Capítulo 46
Cuando recupere mi mente, Zev y Yan no sé como lo habían conseguido pero me habían colocado entre ellos dos. Los mire a ambos, parecían dos niños delante de un pastel de chocolate, se suponía que yo debía de ser el pastel. Pero no teníamos ya tiempo real para seguir jugando, por mucho que lo deseáramos debíamos volver al mundo real y salir del Aravel. Así que los abrace a los dos mientras les decía.
-- Tenemos que ir a ver a Ral y después preparar la marcha a Denerim, y aun tenemos que unir a Ort a nosotros. Lo siento amorcitos pero el tiempo para nosotros se ha agotado.
-- Si tienes razón – me dijo Yan mientras deshacía el abrazo reticente.
-- Así que otra vez tenemos que volver donde esos humanos - suspiro Zev -. Estoy deseando que todo esto termine, si antes no me fiaba de los humanos ahora menos. – dijo mientras deshacía el abrazo y se levantaba a vestirse con la armadura.
En ese momento Yan le dijo a Zev.
-- Zev… siento de verdad muchísimo, no haber sabido de ti antes, juro que hubiera ido al final del mundo para rescatarte y protegerte. Eres mi compañero al igual que Neshi, si hubiera sabido dónde estabas habría ido y te habría rescatado de sus manos. Lo siento, las palabras no son mi fuerte.
-- Lo sé Yan, se que lo habrías hecho. Por las palabras no te preocupes, yo hablo por los dos – dijo sonriendo a Yan.
Yan le cogió por el hombro atrayéndolo hacia él le abrazo, besándolo intensamente, no dije nada, era algo entre ellos dos y sabia que Yan y Zev lo necesitaban aunque nunca lo dijeran. Me atraía verlos juntos, pero teníamos cosas que hacer, así que me vestí con la armadura, dándoles tiempo a que terminaran. Entonces sentí a Yan abrazarme mentalmente, sentí sus brazos a mí alrededor sonriéndome, sus labios me acariciaron el cuello, Zev que nos había estado siguiendo a nivel mental entro en el juego, acariciándome a su vez y besándome.
Les sonreí físicamente y les dije.
-- Si seguís así no saldremos del Aravel y a Ral se enfadara.
-- ¿Ral enfadado? - Yan se rio – No es posible, pero si Ral no se enfada nunca y menos conmigo – dijo sonriendo picaronamente.
-- No sabía que se pudiera hacer eso Yan – dijo Zev – suena muy interesante.
-- Si, se puede y se pueden hacer muchas cosas a nivel telepático, ya te lo enseñare.
Negué con la cabeza, iban a ser terribles los dos juntos, pero sonreí me sentía feliz, sentía que realmente había encontrado mi casa y mi familia, ahora solo quedaba deshacernos de los problemas… si es que lo conseguíamos alguna vez.
Sin darles más tiempo para inventarse nuevas travesuras a Zev y Yan salí del Aravel, encaminándome hacia el Aravel de Ral, al entrar mi tío estaba sentado tranquilamente en la mesa donde habíamos tenido la reunión. Al vernos dijo.
-- Felicidades a los tres, veo que os unisteis. Es un tatuaje muy especial el que habéis formado entre los tres, interesante me gustaría saber la forma definida que tiene.
-- A que te refieres Ral, - le dije – forma… no sé, el de Zev y mío parecía un dragón, no sé si habrá cambiado ahora.
-- Lo ha hecho – dijo Ral – pero así vestidos no puedo asegurarlo, aunque juraría que se ha convertido en un Fénix, no deja de ser un dragón, pero existe una leyenda que habla del fénix, dice que renace de sus propias cenizas, esperemos que sea algo más que una leyenda.
-- Es algo más que una leyenda – dijo Yan sonriendo – pero tendremos que esperar a ver qué significa.
-- Bueno Ral tenemos temas que tratar, sobretodo como vamos a organizar la fuga de Denerim, una vez el compañero de Ort haya sido vencido – le dije a Ral. Aunque reconozco que mirar a Ral y no reírme al recordar su cara de frustración mientras interrogaba a Yan, fue algo casi imposible, pero intente controlarme -. No veo por qué no podemos usar los barcos, seria la manera más rápida de abandonar Feraldan.
Ral comenzó a reírse y me dijo.
