miércoles, 27 de octubre de 2010

Neshama una bruja diferente 46

Capítulo 46

Cuando recupere mi mente, Zev y Yan no sé como lo habían conseguido pero me habían colocado entre ellos dos. Los mire a ambos, parecían dos niños delante de un pastel de chocolate, se suponía que yo debía de ser el pastel. Pero no teníamos ya tiempo real para seguir jugando, por mucho que lo deseáramos debíamos volver al mundo real y salir del Aravel. Así que los abrace a los dos mientras les decía.
-- Tenemos que ir a ver a Ral y después preparar la marcha a Denerim, y aun tenemos que unir a Ort a nosotros. Lo siento amorcitos pero el tiempo para nosotros se ha agotado.
-- Si tienes razón – me dijo Yan mientras deshacía el abrazo reticente.
-- Así que otra vez tenemos que volver donde esos humanos - suspiro Zev -. Estoy deseando que todo esto termine, si antes no me fiaba de los humanos ahora menos. – dijo mientras deshacía el abrazo y se levantaba a vestirse con la armadura.
En ese momento Yan le dijo a Zev.
-- Zev… siento de verdad muchísimo, no haber sabido de ti antes, juro que hubiera ido al final del mundo para rescatarte y protegerte. Eres mi compañero al igual que Neshi, si hubiera sabido dónde estabas habría ido y te habría rescatado de sus manos. Lo siento, las palabras no son mi fuerte.
-- Lo sé Yan, se que lo habrías hecho. Por las palabras no te preocupes, yo hablo por los dos – dijo sonriendo a Yan.
Yan le cogió por el hombro atrayéndolo hacia él le abrazo, besándolo intensamente, no dije nada, era algo entre ellos dos y sabia que Yan y Zev lo necesitaban aunque nunca lo dijeran. Me atraía verlos juntos, pero teníamos cosas que hacer, así que me vestí con la armadura, dándoles tiempo a que terminaran. Entonces sentí a Yan abrazarme mentalmente, sentí sus brazos a mí alrededor sonriéndome, sus labios me acariciaron el cuello, Zev que nos había estado siguiendo a nivel mental entro en el juego, acariciándome a su vez y besándome.
Les sonreí físicamente y les dije.
-- Si seguís así no saldremos del Aravel y a Ral se enfadara.
-- ¿Ral enfadado? - Yan se rio – No es posible, pero si Ral no se enfada nunca y menos conmigo – dijo sonriendo picaronamente.
-- No sabía que se pudiera hacer eso Yan – dijo Zev – suena muy interesante.
-- Si, se puede y se pueden hacer muchas cosas a nivel telepático, ya te lo enseñare.
Negué con la cabeza, iban a ser terribles los dos juntos, pero sonreí me sentía feliz, sentía que realmente había encontrado mi casa y mi familia, ahora solo quedaba deshacernos de los problemas… si es que lo conseguíamos alguna vez.
Sin darles más tiempo para inventarse nuevas travesuras a Zev y Yan salí del Aravel, encaminándome hacia el Aravel de Ral, al entrar mi tío estaba sentado tranquilamente en la mesa donde habíamos tenido la reunión. Al vernos dijo.
-- Felicidades a los tres, veo que os unisteis. Es un tatuaje muy especial el que habéis formado entre los tres, interesante me gustaría saber la forma definida que tiene.
-- A que te refieres Ral, - le dije – forma… no sé, el de Zev y mío parecía un dragón, no sé si habrá cambiado ahora.
-- Lo ha hecho – dijo Ral – pero así vestidos no puedo asegurarlo, aunque juraría que se ha convertido en un Fénix, no deja de ser un dragón, pero existe una leyenda que habla del fénix, dice que renace de sus propias cenizas, esperemos que sea algo más que una leyenda.
-- Es algo más que una leyenda – dijo Yan sonriendo – pero tendremos que esperar a ver qué significa.
-- Bueno Ral tenemos temas que tratar, sobretodo como vamos a organizar la fuga de Denerim, una vez el compañero de Ort haya sido vencido – le dije a Ral. Aunque reconozco que mirar a Ral y no reírme al recordar su cara de frustración mientras interrogaba a Yan, fue algo casi imposible, pero intente controlarme -. No veo por qué no podemos usar los barcos, seria la manera más rápida de abandonar Feraldan.
Ral comenzó a reírse y me dijo.
-- ¿Neshi qué es lo que estas pensando? Porque tu mente no está en la conversación.
-- No nada, solo estaba recordando… va no importa. – dije intentando serenarme y olvidar su semblante enfadado y frustrado.
-- Ya sé que es – dijo Ral – La frustración que me produjo mi primer encuentro con Yan… mejor no hablar de eso, lo hubiera matado, si tu padre no me hubiera detenido. La verdad es que Yan es el único amigo que siempre consigue enfadarme lo suficiente como para querer matarlo, aunque me alegro de no haberlo hecho.
Nos reímos los tres, era bueno tener algunos recuerdos que fueran divertidos, aunque dudaba mucho que a Ral le parecieran divertidos. La verdad es que ni Yan, Zev o yo nos sentíamos con ganas de hablar de temas serios, hacia apenas unas horas que nos habíamos unido. Ral cortó mis pensamientos.
-- Se que ahora no estáis con ganas de temas serios – dijo Ral – pero no tenemos muchas alternativas.
-- Lo sabemos Ral – le dije – discúlpanos. Solo es que…
-- Lo sé Neshi, no tenéis que disculparos, se que deberíais haber tenido mucho más tiempo.
-- Bueno no lo hay. – dije – Bien como decía antes, pienso que aun podemos usar los barcos como vía de escape, el mar será el último lugar donde nos buscaran.
-- Puede ser – dijo Ral – podíamos seguir con la misma forma de escape…
-- No – dijo Yan – No podemos, no me fio de lo que haya planeado Ian, estoy seguro que antes de venir a atacar, se aseguro de trazarnos una trampa. Ahora mismo creo que si intentamos huir por mar, nos encontraremos a los humanos dándonos alguna sorpresa desagradable.
Ral miro a Yan y le dijo.
-- Yan tu eres el mejor estratega que conozco, tus estrategias nos han mantenido con vida durante todo estos siglos. ¿Qué propones? ¿Qué crees que deberíamos hacer?
-- Cuando la batalla haya concluido, creo que sería mejor que te quedaras con nuestros clanes, como si fueras parte de la fuerza Dalishana que ayudo en la defensa. Zev, Neshi y yo huiremos con Shay, hacia el norte, los tres solos tenemos más posibilidades de pasar desapercibidos, y conseguir distanciarnos de Denerim, sin que seamos detectados por los humanos. Ya que estarán totalmente centrados en el ataque de los engendros tenebrosos, demasiado ocupados para preocuparse por saber que van hacer tres elfos. Viajaremos al norte, hasta las montañas quebradas de allí nos dirigiremos hacia el bosque del ocaso, os esperaremos en las cuevas ardientes. Ese lugar dudo mucho que sea frecuentado por humanos, por su dificultad a la hora de acceder a él y porque está realmente oculto. Cuando creas que es posible poner en marcha a todo el Clan sin levantar las sospechas humanas, podéis ir hacia el bosque de Brazilia, cuando alcancéis la espesura, subir hacia la planicie desolada, de allí al norte, intentar evitar los pueblos y aldeas humanas, cuanto menos sepan de la dirección que toma el Clan mejor. La vuelta solo os retrasara una semana y despistara por completo a los humanos sobre vuestra dirección real, si es que son capaces de diferenciar a un clan Dalishano de otro. Hay que avisar también a todos los miembros de ambos clanes, de que deben seguir tus instrucciones y evitar hablar con los otros clanes Dalishanos que nos encontremos. Cuantas más preguntas evitemos contestar, mejor nos ira. No sabemos cuántos de los traidores aun viven Ral, por eso propongo no fiarnos de ningún otro clan Dalishano ni de nadie. Ian no era el único traidor, ni fue el único en salir con vida de la destrucción de Arlathan.
