Capítulo 33
No dormimos mucho, tanto Zev como yo nos turnamos para dormir, cuando llego el momento de partir, los dos estábamos algo cansados, pero los nervios de la próxima batalla nos mantendrían despiertos y atentos. Recogimos las pocas cosas que habíamos sacado y escondimos las mochilas dentro de la cueva. Improvise una vestimenta sexy con el vestido que había comprado, Zev puso mala cara, no le hacía ninguna gracia que entrara en el juego de Fenarel.
Saliendo al acantilado y después hasta las murallas de Denerim, ahí Fenarel nos dijo que había una entrada secundaria por la zona de los muelles, que algunos contrabandistas usaban para su trabajo, era una información muy útil realmente, pues ninguno de nosotros dos conocía bien Denerim. Pasamos por esa entrada y llegamos casi a la entrada del puerto, después nos fuimos deslizando por las sombras hasta llegar al fuerte Drakon que estaba al otro lado de la ciudad, llegar no fue difícil, ya veríamos cuán difícil seria salir.
En la puerta del fuerte Drakon nos pararon dos guardias armados hasta los dientes, sentía a Zev que iba a un lado nuestro pero oculto entre las sombras. Fenarel les dijo que venía a visitar al comandante, uno de los guardias que le conocía, hizo una broma soez sobre los apetitos de los elfos, me mordí la lengua, le había jurado a Zev no incinerar a nadie si podíamos evitarlo, así que me controle lo mejor que pude y sonreí.
Ese mismo guardia fue a la puerta y la abrió para que Fenarel y yo pasáramos, lo que no supo, fue que Zev que iba justo cerca de nosotros aprovechaba la ocasión para colarse de incognito en el fuerte.
Al otro lado encontramos a tres guardias en una habitación que le saludaron a Fenarel y nos acompañaron a las habitaciones privadas del comandante, sabía que Zev nos seguía, pero tenía un nudo en el estomago, cuando vi al comandante, se me desplomo el alma a los pies.
El tipo era gordo de tanta comida como comía, todo él era pura grasa, pensé que hasta yo en un combate cuerpo a cuerpo podía darle lecciones de cómo moverse. Estaba sucio y mal oliente, era asqueroso, no entendía como Fenarel podía soportarlo todos los días desde hacía dos años. Pero si él había podido soportar sus manos y otras cosas, durante ese larguísimo tiempo, yo podría soportarlo por unas pocas horas, aunque hubiera preferido matarlo.
Fenarel le dijo que nuestra Ma’an me había enviado para que me viera, por si le surgía la necesidad de un aliciente en tan larga relación, que era nueva en el burdel. La babosa en forma humana se acerco a mí y me paso un brazo por encima del hombro atrayéndome hacia él, después me beso, no le empuje y lo lance contra la pared porque sabía que no podía hacerlo, pero ganas me dieron. Mi angustia la sintió perfectamente Zev, tanto que casi sale de su escondite en las sombras para atacarlo, hasta que le dije que él no incinerarlo, también era válido para él.
Fenarel no le dejo continuar, le dijo que solo podía mirar pero no tocar, que si quería mas tendría que hablar con la Ma’an para establecer un precio añadido a los soberanos que le pagaban por su visita. Vi como iba hacia la babosa humana y le abrazaba fingiendo estar celoso, en ese momento se me ocurrió una idea, no iba a permitir que el tipo se saliera con la suya, ni con Fenarel ni conmigo. Comencé a crear la ilusión de un ser, un ser seductor que se acercaba a la babosa, jugando con él, seduciéndolo, saque la ilusión de mis conocimientos sobre los súcubos, historias e informes que en la biblioteca de Irving había leído cuando este no estaba en sus habitaciones. Juro que si hubiera sabido como invocar a un demonio, esa babosa humana se hubiera acostado con una súcubo pero desgraciadamente, jamás había querido tocar ese tema, por que el precio a pagar siempre es brutalmente alto. Lo hice tan real que la babosa soltó a Fenarel y se fue derecho a por la ilusión, paso una hora con la ilusión, creyendo realmente que todo lo que hacía era verdad, aunque nada de lo que su mente pensaba que estaba haciendo era real, pero curiosamente sirvió, al término de la hora estaba totalmente agotado y se durmió abrazado a un almohadón, pensando que era el ser que le había seducido. Fenarel me miro y casi se rio, casi… por que le indique con la cabeza que ni se le ocurriera o la babosa se daría cuenta de que todo era una mentira.