-- ¿Neshi qué es lo que estas pensando? Porque tu mente no está en la conversación.
-- No nada, solo estaba recordando… va no importa. – dije intentando serenarme y olvidar su semblante enfadado y frustrado.
-- Ya sé que es – dijo Ral – La frustración que me produjo mi primer encuentro con Yan… mejor no hablar de eso, lo hubiera matado, si tu padre no me hubiera detenido. La verdad es que Yan es el único amigo que siempre consigue enfadarme lo suficiente como para querer matarlo, aunque me alegro de no haberlo hecho.
Nos reímos los tres, era bueno tener algunos recuerdos que fueran divertidos, aunque dudaba mucho que a Ral le parecieran divertidos. La verdad es que ni Yan, Zev o yo nos sentíamos con ganas de hablar de temas serios, hacia apenas unas horas que nos habíamos unido. Ral cortó mis pensamientos.
-- Se que ahora no estáis con ganas de temas serios – dijo Ral – pero no tenemos muchas alternativas.
-- Lo sabemos Ral – le dije – discúlpanos. Solo es que…
-- Lo sé Neshi, no tenéis que disculparos, se que deberíais haber tenido mucho más tiempo.
-- Bueno no lo hay. – dije – Bien como decía antes, pienso que aun podemos usar los barcos como vía de escape, el mar será el último lugar donde nos buscaran.
-- Puede ser – dijo Ral – podíamos seguir con la misma forma de escape…
-- No – dijo Yan – No podemos, no me fio de lo que haya planeado Ian, estoy seguro que antes de venir a atacar, se aseguro de trazarnos una trampa. Ahora mismo creo que si intentamos huir por mar, nos encontraremos a los humanos dándonos alguna sorpresa desagradable.
Ral miro a Yan y le dijo.
-- Yan tu eres el mejor estratega que conozco, tus estrategias nos han mantenido con vida durante todo estos siglos. ¿Qué propones? ¿Qué crees que deberíamos hacer?
-- Cuando la batalla haya concluido, creo que sería mejor que te quedaras con nuestros clanes, como si fueras parte de la fuerza Dalishana que ayudo en la defensa. Zev, Neshi y yo huiremos con Shay, hacia el norte, los tres solos tenemos más posibilidades de pasar desapercibidos, y conseguir distanciarnos de Denerim, sin que seamos detectados por los humanos. Ya que estarán totalmente centrados en el ataque de los engendros tenebrosos, demasiado ocupados para preocuparse por saber que van hacer tres elfos. Viajaremos al norte, hasta las montañas quebradas de allí nos dirigiremos hacia el bosque del ocaso, os esperaremos en las cuevas ardientes. Ese lugar dudo mucho que sea frecuentado por humanos, por su dificultad a la hora de acceder a él y porque está realmente oculto. Cuando creas que es posible poner en marcha a todo el Clan sin levantar las sospechas humanas, podéis ir hacia el bosque de Brazilia, cuando alcancéis la espesura, subir hacia la planicie desolada, de allí al norte, intentar evitar los pueblos y aldeas humanas, cuanto menos sepan de la dirección que toma el Clan mejor. La vuelta solo os retrasara una semana y despistara por completo a los humanos sobre vuestra dirección real, si es que son capaces de diferenciar a un clan Dalishano de otro. Hay que avisar también a todos los miembros de ambos clanes, de que deben seguir tus instrucciones y evitar hablar con los otros clanes Dalishanos que nos encontremos. Cuantas más preguntas evitemos contestar, mejor nos ira. No sabemos cuántos de los traidores aun viven Ral, por eso propongo no fiarnos de ningún otro clan Dalishano ni de nadie. Ian no era el único traidor, ni fue el único en salir con vida de la destrucción de Arlathan.
Ral refunfuño preocupado, después dijo.
-- Tienes razón Yan, igual que nosotros nos mantuvimos vinculados, ellos también debieron hacerlo. Evidentemente en tu clan o en el mío no se infiltraron pero no sabemos si lo hicieron en los otros. Bien lo haremos tal cual has dicho, aunque no me gusta la idea de dejaros solos tanto tiempo. Pero tienes razón, no podemos mover a todo el clan, sin levantar sospechas. Otra posibilidad sería que Varathorn dirigiera al clan y yo me fuera con vosotros, al fin y al cabo Varathorn no va a entrar en la batalla.
