sten no decidiría que tenía una deuda pendiente con Neshama y me atacaría. Al parecer así fue, el pensó que tenía una deuda con ella, por lo que se dedico a custodiar el campamento de Morrigan. Por supuesto que Morrigan se puso del lado de Neshama, eso era de esperar, viniendo de una apostata como ella. Pero con la ayuda y el apoyo de Wynne y Leliana sabía que podía hacer frente a los tres estúpidos que habían seguido a Neshama. Cuanto al Círculo de Hechiceros Wynne me aseguro que Irving me apoyaría una vez que Neshama y su influencia hubieran desparecido. Por esa razón y después de habernos pasado la noche hablando Wynne, Leliana y yo, fui a buscar al elfo, para ajusticiarlo y poder seguir nuestro camino, una vez nos hubiera cerciorado de que Neshama estuviera muerta. Habría mucho que hacer, entre otras cosas volver a la Torre de los Hechiceros a comunicarles la fatídica muerte de la “heroína” Neshama y nuestra gran congoja al tener que comunicar tan fatídica noticia, pero aun así la Ruina continuaba y era necesario contar con el ejército de magos que le habían sido prometidos.
“Cuando volví con el elfo arrastras a la hoguera, Wynne se encapricho en querer torturarlo un rato, ya que creía que este sabía mucho más de lo que había pasado realmente en el “Velo”. Algo que me explico que necesitábamos esa información que era muy importante para el bien de la Capilla. Comenzamos a interrogarlo, pero reconozco que quizás me gusto demasiado, causarle dolor y humillación, ya que él se había burlado de mí. Así que lo alargamos un poco, cuando me quise dar cuenta, Neshama y el elfo se habían marchado del campamento, aunque Leliana salió a rastrearlos y estuvimos buscándolos durante días no los encontramos, ya que Morrigan y Sten que si sabían hacia donde se habían ido se negaron hablar. Después volvimos a Risco Rojo, pensando que quizás se hubieran ido a ocultar allí, además necesitábamos dejar las tiendas de campaña y algunas cosas que pesaban demasiado, pasamos también por la torre de los hechiceros, pero ahí no estaban tampoco.
“Así que Wynne pensó junto con Leliana que sería mejor viajar hacia Denerim, después de que pasarnos unos días en Risco Rojo recuperándonos de la gran tragedia que nos había supuesto la muerte de Neshama, ya que Leliana estaba totalmente convencida que la había visto sangrar cuando se iban, por lo que era seguro que había muerto en el camino. Wynne no estaba tan convencida por esa razón propuso que contactáramos con las autoridades al llegar a Denerim, así el regente Loghain podría poner freno a una sola Guardia Gris, Wynne me seguro que las autoridades en Denerim reconocerían que soy el hijo bastarde del Rey Maric y que estaría a salvo de cualquier mal. Lo planeamos para cuando llegáramos a Denerim y alquiláramos unas habitaciones en la posada de los nobles, en la entrada del mercado, y que esa noche Leliana saldría a escondidas por la ventana y vendería la información de que los guardias grises estaban en la ciudad y que la maga andaba por ella. No sé porque al final terminaron apresándome a mí en lugar de buscar a Neshama, como era su obligación hacer. Cuando nos acorralaron en el mercado y vi que se enzarzaban en una batalla Sten y Morrigan contra los guardias, tire mi espada y mi escudo y puse las manos en alto, de esa manera intentaba decirles que no tenía nada que ver con el ataque que esos dos locos habían realizado. Cuando separaron a Wynne y Leliana de nuestro lado, pensé que me llevarían con ellos, pues sabía que ellas dos quedarían libres, por supuesto yo era totalmente inocente de cualquier cargo, así que supuse que me dejarían ir con ellas, además había sido el que preparara toda la información que se les había dado a través de Leliana. Cuando me arrastraron a los calabozos intente explicárselo, pero no quisieron escucharme, ni hacerme caso, solo querían torturarme y que les dijera algunos de los secretos de los guardias grises. No aguante la tortura y dije todo lo que sabía, aunque ya les avise que no sabía gran cosa, que llevaba poco tiempo, pero les di códigos y lugares donde se encuentran los almacenes que los guardias grises han tenido desde el principio de la orden. Pero aun así me aseguraron que al día siguiente me colgarían en la plaza del mercado como ejemplo de lo que se hacía con los traidores. Esa noche fue cuando volví a ver a Neshama y a ese elfo maldito, que habían venido a supuestamente rescatarnos.