Ral refunfuño preocupado, después dijo.
-- Tienes razón Yan, igual que nosotros nos mantuvimos vinculados, ellos también debieron hacerlo. Evidentemente en tu clan o en el mío no se infiltraron pero no sabemos si lo hicieron en los otros. Bien lo haremos tal cual has dicho, aunque no me gusta la idea de dejaros solos tanto tiempo. Pero tienes razón, no podemos mover a todo el clan, sin levantar sospechas. Otra posibilidad sería que Varathorn dirigiera al clan y yo me fuera con vosotros, al fin y al cabo Varathorn no va a entrar en la batalla.
-- Si Varathorn puede esperar junto con todo el clan, no es mala idea. – dijo Yan - ¿Qué vas hacer con Fenarel Ral, vendrá con nosotros?
Vi que Ral bajaba la cabeza e esquivaba la mirada de Yan, después suspiro volviendo a mirarle.
-- Te has dado cuenta, ¿no Yan…?
Vi que Yan asentía con la cabeza.
-- ¿Cuenta de que Ral? – le pregunte.
Mi tío me miro sonriendo y dijo.
-- Gracias por rescatar a Fenarel y traerlo contigo Neshi… él es mi compañero de vida, aunque aun no lo sabe – dijo sonriendo ampliamente – pero no quiero que se lo digáis vosotros.
Yan levanto una ceja mirando a Ral.
-- Creo que se lo debería decir, aunque solo fuera por devolverte el “favor” – le dijo Yan sonriendo – me lo debes… tu tampoco debías decir nada, pero hablaste.
-- No se te ocurrirá Yan, no te mataría, no quiero dañar a mi sobrina, pero no me tientes. – dijo Ral enfadándose.
-- Tranquilo Ral, no me gustan las palabras tanto como a ti – le dijo Yan – se cuando debo callar.
-- Pobre de ti como no lo hagas Yan – le dijo Ral y después añadió – Neshi y Zev ¿Qué pensáis de la propuesta de Yan?
-- Si funcionara seguro, es la primera idea que tuvimos Zev y yo, salir aprovechando el caos fomentado por los engendros tenebrosos. – dije – Si puede funcionar, confió en la sabiduría estratégica de Yan. Si te unes a nosotros Ral, entonces Shay no podrá ayudarnos, somos demasiados para el pobre.
-- Cierto – dijo Yan – pero entre los cinco podemos marcharnos sin que nos vean.
-- Si, mas si Nolaloth está dando guerra a los humanos. – dijo Zev.
-- Cierto Zev, iré hablar con Varathorn y con los dos clanes. Mientras vosotros os unís a Ort y después partiremos hacia Denerim, os espero aquí dentro de una hora.
-- De acuerdo Ral – le dije. Mientras mi tío salía del Aravel y nosotros nos sentábamos en la mesa.
Cuando mi tío se había marchado, recordé la gema y la saque de la bolsa mágica, ofreciéndosela a Yan, mientras le decía.
-- Yan tengo la gema que me enviaste cuando era niña, gracias ilumino muchas de mis noches, pero ahora creo que debo devolvértela.
Se la puse en la mano, mientras Yan negaba con la cabeza, no quería que se la devolviera. Pero al rozar su piel y mi piel la gema se dividió en tres gemas, dos más pequeñas que la original, vi que Yan sonreía iluminando sus facciones con la sonrisa.
-- La gema madre te pertenece, es tuya, como fue de mi madre. Zev y yo nos quedaremos con las pequeñas.
Cogió las dos pequeñas y una se la dio a Zev y la otra se la colgó al cuello improvisando con un cordel de cuero que saco del bolso pequeño que llevaba a la cintura, saco otro y se lo dio a Zev que hizo lo mismo con la otra gema. Me di cuenta que la mía emitía una suave luz, que resonaba con las otras más pequeñas, sino las observabas detenidamente no veías la luz ni la resonancia. Abrace a Yan y le bese intensamente, mientras Yan atraía a Zev con un brazo y nos abrazábamos reconfortándonos.
-- Ahora la vida está en su sitio – dijo Yan. – ¿Vamos al “Velo” a buscar a nuestro amigo?
-- Si vamos – dijo Zev sonriendo – pero yo quiero otro beso. – añadió juguetón.
Bese a Zev intensamente, mi amor por el jamás disminuiría y había aprendido amar a Yan con la misma intensidad. Cuando volví abrir los ojos, le dije a Yan.
-- ¿Yan te importa si deshago el hechizo que te cambia el color del pelo? Me gustaría verte tal como te vi en el “Velo”
Yan asintió sonriendo.
Alce la mano con un movimiento de dedos deshice el hechizo. Yan volvió a tener su verdadero color de piel y de pelo, por lo que me di cuenta que llevaba con ese hechizo muchísimo tiempo. Pero en el “Velo” lo había visto con su autentico color. Era el mismo ser que me rescataba de mis pesadillas, sus ojos habían vuelto a su color azul precioso, un cielo azul de ensueño en los que era fácil perderse. Fue Zev quien me saco de mis pensamientos, devolviéndome a la realidad.
-- Así estás más guapo – dijo Zev -. Reconozco que lo que dijo el compañero de Ort, tenía razón, así estás irresistible.
-- Bien vamos al “Velo”. – dijo. Tímidamente cambiando de tema, me di cuenta que le incomodaba hablar de sí mismo.
No podíamos evitar distraernos, sentía que necesitábamos el tiempo para nosotros, necesitábamos hablar de tonterías, reírnos y disfrutar de nuestra unión, pero no teníamos ese tiempo. Busque en la bolsa y saque la piedra que usábamos para viajar al “Velo”, si bien ya sabía cómo podía llevar a mis dos amorcitos, no quería usar la empatía, presentía que en los días venideros iba a necesitarla demasiado. Así que puse la piedra en la mesa y la tocamos los tres, aun nos estábamos riendo, cuando desaparecimos.
Ort seguía en la misma instancia en la que le habíamos dejado, había parado el tiempo, me imagino para evitar tener que pensar, al vernos sonrió ampliamente.
-- Os he añorado, pensé que todavía estaríais en el trance de unión.
-- Bueno estamos en medio – dijo Yan – pero no queríamos dejarte más tiempo solo, así que hemos venido.
-- Me alegro por vosotros, se cuanto lo deseabas Yan, ¿ves como mi compañero tenía razón?
-- Si Ort, Bhalam – Ort iba a interrumpir a Yan pero se contuvo - tenía razón… pero ha sido demasiado larga la espera, realmente es difícil vivir de una esperanza que no sabes cuando llegara. Comprendo que para ti ahora mismo con la incertidumbre si lo conseguiremos, es mucho peor, pero Ort sabes que haremos todo lo que podamos por salvar a Bhalam.
Me di cuenta que cuando Yan había dicho el nombre del compañero, Ort se había encogido, casi como si tuviera un cuerpo físico y le hubieran golpeado.