-- Si Varathorn puede esperar junto con todo el clan, no es mala idea. – dijo Yan - ¿Qué vas hacer con Fenarel Ral, vendrá con nosotros?
Vi que Ral bajaba la cabeza e esquivaba la mirada de Yan, después suspiro volviendo a mirarle.
-- Te has dado cuenta, ¿no Yan…?
Vi que Yan asentía con la cabeza.
-- ¿Cuenta de que Ral? – le pregunte.
Mi tío me miro sonriendo y dijo.
-- Gracias por rescatar a Fenarel y traerlo contigo Neshi… él es mi compañero de vida, aunque aun no lo sabe – dijo sonriendo ampliamente – pero no quiero que se lo digáis vosotros.
Yan levanto una ceja mirando a Ral.
-- Creo que se lo debería decir, aunque solo fuera por devolverte el “favor” – le dijo Yan sonriendo – me lo debes… tu tampoco debías decir nada, pero hablaste.
-- No se te ocurrirá Yan, no te mataría, no quiero dañar a mi sobrina, pero no me tientes. – dijo Ral enfadándose.
-- Tranquilo Ral, no me gustan las palabras tanto como a ti – le dijo Yan – se cuando debo callar.
-- Pobre de ti como no lo hagas Yan – le dijo Ral y después añadió – Neshi y Zev ¿Qué pensáis de la propuesta de Yan?
-- Si funcionara seguro, es la primera idea que tuvimos Zev y yo, salir aprovechando el caos fomentado por los engendros tenebrosos. – dije – Si puede funcionar, confió en la sabiduría estratégica de Yan. Si te unes a nosotros Ral, entonces Shay no podrá ayudarnos, somos demasiados para el pobre.
-- Cierto – dijo Yan – pero entre los cinco podemos marcharnos sin que nos vean.
-- Si, mas si Nolaloth está dando guerra a los humanos. – dijo Zev.
-- Cierto Zev, iré hablar con Varathorn y con los dos clanes. Mientras vosotros os unís a Ort y después partiremos hacia Denerim, os espero aquí dentro de una hora.
-- De acuerdo Ral – le dije. Mientras mi tío salía del Aravel y nosotros nos sentábamos en la mesa.
Cuando mi tío se había marchado, recordé la gema y la saque de la bolsa mágica, ofreciéndosela a Yan, mientras le decía.
-- Yan tengo la gema que me enviaste cuando era niña, gracias ilumino muchas de mis noches, pero ahora creo que debo devolvértela.
Se la puse en la mano, mientras Yan negaba con la cabeza, no quería que se la devolviera. Pero al rozar su piel y mi piel la gema se dividió en tres gemas, dos más pequeñas que la original, vi que Yan sonreía iluminando sus facciones con la sonrisa.
-- La gema madre te pertenece, es tuya, como fue de mi madre. Zev y yo nos quedaremos con las pequeñas.
Cogió las dos pequeñas y una se la dio a Zev y la otra se la colgó al cuello improvisando con un cordel de cuero que saco del bolso pequeño que llevaba a la cintura, saco otro y se lo dio a Zev que hizo lo mismo con la otra gema. Me di cuenta que la mía emitía una suave luz, que resonaba con las otras más pequeñas, sino las observabas detenidamente no veías la luz ni la resonancia. Abrace a Yan y le bese intensamente, mientras Yan atraía a Zev con un brazo y nos abrazábamos reconfortándonos.
-- Ahora la vida está en su sitio – dijo Yan. – ¿Vamos al “Velo” a buscar a nuestro amigo?
-- Si vamos – dijo Zev sonriendo – pero yo quiero otro beso. – añadió juguetón.
Bese a Zev intensamente, mi amor por el jamás disminuiría y había aprendido amar a Yan con la misma intensidad. Cuando volví abrir los ojos, le dije a Yan.
-- ¿Yan te importa si deshago el hechizo que te cambia el color del pelo? Me gustaría verte tal como te vi en el “Velo”
Yan asintió sonriendo.
