miércoles, 20 de octubre de 2010

Neshama una bruja diferente 45 C

Capítulo 45 C

Yan salió de la casa donde vivía Ral y por lo que había podido comprobar su hermano Theron. Se dirigió al barrio del mercado, donde se concentraban todos los picaros, allí tenía una pequeña habitación alquilada, que nadie conocía su existencia. Entro a hurtadillas sin que nadie le viera, subió y se encerró en la habitación, después desplego un arcón de madera, que era su único tesoro y su única posesión. Saco una bolsa con bastante oro, una armadura de malla y dos espadas, junto con un escudo. Se vistió y espero sentado a que llegara la noche.
Pensó mirando el fondo del arcón “estaba claro que todas sus posesiones eran tan impersonales como era su propia vida, ¿Cuándo había dejado de vivir para convertirse en un fantasma? El día en que había tenido que presenciar la muerte de sus padres, la violación de su madre, mientras a él le obligaron a contemplarlo todo para después violarlo también, pero lo que le había pasado a él era lo de menos, no le hubiera importado nada morir en ese instante, de hecho había muerto, aunque no fuera físicamente”.
Miro el sol que se ponía tras la ventana pequeña que había en la habitación, se concentro en esperar, en vaciar su mente, pues esos pensamientos solo le llevaban a recordar, recordar momentos de su vida que deseaba borrar de su memoria.
Cuanto fue evidente que la mayoría de los habitantes de Arlathan se habían ido a dormir o estaban divirtiéndose, salió por la ventana de la habitación hacia la calle y dirigió sus pasos fuera de la ciudad, sin que nadie le viera y nadie supiera qué dirección iba a tomar. Emprendió el camino hacia la aldea de Galen, esperaba haber conseguido borrar sus huellas lo suficiente como para que esos dos elfos no supieran que se había marchado de la ciudad.
Anduvo durante una semana, aunque ahora iba mejor equipado y menos perseguido, pero aun así no se fio de que los dos hermanos no hubieran intentado seguirle, por lo que dio rodeos y despistes, cuando llego al rio subió por la rivera lentamente hasta que encontró la aldea, le llevo algún tiempo verla, parecía escondida entre los arboles del bosque.
Habían juntado varios carros en la entrada a la aldea, creando un pasillo estrecho, para obligar a quienes vinieran a tener que pasar de dos en dos como mucho, sus guerreros le salieron al paso y le abrazaron. Era verdad que no tenía familia, ni amigos, ni amantes, pero sus guerreros eran sus hermanos de armas, sus hermanos por los que vertería mil veces sangre y por los que daría su vida sin pensarlo.
Uno de los guerreros de guardia, salió corriendo a avisar a Galen y a Tenran que salieron al camino desde una casa cercana. Galen le invito a entrar en la vivienda, era una casa humilde habitada por dos elfos y una elfa, los padres evidentemente de Galen.
Estaban todos sentados en una mesa cenando, le invitaron a unirse a ellos, ceno con ellos y después, los padres de Galen le dijeron que se podía quedar en el dormitorio de ellos, a lo que Yan se negó, él se quedaría donde dormían sus guerreros, no necesitaba mayor comodidad, desistieron cuando Galen les dijo que no accedería, que él le conocía bien.
Aun así les dejaron el comedor para que ellos pudieran hacer sus reuniones y si lo deseaban que pudieran dormir junto al fuego de la chimenea. No había tiempo Yan quería saber si Bhalam había conseguido llegar a la aldea y si estaba bien, era su prioridad, por respeto a los padres de Galen no había insistido durante la cena, pero ahora si quería ir a verlo.
Galen asintió y salió de la casa de sus padres, siguió el sendero que subía hacia la montaña, después de llevar un buen rato caminando, le hicieron señas desde los arboles, tres guerreros estaban apostados de guardia en el lugar, una vez los reconocieron los dejaron pasar. Galen le llevo a una cueva profunda, antorcha en mano lo llevo hasta lo que parecía un pasadizo estrecho, entraron por el para descubrir que había otra cueva bastante más amplia que la primera. Donde habían tapiado parte de la cueva convirtiéndolo en almacén y posiblemente en viviendas para casos de necesidad, en la zona más profunda, vio una luz, era la habitación donde estaba Bhalam, atendido por una pareja de ancianos empáticos que se habían ido a vivir a la aldea después de que destruyeran su ciudad, durante una de las guerras contra los humanos, no tenía ganas de preguntar a que ciudad habían pertenecido, estaba cansado de ver destrucción y muerte allí por donde pasaban esos humanos.