Se quedo en silencio, había pasado más de dos horas hablando, yo solo deseaba matarlo ahí mismo, para después arrojar su cadáver a las bestias del campo, no darle ningún oportunidad de que pudiera volver hacernos daño, mis manos estaban llenas de magia mortífera, solo tenía que liberarla para que todo terminara. Entonces Zev me volvió hacia donde estaba él, mirándome a los ojos me dijo telepáticamente.
-- Neshi no lo hagas, nos jugamos mucho al sacarlo de la mazmorra, porque le necesitamos para hacer el pacto con los ejércitos humanos. Yo también tengo ganas de matarlo, pero no podemos hacerlo.
Mire a Zev acongojada, sabía que tenía razón como siempre que me frenaba, pero me era imposible olvidar que nos había querido ver muertos, que si me hubiera costado un poco más llegar a la hoguera habría matado a Zev.
-- Pero… pero ha intentado matarte, eso no se lo puedo perdonar. Y nada puede asegurarnos que no vuelva a intentarlo.
-- Si cierto, pero ahora está en minoría totalmente, ya no están ni Leliana ni Wynne a su lado, para ayudarlo con sus estupideces, creo que podíamos meterle el miedo en el cuerpo, hasta el punto de que no vuelva a intentar nada. El tipo es un cobarde Neshi, sino lo fuera habría actuado de otra manera.
-- Te entiendo. Veamos que dicen Morrigan y Sten.
Le sonreí mentalmente y le apreté la mano acariciándosela. Después hable en voz alta.
--Sten, Morrigan ¿tenéis algo qué decir? Solo una cosa, no podemos matarlo por más ganas que tengamos, le necesitamos para que los estúpidos Arl nos escuchen. ¿Qué queréis que hagamos con él?
-- ¿Por qué no lo podemos matar y así terminar de una vez? – dijo Sten.
-- No podemos Sten, cuando estuvisteis en Risco Rojo, seguro que Wynne preparo alguna trampa, ante la posibilidad de que le saliera mal la jugada. Y sin el Arl Eammon apoyándonos la asamblea ni se molestara en escucharnos, por lo que nos encontraremos enfrentando al Archidemonio en solitario, solo con los enanos, elfos y magos. Si queremos implicar a los humanos no nos queda más remedio que dejar a Alistair con vida y forzar las cosas en Risco Rojo.
-- Pero porque tenemos que aguantar a un traidor, nos ha traicionado a todos. Ese Arl debería ser consecuente con las cosas que ha hecho Alistair y comprender que no es válido como Rey.
-- Si Sten, pero el problema radica en que sin Alistair, el Arl de Risco Rojo no querrá tener nada que ver con nosotros, y desgraciadamente sin él la asamblea nos pasara por encima, haciendo caso omiso a cualquier cosa que les digamos, eso implicara que Feraldan caerá ante la Ruina. Te juro que yo lo quiero ver muerto mucho más que tu, pero no puedo matarlo.
-- Pero Kadan tú has demostrado tu valía, has luchado y eres una gran guerrera, la asamblea debería escucharte.
-- Sten esto es Feraldan, aquí no se escucha a los elfos. Zev creo que tenías algo que decir, hazlo por favor.
-- Creo que si realmente le metemos miedo en el cuerpo y no lo dejamos nunca libre o suelto, podremos perfectamente controlarlo, pero uno de nosotros deberá quedarse en el campamento para asegurarse que no hace estupideces.
-- Me quedare con él – dijo Morrigan – no os preocupéis, no va a ir hacer estupideces y además a mi no me puede engatusar con sus lloriqueos.
-- Bien por mi perfecto – dije – aunque me cuesta dejarlo con vida. Zev tiene razón le necesitamos demasiado para matarlo. Pero nos estás oyendo verdad Alistair. Cualquier estupidez por tu parte y estás muerto, no lo olvides.
Deshice el hechizo y lo deje libre, para que pudiera hablar, sin impedimentos. Bajo la cabeza y se quedo haciéndose la víctima.
-- Bueno ahora ya sabes cómo te traicionaron, Wynne y Leliana, ¿o todavía tienes dudas?