Alce la mano con un movimiento de dedos deshice el hechizo. Yan volvió a tener su verdadero color de piel y de pelo, por lo que me di cuenta que llevaba con ese hechizo muchísimo tiempo. Pero en el “Velo” lo había visto con su autentico color. Era el mismo ser que me rescataba de mis pesadillas, sus ojos habían vuelto a su color azul precioso, un cielo azul de ensueño en los que era fácil perderse. Fue Zev quien me saco de mis pensamientos, devolviéndome a la realidad.
-- Así estás más guapo – dijo Zev -. Reconozco que lo que dijo el compañero de Ort, tenía razón, así estás irresistible.
-- Bien vamos al “Velo”. – dijo. Tímidamente cambiando de tema, me di cuenta que le incomodaba hablar de sí mismo.
No podíamos evitar distraernos, sentía que necesitábamos el tiempo para nosotros, necesitábamos hablar de tonterías, reírnos y disfrutar de nuestra unión, pero no teníamos ese tiempo. Busque en la bolsa y saque la piedra que usábamos para viajar al “Velo”, si bien ya sabía cómo podía llevar a mis dos amorcitos, no quería usar la empatía, presentía que en los días venideros iba a necesitarla demasiado. Así que puse la piedra en la mesa y la tocamos los tres, aun nos estábamos riendo, cuando desaparecimos.
Ort seguía en la misma instancia en la que le habíamos dejado, había parado el tiempo, me imagino para evitar tener que pensar, al vernos sonrió ampliamente.
-- Os he añorado, pensé que todavía estaríais en el trance de unión.
-- Bueno estamos en medio – dijo Yan – pero no queríamos dejarte más tiempo solo, así que hemos venido.
-- Me alegro por vosotros, se cuanto lo deseabas Yan, ¿ves como mi compañero tenía razón?
-- Si Ort, Bhalam – Ort iba a interrumpir a Yan pero se contuvo - tenía razón… pero ha sido demasiado larga la espera, realmente es difícil vivir de una esperanza que no sabes cuando llegara. Comprendo que para ti ahora mismo con la incertidumbre si lo conseguiremos, es mucho peor, pero Ort sabes que haremos todo lo que podamos por salvar a Bhalam.
Me di cuenta que cuando Yan había dicho el nombre del compañero, Ort se había encogido, casi como si tuviera un cuerpo físico y le hubieran golpeado.
-- Ort no hay razón para no poder usar el nombre de tu compañero – dijo Yan -. Evidentemente cuando me uní a ellos, supieron quien es tu compañero. Pero no volveré a nombrarlo, veo que te hace daño, lo siento de verdad.
Ort iba a decirle que no lo sintiera, que no era su culpa, pero antes de que hablara le dije.
-- Cuando quieras Ort comenzamos, se que nos necesitas así que no te hagas de rogar.
-- ¿Estáis totalmente seguros de que queréis hacerlo? Ahora vuestra unión está demasiado reciente, merecéis intimidad para poder disfrutarla.
-- No te preocupes – dijo Zev – tendremos mucho tiempo una vez tu compañero haya sido rescatado. Tú no puedes continuar como hasta ahora Ort y lo sabes. Cuando te vi la primera vez tu esencia era más tangible, ahora casi te has difuminado, pierdes sustancia… realmente no sé cómo expresarlo, pero creo que te debilitas.
-- Si es cierto Ort – dije – todos estamos de acuerdo en que te unas a nosotros.
-- Como queráis, pero os hare daño, siento demasiada soledad y depresión, como para poder ser feliz, no quisiera dañaros por nada del mundo.
-- Ort si Zev y Neshi, han conseguido unirse a mí, sin pestañear y sin titubear, aun a pesar haber vivido toda mi vida en la más absoluta soledad, tú sabes que apenas he tenido amigos en los siglos que he vivido, casi puedo contarlos con los dedos de las manos. Y desde que tu compañero fue infectado y tú desapareciste del mundo físico, no he vuelto a tener un amante, sabes de cuantos siglos estamos hablando Ort, cerca del milenio o quizás más tiempo. No te preocupes no nos harás daño.
-- Dejemos las palabras para después – dije – creo que ha llegado la hora. ¿Quieres hacerlo aquí mismo o prefieres otro lugar?
-- Venir, os llevare a otro lugar más cómodo.
Nos llevo a la habitación donde Zev y yo nos habíamos unido. Se sentó en los cojines y espero a que nos sentáramos junto a él. No nos habíamos vestido para conseguir el mayor roce posible entre nuestros cuerpos.