Al entrar los saludo formalmente y ellos se retiraron a lo que debía ser su vivienda, Galen le dijo que le dejaba la antorcha y que el volvería a la aldea. Que mañana tendrían que decidir lo que iban hacer, Yan asintió y después se fue hasta el camastro donde se encontraba Bhalam.
Bhalam estaba dormido o inconsciente lo observo un momento y después se quito la cota de malla y las armas, dejándolas en un rincón junto con el pequeño petate que llevaba, más cómodo sin tantos trastos de por medio, se sentó en el catre junto a su nuevo amigo, si es que quería que fueran amigos. Aunque si era verdad lo que Ral y Theron le habían contado, para qué demonios uno de los Creadores iba a querer su amistad. Bueno no importaba, solo importaba que era su obligación, que era su deber para con su pueblo protegerlo mientras le quedara un aliento de vida.
Le paso la mano por la mejilla que se le había ido curando, aunque aun tenia la nariz herida pero no rota como había estado, la ceja también se le había curado y el único ojo que le habían dejado, había perdido su tonalidad morada hasta parecía normal, en el otro una membrana de piel había ido creciendo tapando en cierta medida el hueco. Su cuero cabelludo donde le habían arrancado el pelo tenía un color normal y se notaba que le iba creciendo la pelusa que antecede al pelo.
Se sintió extraño al acariciar al otro elfo, ¿Cuánto hacia que no sentía la piel de alguien que no fuera la suya? Muchísimo, dejo que su mano suavemente rozara su piel, hacia más de dos siglos que no había tenido un amante, ni tan siquiera un amigo, tampoco había hablado de nada más que lo estrictamente necesario. Se daba cuenta que llevaba muerto dos siglos, lo habían matado los humanos, ojala lo hubieran hecho físicamente, en lugar de dejarlo para vagar sin corazón y sin alma, por un mundo que cada día que pasaba era más destructivo con su propia gente.
Perdido en esos pensamientos no se dio cuenta que Bhalam había abierto el ojo.
-- Siento lo que te paso Yan, pero me alegro que estés vivo. Aunque no me puedas creer en tu futuro existe vida y llegaras a ser padre, lo sé.
Yan no tenía ganas de discutir con Bhalam, pero tampoco quería escuchar hablar de “Un futuro imaginario”, así que cambio de tema.
-- ¿Qué tal te encuentras? ¿Han curado tus heridas?
-- Estoy mucho mejor que cuando llegue y os lo debo a vosotros, solo no hubiera conseguido escapar de los humanos. Siento haberte puesto en peligro, al intentar despistarlos. ¿Conseguiste llegar a Arlathan?
-- Si llegue, sobre eso debemos hablar mañana Bhalam si es que estas totalmente restablecido. Ahora si no te importa necesito dormir, he viajado durante más de una semana y no puedo seguir mucho más tiempo despierto. Así que estirare mi petate y me acostare aquí mismo, sino te importa.
-- ¿Por qué no te acuestas aquí conmigo? Este camastro es lo suficientemente grande como para que quepamos los dos y seguro que es más blando que el suelo.
Yan se quedo mirando a Bhalam y negó con la cabeza.
-- No me digas que tienes perjuicios, no me lo puedo creer de ti.
-- No es eso Bhalam, no tengo ningún perjuicio humano, antes me arrancaría la cabeza con mis propias manos. Pero llevo dos siglos solo… no creo que sea sano para nadie volver a compartir nada conmigo. Gracias de todas maneras.
-- Como quieras Yan – dijo sonriendo – solo hablaba de dormir, dudo que te vaya a dar algo por que una noche no duermas solo. Pero respeto lo que decidas.
Yan tendió el petate en el suelo de piedra y se tumbo a dormir. Aunque por alguna razón no conseguía conciliar el sueño, solo daba vueltas y vueltas en el duro petate, mientras su cerebro se regodeaba de él, reprochándole que otra vez, hubiera vuelto a despreciar una mano amiga, por puro miedo. Tenía que reconocer que le daba miedo volver a tener amigos, volver a amar a alguien y perderlo. No tenía miedo de morir, pero si tenía mucho miedo de intentar volver a vivir.
Al cabo de un rato escucho la voz de Bhalam.
-- Vamos elfo cabezón, ven a dormir a la cama, ahí no conseguirás dormir ese suelo está demasiado duro. Prometo portarme bien.
