Capítulo 32
Había un tema que no habíamos tocado, que yo sabía que Zev era sensible a él. El problema con el enfrentamiento con los “Cuervos” no era la lucha contra la organización, esa ni me preocupaba a mí, ni le preocupaba a Zev, el verdadero motivo de preocupación, es que Zev creía saber a quién le habían encargado su persecución, estaba seguro que sería Taliesen y en lo más profundo de los sentimientos de Zev, había un pequeño hueco de amor, compañerismo y amistad por aquel humano. Le mire a los ojos y le dije.
-- Zev se porque estas preocupado con lo que respecta a los “Cuervos”, no tenemos por qué hacerle daño a tu amigo Taliesen. Puedo encerrarlo en una burbuja como hice contigo, no le pasara nada, cuando despierte habremos desaparecido, y si… bueno si hacemos lo que Ort propuso, nunca llegara a saber la verdad.
-- Neshi cariño mío, no es posible. De todos los “Cuervos” con los que he estado es el que mejor me conoce, el sabrá ver a través de la ilusión, no me arriesgare, no podemos dejarlo con vida. Además si lo dejamos vivo, lo estaremos condenando a una muerte mucho más cruel, pues tarde o temprano los “Cuervos” sabrán la verdad. Sea o no culpable le harán pagar muy caro su error, como en el caso de tu amigo Jowan, no tendrá otra opción que morir. Si es a él al que han enviado, tendrá que morir. No me arriesgare a que te haga daño, ni le permitiré cualquier otra cosa.
-- Pero… sé… sé que tú sientes amistad por él. Lo que paso entre Jowan y yo es distinto, nosotros estábamos condenados desde el día en que pisamos la torre de los hechiceros. Y nosotros nos habíamos jurado que jamás dejaríamos que el otro cayera en las manos de los templarios, por eso lo mate. Pero juro que dolió. No quisiera que tú sufrieras el mismo trance.
-- Neshi en los “Cuervos” no existe nada que tu pudieras llamar amistad, solo es… una afinidad que termina cuando uno de nosotros conseguía llegar más alto que los otros. Puede que sienta algo por Taliesen, pero no es nada comparado por lo que siento por ti. Si aparece lo matare.
-- No se Zev, quizás… quizás pudiéramos hablar con él, convencerlo para que se libere de los “Cuervos”.
-- No existe esa posibilidad con Taliesen, él… él sucumbió mucho más al entrenamiento que yo.
-- Comprendo lo que quieres decir. Entonces haremos lo que tengamos que hacer para sobrevivir. ¿Quieres que vayamos a ese burdel?
Me acaricio la mejilla con muchísima ternura y me beso, por un instante el mundo dejo de existir y solo quedamos nosotros dos, pero como ya habíamos podido darnos cuenta, la estancia en el paraíso para nosotros era de corta duración, teníamos demasiadas batallas que luchar.
Después nos separamos y como si fuéramos uno, recogimos las pocas cosas que habíamos sacado de las mochilas y las deslizamos al callejón desde la ventana, para después seguirlas nosotros. Una vez en la calle, nos encaminamos por callejones y escaleras hasta el famoso burdel la Perla.
Antes de entrar Zev me dijo.
-- Creo que sería mucho más fácil si fueras transformada en humana, pensaran que eres una posible cliente, pondrán menos pegas en hablar libremente.
-- ¿Pero y tú?
Me sonríe picaronamente.
-- Yo… yo seré el amante siervo de tan alta dama.
-- No, no me niego. Si quieres eras mi amante pero jamás mi sirviente.
-- Neshi, Neshi es todo una farsa, no te enfades, ni te debería molestar lo que dijeran de mi. De mi se han dicho cosas mucho peores de las que se les pueda ocurrir a esas gentes.
-- No me enfado Zev, no cuando lo dices tú, pero odio la forma en que los humanos nos tratan, cuando piensan que somos basura desechable me gustaría incinerarlos en el acto. Y sé que a ti te duele, aunque hagas un chiste de ello, ya sabes que no me puedes ocultar tus sentimientos.
-- Neshi por mucho que queramos, no podemos cambiar como son las cosas y así llevan siglos siendo. Nosotros tenemos nuestras propias batallas que superar. Y más que nada en el mundo deseo que haya un mañana para nosotros, después de que toda esta aventura termine, por ese mañana estoy dispuesto a pasar por la propia ciudad Negra. Ahora mi querida pelirroja, entremos y démoles la mejor farsa que ha existido, si con ello conseguimos saber donde están Morrigan y Sten. Sé que puedes hacerlo.