Mire a Ort y le dije.
-- Ort dejo que seas tú quien dirija, así creo que te sentirás más cómodo. No queremos entrometernos con tus memorias, se que aun te duelen, por eso pienso que es mejor que lo hagas tú.
Ort asintió.
Aprecie el roce de la empatía de Ort, conectándose a la mía, la verdad es que Ort en cierta medida había estado conectado a la unión de Zev y mía, aunque había sido algo muy sutil e incluso ninguno de nosotros tres había sido consciente de ello. Ahora sentí como suavemente su anterior conexión profundizaba mas fundiéndose con nuestra unión, haciéndose uno.
Experimentamos los pensamientos y sentimientos de Ort de forma tangible, su soledad, su angustia y su tristeza, eran una parte esencial de Ort, estaba destrozado, nunca había sentido tanto dolor en un ser vivo, ni tanta desesperación, no sabía cómo había podido vivir tantos siglos sin volverse loco, realmente debía de amar mucho a Bhalam para haber pasado ese infierno infinito.
Lo abrazamos mentalmente y físicamente, atrayéndolo a nosotros, uniéndolo a nuestra unión, apoyándolo y rodeándolo de amor y esperanza. Poco a poco fuimos sintiendo como Ort nos abrazaba, se abría a nuestra unión dejándonos ver parte de lo que había sido vivido, dejándonos apreciar su amor por Bhalam, mostrándonos imágenes de los dos hacía mucho tiempo, cuando pretendían viajar en busca de su compañera. Como habían soñado en tener a su compañera con ellos y tener hijos, Ort había querido tener muchos hijos, su compañero se reía de él, diciendo que su compañera no desearía tener que pasar por tantos partos, que no era una situación agradable para las féminas, Ort diciendo que él con la empatía, transferiría el dolor del cuerpo de su compañera al su cuerpo, así su compañera no tendría que sentir dolor. Vimos momentos agradables y felices de ellos dos, que estaban gravados en la memoria de Ort, aquellos recuerdos que habían conseguido mantenerlo vivo y cuerdo durante todos los siglos pasados en el vacío.
Después llegaron las horas oscuras, la incertidumbre, el miedo aprisionando el corazón de Ort mientras leía la nota dejada por el humano, su confianza de que sus amigos le ayudarían a encontrar a Bhalam. Posteriormente cuando comenzó a sentir la infección en el cuerpo de su compañero, como esta se iba apoderando de su mente, su terror, su dolor y su sufrimiento, no se pueden describir en palabras, solo se pueden sentir y son terribles los sentimientos que nos produjo a todos. Zev y Yan tenían cicatrices, pero eran capaces de superarlas, Ort estaba más allá de poder superar su agonía. Había vivido agonizando durante demasiados siglos, sin quejarse y sin volverse loco. Mi propia energía sanadora intento sanarlo, no lo conseguí, necesitaba sentir a su compañero, necesitaba volver a tener esperanza, nosotros le podíamos dar un poco de luz en su agonía, consiguiendo que viviera el tiempo suficiente, como para que volviera a sentir a Bhalam.
Comprendimos que Ort, se hubiera reservado las peores imágenes, los peores recuerdos, que no nos hubiera mostrado aquello que le hacía tanto daño, que él solo oír el nombre de su compañero le doliera intensamente, le dejara al borde del abismo de la desesperación. Quizás llegara un tiempo en que pudiera compartir la parte más dura de su existencia, pero ese tiempo aun no había llegado y debíamos respetarlo.
Le besamos todos y le abrazamos, mientras se unía a nosotros para siempre, en cierta medida, su unión con Zev, Yan y conmigo no terminaría nunca. Aunque quizás cuando estuviera su compañero a salvo, se alejara para unirse de nuevo a quien realmente quería estar unido y quien le correspondía en su vida.
Me jure que antes de que mandáramos al olvido a Ian, le haría padecer la agonía y el sufrimiento que había tenido que vivir Ort durante tantos siglos. Si había estado dispuesta a borrar totalmente a Ian de la existencia, ahora lo estaba mucho más de forzarlo a vivir con la agonía y el sufrimiento que Ort había tenido que padecer.