Yan no le contesto, recogió la manta y se tumbo en la cama junto a Bhalam, aunque mantuvo la distancia con el cuerpo de Bhalam, no quería sentir el otro cuerpo a su lado, pero fue imposible cuando Bhalam lo alcanzo con su brazo y lo acerco más a su cuerpo abrazándole, el calor del otro cuerpo y su cansancio juntos consiguió que en poco tiempo se quedara profundamente dormido.
Despertó desorientado, la falta de luz natural, el lugar y el hecho de que estuviera acompañado le hizo desorientarse. Dormido se había girado hacia Bhalam y lo había abrazado, cuando se dio cuenta deshizo el abrazo, entonces escucho la voz soñolienta de Bhalam.
-- Yan todo está bien, no tienes porque sobresaltarte. Ni tampoco apartarte como si te hubieras asustado de descubrir que todavía sigues siendo un ser vivo.
-- No es eso… solo voy a buscar algo para que comamos y podamos hablar, tengo que hablar contigo sobre un tema un tanto delicado, antes de hablar con mis jefes de unidad.
Había salido del camastro mientras Bhalam le hablaba, no pretendía ofender a nadie, pero no podía y no quería sentirse vivo, estaba bien tal cual estaba.
Prendió el quinqué que había en la habitación y después salió de la misma, recogió un poco de fruta seca que había almacenada y un pellejo con vino, algo de queso y pan, después volvió a entrar en la habitación y le ofreció a Bhalam lo que había traído.
-- ¿Bhalam estas en condiciones de hablar?
-- Si Yan, estoy perfectamente, aunque aun tienen que cerrarse algunas de las heridas más graves, pero ya puedo moverme sin dificultad. De que querías hablarme.
-- Aquí hay muchos misterios Bhalam – le dijo Yan -. Voy a serte totalmente sincero. Cuando te sacamos de Thalan había llegado a la conclusión de que los humanos no habían atacado la ciudad solo por que fuera una ciudad elfica, no era y no es lo suficientemente importante como para que mereciera que la conquistaran los humanos, no tiene una población grande, no tiene ninguna importancia a nivel estratégico. No tiene nada, por eso me pregunte ¿Por qué la habían atacado? Cuando conseguí llegar a Arlathan todavía me lo preguntaba, allí más que respuestas encontré más preguntas.”
“En primer lugar llegue herido y me enviaron al hospital, allí tuve la visita de unos elfos que decían ser los supervisores, un cuerpo de investigación que no conocía, pero dado mi falta de relación social, pensé que podían ser quienes decían que eran. Pero una cosa me había quedado clara en Thalan alguien de dentro nos había traicionado, algún elfo nos había entregado a los humanos. Cuando volvieron a atacar la ciudad y te sacamos de ella, envié a una de las unidades en una dirección y nosotros fuimos en otra, una vez que conseguimos dejar clara la dirección que las dos unidades habían tomado, el ejercito humano abandono su ataque a la ciudad. Aunque no les hubiera costado nada reconquistarla, solo quedaban mis unidades de guerreros que no eran suficientes para defender la ciudad, aun así, abandonaron el ataque y se concentraron en perseguirnos a las dos unidades que habíamos salido de la ciudad. Sin titubeos dividieron a su ejército en dos y cada uno fue en busca de una de las unidades, lo que vuelve a confirmar que tenían espías entre nosotros, de mis guerreros no desconfió, pero si lo hago del resto de la población de Thalan.”
“Después como te he explicado me sometieron a un interrogatorio sutil pero no carente de información, como bien sabes las preguntas a veces dan más información que las respuestas, con ellas me dijeron realmente cuáles eran sus objetivos. Estaban muy interesados en conocer mis motivos para haber mandado a dos unidades especiales en direcciones opuestas y con la única intención de dirigirnos hacia el bosque del Viento Libre. Y que era lo que habíamos sacado de la ciudad. Conseguí aludir más o menos todas las preguntas de los llamados “supervisores”.”
“Un día después apareció un custodio alto y joven llamado Ral, me vino a decir más o menos que no estaba seguro en el hospital y que tenía que hablar conmigo – aquí Bhalam intento interrumpirlo – Mejor espera a que termine Bhalam. Le seguí hasta su casa, por lo visto él y su hermano Theron estaban muy interesados en saber si habías conseguido sobrevivir, bueno más que sobrevivir por lo que me dijeron, estaban preocupados por si habías caído en manos humanas. Ya que según ellos eres uno de los crea…
-- No Yan, no lo digas, hay cosas que cuanto menos se diga mejor. Pero si es cierto lo que te dijeron, ellos son mis amigos, desde que eran unos niños.