-- Ort no hay razón para no poder usar el nombre de tu compañero – dijo Yan -. Evidentemente cuando me uní a ellos, supieron quien es tu compañero. Pero no volveré a nombrarlo, veo que te hace daño, lo siento de verdad.
Ort iba a decirle que no lo sintiera, que no era su culpa, pero antes de que hablara le dije.
-- Cuando quieras Ort comenzamos, se que nos necesitas así que no te hagas de rogar.
-- ¿Estáis totalmente seguros de que queréis hacerlo? Ahora vuestra unión está demasiado reciente, merecéis intimidad para poder disfrutarla.
-- No te preocupes – dijo Zev – tendremos mucho tiempo una vez tu compañero haya sido rescatado. Tú no puedes continuar como hasta ahora Ort y lo sabes. Cuando te vi la primera vez tu esencia era más tangible, ahora casi te has difuminado, pierdes sustancia… realmente no sé cómo expresarlo, pero creo que te debilitas.
-- Si es cierto Ort – dije – todos estamos de acuerdo en que te unas a nosotros.
-- Como queráis, pero os hare daño, siento demasiada soledad y depresión, como para poder ser feliz, no quisiera dañaros por nada del mundo.
-- Ort si Zev y Neshi, han conseguido unirse a mí, sin pestañear y sin titubear, aun a pesar haber vivido toda mi vida en la más absoluta soledad, tú sabes que apenas he tenido amigos en los siglos que he vivido, casi puedo contarlos con los dedos de las manos. Y desde que tu compañero fue infectado y tú desapareciste del mundo físico, no he vuelto a tener un amante, sabes de cuantos siglos estamos hablando Ort, cerca del milenio o quizás más tiempo. No te preocupes no nos harás daño.
-- Dejemos las palabras para después – dije – creo que ha llegado la hora. ¿Quieres hacerlo aquí mismo o prefieres otro lugar?
-- Venir, os llevare a otro lugar más cómodo.
Nos llevo a la habitación donde Zev y yo nos habíamos unido. Se sentó en los cojines y espero a que nos sentáramos junto a él. No nos habíamos vestido para conseguir el mayor roce posible entre nuestros cuerpos.
Mire a Ort y le dije.
-- Ort dejo que seas tú quien dirija, así creo que te sentirás más cómodo. No queremos entrometernos con tus memorias, se que aun te duelen, por eso pienso que es mejor que lo hagas tú.
Ort asintió.
Aprecie el roce de la empatía de Ort, conectándose a la mía, la verdad es que Ort en cierta medida había estado conectado a la unión de Zev y mía, aunque había sido algo muy sutil e incluso ninguno de nosotros tres había sido consciente de ello. Ahora sentí como suavemente su anterior conexión profundizaba mas fundiéndose con nuestra unión, haciéndose uno.
Experimentamos los pensamientos y sentimientos de Ort de forma tangible, su soledad, su angustia y su tristeza, eran una parte esencial de Ort, estaba destrozado, nunca había sentido tanto dolor en un ser vivo, ni tanta desesperación, no sabía cómo había podido vivir tantos siglos sin volverse loco, realmente debía de amar mucho a Bhalam para haber pasado ese infierno infinito.
Lo abrazamos mentalmente y físicamente, atrayéndolo a nosotros, uniéndolo a nuestra unión, apoyándolo y rodeándolo de amor y esperanza. Poco a poco fuimos sintiendo como Ort nos abrazaba, se abría a nuestra unión dejándonos ver parte de lo que había sido vivido, dejándonos apreciar su amor por Bhalam, mostrándonos imágenes de los dos hacía mucho tiempo, cuando pretendían viajar en busca de su compañera. Como habían soñado en tener a su compañera con ellos y tener hijos, Ort había querido tener muchos hijos, su compañero se reía de él, diciendo que su compañera no desearía tener que pasar por tantos partos, que no era una situación agradable para las féminas, Ort diciendo que él con la empatía, transferiría el dolor del cuerpo de su compañera al su cuerpo, así su compañera no tendría que sentir dolor. Vimos momentos agradables y felices de ellos dos, que estaban gravados en la memoria de Ort, aquellos recuerdos que habían conseguido mantenerlo vivo y cuerdo durante todos los siglos pasados en el vacío.
Después llegaron las horas oscuras, la incertidumbre, el miedo aprisionando el corazón de Ort mientras leía la nota dejada por el humano, su confianza de que sus amigos le ayudarían a encontrar a Bhalam. Posteriormente cuando comenzó a sentir la infección en el cuerpo de su compañero, como esta se iba apoderando de su mente, su terror, su dolor y su sufrimiento, no se pueden describir en palabras, solo se pueden sentir y son terribles los sentimientos que nos produjo a todos. Zev y Yan tenían cicatrices, pero eran capaces de superarlas, Ort estaba más allá de poder superar su agonía. Había vivido agonizando durante demasiados siglos, sin quejarse y sin volverse loco. Mi propia energía sanadora intento sanarlo, no lo conseguí, necesitaba sentir a su compañero, necesitaba volver a tener esperanza, nosotros le podíamos dar un poco de luz en su agonía, consiguiendo que viviera el tiempo suficiente, como para que volviera a sentir a Bhalam.
Comprendimos que Ort, se hubiera reservado las peores imágenes, los peores recuerdos, que no nos hubiera mostrado aquello que le hacía tanto daño, que él solo oír el nombre de su compañero le doliera intensamente, le dejara al borde del abismo de la desesperación. Quizás llegara un tiempo en que pudiera compartir la parte más dura de su existencia, pero ese tiempo aun no había llegado y debíamos respetarlo.
Le besamos todos y le abrazamos, mientras se unía a nosotros para siempre, en cierta medida, su unión con Zev, Yan y conmigo no terminaría nunca. Aunque quizás cuando estuviera su compañero a salvo, se alejara para unirse de nuevo a quien realmente quería estar unido y quien le correspondía en su vida.
Me jure que antes de que mandáramos al olvido a Ian, le haría padecer la agonía y el sufrimiento que había tenido que vivir Ort durante tantos siglos. Si había estado dispuesta a borrar totalmente a Ian de la existencia, ahora lo estaba mucho más de forzarlo a vivir con la agonía y el sufrimiento que Ort había tenido que padecer.
Ort termino de unirse a nosotros y nosotros a él, el trance empático termino. Fuéramos donde fuéramos Ort siempre estaría con nosotros y nosotros con él.
Abrí los ojos y le sonreí a Ort, realmente todos le sonreíamos, nos sonrió picaronamente y asintió.
-- Se que no podéis quedaros más tiempo… es una pena, tenía pensado enseñar a Yan y Zev algunos truquitos que… - dijo Ort intentando hacer una broma.
-- Si, para que los practiquen justo cuando esté hablando en la Gran Asamblea de humanos, realmente seria todo un espectáculo. – le dije de broma –. Si os portáis mal os separare como se hace con los niños. Pero si tienes razón Ort, tenemos que volver al mundo real. Aun nos queda mucho camino, hasta Denerim y apenas dos días para llegar, antes que la comitiva del patán humano llegue a sus puertas.
-- Comprendo – dijo Ort algo taciturno – que tengáis buen viaje y no os fieis de los humanos.
-- Siempre puedes hablar con nosotros – dijo Zev – y también participar… no estaría nada mal que nos enseñaras esos truquitos de los que hablabas, aunque Yan ya me ha enseñado alguno muy interesante.
-- Ort siempre nos vas a tener contigo, siempre podrás alcanzarnos – dijo Yan – solo usa tu mente que es muy brillante, te necesitaremos en los días por venir.