-- Puede que Wynne me traicionara pero no Leliana, no lo creo.
-- Llegados a este punto te contare algo que es totalmente verídico, a diferencia de las mil mentiras que Wynne ha contado sobre mí, yo tengo pruebas que nadie puede refutar. Sé que Wynne está poseída por un demonio del “Velo” hace mucho tiempo. Todo su interés en torturar a Zev, para que hablara sobre lo que había pasado en el “Velo”, tiene una única finalidad, el ser que tiene poseída a Wynne tiene miedo de mi, quiere saber cómo mate al demonio de la pereza, que fue el causante de los males en la torre de los hechiceros, eso me demuestra que realmente está esperando la ocasión para hacer él mismo un ataque, pero quiere aprender de los errores del otro demonio.
-- Poseída Wynne, no te creo. Ella siempre va a rezar a la capilla.
-- Realmente los templarios sois idiotas. Va a rezar a la capilla… pues claro que va, ¿crees que el demonio del velo va a ser incinerado en la capilla, porque Wynne entre en ella? No Alistair ni mucho menos, es una forma fácil de pasar desapercibido. Pero por si aun te han quedado algunas dudas, mira este objeto, lo encontré hace tiempo en la torre de los hechiceros y lo guarde como seguro de vida, contra ella.
Metí la mano en la bolsa mágica y saque el objeto que Ort nos había dado el día que salimos de la torre con Wynne. Se lo entregue.
-- Alistair contémplalo, pálpalo y veras a que me refiero.
Lo cogió entre las manos y apenas daba crédito a lo que sus ojos le decían, como tampoco comprendía bien lo que sus pequeños poderes templarios le advertían.
-- He estado escuchando y dando crédito a un demonio, no me lo puedo creer, jamás lo hubiera dicho. Así que todos esos sentimientos que tenia hacia ti, todo el odio eran debidos a la manipulación de Wynne. ¿Entonces es posible que este también manipulando a Leliana?
-- No solo es posible, es seguro que la está manipulando. Pero no todo lo malo viene de Wynne, para empezar tu ya me odiabas antes de que Wynne apareciera, solo aprovecho tu odio para amplificarlo. Eres como un niño pequeño al que se le encapricha un juegue y que sus padres no se lo pueden dar, el crio odia a sus padres por no haber comprado ese juguete. Tú has actuado igual. No quise una relación sexual contigo por qué no me atraes, no me encuentro cómoda entre humanos y menos entre templarios, pero nunca te hubiera hecho daño. Deberías haber escuchado a Cullen en lugar de escuchar a esa maldita maga.
-- ¿Cullen uno de tus amantes?
-- No Alistair, Cullen jamás fue mi amante. Fuimos amigos, él estuvo años enamorado de mí, pero nunca tuvimos nada más que alguna que otra conversación, porque era de los pocos templarios con los que podías hablar. De hecho y a diferencia de Wynne, no tuve ningún amante en la Torre de los hechiceros, no tendría ningún problema en reconocer que los tuve, si los hubiera tenido, ella en cambio si tuvo muchos, pero no es asunto mío con quien quisiera acostarse. Aunque este poseída y sea una cabrona con o sin demonio, no todos los males derivan de ella, para empezar si tú no te hubieras sentido como el rey del universo al que todos deben pleitesía, jamás hubiera podido crear tantas mentiras entorno a ti. Si Leliana no fuese una racista estúpida, con aspiraciones celestiales, y pájaros en la cabeza en lugar de cerebro, tampoco hubiera podido manipularla de la manera que lo hizo. Sabes es curioso, pero durante mucho tiempo pensé que a los templarios os vendría bien un pequeño paseo por el “Velo”, al modo en que nos paseamos los magos, quizás así algunos aprenderíais que el peor enemigo que tenéis sois vosotros mismos, esa es una verdad que muy pocos aprenden, pero que debería ser asignatura obligatoria para todos. Tú crees que tu obligación como templario es controlarme, pero tú hicisteis otro juramento, de hecho ni tan siquiera llegaste a ser nombrado templario o Duncan jamás hubiera podido reclutarte para los Guardias Grises. Tu juramento con los Guardias Grises es terminar sea como sea con la Ruina, usando los medios que sean necesarios, tanto si les gusta a los templarios, a la capilla, a los Arls, al Rey