-- Serán tus amigos, pero no me fie de ellos, no les dije dónde estabas, ni les conté nada sobre la manera en que te sacamos de la ciudad. Cuando conseguí deshacerme de sus insistentes preguntas hui fuera de la ciudad y vine hasta aquí.
-- ¿Y Ral te lo permitió? ¿Te permitió irte sin decirles nada?
-- Fue realmente Theron quien me dejo marchar, Ral creo que tenía peores intenciones hacia mí. – dijo Yan medio sonriendole, algo que hacía mucho tiempo que nadie veía.
-- Yan de la misma manera que tu confías en tus guerreros, yo confió plenamente en Ral y Theron. Son totalmente de fiar, nunca harían nada que pudiera dañarme o que dañara a nuestro pueblo. Tengo que ponerme en contacto con Ral, decirle donde estoy. Los necesitaremos Yan y cuando los conozcas aprenderás a confiar en ellos.”
“Pero tienes razón al decir que hubo traición por parte de nuestra gente, aunque no fueron los habitantes de Thalan quienes eran los espías, sino un ayudante de un custodio de bajo nivel que vino, supuestamente solo para atenderme. No hubo forma de que consiguiera deshacerme de él, aunque la mayoría de los Custodios saben que odio que me sirvan.”
“Cuando los humanos entraron en la ciudad, después de haber tenido que luchar durante muchas horas sin apenas armas, ni guerreros. Intente abandonar la ciudad, no por cobardía, sino para evitar que pusieran sus manos cerca de los secretos que guardo. Fui a avisarlo de que me iba, pero él había organizado una emboscada en la que tontamente caí, no me di cuenta que era un traidor hasta ese momento. Comprende una cosa Yan, nadie fuera del Custodio máximo, Theron y Ral saben quién soy o eso creía, ahora creo que de alguna manera, la información de quien soy ha llegado hasta el grupo de traidores que intenta manipular la situación desde dentro, pero estoy totalmente seguro que ni Ral ni Theron han tenido nada que ver.”
“Para ellos soy todo lo que se interpone entre la guerra y la paz con los humanos, no entienden que aunque yo desapareciera, los humanos no cejaran de destruirnos, hasta que nos hayan exterminado totalmente. – aquí bajo la voz a un susurro, Yan para escucharlo tuvo que pegar su cabeza a la de Bhalam -. Pero no conseguirán exterminarnos mientras yo viva, porque mi propio ser genera vida, mi existencia mantendrá siempre vivos a los elfos, podemos perder muchas cosas, pueden destruir todas nuestras ciudades, pero jamás podrán destruirnos, ni exterminarnos como pueblo, mientras en mi cuerpo quede alguna chispa de vida.”
Yan guardo silencio ante la importancia de las revelaciones que le había hecho Bhalam. Tendría que meditar mucho sobre ello. Pero si el confiaba en esos dos hermanos habría que avisarlos de donde estaban. Así que se lo dijo.
-- Bhalam voy a enviar a un mensajero a Arlathan con un mensaje para Ral y Theron, así podrás decirles donde estamos.
-- No es necesario Yan, puedo enviarle un mensaje a Ral a través de los arboles, no lo he hecho antes por respeto a tus guerreros, se que ellos solo pretenden protegerme a pesar de que no saben quién soy. No quería tener que ponerlos en el trance de tener que luchar contra Ral y Theron, no hubiera sido justo, teniendo en cuenta que estaban dispuestos a dar sus vidas por proteger la mía. Una vez que envié el mensaje será cuestión de poco tiempo el que Ral y Theron lleguen aquí.
-- Eso me gustaría verlo, yo me he pasado una semana caminando para llegar hasta aquí, dudo que ellos puedan estar antes. Por cierto se enfadaron muchísimo conmigo, así que cuando me vean es posible que Ral me convierta en rana. – Yan dijo esto sonriendo de verdad por primera vez, después de tantos largos años sin sonreír. – Pero valdrá la pena aunque sea solo por ver sus caras enfadadas, sobre todo la de Ral.