Ort termino de unirse a nosotros y nosotros a él, el trance empático termino. Fuéramos donde fuéramos Ort siempre estaría con nosotros y nosotros con él.
Abrí los ojos y le sonreí a Ort, realmente todos le sonreíamos, nos sonrió picaronamente y asintió.
-- Se que no podéis quedaros más tiempo… es una pena, tenía pensado enseñar a Yan y Zev algunos truquitos que… - dijo Ort intentando hacer una broma.
-- Si, para que los practiquen justo cuando esté hablando en la Gran Asamblea de humanos, realmente seria todo un espectáculo. – le dije de broma –. Si os portáis mal os separare como se hace con los niños. Pero si tienes razón Ort, tenemos que volver al mundo real. Aun nos queda mucho camino, hasta Denerim y apenas dos días para llegar, antes que la comitiva del patán humano llegue a sus puertas.
-- Comprendo – dijo Ort algo taciturno – que tengáis buen viaje y no os fieis de los humanos.
-- Siempre puedes hablar con nosotros – dijo Zev – y también participar… no estaría nada mal que nos enseñaras esos truquitos de los que hablabas, aunque Yan ya me ha enseñado alguno muy interesante.
-- Ort siempre nos vas a tener contigo, siempre podrás alcanzarnos – dijo Yan – solo usa tu mente que es muy brillante, te necesitaremos en los días por venir.
-- Lo sé, gracias a los tres. No os preocupéis no podréis deshaceros de mi tan fácilmente. Cuidaros mucho por favor.
Le abrazamos y besamos, después volvimos al Aravel de mi tío. Ral nos había estado esperando tranquilo, sentado con las cosas recogidas. Al volver abrir los ojos le vimos y nos dijo.
-- Ya estáis, me alegro, he tardado un poco más de lo que quisiera en explicar a Varathorn donde nos encontraremos, les he pedido que se unan a los Dalishanos que lucharan junto al ejército humano. Fenarel vendrá con nosotros, no quiero dejarle aquí solo, la verdad es que me gusta tenerlo cerca, aunque él no lo crea. He seguido tu consejo Zev, tendré paciencia aunque me es difícil… - Yan se rio – si ya sé que nunca la he tenido, gracias por recordármelo Yan. ¿Tenéis todas las cosas preparadas para partir?
-- No – dijo Zev – pero no tardaremos nada en prepararlas. Yan deberías…
-- Si ya pedí a unos niños de mi clan que pasaran todas mis cosas a nuestro Aravel… aunque no lo han hecho gratis. Con mi armadura y un petate tengo suficiente, alguna camisa y ropa de repuesto llegan.
-- Ahora que me he acordado – dijo Ral – tengo una túnica especial para ti Neshi, es mágica cuando comiences a luchar puedes transformarla en una armadura con solo un pensamiento, aunque parece tela, es tan dura como cualquier metal. Te gustara mucho, fue fabricada para ti hace… algún tiempo, y fue un regalo que mi hermano y Eriel querían darte cuando fueras mas mayor, ellos no pueden dártela, pero yo sí.
Fue hasta un arcón y lo abrió, sacando una túnica de seda muy amplia, de color violeta suave sin llegar a ser lila, con bordados negros, una capa negra con capucha, me la ofreció. La tome de sus manos y la observe durante algún tiempo, me hacía ilusión llevar algo que mis padres hubieran deseado que tuviera.
-- Si por cualquier razón te llegases a encontrar sola, puedes envolverte en la capa, esta te hará invisible a cualquiera, incluso aunque pases a su lado no te vera. Zev Varathorn creó una armadura para ti de corteza de árbol, es mágica también, creo que te la llevo al Aravel antes. Recoger todas las cosas y nos encontraremos en el camino. Cuando nosotros nos hayamos marchado, el clan partirá a reunirse con los otros clanes Dalishanos, hemos decidido unirlo en un solo clan. La mayor parte de los elfos han votado que sigua siendo Badarian, ya que erais más numerosos que nosotros, pero cuando Varathorn se reúna con los demás clanes, usara su propio nombre como nombre del clan, un nombre menos llamativo, así se evitaran preguntas indeseadas. Varathorn será el Custodio de nuestro clan hasta que podamos volver a unirnos a él.