-- Si Zev, puedo hacerlo si estas a mi lado, pues sino mañana habrá un burdel menos en Denerim.
Sonrió y me cogió las manos suavemente. Después me transforme y pasamos adentro del burdel.
En la entrada nos recibió la encargada del burdel, una humana que al vernos pensó en el negocio que haría, habíamos ocultado las mochilas, íbamos vestidos con las armaduras oscuras que habíamos comprado. Dio por sentado que era una humana que quería ocultar su relación con Zev, estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de sacarnos el oro que lleváramos. No quedaría defraudada estábamos más que dispuestos a llenarle las manos de oro, con tal de conseguir lo que nosotros queríamos.
Cuando comenzó la ronda de preguntas, las primeras que hice fue más para tantearla que para otra cosa. La mujer parecía más que dispuesta hablar, además cuantas más preguntas hacia sobre los Guardias Grises más me daba cuenta de que ella sabía mucho más de lo que decía. Hasta que en un punto de la conversación dijo.
-- Bueno mi quería amiga, creo que deberíamos pasar a una habitación mas privada. Hace mucho tiempo que no he entrado en ellas, pero la ocasión requiere un trato especial.
Al escucharla no entendí nada, gracias a que Zev que estaba a mi lado salvo la situación o si no hubiera metido la pata hasta dentro. El había captado a la perfección las segundas intenciones de esas frases, algo que en mi inexperiencia no había comprendido.
-- Mi querida señora, estoy seguro que sabrá darnos el entretenimiento que andamos buscando.
Mire a Zev consternada, hasta que este me dijo telepáticamente.
-- Neshi cariño, sígueme y no pongas esos ojos o me harás reír, pareces haber visto un fantasma.
Baje la mirada al suelo y les seguí. Pasamos por un pasillo lleno de puertas cerradas y subimos al segundo piso, donde la Señora nos abrió una habitación, era un dormitorio lujoso, con grandes ventanales. Nos invito a entrar, entrando ella seguido, para después cerrar la puerta con llave y dejar estas encima de una mesa pequeña que había en una esquina. Después lentamente se giro hacia donde estábamos los dos de pie junto a la ventana y nos dijo.
-- Aquí podemos hablar libremente sin oídos ajenos escuchando, estas son mis habitaciones, aquí nadie vendrá a interrumpirnos. Por tus preguntas deduzco que eres una Guardia Gris, ¿no es así?
Mierda pues si que había sido discreta. Podía mentirla, pero mi empatía me dijo que con la verdad conseguiría mucha más información que con una mentira.
-- Si así es, somos guardias grises.
-- Entonces contáis con mi colaboración totalmente, mi hermano… a mi hermano lo salvo un guardia gris de morir en la horca. Lo recluto pocos días antes de la fatídica batalla de Ostagar, Ducan creo que se llamaba el guardia gris que lo recluto.
-- ¿Cómo se llamaba tu hermano?
-- Daveth, creo que murió en la batalla, no he vuelto a saber de él desde entonces, aunque dicen que han sobrevivido dos guardias grises aquella batalla, y ahora el regente pretende colgar como traidor a uno de los guardias grises, al hijo del Rey Maric, Alistair creo que se llama, por lo que he podido escuchar, la otra creo que es una maga.
Por los Creadores, era la hermana de Daveth, el pícaro que había hecho la iniciación conmigo y que había muerto en ella. No me sentía con fuerzas de decirle la verdad. Opte por revestir el final de Daveth de heroísmo, aunque su muerte no había sido heroica, su valor si lo fue, de hecho de las dos muertes que había habido en mi iniciación la suya fue la que mas pena me dio. Porque él sin duda hubiera sido un gran compañero, muy posiblemente mejor que Alistair. Cuando murió, no pude hacer nada por ayudarlo, la sangre de los engendros tenebrosos es infecciosa y venenosa, hasta un punto mortal, solo unos poquitos afortunados conseguíamos sobreponernos a la infección y al veneno, aunque era solo cuestión de aplazar el final, pues desde el momento de la iniciación quedamos marcados para una muerte temprana. Ahora intentaría que en la memoria de esta mujer que había sido su hermana, quedara como un héroe. No había sentido en ningún instante un ápice de mentira, por esa razón deshice el hechizo de transformación, volviendo a mi verdadera imagen. Se asusto pero consiguió reponerse muy pronto del susto.