-- Lo sé, gracias a los tres. No os preocupéis no podréis deshaceros de mi tan fácilmente. Cuidaros mucho por favor.
Le abrazamos y besamos, después volvimos al Aravel de mi tío. Ral nos había estado esperando tranquilo, sentado con las cosas recogidas. Al volver abrir los ojos le vimos y nos dijo.
-- Ya estáis, me alegro, he tardado un poco más de lo que quisiera en explicar a Varathorn donde nos encontraremos, les he pedido que se unan a los Dalishanos que lucharan junto al ejército humano. Fenarel vendrá con nosotros, no quiero dejarle aquí solo, la verdad es que me gusta tenerlo cerca, aunque él no lo crea. He seguido tu consejo Zev, tendré paciencia aunque me es difícil… - Yan se rio – si ya sé que nunca la he tenido, gracias por recordármelo Yan. ¿Tenéis todas las cosas preparadas para partir?
-- No – dijo Zev – pero no tardaremos nada en prepararlas. Yan deberías…
-- Si ya pedí a unos niños de mi clan que pasaran todas mis cosas a nuestro Aravel… aunque no lo han hecho gratis. Con mi armadura y un petate tengo suficiente, alguna camisa y ropa de repuesto llegan.
-- Ahora que me he acordado – dijo Ral – tengo una túnica especial para ti Neshi, es mágica cuando comiences a luchar puedes transformarla en una armadura con solo un pensamiento, aunque parece tela, es tan dura como cualquier metal. Te gustara mucho, fue fabricada para ti hace… algún tiempo, y fue un regalo que mi hermano y Eriel querían darte cuando fueras mas mayor, ellos no pueden dártela, pero yo sí.
Fue hasta un arcón y lo abrió, sacando una túnica de seda muy amplia, de color violeta suave sin llegar a ser lila, con bordados negros, una capa negra con capucha, me la ofreció. La tome de sus manos y la observe durante algún tiempo, me hacía ilusión llevar algo que mis padres hubieran deseado que tuviera.
-- Si por cualquier razón te llegases a encontrar sola, puedes envolverte en la capa, esta te hará invisible a cualquiera, incluso aunque pases a su lado no te vera. Zev Varathorn creó una armadura para ti de corteza de árbol, es mágica también, creo que te la llevo al Aravel antes. Recoger todas las cosas y nos encontraremos en el camino. Cuando nosotros nos hayamos marchado, el clan partirá a reunirse con los otros clanes Dalishanos, hemos decidido unirlo en un solo clan. La mayor parte de los elfos han votado que sigua siendo Badarian, ya que erais más numerosos que nosotros, pero cuando Varathorn se reúna con los demás clanes, usara su propio nombre como nombre del clan, un nombre menos llamativo, así se evitaran preguntas indeseadas. Varathorn será el Custodio de nuestro clan hasta que podamos volver a unirnos a él.
-- No tendrá problemas Varathorn al usar su nombre para el Clan, ya que él estaba en el Clan de Zathrian. – dije
-- No usara el nombre que conocen en ese Clan, ni tampoco mantendrá mas su apariencia envejecida, recobrara su verdadera apariencia y cambiara su nombre por Galen, que es su verdadero nombre, pero que ningún elfo vivo recuerda, si se encuentra con algún traidor tampoco se acordara de él, ya que siempre trabajo en las sombras y solo unos pocos sabemos de su importancia.
-- Entonces no hay nada más que añadir – dije – mejor será que nos vayamos a recoger las cosas. No tardaremos en estar listos.
Salimos del Aravel de Ral y fuimos hasta el nuestro. Como le había dicho a mi tío, no tardamos apenas nada en recoger las pocas cosas que teníamos, me cambie la armadura por la túnica que mi tío me había regalado y Zev se puso la armadura mágica y se colgaba a la espalda la espada larga y al cinto la espada corta, sabía que llevaba más armas, solía ocultarlas en su cuerpo, sobre todo las dagas, estaba realmente guapo el color gris oscuro de la armadura le añadía un toque misterioso, para terminar se envolvió en una capa negra de lana. Mientras Yan se vestía con una armadura de mallas reforzadas con placas de color bronce oscuro, que debía de pesar una tonelada, pero la movía como si fuera una pluma, se la coloco, después se ciño dos espadas largas a las caderas y se ajusto el escudo a la espalda, fue poniendo dagas ocultas en diferentes puntos de la armadura y la capa de un marrón tierra.
Al ponerme la túnica y la capa, la túnica se ajustaba a mi cuerpo perfectamente, haciendo sobresalir el color rojo de mi pelo y mi piel blanca, las mangas eran anchas y largas, la falda no era como las faldas de las túnicas de mago que había conocido, era amplia con mucho vuelo, pero no tan larga como para arrastrarla. Cuando volví a mirar a mis compañeros, los dos se habían quedado mirándome encantados, les sonreí y cogí la mochila que me correspondía llevar, después les dije.
-- Mejor coger las mochilas y vamos que Ral está esperando y por vuestras caras sé que no tenéis muchas ganas de iros.
Mis compañeros se acercaron a mí, sin coger las mochilas y me abrazaron, pensé que así no iríamos a ningún sitio, después Yan me despojo de la mochila y se la colgó en el hombro, cogiendo la suya también.
-- Ahhhh no Yan, aquí cada uno carga con una mochila, no tienes que llevar la mía. Dámela por favor.
Le guiño el ojo a Zev y después salió del Aravel y nosotros fuimos detrás. Evidentemente no me había devuelto la mochila, creo que cada vez estaba mas de acuerdo con mi tío, era el elfo más terco que pudiera existir.
Caminamos hasta reunirnos con Ral y Fenarel que llevaba una armadura parecida a la de Zev, aunque de un verde oscuro, mientras que la de Zev era gris oscuro, casi negra, pero era igual de bonita. Los acompañaban dos exploradores del Clan, que nos ayudarían a localizar el sequito del Arl Eammon, luego volverían a reunirse con Galen.
Nos pusimos en camino los siete junto con Shay y el otro caballo, repartimos las mochilas entre Shay, que había querido ser él quien llevara el peso y el otro caballo. Nosotros íbamos a pie, caminando rápido, mientras me dedique a observar a mis acompañantes, mi tío Ral, Zev, Yan, Fenarel, todos ellos eran mi familia y me alegraba tenerlos conmigo.
Mi tío Ral… no sabía cómo iba a poder pasar desapercibido, su estatura bastante más alto que muchos humanos, le hacía sobresalir por mucho que él pretendiera lo contrario. La túnica que se había puesto era de color verde oscuro haciendo juego con el color de sus ojos y la capa negra con ribetes verdes del mismo color que la túnica, junto con su pelo largo y suelto, todo en él gritaba MAGIA, además así en mayúsculas, por muchos hechizos que utilizara para encubrirse, no conseguiría evitar el aura de MAGIA que le rodeaba, ni el aura de PODER que irradiaba. Sin ninguna duda Alistair entraría en estado de locura permanente cuanto lo viera.
Por no hablar de Yan, vestía una armadura de color bronce oscuro, las dos espadas eran casi de mi tamaño, el escudo era también muy grande, además él mismo era más alto y más fuerte, su cuerpo era mucho más ancho además era puro musculo, nada parecido a los elfos nacidos en la actualidad, mas alto que Zev y Fenarel o los dos exploradores que venían con nosotros, su pelo blanco largo anudado en una trenza gruesa, la trenza le rodeaba el cuello y le caía hacia el pecho, no había en él nada que no gritara que era un guerrero curtido y peligroso.