-- No tendrá problemas Varathorn al usar su nombre para el Clan, ya que él estaba en el Clan de Zathrian. – dije
-- No usara el nombre que conocen en ese Clan, ni tampoco mantendrá mas su apariencia envejecida, recobrara su verdadera apariencia y cambiara su nombre por Galen, que es su verdadero nombre, pero que ningún elfo vivo recuerda, si se encuentra con algún traidor tampoco se acordara de él, ya que siempre trabajo en las sombras y solo unos pocos sabemos de su importancia.
-- Entonces no hay nada más que añadir – dije – mejor será que nos vayamos a recoger las cosas. No tardaremos en estar listos.
Salimos del Aravel de Ral y fuimos hasta el nuestro. Como le había dicho a mi tío, no tardamos apenas nada en recoger las pocas cosas que teníamos, me cambie la armadura por la túnica que mi tío me había regalado y Zev se puso la armadura mágica y se colgaba a la espalda la espada larga y al cinto la espada corta, sabía que llevaba más armas, solía ocultarlas en su cuerpo, sobre todo las dagas, estaba realmente guapo el color gris oscuro de la armadura le añadía un toque misterioso, para terminar se envolvió en una capa negra de lana. Mientras Yan se vestía con una armadura de mallas reforzadas con placas de color bronce oscuro, que debía de pesar una tonelada, pero la movía como si fuera una pluma, se la coloco, después se ciño dos espadas largas a las caderas y se ajusto el escudo a la espalda, fue poniendo dagas ocultas en diferentes puntos de la armadura y la capa de un marrón tierra.
Al ponerme la túnica y la capa, la túnica se ajustaba a mi cuerpo perfectamente, haciendo sobresalir el color rojo de mi pelo y mi piel blanca, las mangas eran anchas y largas, la falda no era como las faldas de las túnicas de mago que había conocido, era amplia con mucho vuelo, pero no tan larga como para arrastrarla. Cuando volví a mirar a mis compañeros, los dos se habían quedado mirándome encantados, les sonreí y cogí la mochila que me correspondía llevar, después les dije.
-- Mejor coger las mochilas y vamos que Ral está esperando y por vuestras caras sé que no tenéis muchas ganas de iros.
Mis compañeros se acercaron a mí, sin coger las mochilas y me abrazaron, pensé que así no iríamos a ningún sitio, después Yan me despojo de la mochila y se la colgó en el hombro, cogiendo la suya también.
-- Ahhhh no Yan, aquí cada uno carga con una mochila, no tienes que llevar la mía. Dámela por favor.
Le guiño el ojo a Zev y después salió del Aravel y nosotros fuimos detrás. Evidentemente no me había devuelto la mochila, creo que cada vez estaba mas de acuerdo con mi tío, era el elfo más terco que pudiera existir.
Caminamos hasta reunirnos con Ral y Fenarel que llevaba una armadura parecida a la de Zev, aunque de un verde oscuro, mientras que la de Zev era gris oscuro, casi negra, pero era igual de bonita. Los acompañaban dos exploradores del Clan, que nos ayudarían a localizar el sequito del Arl Eammon, luego volverían a reunirse con Galen.
Nos pusimos en camino los siete junto con Shay y el otro caballo, repartimos las mochilas entre Shay, que había querido ser él quien llevara el peso y el otro caballo. Nosotros íbamos a pie, caminando rápido, mientras me dedique a observar a mis acompañantes, mi tío Ral, Zev, Yan, Fenarel, todos ellos eran mi familia y me alegraba tenerlos conmigo.
Mi tío Ral… no sabía cómo iba a poder pasar desapercibido, su estatura bastante más alto que muchos humanos, le hacía sobresalir por mucho que él pretendiera lo contrario. La túnica que se había puesto era de color verde oscuro haciendo juego con el color de sus ojos y la capa negra con ribetes verdes del mismo color que la túnica, junto con su pelo largo y suelto, todo en él gritaba MAGIA, además así en mayúsculas, por muchos hechizos que utilizara para encubrirse, no conseguiría evitar el aura de MAGIA que le rodeaba, ni el aura de PODER que irradiaba. Sin ninguna duda Alistair entraría en estado de locura permanente cuanto lo viera.