-- Siento haberte engañado, pero Loghain no nos ha dejado demasiadas alternativas. Yo era la otra guardia gris que estaba con tu hermano en el campo de batalla, el día en que atacaron los engendros tenebrosos Ostagar y Loghain nos abandono a una muerte cruel. Tu hermano lucho con gran valor y maestría, no le vi retroceder nunca, fue mucho más digno de llevar el titulo de guardia gris que cualquier otro señoritingo. Siento mucho decirte que si murió, yo estaba a su lado cuando ocurrió, me fue imposible ayudarlo, lo siento mucho.
Guarde silencio y vi como se mordía el labio intentando contener las lagrimas que abordaban sus ojos. Me di cuenta que deseaba estar sola para poder deshacerse de todo su dolor. Por esa razón dije.
-- Si quieres podemos volver más tarde, tampoco es cuestión de unas pocas horas.
Instintivamente pose mi mano sobre su hombro, la empatía se abrió de forma involuntaria, sentí que había cambiado algo en su persona, después escuche sin querer sus pensamientos. Se estaba preguntando ¿Por qué había sobrevivido una elfa y su hermano había muerto? Una elfa puaff… desprendió desprecio a partir de ahí. Otra vez me enfrentaba al fantasma del racismo, idiota de mí, debía de haberlo supuesto.
-- No, no es necesario. El tiempo de las lágrimas ha pasado, ahora es el tiempo de la venganza. Muchos de los Guardias grises que murieron fue por culpa de la retirada de Loghain, ¿Verdad?
-- Si así fue – no podía decirla que aunque Loghain no se hubiera retirado su hermano habría muerto igual, pues la iniciación se realizo el día antes del ataque de los engendros tenebrosos a Ostagar. Pero no le haría daño ignorarlo. Además necesitábamos desesperadamente “amigos”, vinieran de donde vinieran, se que era manipulador ocultar hechos que hubieran cambiado la forma de pensar de esta mujer, pero las circunstancias exigían que se realizara así. Y además ayudaría a ocultar el ritual de los guardias grises, ritual que es secreto. – Tu hermano cayó de los últimos, un poco antes de que me hirieran a mí y a Alistair. Eran demasiados engendros para los pocos que habíamos quedado en la defensa de Ostagar, pero jamás sabremos si Loghain hubiera podido marcar alguna diferencia. Ahora necesitamos información para poder rescatar a Alistair y encontrar a dos de nuestros compañeros, un qunari de nombre Sten y una humana llamada Morrigan, no sé si habrás oído hablar de ellos.
-- Algo sé sobre el grupo que capturaron, en el estaban Alistair y otros dos, creo que entre ellos había una mujer humana, pero no sabría decirte. Pero se quien os puede proporcionar toda la información que necesitáis. Entre mis empleados hay un elfo joven que es el amante temporal del comandante del fuerte Drakon, suele ir casi todos los días a visitarlo, no lo maltrata demasiado, paga bien y regularmente, es un cliente rentable.
-- Comprendo – estaba deseando decir algo muchísimo más fuerte, pero no conocía la historia, y además necesitábamos esa información, sin ponernos demasiado en evidencia. Sin pensarlo demasiado le dije - ¿Podemos comprar su tiempo? Tenemos oro, por cuestiones de precios no discutiremos.
-- ¿Qué servicios quieres?
Ahí me dejo en blanco, me basto una mirada de reojo a Zev, para que este tomara mi lugar en la conversación.
-- Oh esto va a ser divertido. – dijo poniendo su mejor sonrisa picara y su máscara, aquella mascara que hacia tanto tiempo que no veía, volvió a su rostro – digamos que el más largo que tengas, queremos divertirnos.
Nos sonrió y puso un precio considerable en oro, no regatee, pagamos sin discusiones y después nos llevo a otra habitación, menos lujosa pero más esplendida, era cuanto menos rara, como mínimo para mi, volví a mirar a los ojos de Zev y este asintió, por lo que entre sin decir nada y nos sentamos en una mesa que había.
-- Ahora llamare a vuestro acompañante, su nombre es Fenarel. También le pediré a la camarera que os suba algunas bebidas. Si necesitáis alguna cosa más hacérsela saber a la camarera cuando esta llegue.
Salió entornando la puerta, después Zev se acerco a la puerta y la cerro. Seguidamente volvió a sentarse donde estaba y me tomo de la mano acariciándola, le mire a los ojos y le pregunte telepáticamente.
-- ¿Zev estas bien?