o a quien sea, como si no les gusta. Tu obligación real y única es terminar con la Ruina. Dime una cosa, ¿Piensas que Duncan estaría orgulloso de ti ahora? Piensa bien antes de contestarme, piénsalo detenidamente. ¿Qué crees que hubiera pensado Duncan de ti, al haberme entregado al mismo humano que nos había traicionado en Ostagar, que fue el verdadero responsable de la muerte de todos nuestros compañeros incluido Duncan? Mejor dicho ¿Qué hubiera pensado Duncan de que tú mandaras asesinar a uno de tus compañeros Guardias? Porque te guste o no, yo no fui a Ostagar a convertirme en tu juguete sexual, cuando pase la iniciación me convertí en otro guardia gris, que no quise tener ninguna relación sexual contigo, cierto. Pero eso no me hace menos guardia gris y tu obligación te guste o no, es terminar con la Ruina, como te recordó Duncan ya no eres un templario, ni los guardias grises son templarios. Ahora reflexiona sobre todo lo que te he dicho, piénsalo detenidamente, porque creo que Duncan se estará removiendo en su muerte al ver en lo que te has convertido, al ver lo que eras capaz de hacer a otro de tus compañeros. Como ves no todos los males vienen de Wynne, tú tienes que aprender a aceptar tus propios errores y tus propias debilidades. Créeme tienes muchas debilidades.
Agacho la cabeza y miro hacia el fuego, sabía que lo había herido al recordarle a Duncan. Esperaba que hubiera servido de algo, todo lo que le dije. Pero por si no había servido le confirme.
-- A partir de ahora Alistair te quedaras en el campamento con Morrigan y Fenarel, nunca dejaras el campamento bajo ningún concepto a no ser que te llamemos para ello, harás exactamente lo que te digamos. Sabes que entre nosotros no tienes amigos, así que no nos empujes a verte más como un estorbo que como alguien útil. ¿Lo has entendido?
-- Si, no volveré a comportarme de la misma manera nunca más, te lo juro.
-- Bien pues ahora pasemos a otros temas. Primero quiero presentaros a Fenarel, él vendrá con nosotros, pero como todavía no sabe luchar, se quedara en el campamento y ayudara en lo que pueda, ayudara... no significa que hará el trabajo, sino que ayudara hacerlo, espero que eso haya quedado claro. De todas maneras me gustaría que le enseñarais a luchar cuerpo a cuerpo, yo no puedo hacerlo, pues no sé cómo luchar con espadas y escudos o dagas.
-- Le enseñare – dijo Zev – tienes muchas facultades para que aprenda a luchar a mi manera.
-- Si él quiere no tengo inconveniente.
-- Si me gustaría mucho que me enseñara a luchar Zevran.
-- También te puedo enseñar a luchar, pero no seré un maestro blando – dijo Sten –. Aunque comprendo la necesidad que tenéis los elfos de Feraldan de aprender a luchar.
-- Sten estoy segura de que eres un gran maestro, que pude enseñarle muchas cosas a Fenarel. Desgraciadamente lo que yo te podría enseñar, no lo podrías usar, solo se luchar con magia.
El muchacho le miro a los ojos y acepto, a aprender de Sten también, aunque me di cuenta que prefería a Zev como maestro, creo que Sten le intimidaba, no es para menos. Sten es muchísimo más alto que cualquier humano, su cuerpo es como una muralla, los elfos varones altos pueden llegarle un poco más altos que su cintura, yo casi no llego a su cintura.
-- Ahora nos toca a nosotros deciros lo que estuvimos haciendo. Después de que escapamos del campamento, fuimos por el Bosque de Brazilia hasta que encontramos o mejor dicho un Clan Dalishano nos encontró a nosotros, mi herida se había vuelto abrir por el esfuerzo de la marcha que tuvimos que mantener esos días. – oculte que el clan que nos había encontrado era el de mi madre apropósito, pretendía que cuanto menos supieran de ellos mejor para todos. - Por suerte para nosotros – aquí no puede evitar mirar a Alistair – su Custodio me sano en unos pocos días, después a cambio le ayudamos con un problema que tenían en el bosque, una vez solucionado el problema y antes de marcharnos, Zev y yo decidimos casarnos bajo el ritual de los Dalishanos, así lo hicimos de ahí… - aquí deshice la ilusión que mantenía ocultos los tatuajes. – nuestros nuevos tatuajes.