La verdad es que viéndoles, no me extrañaba nada que los humanos nos odiaran. Los humanos tienden a destruir todo aquello que es hermoso, incluso aunque les guste admirarlo, al final terminan por destruirlo, quizás esta en su naturaleza.
Ellos encarnaban a los guerreros de leyendas elficas a la perfección, no sabía cómo iban a poder pasar desapercibidos. Si era sincera tenía miedo a la reacción de Eammon y Alistair, aunque este último no me asustaba, sabio como dejarlo sin palabras, pero Eammon era distinto, le necesitaba para conseguir la ayuda de los humanos en la batalla que se avecinaba. Sería terrible si cuando Bhalam llegara a la superficie, no contáramos con la ayuda humana, sin ejercito humano que parar a los engendros tenebrosos, no podríamos acercarnos a Bhalam.
Cada día que había pasado fuera de la torre de los hechiceros estaba más convencida de que no podíamos confiar en los humanos, estos se perdían en tonterías estúpidas, como quien iba a ser el rey de Feraldan, curioso en eso se parecían a los enanos, igual de estúpidos, por no contar el odio que demostraban hacia los elfos. No comprendían que sino parábamos la Ruina en Feraldan, no tendrían un reino que gobernar, pues dejaría de existir Feraldan, quizás fuera lo mejor. Pero no podíamos dejar que Bhalam se fuera, para nosotros sería la extinción. Tenía que conseguir la colaboración de los humanos aunque tuviera que pactar con Loghain y si tenía que llegar a eso lo haría, por encima de todo estaba salvar a Bhalam de la destruición. Quien fuera el rey de Feraldan no tenía importancia, para mí solo importaba salvar a Bhalam de la destruición, evitando así la exterminación de los elfos y que Ort muriera.
Loghain estaba loco de ambición, quería el reino a sus pies, quería ser el rey. Pues si Eammon y Alistair se ponían tontos, sería el rey, lo sentía por Teagan que era de los pocos humanos sinceros que había conocido, pero no podía dejarme llevar por simpatías, antes que nada estaba salvar a mi pueblo y si eso quería decir hacer rey a Loghain así lo haría.
Cuando llegara el tiempo de nuestra guerra, cuando pudiéramos alzarnos en armas y derrotar a los humanos, seria indiferente quien estuviera en el poder, si Loghain, Alistair o quien fuera, caería.
Aunque no pensaba que nosotros tres viviéramos para ver esa guerra, roce la mano de Yan, él ya había vivido y luchado en demasiadas guerras, Zev y yo no habíamos vivido guerras, no como mínimo con los humanos como enemigos, pero Zev había vivido un verdadero infierno sin necesidad de una guerra. Les mande un beso mental a los tres sin olvidarme de Ort, mientras físicamente les tomaba de la mano, se que resultaba quizás un tanto infantil, pero sentía la necesidad de tocarlos.
Caminamos a buen ritmo todo ese día, al llegar la noche improvisamos un campamento y nos acostamos para dormir las horas de mayor oscuridad. Tanto Zev, Yan como yo misma necesitábamos dormir, habíamos estado demasiado ocupados para acordarnos de que nuestros cuerpos lo necesitaban. Durante el camino Ral había propuesto que alcanzáramos al sequito de Eammon antes de que llegara a las puertas de Denerim, podíamos hacerlo, cuanto saliéramos a la vía principal a Denerim, desde el bosque de Brazilia, sabríamos si nos habíamos retrasado con respecto al sequito o si les sacábamos ventaja.
Mañana al medio día les habríamos alcanzado si nuestros cálculos estaban bien, sino tendríamos que correr en su búsqueda, pero de todo eso nos preocuparíamos mañana. Me acosté entre mis dos compañeros, me abrazaron los dos relajándonos, no tardamos en quedarnos dormidos.

Neshama una bruja diferente 45 D


Capítulo 45 D

Hacia un siglo que Ort había descubierto que los engendros tenebrosos habían encontrado a su compañero y los había convocado al “Velo” para hablar con ellos. Ral se había presentado en su Clan como aquella vez en la aldea elfica de Galen, casi venido de la nada apareció. Con su hermano Theron y su compañero Eriel con ellos, Ral se los había llevado a los cuatro al “Velo” y allí habían conocido la noticia de que Bhalam había sido hallado por los engendros tenebrosos y que si no conseguían una niña con empatía, que pudiera gestar un bebe. Para cuando los guardias grises mataran el cuerpo infectado de Bhalam, la infección le obligaría a su esencia a transportarse al cuerpo del guardia gris y las dos esencias quedarían destruidas, por esa razón necesitaban a un bebe nonato que pudiera albergar el alma de Bhalam, para volver a nacer sin infección y tal como era. Si destruían la esencia de Bhalam, destruirían no solo a Ort que ya estaba fuera de toda resistencia, sino que destruirían y exterminarían al pueblo elfico.
Theron y Eriel se habían autonombrado los buscadores de su parte femenina de la unión para poder tener la hija que tanto Theron como Eriel hacía siglos deseaban y también poder ayudar a Ort y a su pueblo. Ellos eran los más adecuados, porque Theron era quien había conseguido mantener su empatía totalmente funcional y potente, Ral había perdido misteriosamente casi toda su empatía.
Muchos años después Ral llevo a Yan al “Velo” para presentarle a la hija de Theron y Eriel, al verla aquella niña elfa pequeñita, toda sonrosada, con su pelo rojo y sus ojos verdes chispeantes de travesura, reconoció a su compañera de vida y ella le reconoció también, fueron las mejores horas de su vida. Estuvo con ella casi todo el tiempo, los demás dejaron de existir, ella se convirtió en realidad en su mente y en su corazón renació el amor que había invernado durante tantos y tantos siglos, oculto para no ser destruido. Cuando llego la hora tener que volver a la “realidad”, Neshama que era como se llamaba su compañera, se negó a marcharse con sus padres, quería quedarse con él, fue Yan quien la aseguro que la buscaría y estarían de nuevo juntos, que se fuera con sus padres que ellos la mantendrían segura mientras él viajaba a su encuentro.
Al volver a su cuerpo del viaje al “Velo”, comprendió que tendría que volver a tierras humanas, lo antes posible, quería tener a su compañera protegida, tenía que solucionar todos los problemas del Clan y una vez solucionados emprendería el regreso a la tierra de los humanos. Tardo mucho más tiempo del que se había imaginado, hasta que un año y medio después Ral le envió un mensaje con su forma peculiar de comunicarse a través de los arboles, diciendo que Neshama había sido secuestrada por los templarios y llevada a la torre de los hechiceros.
Que Ral estaba en tierras humanas, había ido por que Theron y Eriel tenían problemas en el Clan de la madre de Neshama. Clan en el que habían vuelto a encontrar al nefasto Ian viviendo entre ellos, que a pesar de que Ral le había pedido encarecidamente a Theron que se marchara habían permanecido en el, por que Marethari era la compañera de ellos dos y la madre de Neshama. Ian los había vendido a los templarios y que Theron y Eriel estaban muertos y Neshama había desaparecido dentro de la torre de los hechiceros. Pero que tenía una informadora que había sido su amante, una elfa maga que había ido a la torre hacia algunos años, que ella cuidaría de Neshama. La noticia volvió loco de dolor a Yan.