-- Si Neshi… pero este lugar…
En ese momento llamaron a la puerta, le dimos permiso para entrar. La puerta se abrió, en ella había un muchacho elfo que no tendría más allá de 16 años y muy posiblemente menos edad, se me congelo la sangre en las venas. Le sonreí y le invite a que se sentara en la mesa con nosotros. El muchacho parecía confundido con nuestro comportamiento.
-- Por favor, siéntate un momento a la mesa con nosotros, mi nombre es Neshi y el de mi compañero Zevran, ¿Cómo es tu nombre?
Se movió como si estuviera en un salón de baile y el fuera un danzarín erótico. No entendía como alguien tan joven podía moverse de esa manera. Según se acercaba a la mesa, nos sonrió, en su semblante había una máscara, una máscara que me recordaba a la máscara que existía en Zevran y que él había usado infinitas veces para ocultar su verdadera personalidad, para evitar que el mundo conociera su dolor o su felicidad. Cuando llego a la altura de la mesa, dijo.
-- Mi nombre es Fenarel. Cuando me ha llamado Ma’an, no me ha especificado cual sería mi trabajo.
Le sonreí intentando tranquilizar la tormenta que se estaba formando dentro de mí.
-- Como te he dicho antes, mi nombre es Neshi y el de mi compañero Zevran. La verdad es que no estamos aquí para tener sexo, no te preocupes recibirás lo que sea necesario para apaciguar a tu Ma’an, y también habrá mucho para ti. Pero necesitamos que nos cuentes cosas, por ejemplo que fue lo que presenciaste en el Fuerte Drakon, cuando capturaron al guardia gris Alistair y a sus compañeros. Te juro que nadie sabrá jamás que fuiste tú quien nos lo dijo. – Según decía esto comprendí que era poco.- Es más si necesitas y quieres nuestra ayuda la tendrás. Fenarel se que estas acostumbrado a que la gente te haga promesas que luego no cumple, pero jamás he hecho una promesa que no haya cumplido, soy una guardia gris, todo lo que me queda es el honor y la lealtad.
En ese instante volvieron a llamar a la puerta, entro una camarera con una jarra de vino y algún tipo de comida, nos saludo con un gesto de la cabeza y fue derecha a la mesa donde dejo la bandeja que llevaba, después salió de la habitación cerrando la puerta.
Cuando lo hizo, algo en toda la situación disparo mi alarma interna, no sabría decirlo, pero algo me aviso descaradamente del peligro. Mire a Zev y le dije.
-- Zev cierra la puerta por favor y pon algún regalito indeseado en ella.
Zev me miro extrañado, pero hizo justo lo que le había pedido, después se volvió acercar a la mesa y fue a coger la jarra de vino.
-- No Zev, no lo bebas… algo aquí no es lo que parece ser.
-- Tranquila Neshi, soy inmune a una gran cantidad de venenos.
-- Si lo sé, me lo has dicho alguna vez – le sonreí - Aun así, por favor no lo hagas. Dejarme que compruebe algo primero.
Me concentre en un hechizo de rastreo y después lo lance sobre los alimentos, había veneno en ellos, como para matar a un ejército.
-- Zev estaba en lo correcto, hay veneno en los alimentos, no los toques.
-- Eso quiere decir…
-- Si mi querido compañero, eso quiere decir que aquí no tenemos exactamente amigos, nada sorprendente. Bueno veamos si podemos sacar algo bueno de todo esto.
Fenarel estaba mirando el suelo, sin levantar la vista. Le mire de frente y le cogí suavemente el rostro y se lo levante.
-- Fenarel, tu sabias algo de esto, ¿no? Escucha no te vamos hacer nada, tú no eres el culpable, vale. Mírame a los ojos, nadie en esta habitación te hará daño, de acuerdo. Ahora dinos la verdad.
Por el rabillo del ojo me di cuenta que Zev estaba inquieto, moviéndose y mirándome. Así que le pregunte telepáticamente.
-- ¿Qué te pasa?
-- Es que este lugar y este muchacho… - no supo continuar, por lo que le dije.
-- Te recuerda a tu infancia.
-- Si me recuerda a lo que podía haber sido mi vida, sino me hubieran comprado los “Cuervos”.
-- Oh, lo siento mucho, ven amor, siéntate a mi lado - le di un beso mental cargado de todo el amor que sentía por él.