-- Pero eso… eso va en contra de la capilla y de las leyes que rigen a los magos. – dijo Alistair.
Sentí que Morrigan bufaba
-- Alistair por si no te has dado cuenta, ya no formo parte del Círculo de Hechiceros, de la misma manera que tu hace mucho tiempo que dejaste de ser un aprendiz de templario. No lo olvides, como no olvides nuestra anterior conversación, tu vida lo creas o no, pende de un hilo muy fino, Sten y Morrigan estarían más que de acuerdo si te matara.
-- Si ya me he dado cuenta, además también me he dado cuenta que eres demasiado poderosa como maga, eso me lo había avisado Wynne, pero no la creí.
-- Wynne siempre tuvo celos de que mi magia fuera mucho más fuerte que la suya, pero ahora soy más fuerte de lo que fui en tiempos de la Torre. Cuando la vuelva a ver tendrá una muestra de magia real.
Morrigan me miro y dijo.
-- No sé si felicitarte o avisarte que…
-- Pues felicítame pues es lo mejor que me ha pasado nunca. Otra cosa, vuestra visita a la casa del hermano Genitivi no sirvió para nada, el asistente era un impostor que se hacía pasar por el verdadero asistente del hermano Genitivi, pero este estaba muerto en su habitación. No está en el lago Calenhad sino en un pueblo llamado Refugio, y cree haber encontrado la última pista que tenia sobre las cenizas y es ahí donde deberemos ir. El tratado con los elfos Dalishanos se ha cerrado, cuando los necesitemos estarán a nuestro lado. Todavía queda por hablar con el reino enano y conseguir que cumplan con su tratado, creo que deberíamos partir sin falta mañana hacia Orzammar hablar con su rey, después podremos ir hasta el pueblo ese en busca de las cenizas, pero deberíamos asegurarnos de tener un ejército antes para hacer frente al Archidemonio, que es lo que realmente importa. Porque sintiéndolo mucho por el Arl Eammon el solo es un hombre frente a la muerte de millones de personas. Así que mejor aprovechemos para descansar todo lo que podamos, el camino hasta Orzammar es largo y montañoso, no será fácil llegar hasta allí, cuando lleguemos acamparemos en la puertas de la ciudad y entraremos solos Sten, Zev y yo, Morrigan se quedara para cuidar de que Alistair haga lo que debe y Fenarel ayudara a Morrigan, intentaremos terminar lo antes posible con el tratado de los enanos, necesitamos reunir al ejercito cuanto antes, me lo dice el corazón, el tiempo se nos agota.
Me levante y salí a estirar las piernas fuera de la cueva. Zev se había quedado detrás, le estaba ayudando a Fenarel, a que aprendiera a vestirse con una armadura, parece algo sencillo, pero en realidad no lo es, si por un descuido la cierras mal, le estas dando ventajas adicionales al enemigo. Zev me había enseñado a ponérmela, fue agradable… ojala no tuviéramos tantas cosas que hacer y tuviéramos más tiempo para nosotros, le echaba de menos muchísimo, quería estar a solas con él, pero dudaba mucho que volviéramos a tener un tiempo en soledad, creo que esa parte de nuestra vida había terminado, como mínimo de momento. Estaba sentada en una roca fuera de la cueva cuando apareció Alistair y me dijo.
-- Puedes explicarme ¿Por qué tenemos que llevar a ese otro elfo con nosotros, ni tan siquiera sabe luchar?
Vi a Morrigan detrás de Alistair, la hice una seña para que se mantuviera en silencio.
-- Alistair por que entre otras cosas le debes la vida. Si no hubiera sido por él ahora mismo penderías de una soga en medio del mercado. Fenarel se arriesgo y arriesgo su vida para que pudiéramos encontraros, creo que tienes el deber de recompensarlo por ello. Pero si eso no te llega, esta porque yo he decidido que este. ¿Algo más?
-- Se ve que a partir de ahora solo podre hacer lo que tú digas.
-- Si Alistair y no se te olvide.
Se marcho y detrás como un sabueso se fue Morrigan.
Zev vino seguido de Fenarel y se sentaron a mi lado, sonreí al verlos y le cogí de la mano a Zev.