Yan no quiso escuchar a Ral más. Convoco una reunión del Clan y les dijo que se iba a tierras humanas a rescatar a su compañera de vida, todo el clan se negó a dejarlo partir solo y se unió a él en su exodo hacia las tierras malditas. Allí se encontraron y se unieron a los pocos miembros del Clan de Ral.
Ral consiguió convencerlo para que no atacara la torre de los hechiceros, aun así Yan se quedo a vivir cerca de ella, desde sus montes él veía las ventanas de la torre y soñaba en ser un pájaro que fuera capaz de llegar hasta ella. Su clan para no levantar sospechas viajo por todo Feraldan, mientras Yan hacia su guardia frente a la torre, esperando verla aunque solo fuera de lejos asomarse a una de las ventanas.
Dos años después de que volvieran a las tierras de los humanos, consiguió verla en una huerta que tenían los magos detrás de la torre, era lo más lejos que la dejaban ir. Había sobornado a todos los que podía, para tener información de la torre y de Neshama, desde ese día, la vio cuando ella se asomaba a las ventanas, parecía tan triste y sola, que le rompía el corazón, le hubiera encantado poder decirla que la esperaba, que siempre estaría allí, esperando a que pudiera salir, que la amaba, pero no podía decirla nada, ella posiblemente ni se acordaría de él, además era más seguro para ella que no supiera de su existencia. Sabía que Ral había tenido razón al retener su ataque a la torre, solo hubiera creado un baño de sangre para su gente, algo que Yan no haría nunca, pero no podía respirar ni vivir hasta que la tuviera con él segura.
Se pasaba las noches y los días contemplando la torre de los hechiceros, esperando volver a ver a Neshama, quería entregarle su amor, quería hacérselo llegar, para borrar su semblante triste y su soledad, pero sabía que no debía recordarla su existencia, aun así sentía la necesidad de envolverla en amor.
Había sobornado a un templario con lirio, una sustancia que usaban los humanos para poder emular la magia que existía en las venas de los elfos. Le soborno para que entregara a Ilanda la maga elfa que había cuidado a Neshama, una gema elfica engarzada en un cordón, no tenía valor físico, había sido de su madre, era la única posesión que le quedaba de sus padres, pero deseo que la tuviera su compañera, así que le pidió a Ral que le dijera a Ilanda que le haría llegar la gema y que era para Neshama.
Hacía casi dos mil años que llevaba colgado la gema que su madre le había dado el día en que murieron, la había acariciado recordándolos infinitas veces. Nunca fue capaz de olvidar el final de sus vidas, plagaron sus noches de pesadillas y sus días de memorias indeseadas. Pero la gema le hablaba de otros recuerdos, recuerdos que lo habían conseguido mantener vivo y cuerdo, del amor que se habían profesado sus padres y del amor que le habían profesado. Decidió que debía dársela a su compañera, intento evocar el amor que había sentido por ella, el día que la conoció en el “Velo” mientras la gema se impregnaba de su amor y del recuerdo que iría a por ella, que la rescataría, que estaría ahí para ella siempre.
El día en que Neshi fue llevada de la torre para convertirse en guardia gris, fue muy triste para Yan. Se entero tarde, el templario al que sobornaba en aquella época le dio la información demasiado tarde. Cuando se puso en camino hacia Ostagar, ya se había desvanecido todo rastro de Neshama. Al llegar y encontrarse que los engendros tenebrosos habían invadido el lugar, busco información disfrazándose de sirviente elfo, en todos los lugares posibles. Unos le decían que habían muerto todos los guardias grises, otros que habían sobrevivido dos guardias y que uno de ellos era una elfa maga. No sabía que pensar por lo que volvió a su Clan con el corazón muerto y así había permanecido, hasta que los encontró a Zev y a Neshi en el maldito Clan Marethari.
Ahora los sentía de verdad, ahora era capaz de envolverlos en todo el amor que había guardado para ellos durante todos sus siglos de espera. Dejo que su esencia se disolviera con la de ellos, pasando a formar parte de su unión, sintiendo su amor por ellos envolviéndoles, les entrego todo lo que había sido y todo lo que era, sin retener nada para sí mismo.
Los deseaba físicamente muchísimo, hacia tantos siglos que no había sentido el roce de la piel de nadie en su piel, las caricias de un amante que todo en él temblaba de necesidad y de ansiedad, pues los necesitaba físicamente tanto como los necesitaba espiritualmente.
El ritual de unión se había llevado a cabo, formaba parte de ellos y ellos eran parte esencial de él.
* * * * *
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Zevran
Cuando me uní a Yan tenía miedo, miedo de perder a Neshi, miedo de que Yan me rechazara, por mi pasado. Pero al ver su vida, reconocí en Yan un espíritu afín al mío éramos sumamente parecidos, la diferencia era que Yan no hablaba y yo podía hablar en cualquier momento, siempre sin decir nada de lo que realmente sentía. Mientras yo me ocultaba detrás de las palabras, Yan se ocultaba detrás del silencio.
No podía imaginar lo que una vida así de larga, podía ser vivirla en silencio, ocultándose de todos y en todos los momentos. Yo en cambio había tenido muchos amantes, por mi profesión y por placer, pero él se había negado a vivir, había sido un fantasma caminante.
Descubrí que mis miedos infundados, mis “celos” ante la posibilidad de perder a Neshi, solo habían ocultado mi atracción y fascinación por Yan, incluso diría que me había ocultado a mi mismo que me estaba enamorando de él. Quería sentirlo, quería hacerle feliz y quería hacer el amor con él. En definitiva quería aprender amarlo como amaba a Neshi.
Quería pasar a formar parte de él como él formara parte de mi, tanto físicamente como espiritualmente mientras nuestras esencias se fusionaban en una. Por eso cuando el ritual de unión concluyo, me encontré a mi mismo acariciando su cuerpo, deseando sentirlo en mi y que él me sintiera.
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Neshi
Contemplar la larguísima vida de Yan, su sufrimiento y su dolor, tan profundos y tan arraigados que eran parte de Yan. Allí había tantas y tantas cicatrices, como en Zev. Eran sumamente parecidos, tanto que no pude evitarlo sentí amor por Yan igual que sentía amor por Zev, le envolví en amor y comprensión, sabía que lo necesitaba y nosotros lo necesitábamos a él.
En todos los años que estuve encerrada en la torre, Yan había estado allí en el lago Calenhad, esperando verme en alguna ventana o cuando conseguía salir al huerto. Hubiera sido maravilloso conocer su existencia. Sabía que tanto Eriel como Yan habían evitado que lo supiera o que lo recordara por mi propia seguridad, pero en mis largas noches y días en la torre hubiera muerto gustosamente por recordar a mis padres o por recordar la existencia de Yan.
Recordé el día que Ilanda me había dado la gema elfica, yo era muy niña, no se quizás ocho o nueve años, me dijo que era de un ser muy especial que me amaba profundamente, pero que debía guardarla en la bolsa mágica que ella me había regalado que ningún templario o mago debía de verla, por eso la escondí en la bolsa, por las noches la sacaba y intentaba saber quien había sido ese ser especial, pero no conseguía saberlo, solo podía sentir el amor inmenso que emitía la gema, pero no quien había sido su poseedor.
También recordé un personaje que había olvidado, en mis pesadillas siendo muy pequeña siempre había un espíritu blanco con los ojos azules, que conseguía que me volviera a sentir segura, siempre pensé que me invente su existencia, para evitar volverme loca. Con los años, la imagen idílica de ese espíritu había desaparecido aunque no el recuerdo de su amor envolviéndome. Ahora sé que el espíritu blanco era Yan, que siempre había estado ahí, esperando a formar parte de mí igual que yo formaba parte de él.