Se sentó a mi lado, pero no aparto la mano de la espada corta, y la otra mano la apoyo en mi brazo, su contacto nos calmo a los dos. No habíamos tardado en tener esa mini conversación, solo el tiempo suficiente para que Fenarel llegara a una decisión, en ese momento oí su voz.
-- No sabía nada de esto… lo juro.
-- Bueno tranquilo, olvidemos la comida, ¿vale?
-- Como la señora desee.
En ese momento por un segundo libere la empatía, al hacerlo y estar en contacto con Fenarel, sentí todo lo que el muchacho estaba sintiendo. Tenía hambre, sed y frio por ese orden de importancia, después llegaron los sentimientos más complejos, se sentía solo y abandonado, se consideraba una cosa, un objeto indeseado. Sin querer Zevran recibió la misma información que me estaba llegando a mí, por lo que me llego el dolor y la tristeza que le inundaron en ese instante, me hubiera gustado estar sola con él y poder abrazarlo hasta que esa tormenta de tristeza hubiera pasado.
-- Haber Fenarel no queremos que hagas nada especial, no estamos buscando un tercer miembro para tener sexo, solo necesitamos que nos digas que vistes en el fuerte Drakon, el día que apresaron al guardia gris y sus compañeros. Y también me gustaría que me dijeras, porque al descubrir que la comida estaba envenenada, has sentido tanto miedo, tanta ansiedad.
Levanto los ojos asustado.
-- ¿Cómo puedes saber lo que he sentido exactamente?
-- Fenarel ella es especial – le dice Zev – sabe bien cómo nos sentimos cualquiera de nosotros, pero eso no debe asustarte, jamás lo usara para dañarte. ¿Qué es lo que pasa?
-- Ma’an… - baja la voz a un susurro. – ella, ella odia a los elfos. Si ha envenenado la comida es porque nos quiere ver muertos, a los tres.
No entendía muy bien que pasaba, sabía que muchos humanos nos odiaban, pero tanto como para vernos muertos. Además porque dañar al muchacho, al fin y al cabo trabajaba para ella, mejor dicho por lo que había podido comprender era su esclavo, por que matarle a él. Ahí me llego la respuesta de Zev.
-- Neshi él es prescindible, su muerte no significa nada para ella o para cualquier otro, incluido él mismo.
Me di cuenta que había hablado en un susurro lo suficientemente alto como para que Fenarel lo oyera, cuando vi a Fenarel asentir. La furia creció en mí, hasta el punto de que mis manos desbordaban de magia. Zev puso su mano entre las mías.
-- No es buena idea amore, necesitamos salir pero no de esa manera.
-- ¿No? Estas seguro. A veces pienso que Feraldan se merece perecer en las manos del Archidemonio. Bien pues tenemos que salir de aquí, pero Fenarel tu quieres… quieres venirte con nosotros, todavía necesitamos esa información que conoces y entre nosotros no tendrás que ser un objeto.
Sentí el miedo que se estaba congregando en su corazón. Entonces hablo Zev.
-- Algunas veces para conseguir algo en la vida, debes arriesgarlo todo, hasta la vida. Debes saltar al precipicio de cabeza. Pero tú decides, no vamos a obligarte a venir con nosotros. Aunque si te aviso que a Denerim le quedan muy pocas semanas de vida, la horda de los engendros tenebrosos cada vez es mayor y cuando el Archidemonio llegue a la superficie, esta ciudad tendrá contadas sus horas.
-- Voy con vosotros. Nada tengo que perder. ¿Pero por donde salimos?
Mire a mi alrededor, no había ventanas, solo una muy pequeña en la parte alta.
-- ¿Esa mini ventana tiene barrotes o algo así?
-- No que yo sepa, pero jamás he podido subir allí arriba.
Sonreí.
-- Eso es un juego de niños para un mago. Puedo subiros a los dos y subir yo, otra cosa será bajar por el otro lado. No soy exactamente una atleta de las alturas y no puedo usar demasiada magia o lo podrían notar abajo.
-- Bajo yo primero y después os recojo a los dos cuando os tiréis.
-- ¿Zev puedes hacerlo sin hacerte daño?
-- Sino hay barrotes yo puedo bajar, no me hare daño, se como saltar, pero aun queda… – levanto la mano y nos enseño una pulsera – esto es… es mágico, para encontrarnos en el caso de que escapemos.
Sonreí pero fue más una mueca que una sonrisa.
-- Eso no será ningún problema, te lo juro.