-- ¿Qué quería Alistair?
-- Lo de siempre Zev, no va a cambiar solo porque se lo digamos, gimotea más que si fuera una doncella en apuros. Pero creo que Morrigan va disfrutar haciendo de guardián, lo persigue como si fuera su sombra. – le dije telepáticamente - Tenemos otro trabajo que hacer a parte de los que he nombrado, tenemos que conseguir el grimorio de Flammeth, para dárselo a Morrigan, sin él ella no sabrá que tiene que hacer al final y la necesitamos para sembrar la duda.
-- Podemos ir después de que salgamos de Orzammar.
-- Si creo que será el momento adecuado, además está cerca de donde está el pueblo del Refugio. Solo será una pequeña desviación. – después volví hablar en voz alta. – Alistair quería saber porque Fenarel venía con nosotros. Le dije que se lo debía. No pareció muy convencido pero se aguantara. Fenarel si te dice cualquier cosa o te trata mal, debes decírnoslo y si no estamos díselo a Morrigan, ella le quemara el trasero lo suficiente como para que no te moleste.
-- Neshi creo que Fenarel podría venir con nosotros, le puedo enseñar por el camino, además si le compramos un arco siempre puede luchar a distancia mientas aprende la lucha cuerpo a cuerpo.
-- Si me gusta la idea de ir con vosotros. La verdad es que lo prefiero, la mujer humana me intimida mucho.
-- Morrigan – le sonreí – si es intimidante, pero si no dejas que te vea intimidado por ella, se comportara. Venir con nosotros puede resultarte muy peligro Fenarel, pero si es lo que quieres, que así sea. Si vienes tienes que prometerme que jamás dejaras mi pentagrama bajo ninguna circunstancia, como mínimo hasta que Zev decida que estás listo para luchar cuerpo a cuerpo. Puedo sanar pero no te puedo resucitar, así que nada de heroicidades.
-- Si, por supuesto que lo hare. ¿Puedo ir a dar una vuelta por el bosque?
-- Si claro que puedes ir, solo ten cuidado, por aquí suelen haber animales salvajes, y aunque no siento a ningún engendro tenebroso, no te puedes fiar de que no aparezcan en cualquier momento. Ahora no tienes por qué pedir permiso para hacer nada, eres libre, aunque eso también tiene sus inconvenientes.
Se marcho caminando lentamente hacia la fila de arboles.
-- Neshi ¿Qué te paso esta mañana? – me pregunto Zev.
Le mire y le sonreí.
-- Nada anormal, solo estaba mareada y con el estomago revuelto, creo que es el embarazo. Pero se me paso rápido.
-- Comprendo, pero es la primera vez que te ocurre.
-- No Zev, pero si es la primera vez que los síntomas han sido mucho más fuertes. Pero Alistair no debe percatarse de nada.
-- No se enterara, seguro. – poso su mano protectoramente en mi vientre.
Fenarel estaba paseando entre los árboles, maravillándose de todas las flores y plantas que había a su alrededor. Le llame, pero él ni tan siquiera me escucho. Sentí la mano de Zev en mi hombro.
-- Neshi déjale que disfrute, creo que nunca ha visto tantos arboles salvajes, me ha contado algunas cosas. Creo que le tuvieron en el burdel desde que era un bebe, nunca ha salido de la Perla, solo cuando iba a encontrarse con sus amantes, pero siempre dentro de los muros de Denerim. Estaba intrigado por que le tratábamos tan bien, me lo pregunto en el camino, mientras huíamos, por que cuando aflojo el paso de puro cansancio, le ayude a continuar, él realmente ahora se siente perdido, dale tiempo.
-- ¿Le tuvieron 16 años en cerrado en el burdel? Eso es aberrante.
-- No creo que han sido más de 18 años, es mayor de lo que parece. Solo que… bueno déjalo. Creo que su vida me resulta brutalmente familiar.
-- Lo sé cariño. – le abrace y me senté encima de sus piernas -. Bueno pues quizás deberíamos perdernos nosotros también un rato en el bosque. ¿No crees que sea buena idea?
-- La mejor que he oído hoy.
Me sonrió y me alzo en brazos, camino hacia la espesura de los árboles y nos perdimos en el bosque. Mañana habría que volver al mundo real.

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