Fenarel le registro en busca de llaves, encontró un manojo de llaves gordo que nos enseño, después salimos al pasillo y estábamos en medio del Fuerte Drakon, así que teníamos que llegar a donde se encontraban las mazmorras, Fenarel nos aseguro que sabia donde se encontraban, por lo que fuimos siguiéndole, por si acaso Zev seguía ocultándose en las sombras, pasamos de un piso al siguiente y seguimos bajando, llegamos a las cocinas donde un puñado de elfos estaba trabajando a las ordenes como no del humano de turno. Al vernos algunos pusieron cara de compasión y comprensión, pero también había más de una mirada de desprecio. Fenarel les dijo que el comandante nos había enviado en busca de una remesa de vino especialmente preparado para él.
Tomo una jarra que había en una mesa y entro en el cuarto que parecía un almacén, después de retirar algunas cajas nos enseño una escalera secundaria y nos dijo que por ahí estaba la mazmorra, pero que a partir de ahí, ya no tendríamos posibilidad de pasar desapercibidos, así que habría que ir con cuidado y matando o dejando inconsciente a todo aquel que nos encontráramos, pero que a esa hora estarían cenando seguramente la mayor cantidad de guardias del fuerte, por lo que sería poco probable que encontráramos grupos grandes. Zev se puso en cabeza y nos dijo que iría por delante y si veía problemas nos avisaría antes de que llegáramos a ellos, que si era uno o dos podría adormecerlos con un veneno que tenia, con solo un corte pequeño podía ponerlos a dormir durante algunas horas. Muy lentamente fuimos ganando terreno, Zev no quería dejar un reguero de cadáveres, más que nada para tener mayor posibilidad de salir del fuerte con vida.
Al final conseguimos llegar a los calabozos donde estaba Alistair encerrado, Morrigan estaba en otro calabozo, que compartía con Sten. Al vernos Morrigan puso los ojos en blanco y sonrió, Sten como siempre nos miro y asintió con la cabeza, como diciendo que lo sabía, que sabía que iríamos a por ellos. Los soltamos primero después fuimos hasta el calabozo de Alistair y abrimos la puerta, le habían dado una buena paliza, tenia media cara hinchada y muchos moratones por todo el cuerpo. No voy a decir que me alegre de encontrarlo de esa manera, pero si es cierto que pensé que se lo tenía más que merecido. Le ayudamos a incorporarse y cuando nos reconoció no daba crédito a sus ojos, comenzó hacer preguntas y a lloriquear, hasta que le corte y le dije que hablaríamos cuando estuviéramos muy lejos del fuerte y de Denerim, pero no antes. Que se guardara todos los lloros, todas las lágrimas y las lamentaciones para otro momento, que no era ni el tiempo ni el lugar para eso.
Llegar hasta ellos no nos había supuesto ningún esfuerzo, quitando alguna que otra lucha, lo habíamos tenido muy fácil. Pero ahora cargábamos con tres personas más, que además no sabían o no podían ocultarse ni pasar desapercibidos. Posiblemente tendríamos que abrirnos camino a base de luchar, necesitábamos vestirlos con ropas adecuadas, en Feraldan es tradición despojar a los reos de cualquier tipo de vestimenta que lleven, por esa razón habían estado los tres desnudos.
Zev fue delante de nosotros explorando los pasillos por donde teníamos que pasar, pero antes telepáticamente me pidió que me cubriera solo a mí en las batallas, que no permitirá que nadie se acercara a mí. Le jure que así lo haría, que solo él podría traspasar mis pentagramas. Descubrimos una habitación donde habían dejado las pertenencias de Alistair, Morrigan y Sten, las recogieron y se vistieron, cuando Alistair intento volver hablar Sten le dio un empujón y le dijo por señas que guardara silencio.
Así conseguimos llegar al piso que daba a la salidas, ahí tuvimos que abrirnos camino luchando por cada centímetro que ganábamos hacia la libertad, Fenarel nos arrastro mientras luchábamos hacia los establos y de allí a la salida trasera del fuerte Drakon. Después fue una verdadera carrera y una lucha casi continua con la guardia de la ciudad, pisándonos los talones, hasta que conseguimos despistarlos y escapar hacia el puerto, del puerto por la puerta trasera hasta el acantilado y el camino hacia el norte en dirección a Orzammar la ciudad de los enanos.
Después de toda la batalla en la ciudad de Denerim, anduvimos dos días sin parar a descansar, necesitábamos poner la mayor distancia posible entre nosotros y la maldita ciudad que empezaba a odiar.