-- Si Ral tiene poca paciencia y estará echando chispas de enfado. – se rio -. Creo que ha encontrado a un elfo mil veces más terco que él y eso es toda una suerte. Yan por que no sonríes más a menudo, eres hermoso cuando sonríes, ¿lo sabías? También me gustas mas con tu color de pelo y tu piel, ¿te importa si deshago el hechizo que lo oscurece?
-- No Bhalam, no…
-- ¿Por qué tienes tanto miedo a vivir otra vez? No sé qué te ocurrió, pero no tienes por qué castigarte a ti mismo. Es terrible sobrevivir a tus seres queridos, pero lo hicisteis, ahora deberías dejar de castigarte por ello y comenzar a vivir de nuevo.
-- Eso no es asunto tuyo, hago mi trabajo y es lo único que importa.
-- ¿Quieres o no quieres mi amistad Yan?
-- Mierda… ¿Por qué tienes que mezclar las cosas? Te protegeré con mi vida.
-- Si ya lo sé Yan, estas más que dispuesto a morir, pero tienes miedo de volver a vivir, de amar. Quiero ser tu amigo, igual que el día que nos conocimos junto a la biblioteca.
-- No creo que pueda ser tu amigo Bhalam. No recuerdo ni lo que se siente al tener un amigo.
Al decir esto Yan cerró los ojos, por eso no vio a Bhalam acercársele, solo sintió sus labios posándose en los de él, su primera reacción fue intentar separar al otro elfo de sí mismo, pero después su cuerpo tomo la iniciativa dejándose besar y besando a la vez. Hacia tanto tiempo que no había sido besado, que su cuerpo tembló de deseo.
Mientras Bhalam le susurro.
-- Bueno también podemos empezar como amantes, tus labios son tentadores.
Yan quería apartarlo de sí mismo, quería salir corriendo, pero su cuerpo bebía sediento y necesitado de sentir, había pasado más de dos siglos desde que había sentido las manos de un amante en su cuerpo, cuando le beso por segunda vez su mente se perdió fundiéndose con la de Bhalam, dejando que todo sucediera sin oponer resistencia. Mientras sus cuerpos se fundían en una danza erótica, dejándose llevar uno por el otro, guardando un ritmo armónico que les llevo al éxtasis.
Después de un tiempo consiguieron volver a pensar otra vez, Yan con su cara sepultada en el cuello de Bhalam, no quería volver a levantar la cabeza. No había querido ningún tipo de relación, pero Bhalam lo había tentado con la única cosa que deseaba y que necesitaba. Aunque en su corazón hubiera querido que fuera su compañero o su compañera de vida, pero parecía que no existían para él o que habían muerto como tantas otras cosas en su vida.
-- ¿Tanto deseas encontrar a tus compañeros de vida? – le pregunto Bhalam.
Yan se ruborizo hasta las cejas, había olvidado que Bhalam era un empata fuerte, evidentemente había sentido y había escuchado sus pensamientos y sus sentimientos, incluso antes que el mismo. Yan había perdido la empatía el mismo día que había dejado de vivir.
-- No contestes si no quieres – le dijo Bhalam – noto tu reticencia hablar de tus compañeros de vida.
-- Si, siempre los he añorado, aunque no sé por qué en mi es tan fuerte esa añoranza. – le dijo Yan – Lo siento no estoy acostumbrado hablar de mí.
-- Ya me he dado cuenta Yan, no solo de ti, no estás acostumbrado hablar. Te has negado hasta lo que es vital para que existas y vivas. ¿Por qué?
-- Por que todo lo que me rodea es muerte y destruición.
-- No Yan tus compañeros de vida están en tu futuro, lo sé.
-- Como tú digas, no quiero pelear contigo, pero no me apetece escuchar hablar de futuros imaginarios. Tenemos cosas que hacer y que planear. Vamos a enviar ese mensaje a tus amigos.
-- También eres mi amigo y ahora mi amante. ¿O no quieres?
-- De acuerdo Bhalam, pero prométeme que nunca más me hablaras de mi “futuro imaginario”.
Bhalam asintió atrayéndolo hacia él y abrazándolo.
-- Vamos a llamar a Ral y Theron y a reírnos con sus caras de enfado.
Así fue como Yan volvió a tener amigos y volvió a la vida, durante algunos siglos. Hasta que Bhalam fue infectado con la infección de los engendros tenebrosos y su compañero de vida Ort había abandonado su cuerpo para investigar en el “Velo”.