Sabía que Zev tenía razón al no querer que hiciera una masacre en el burdel, pero cada segundo que pasaba me era más difícil controlar mi magia. La magia como todo en esta vida está ligada a los sentimientos, y ahora mismo mis sentimientos eran de destrucción total. Descarte la necesidad destructora de mi magia y la enfoque a elevar a Zev hasta la altura de la mini ventana, después de que confirmara que no tenia barrotes, deslizándose al otro lado de la fachada, me imagine que había saltado hacia la calle, cuando me lo confirmo telepáticamente, eleve a Fenarel y este siguió a Zev, después hice lo mismo, pasando sin ningún problema por aquel hueco pequeñísimo, yo era mucho más pequeña que ellos dos, no tuve ningún problema en verles abajo esperándome, por lo que me lance, sabiendo que Zev estaría abajo para recogerme en la seguridad de sus brazos.
Nos movimos en silencio por las sombras hasta que salimos de la ciudad, con el mismo sigilo conseguimos alcanzar la cala, allí habíamos ocultado las mochilas cuando dejamos la posada, las recogimos y nos ocultamos mas entre las piedras. Sacamos comida y bebida. Después de que nuestras necesidades físicas quedaron cubiertas.
Fenarel nos conto lo que había visto en el fuerte Drakon y todo lo que sabía sobre el comandante del fuerte, todas sus debilidades, también nos dijo cuando había menos posibilidades de que nos descubrieran, cuando se hacían los turnos de guardia, llevaba dos años yendo al fuerte, se conocía muy bien el lugar. Propuso ayudarnos, entreteniendo al comandante, después de que este quedara saciado y borracho se dormiría por horas enteras, en las que podía acompañarnos hasta los calabozos, por lo que nos dijo los soldados lo conocían, no le pondrían pegas a que caminara por el lugar.
No era un mal plan, pero me retorcía las tripas, prefería ver aquel humano muerto, que dormido, así se lo dije a ellos dos. Zev me dijo que no era buena idea, porque muerto podíamos ser descubiertos fácilmente, si seguíamos el plan de Fenarel entonces pasarían horas hasta que comprendieran la verdad.
-- Puedo acompañarte y ayudarte si somos descubiertos.
Fenarel sonrió y dijo.
-- Lo siento compañero pero no, para el comandante eres demasiado viejo. Ella si podría venir conmigo.
La cara de Zev se descompuso.
-- No, Neshi no irá contigo.
-- Entonces iré solo, cuando vea que se presenta la oportunidad os abriré la puerta trasera y entrareis.
Mire a Zev y le sonreí, se había descompuesto totalmente.
-- A ver Zev que entienda esto. Tú si puedes ir y ponerte en peligro, incluso puedes morir, pero te niegas a que vaya yo.
-- Neshi tú no sabes realmente, no sabes que es lo que Fenarel tendrá que hacer, te conozco demasiado bien, se que podrías llegar a incinerar al comandante. Esa es la razón por la que no quiero que vayas.
-- ¿Y tu si sabes que tendrá que hacer?
Me miro muy serio y dijo
-- Si.
No se lo discutí, sabía que Zev si sabia muchísimo más que yo como eran los seres humanos, por esa razón guarde silencio.
-- Aun así pienso que si mi presencia puede ayudar a Fenarel, debería ir Zev. Te juro que no lo incinerare por más ganas que tenga. Tú podrías entrar a sigilosamente detrás de nosotros, así estaríamos los tres juntos.
-- Bien si voy contigo entonces sí.
-- Creo que funcionara, pero tú tendrás que llevar ropas más sugerentes – dijo Fenarel.
-- Si claro, no hay problema. ¿A qué hora sueles ir a visitarlo?
-- Normalmente voy por la noche temprano, cuando el grueso de los guardias están cenando y se preparan para irse a dormir. Bueno entonces descansemos unas cuantas horas, después podremos partir hacia el fuerte. Pero antes de nada déjame quitarte esa pulsera.
Me concentre en la pulsera y anule la magia que contenía, después Zev la forzó hasta que conseguimos deshacernos de ella arrojándola al mar. Después nos acomodamos en una cueva medio marina que habíamos visto para pasar el tiempo que teníamos descansando. Puse un glifo de protección en la puerta, cualquier intento de entrar o salir que no fuéramos Zev o yo, seria detectado en el acto. No podía confiar aun en Fenarel, no iba a volver a confiar en nadie que no fuera Zev. Así nos acomodamos juntos, hasta que llegara la noche. Zev se acostó a mi lado y me abrazo, el mundo volvió a su lugar en ese instante.
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