Llegamos casi hasta el pie de las montañas, allí Sten dijo que concia una cueva que sus compañeros y él habían usado como refugio, que no estaba lejos, le seguimos hasta la cueva, una vez dentro preparamos pocas cosas antes de acostarnos a dormir, unos glifo en la salida y algunas trampas que preparo y puso Zev, nos sentamos pero ninguno de nosotros tenía fuerzas para comer algo, cada uno se busco un rincón donde poder dormir, Zev y yo pusimos una capa y nos acostamos juntos, Fenarel se acostó nuestro lado, estaba claro que no se fiaba de ningún otro del grupo. Cuanto me recosté en el suelo y puse la cabeza en el brazo de Zev, él me abrazo atrayéndome hacia su cuerpo, después nos dormimos. No se había quedado nadie de guardia, pero con los glifos en la entrada, el más mínimo movimiento nos hubiera despertado a Morrigan y a mí, por lo que estábamos relativamente seguros.
Pasamos dos días en la cueva, el primer día ninguno de nosotros tuvo fuerzas para hacer algo más que comer y dormir, al segundo día llegaron las explicaciones y los porqués.
En la mañana del segundo día, cada uno se fue despertando por fases, reuniéndose entorno a la hoguera que habíamos preparado el primer día, después de haber dormido algunas horas. Nadie hablaba, Alistair se levanto en silencio y se sentó a comer pan y queso, la hinchazón de la cara se le había pasado, pero todavía la tenia totalmente morada, me imagine que le debía estar doliendo. Si soy sincera, podía haberlo curado y no tendría que estar pasando por ese dolor. Pero mi compasión hacia Alistair había muerto hacía mucho tiempo, debía aprender por las malas el resultado de sus acciones, no era nada unos pocos días con dolor, a lo que él nos había hecho a Zev y a mí.
Aunque reconozco que no soy tan cabrona como debería serlo, ya que debía de haberlo dejado en la mazmorra del fuerte Drakon, para que sus amigos templarios lo rescataran si podían. Rescatar a Morrigan y Sten era mi obligación, ya que ellos me habían seguido a mí, no Alistair. Por lo tanto era mi obligación cuidar de ellos, pero no de Alistair que para colmo había planificado la muerte de Zev y la mía.
Como nadie hablaba, decidí que era el momento de saber que había ocurrido para que los apresaran y qué papel habían jugado Wynne y Leliana. Nos habíamos sentado de forma muy significativa entorno a la hoguera, yo estaba entre Zev y Fenarel, cerca de Zev estaban Morrigan y Sten juntos y después Alistair.
-- Parece que el silencio ha caído en este grupo, pero creo que ha llegado el momento de que nos contéis a Zev y a mí, ¿Cómo fue que os capturaron? ¿Qué ocurrió para que os apresaran? ¿Cómo es posible que Leliana y Wynne quedaran libres, mientras vosotros erais trasladados al fuerte Drakon?
-- Y a ti que te importa apostata. – dijo Alistair.
-- Neshama creo que fue un error que lo sacáramos de la mazmorra. – Dijo Morrigan – tanto como cuando mi madre le salvo la vida.
-- Cierto, pero tengo mis razones para haberle ahorrado a su culo la soga al cuello. Ahora yo que tu Alistair bajaría mi temperamento al mínimo e intentaría ser agradable. No es que estés en mayoría absoluta, ni tienes el poder de nada, ahora más te vale comportarte de manera muy humilde y sumisa o te juro que terminare incinerándote. Se te termino el tiempo de las contemplaciones, porque ganas tengo de matarte, así que no me lo pongas demasiado fácil. Todavía no he olvidado lo que tú, Leliana y Wynne nos hicisteis a Zev y a mí.
-- No te hicimos nada, fue Zevran el que te apuñalo, traicionando tu confianza.
-- Basta de mentiras Alistair, basta de una vez. Tienes celos de Zevran desde que se unió a nosotros, porque mendigabas tener una relación que jamás hubiera funcionado, ni aunque Zevran nunca hubiera aparecido. Tú y yo somos como el agua y el aceite, para tu información te diré que jamás se mezclan. Prefiero que cambiemos de tema, si seguimos por este sendero es posible que termine matándote. Él tiempo para hablar de ese tema aun no ha llegado. Ahora mismo tenemos cosas que hacer, pero antes de nada necesito saber que ocurrió en Denerim para que os apresaran. ¿Qué es lo que hicisteis esta vez Alistair? ¿Peligraba la virginidad de Leliana o algo parecido? – Vi que Morrigan se mordía el labio para no reírse. – ¿o acaso te volviste a emborrachar, se ve que tienes debilidad por la botella?