Cuando había abandonado la torre de los hechiceros y con todas las cosas que ocurrieron, no había recordado la gema que aun seguía en la bolsa mágica, sentía mucho mi olvido, posiblemente Yan se había dado cuenta que no la llevaba puesta y posiblemente le había dolido, aunque con su personalidad ahora sabía que si nunca la veía, jamás me diría nada de su existencia.
A mi padre Eriel no podría demostrarle mi amor, pero a mi compañero Yan si podía, y lo deseaba profundamente. Sentir su esencia entregándose tan enteramente que no había dejado nada para sí mismo, hizo que me enamorara mucho más profundamente de Yan, que mi amor por Zev se extendiera abrazando a Yan incluyéndolo en mi corazón. Dejando que mi esencia se fundiera con la suya y la de Zev. En definitiva convirtiéndonos en uno total y completamente.
Sentí que quería fundirme tanto físicamente como nos habíamos fundido espiritualmente. Le necesitaba, realmente los necesitaba a los dos, sin ellos mi vida no tendría ya ningún sentido.
Me di cuenta que el ritual de unión había concluido y volvía del trance empático.
* * * * *

Cuando el trance empático había concluido, Yan estaba en medio de nosotros dos y nos abrazaba fuertemente contra su cuerpo, después de un tiempo largo dijo.
-- Creo que tenemos que seguir compañeros, Ral nos espera.
-- Pues va a esperar bastante más – dijo Zev antes de guiñarme un ojo y sonreírme.
-- Si ya lo creo que va a esperar – le respondí a Zev.
Aprovechándonos de que le teníamos en el medio comenzamos los dos a acariciándole, recorriendo su cuerpo con nuestras manos y nuestros labios. Zev me miro y le mire, con la mirada nos dijimos muchas cosas, Zev me sonrió pícaramente y después nos dedicamos a confortar a nuestro tembloroso compañero de vida.
Uniéndonos en un solo ser, fundiendo nuestros cuerpos como se habían fundido nuestras almas.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Neshama una bruja diferente 45 C

Capítulo 45 C

Yan salió de la casa donde vivía Ral y por lo que había podido comprobar su hermano Theron. Se dirigió al barrio del mercado, donde se concentraban todos los picaros, allí tenía una pequeña habitación alquilada, que nadie conocía su existencia. Entro a hurtadillas sin que nadie le viera, subió y se encerró en la habitación, después desplego un arcón de madera, que era su único tesoro y su única posesión. Saco una bolsa con bastante oro, una armadura de malla y dos espadas, junto con un escudo. Se vistió y espero sentado a que llegara la noche.
Pensó mirando el fondo del arcón “estaba claro que todas sus posesiones eran tan impersonales como era su propia vida, ¿Cuándo había dejado de vivir para convertirse en un fantasma? El día en que había tenido que presenciar la muerte de sus padres, la violación de su madre, mientras a él le obligaron a contemplarlo todo para después violarlo también, pero lo que le había pasado a él era lo de menos, no le hubiera importado nada morir en ese instante, de hecho había muerto, aunque no fuera físicamente”.
Miro el sol que se ponía tras la ventana pequeña que había en la habitación, se concentro en esperar, en vaciar su mente, pues esos pensamientos solo le llevaban a recordar, recordar momentos de su vida que deseaba borrar de su memoria.
Cuanto fue evidente que la mayoría de los habitantes de Arlathan se habían ido a dormir o estaban divirtiéndose, salió por la ventana de la habitación hacia la calle y dirigió sus pasos fuera de la ciudad, sin que nadie le viera y nadie supiera qué dirección iba a tomar. Emprendió el camino hacia la aldea de Galen, esperaba haber conseguido borrar sus huellas lo suficiente como para que esos dos elfos no supieran que se había marchado de la ciudad.
Anduvo durante una semana, aunque ahora iba mejor equipado y menos perseguido, pero aun así no se fio de que los dos hermanos no hubieran intentado seguirle, por lo que dio rodeos y despistes, cuando llego al rio subió por la rivera lentamente hasta que encontró la aldea, le llevo algún tiempo verla, parecía escondida entre los arboles del bosque.
Habían juntado varios carros en la entrada a la aldea, creando un pasillo estrecho, para obligar a quienes vinieran a tener que pasar de dos en dos como mucho, sus guerreros le salieron al paso y le abrazaron. Era verdad que no tenía familia, ni amigos, ni amantes, pero sus guerreros eran sus hermanos de armas, sus hermanos por los que vertería mil veces sangre y por los que daría su vida sin pensarlo.
Uno de los guerreros de guardia, salió corriendo a avisar a Galen y a Tenran que salieron al camino desde una casa cercana. Galen le invito a entrar en la vivienda, era una casa humilde habitada por dos elfos y una elfa, los padres evidentemente de Galen.
Estaban todos sentados en una mesa cenando, le invitaron a unirse a ellos, ceno con ellos y después, los padres de Galen le dijeron que se podía quedar en el dormitorio de ellos, a lo que Yan se negó, él se quedaría donde dormían sus guerreros, no necesitaba mayor comodidad, desistieron cuando Galen les dijo que no accedería, que él le conocía bien.
Aun así les dejaron el comedor para que ellos pudieran hacer sus reuniones y si lo deseaban que pudieran dormir junto al fuego de la chimenea. No había tiempo Yan quería saber si Bhalam había conseguido llegar a la aldea y si estaba bien, era su prioridad, por respeto a los padres de Galen no había insistido durante la cena, pero ahora si quería ir a verlo.
Galen asintió y salió de la casa de sus padres, siguió el sendero que subía hacia la montaña, después de llevar un buen rato caminando, le hicieron señas desde los arboles, tres guerreros estaban apostados de guardia en el lugar, una vez los reconocieron los dejaron pasar. Galen le llevo a una cueva profunda, antorcha en mano lo llevo hasta lo que parecía un pasadizo estrecho, entraron por el para descubrir que había otra cueva bastante más amplia que la primera. Donde habían tapiado parte de la cueva convirtiéndolo en almacén y posiblemente en viviendas para casos de necesidad, en la zona más profunda, vio una luz, era la habitación donde estaba Bhalam, atendido por una pareja de ancianos empáticos que se habían ido a vivir a la aldea después de que destruyeran su ciudad, durante una de las guerras contra los humanos, no tenía ganas de preguntar a que ciudad habían pertenecido, estaba cansado de ver destrucción y muerte allí por donde pasaban esos humanos.
Al entrar los saludo formalmente y ellos se retiraron a lo que debía ser su vivienda, Galen le dijo que le dejaba la antorcha y que el volvería a la aldea. Que mañana tendrían que decidir lo que iban hacer, Yan asintió y después se fue hasta el camastro donde se encontraba Bhalam.
Bhalam estaba dormido o inconsciente lo observo un momento y después se quito la cota de malla y las armas, dejándolas en un rincón junto con el pequeño petate que llevaba, más cómodo sin tantos trastos de por medio, se sentó en el catre junto a su nuevo amigo, si es que quería que fueran amigos. Aunque si era verdad lo que Ral y Theron le habían contado, para qué demonios uno de los Creadores iba a querer su amistad. Bueno no importaba, solo importaba que era su obligación, que era su deber para con su pueblo protegerlo mientras le quedara un aliento de vida.