Una de las primeras consecuencias que sintieron cuando Bhalam quedo infectado, fue que la larga vida que habían disfrutado los elfos, había desaparecido, los elfos que nacían tenían un vida muchísimo más corta que la de sus progenitores, no se reproducían más rápido como pasaba con los humanos, pero si morían antes, por lo que se debilitaban y su derrota ya era algo claro para todo el pueblo.
Cuando sus dos mejores amigos habían desaparecido, Yan tomo la decisión de formar un clan de elfos y sacarlos de tierras elficas, alejarlos del peligro de la extinción, ya que se veía cada vez más claro que la hora oscura estaba a punto de alcanzar a los elfos. Se lo comunico a Ral y Theron, también a Varathorn, y algunos otros elfos que habían ido agregándose a su pequeño grupo. Todos decidieron crear clanes y separarlos, de tal manera que fuera imposible de localizar a todos los clanes, evitando así la exterminación del pueblo elfo.
Ral, Theron, Eriel que era el compañero de Theron, Varathorn y Yan juntaron a los Clanes que habían creado con los pocos elfos supervivientes y se desperdigaron en todas direcciones. Ral, Theron, Eriel y Yan siempre se mantuvieron en contacto a través de los arboles. Aun así tomaron senderos muy distintos y fueron a lugares distantes los unos de los otros, Yan volvió a recaer en su estado de soledad total y completa, a alejarse de todos, quedando totalmente aislado de cualquier amigo o amante, aunque conservaba su amistad con Ral, Theron y Eriel, pero eran amigos que estaban muy lejanos.
Pocas veces después de la despedida y la separación en clanes volvieron a verse, una de ellas fue hace cuatro siglos, cuando los humanos “muy benevolentes ellos” les concedieron permiso para crear una ciudad elfica que los elfos llamaron Halamshira y que los humanos llamaron “Los Valles”.
Yan dijo que no se fiaba de sus intenciones, que su Clan se mantendría a la espera y que no se mezclaría, lo habían decidido por unanimidad. Aunque irían a la ciudad a entrenar a los elfos que hubiera en ella.
El Clan de Ral y Theron se dividió, la mayor parte permaneció donde se habían ido a vivir, llevándose con ellos a todos los Custodios de la memoria que habían sobrevivido a la caída de Arlathan y la otra parte muy pequeña y sin ningún Custodio de la memoria, marcho hacia la ciudad.
La ciudad no vivió mucho tiempo antes de volver a tener otra guerra con los humanos, y por supuesto volvieron a perderlo todo. Algo que no sorprendió a ninguno de ellos.
Ahí fue cuando Yan se encerró en sí mismo, mientras volvía a llevar a su Clan de vuelta al lugar que les había dado seguridad en el pasado. Se aparto de todos sin excepción, el hubiera deseado poder ayudar a Ort, sentía mucho no tener la capacidad mágica que necesitaba para ir a visitarlo al “Velo”. Era un amigo perdido al que añoraba tanto como a Bhalam. Su vida se convirtió en un túnel de oscuridad y soledad, solo la protección de su Clan lo empujaba cada día a levantarse, pero dentro de sí mismo solo existía vacio y muerte.
A veces recordaba, lo que Bhalam le había mostrado, hacia tantos siglos, que ahora le parecía un sueño. Un día hacia tanto tiempo que casi era un tiempo olvidado, estaban reunidos Bhalam, Ort y Yan disfrutando de su amistad, Yan estaba de un humor bastante negro, se quejo ante sus amigos de que no le había sido posible encontrar a sus compañeros de vida, que posiblemente estuvieran muertos. Bhalam le había tomado de la mano y le había enseñado las imágenes que había en su mente, sobre el futuro de Yan. “En las imágenes se le veía rodeado de tres niños, dos bebes y uno más mayor, eran sus hijos, a su lado había una elfa pelirroja junto a otro elfo rubio, eran sus compañeros, lo sabía, los sentía, sentía su amor por ellos y el de ellos por él”.
Después con los siglos pasados, cuando esas imágenes volvían a su mente las desechaba como fantasías de un amigo que había intentado que fuera feliz, en su negra y solitaria existencia. Lo más seguro es que la elfa encantadora y traviesa, hubiera muerto en manos de los humanos y su querido compañero también, o quizás ni tan siquiera habían conseguido llegar a nacer. Pero cuando soñaba con ellos se despertaba un poco menos solo y un poco menos abandonado. Aunque bien sabía que solo era un sueño, aun así amaba ese sueño y en secreto los amaba, aun sabiendo que todo era fruto de su imaginación y que nunca existieron realmente.



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