Fue Morrigan quien al final contesto, Alistair estaba con la cabeza gacha mirando hacia el fuego.
-- Leliana le convenció para que fuéramos a Denerim, ella tenía asuntos que tratar con su anterior amante y Alistair estaba deseando ver a su hermana, también estaba el tema del hermano Genitivi y de la urna de las cenizas. Estuvimos en la casa de Genitivi nos informo un asistente del hermano, que este estaba en el lago Calenhad buscando pistas sobre la urna y después fuimos hasta la casa de la amante de Leliana. Ahí Leliana, Alistair y la amante se pelearon, yo propuse matar a la ex amante y terminar de una vez con el problema, Leliana se enfado y se marcho, seguida de Wynne, cuando salimos a la plaza del mercado en busca de la casa de la hermana de Alistair, Leliana y Wynne no estaban en la calle, tardamos un poco en encontrarlas, estaban en el jardín de la capilla esperándonos, después no tardamos apenas nada en encontrar la casa que Alistair buscaba, entro con Leliana y Wynne, no entre por lo que no te sabría decir que paso, pero a los pocos minutos teníamos a un regimiento de guardias rodeándonos en el mercado. No éramos pocos por lo que propuse luchar, pero Leliana y Wynne depusieron las armas, así que solo quedamos tres para hacerles frente, aunque les costó derrotarnos, al final lo hicieron. Eran demasiados para nosotros tres. Neshama tu sabes que podía haber huido, pero no quería dejar a Sten solo con Alistair. Cuando nos apresaron a Leliana y Wynne las separaron de nosotros y no hemos vuelto a verlas desde entonces, no sabemos que les paso, ni donde están.
-- ¿Qué les paso? – Dijo Zev – no te lo puedo decir, pero si te puedo decir como las vimos nosotros. Nos las encontramos en la capilla de Denerim, estaban perfectamente hablando con los templarios que había en ella y totalmente libres.
-- Y seguro que fuisteis a rezar a la capilla, ¿verdad elfo? – dijo Alistair.
-- Lo que fuéramos hacer es cosa nuestra estúpido humano – le dije – da gracias que fuimos, porque allí fue donde nos enteramos de que pensaban colgar tu lindo culo en medio de la plaza del mercado, después de unas sonoras sesiones de tortura. También supimos que estaban presos Morrigan y Sten. Vimos como Leliana se pavoneaba de haberme matado, así como Wynne decía que era posible que estuviera viva, pues no era tan fácil de matar. Así que ahora cuéntanos tu Alistair, no Sten ni Morrigan, ellos solo sufrieron las consecuencias de tus estupideces.
-- No tengo nada que decir y menos a ti.
-- Estúpida basura humana, - le cogí por el cuello y lo estrelle contra la roca, fue magia pura pero nunca había tenido tanta fuerza mágica, pero lo deje clavado contra la pared, después invoque una bola de fuego en mi mano y le amenace con ella - claro que me vas a decir todo lo que paso, si quieres que tu culo salga de esta cueva, como si quieres seguir viviendo harás lo que te diga como un buen templario. Porque de lo contrario te juro que no vivirás para ver muchos días más.
Me lanzo un ataque templario mágico que dejaba a los magos inconscientes, si eras fuerte podías evitar la inconsciencia pero quedabas sin magia, vi como Zev se levantaba como un rayo y se fue hacia él. Pero para consternación de Alistair el hechizo pasó a través de mí, sin producir ningún efecto. Alce la mano para frenar el ataque de Zev y de Morrigan que se había puesto de pie para atacarlo.
-- ¿Sorprendido Alistair? Tus mini poderes templarios no te servirán de nada conmigo, eso lo descubrieron tus queridos amigos templarios cuando era una niña. Ahora he crecido y puedo contraatacar a la vez que no me afectaran jamás tus ataques mágicos. A si están las cosas, estas a nuestra merced, además que pretendías atacándome, solo hubieras conseguido una muerte rápida en manos de Zev, no lo dudes. Te soltare lentamente y no harás ningún intento más, te limitaras a contestar a mis preguntas y me obedecerás en todo lo que diga, sin lloriqueos y sin lamentos o protestas. ¿Qué me dices a eso?
Asintió con la cabeza y después gimió intentando dar lastima.
-- Bien ahora me responderás. ¿Qué paso realmente para que apareciera la guardia de la ciudad a buscaros?