Por no hablar de Yan, vestía una armadura de color bronce oscuro, las dos espadas eran casi de mi tamaño, el escudo era también muy grande, además él mismo era más alto y más fuerte, su cuerpo era mucho más ancho además era puro musculo, nada parecido a los elfos nacidos en la actualidad, mas alto que Zev y Fenarel o los dos exploradores que venían con nosotros, su pelo blanco largo anudado en una trenza gruesa, la trenza le rodeaba el cuello y le caía hacia el pecho, no había en él nada que no gritara que era un guerrero curtido y peligroso.
La verdad es que viéndoles, no me extrañaba nada que los humanos nos odiaran. Los humanos tienden a destruir todo aquello que es hermoso, incluso aunque les guste admirarlo, al final terminan por destruirlo, quizás esta en su naturaleza.
Ellos encarnaban a los guerreros de leyendas elficas a la perfección, no sabía cómo iban a poder pasar desapercibidos. Si era sincera tenía miedo a la reacción de Eammon y Alistair, aunque este último no me asustaba, sabio como dejarlo sin palabras, pero Eammon era distinto, le necesitaba para conseguir la ayuda de los humanos en la batalla que se avecinaba. Sería terrible si cuando Bhalam llegara a la superficie, no contáramos con la ayuda humana, sin ejercito humano que parar a los engendros tenebrosos, no podríamos acercarnos a Bhalam.
Cada día que había pasado fuera de la torre de los hechiceros estaba más convencida de que no podíamos confiar en los humanos, estos se perdían en tonterías estúpidas, como quien iba a ser el rey de Feraldan, curioso en eso se parecían a los enanos, igual de estúpidos, por no contar el odio que demostraban hacia los elfos. No comprendían que sino parábamos la Ruina en Feraldan, no tendrían un reino que gobernar, pues dejaría de existir Feraldan, quizás fuera lo mejor. Pero no podíamos dejar que Bhalam se fuera, para nosotros sería la extinción. Tenía que conseguir la colaboración de los humanos aunque tuviera que pactar con Loghain y si tenía que llegar a eso lo haría, por encima de todo estaba salvar a Bhalam de la destruición. Quien fuera el rey de Feraldan no tenía importancia, para mí solo importaba salvar a Bhalam de la destruición, evitando así la exterminación de los elfos y que Ort muriera.
Loghain estaba loco de ambición, quería el reino a sus pies, quería ser el rey. Pues si Eammon y Alistair se ponían tontos, sería el rey, lo sentía por Teagan que era de los pocos humanos sinceros que había conocido, pero no podía dejarme llevar por simpatías, antes que nada estaba salvar a mi pueblo y si eso quería decir hacer rey a Loghain así lo haría.
Cuando llegara el tiempo de nuestra guerra, cuando pudiéramos alzarnos en armas y derrotar a los humanos, seria indiferente quien estuviera en el poder, si Loghain, Alistair o quien fuera, caería.
Aunque no pensaba que nosotros tres viviéramos para ver esa guerra, roce la mano de Yan, él ya había vivido y luchado en demasiadas guerras, Zev y yo no habíamos vivido guerras, no como mínimo con los humanos como enemigos, pero Zev había vivido un verdadero infierno sin necesidad de una guerra. Les mande un beso mental a los tres sin olvidarme de Ort, mientras físicamente les tomaba de la mano, se que resultaba quizás un tanto infantil, pero sentía la necesidad de tocarlos.
Caminamos a buen ritmo todo ese día, al llegar la noche improvisamos un campamento y nos acostamos para dormir las horas de mayor oscuridad. Tanto Zev, Yan como yo misma necesitábamos dormir, habíamos estado demasiado ocupados para acordarnos de que nuestros cuerpos lo necesitaban. Durante el camino Ral había propuesto que alcanzáramos al sequito de Eammon antes de que llegara a las puertas de Denerim, podíamos hacerlo, cuanto saliéramos a la vía principal a Denerim, desde el bosque de Brazilia, sabríamos si nos habíamos retrasado con respecto al sequito o si les sacábamos ventaja.
Mañana al medio día les habríamos alcanzado si nuestros cálculos estaban bien, sino tendríamos que correr en su búsqueda, pero de todo eso nos preocuparíamos mañana. Me acosté entre mis dos compañeros, me abrazaron los dos relajándonos, no tardamos en quedarnos dormidos.