-- No lo sé, esa es la verdad. – dijo Alistair intentando poner la cara más gimoteadora posible. – Después de que hablara con mi hermana y esta nos expulsara de su casa, al salir en la puerta nos encontramos rodeados por la guardia de la ciudad, es todo lo que se.
-- A ver vamos por pasitos o preguntas más cortas, a ver si consigo saber cómo se preparo la emboscada, porque eso que has dicho es una repetición de lo que ha dicho Morrigan. Y me apuesto el cuello a que hay mucho mas debajo de la apariencia de esa emboscada siendo algo fortuito. Dado que si me quedo con la versión que has contado Alistair, queda aun colgando el hecho de que Wynne y Leliana, estuvieran bien y en libertad. La lógica me dice que forzosamente debieron traicionaros, pues si no deberían haber estado con vosotros en los calabozos. No sé si la traición partió de Leliana o de Wynne, o fue una idea de las dos, pero es seguro que una de ellas la hizo real.
-- Eso es mentira – dijo Alistair – Wynne o Leliana jamás me traicionarían.
-- ¿Ahh no? Yo no estaría tan segura Alistair. Cuando conocimos a Leliana, esta se hacía pasar por una aspirante a sacerdotisa en la capilla de Lotherim, aun recuerdo sus “posturitas”, también recuerdo su racismo en las primeras palabras que dijo, “¿Cómo es que una elfa había terminado siendo una guardia gris?”, no sé si es que es tonta o se lo hace, cuando me había visto con un par de estornudos mágicos, mandar a 5 hombres heridos a ver a su querido regente. Después todas sus conversaciones fueron cuanto menos estúpidas, sus peinados y sus zapatitos, no sé si solo tiene pájaros en la cabeza o aún le quedan algunas neuronas, pero si tengo seguro que puede haberte traicionado fácilmente, pues de la “virgen” que se presento como aspirante a sacerdotisa a lo que realmente es, una asesina bardo que vendía información de su propio país a otros países, solo porque le divertía. Si no me cuesta nada imaginarla vendiéndote Alistair, más cuando se dio cuenta de que jamás podría aspirar a compartir el trono contigo. Alistair eres demasiado idiota para verlo, siempre sospechaste de las intenciones de Zev, siempre le pusiste contra las cuerdas, porque era un asesino y un traidor según tu. Pero los verdaderos traidores no son tan simples de ver. Zev fue y es el mejor asesino de una organización de asesinos, pero es más leal que cualquier señoritingo con títulos nobles. Pero con una notable diferencia, Zev fue obligado desde los seis años a soportar un entrenamiento brutal, en una organización en la cual jamas tuvo posibilidad de decidir su destino, ni elección posible, era cuestión de sobrevivir o la muerte. Tu verdadero problema es que jamás aprendiste a juzgar a la gente, no por sus títulos nobiliarios que no los hace mejores, sino por lo que tienen dentro del corazón. Pero lo que realmente te ocurre con Zevran, como dije antes son tus Celos con mayúsculas, tus celos de que le prefiriera a él en lugar de a ti.
-- Se que Leliana no me traiciono, me dijo que me quería.
-- Te dijo que te quería… ¿entre una conversación de peinados y otra de zapatos? Creo que la frase “te quiero” se emplea demasiado libremente. Pero vamos a suponer que no fuera Leliana, aunque me cuesta trabajo hacerlo, a no ser que fueras tu quien la mandara asesinarme. ¿Fuiste tú Alistair quien le dijo que me matara? Y no me cuentes mentiras, se que fue Leliana, la sentí y la vi un segundo después de que me apuñalara. Porque creo que todo está relacionado. Desde luego he de reconocer que fue un plan brillante a quien se le ocurrió. Fui una estúpida inexperta que pensó que entre sus compañeros estaría segura, algo que no volverá a ocurrir, eso te lo garantizo, a partir de ahora solo Morrigan y Zevran podrán poner los pies en mis pentagramas, los demás serán expulsados y tratados como enemigos. Pero hagamos la suposición de que no fue ella, sino Wynne, es posible, la conozco hace suficiente tiempo, para saber que es una babosa arrastrada si con ello puede conseguir llenar un poco el vacio de ambición que tiene, le gusta más el poder que cualquier otra cosa. Pero no es estúpida, sabía que teniéndote a ti al mando podía manipularte a la perfección, por eso me cuesta creer que fuera ella, Wynne no da la cara trabaja entre sombras se le da mejor que ir de frente, le gusta destruir elfos, pero no humanos. Tú Alistair eres un títere perfecto para alguien como Wynne, no fue ella la que te traiciono. Si es posible que estuviera detrás de las manos de Leliana, sabía que si quería llegar a saborear el poder, tendría que quitarme del medio, además de que disfrutaría teniendo la satisfacción de matarme y de poder torturar todo lo que quisiera a otro elfo.
-- Todo eso que estás diciendo son solo mentiras. Zevran fue el que te apuñalo en Ostagar. Leliana estaba luchando a mi lado.
-- ¿Qué parte de la frase “basta de mentiras” no has comprendido? Dime una cosa Alistair ¿realmente quieres morir? Porque si la respuesta es Sí, te matare en el acto.
-- No, no quiero morir. Pero…
-- No hay peros, se lo que paso en Ostagar, también sé que me quisisteis abandonar y que solo Zevran se negó hacerlo. Prefiriendo quedarse conmigo y correr el riesgo de que los engendros tenebrosos lo mataran a abandonarme a una muerte segura. Como se que fue él quien me llevo de vuelta al campamento y quien cuido de mi los días que estuve herida. Un comportamiento muy extraño para alguien que quería verme muerta, ¿no te parece Alistair? Y ya que pareces tan ansioso de querer hablar de ese tema, terminemos con el de una vez por todas, aunque no te aseguro que salgas con vida después de que te escuche. Pero a diferencia de ti, jamás te torturare ni te humillare, como estuvisteis haciendo con Zevran antes de que os interrumpiera aquella mañana en el campamento. ¿Cómo empezó todo Alistair? Y no me digas que fue Zevran otra vez.
Remoloneaba mirándome sin decir nada, como si pensara que poniendo cara de victima fuera a salvarse o que me olvidaría del tema. Espere unos pocos minutos, hasta que se me agoto la paciencia, entonces dije.
-- No me obligues a usar magia para que nos digas todo lo que sepas y la pura verdad de lo ocurrido, porque si tengo que recurrir a la magia lo hare, no lo he hecho porque odio forzar a cualquier ser vivo, pero no dudes que lo hare si me veo en la obligación de hacerlo.
-- ¿De verdad que puedes hacer eso? – me pregunto Morrigan.
-- Si Morrigan, puedo hacerlo. Tú en tu niñez tuviste toda la tundra para recorrer, los animales para hablar, jugar y un cielo cargado de estrellas que te permitieron soñar. Yo no tuve más que sótanos mal olientes, habitaciones abarrotadas de gente, pasillos inundados de palabras y una enorme biblioteca, mi único refugio fueron los libros de magia, libros y más libros que estudiar, para poder pasar veinte años de mi vida, ¿Cuántos libros crees que se pueden leer o estudiar durante veinte años, sino puedes hacer nada más y esos libros son todo tu mundo? Ahí tendrás la respuesta de todas las magias que conozco. Ahora mismo vuelvo contigo Alistair. Bien vas a contarnos lo que realmente paso o me voy directa y lanzo el hechizo sobre ti para que hables hasta por los codos. Tú decides, pero no tenemos todo el día para que lo pienses, así que acelera.
Pensando que me estaba tirando un farol, dijo.
-- No tengo nada que decir. Soy el futuro rey y con eso basta.
Le sonreí maliciosamente.
-- Eso puede bastarte cuando estés en la corte y seas el rey, ahora solo eres un pobre estúpido humano a merced de la caridad de unos elfos, un qunari y Morrigan que aun siendo humana no siente ningún amor por ti. Además por tus palabras intuyo que no me crees capaz de hacerte hablar por medios mágicos, ¿verdad?
Me miro con altanería y superioridad, realmente era un estúpido que se merecía todo lo que le había pasado y lo que le iba a pasar. No podía usar la empatía para ver todo lo que había pasado, ni para poder saber que sentía realmente. Era la última persona con la que debía usarla, de hecho durante las batallas era al único que nunca curaba con empatía, lo hacía cuando lo veía herido, con hechizos de sanación que había aprendido. Ahora pasaría lo mismo, usaría la magia convencional para que se le soltara la lengua. Me levante y lentamente me acerque hasta donde estaba sentado contra la pared de la cueva, al llegar a Alistair, este se tenso, suavemente le lance el hechizo, dejando que cayera desde su cabeza hasta los pies, después volví a sentarme junto a Zevran y Fenarel. Espere a que se diera cuenta de lo que realmente le estaba pasando y entonces todo comenzó…
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