Le paso la mano por la mejilla que se le había ido curando, aunque aun tenia la nariz herida pero no rota como había estado, la ceja también se le había curado y el único ojo que le habían dejado, había perdido su tonalidad morada hasta parecía normal, en el otro una membrana de piel había ido creciendo tapando en cierta medida el hueco. Su cuero cabelludo donde le habían arrancado el pelo tenía un color normal y se notaba que le iba creciendo la pelusa que antecede al pelo.
Se sintió extraño al acariciar al otro elfo, ¿Cuánto hacia que no sentía la piel de alguien que no fuera la suya? Muchísimo, dejo que su mano suavemente rozara su piel, hacia más de dos siglos que no había tenido un amante, ni tan siquiera un amigo, tampoco había hablado de nada más que lo estrictamente necesario. Se daba cuenta que llevaba muerto dos siglos, lo habían matado los humanos, ojala lo hubieran hecho físicamente, en lugar de dejarlo para vagar sin corazón y sin alma, por un mundo que cada día que pasaba era más destructivo con su propia gente.
Perdido en esos pensamientos no se dio cuenta que Bhalam había abierto el ojo.
-- Siento lo que te paso Yan, pero me alegro que estés vivo. Aunque no me puedas creer en tu futuro existe vida y llegaras a ser padre, lo sé.
Yan no tenía ganas de discutir con Bhalam, pero tampoco quería escuchar hablar de “Un futuro imaginario”, así que cambio de tema.
-- ¿Qué tal te encuentras? ¿Han curado tus heridas?
-- Estoy mucho mejor que cuando llegue y os lo debo a vosotros, solo no hubiera conseguido escapar de los humanos. Siento haberte puesto en peligro, al intentar despistarlos. ¿Conseguiste llegar a Arlathan?
-- Si llegue, sobre eso debemos hablar mañana Bhalam si es que estas totalmente restablecido. Ahora si no te importa necesito dormir, he viajado durante más de una semana y no puedo seguir mucho más tiempo despierto. Así que estirare mi petate y me acostare aquí mismo, sino te importa.
-- ¿Por qué no te acuestas aquí conmigo? Este camastro es lo suficientemente grande como para que quepamos los dos y seguro que es más blando que el suelo.
Yan se quedo mirando a Bhalam y negó con la cabeza.
-- No me digas que tienes perjuicios, no me lo puedo creer de ti.
-- No es eso Bhalam, no tengo ningún perjuicio humano, antes me arrancaría la cabeza con mis propias manos. Pero llevo dos siglos solo… no creo que sea sano para nadie volver a compartir nada conmigo. Gracias de todas maneras.
-- Como quieras Yan – dijo sonriendo – solo hablaba de dormir, dudo que te vaya a dar algo por que una noche no duermas solo. Pero respeto lo que decidas.
Yan tendió el petate en el suelo de piedra y se tumbo a dormir. Aunque por alguna razón no conseguía conciliar el sueño, solo daba vueltas y vueltas en el duro petate, mientras su cerebro se regodeaba de él, reprochándole que otra vez, hubiera vuelto a despreciar una mano amiga, por puro miedo. Tenía que reconocer que le daba miedo volver a tener amigos, volver a amar a alguien y perderlo. No tenía miedo de morir, pero si tenía mucho miedo de intentar volver a vivir.
Al cabo de un rato escucho la voz de Bhalam.
-- Vamos elfo cabezón, ven a dormir a la cama, ahí no conseguirás dormir ese suelo está demasiado duro. Prometo portarme bien.
Yan no le contesto, recogió la manta y se tumbo en la cama junto a Bhalam, aunque mantuvo la distancia con el cuerpo de Bhalam, no quería sentir el otro cuerpo a su lado, pero fue imposible cuando Bhalam lo alcanzo con su brazo y lo acerco más a su cuerpo abrazándole, el calor del otro cuerpo y su cansancio juntos consiguió que en poco tiempo se quedara profundamente dormido.
Despertó desorientado, la falta de luz natural, el lugar y el hecho de que estuviera acompañado le hizo desorientarse. Dormido se había girado hacia Bhalam y lo había abrazado, cuando se dio cuenta deshizo el abrazo, entonces escucho la voz soñolienta de Bhalam.
-- Yan todo está bien, no tienes porque sobresaltarte. Ni tampoco apartarte como si te hubieras asustado de descubrir que todavía sigues siendo un ser vivo.
-- No es eso… solo voy a buscar algo para que comamos y podamos hablar, tengo que hablar contigo sobre un tema un tanto delicado, antes de hablar con mis jefes de unidad.
Había salido del camastro mientras Bhalam le hablaba, no pretendía ofender a nadie, pero no podía y no quería sentirse vivo, estaba bien tal cual estaba.
Prendió el quinqué que había en la habitación y después salió de la misma, recogió un poco de fruta seca que había almacenada y un pellejo con vino, algo de queso y pan, después volvió a entrar en la habitación y le ofreció a Bhalam lo que había traído.
-- ¿Bhalam estas en condiciones de hablar?
-- Si Yan, estoy perfectamente, aunque aun tienen que cerrarse algunas de las heridas más graves, pero ya puedo moverme sin dificultad. De que querías hablarme.
-- Aquí hay muchos misterios Bhalam – le dijo Yan -. Voy a serte totalmente sincero. Cuando te sacamos de Thalan había llegado a la conclusión de que los humanos no habían atacado la ciudad solo por que fuera una ciudad elfica, no era y no es lo suficientemente importante como para que mereciera que la conquistaran los humanos, no tiene una población grande, no tiene ninguna importancia a nivel estratégico. No tiene nada, por eso me pregunte ¿Por qué la habían atacado? Cuando conseguí llegar a Arlathan todavía me lo preguntaba, allí más que respuestas encontré más preguntas.”
“En primer lugar llegue herido y me enviaron al hospital, allí tuve la visita de unos elfos que decían ser los supervisores, un cuerpo de investigación que no conocía, pero dado mi falta de relación social, pensé que podían ser quienes decían que eran. Pero una cosa me había quedado clara en Thalan alguien de dentro nos había traicionado, algún elfo nos había entregado a los humanos. Cuando volvieron a atacar la ciudad y te sacamos de ella, envié a una de las unidades en una dirección y nosotros fuimos en otra, una vez que conseguimos dejar clara la dirección que las dos unidades habían tomado, el ejercito humano abandono su ataque a la ciudad. Aunque no les hubiera costado nada reconquistarla, solo quedaban mis unidades de guerreros que no eran suficientes para defender la ciudad, aun así, abandonaron el ataque y se concentraron en perseguirnos a las dos unidades que habíamos salido de la ciudad. Sin titubeos dividieron a su ejército en dos y cada uno fue en busca de una de las unidades, lo que vuelve a confirmar que tenían espías entre nosotros, de mis guerreros no desconfió, pero si lo hago del resto de la población de Thalan.”
“Después como te he explicado me sometieron a un interrogatorio sutil pero no carente de información, como bien sabes las preguntas a veces dan más información que las respuestas, con ellas me dijeron realmente cuáles eran sus objetivos. Estaban muy interesados en conocer mis motivos para haber mandado a dos unidades especiales en direcciones opuestas y con la única intención de dirigirnos hacia el bosque del Viento Libre. Y que era lo que habíamos sacado de la ciudad. Conseguí aludir más o menos todas las preguntas de los llamados “supervisores”.”
“Un día después apareció un custodio alto y joven llamado Ral, me vino a decir más o menos que no estaba seguro en el hospital y que tenía que hablar conmigo – aquí Bhalam intento interrumpirlo – Mejor espera a que termine Bhalam. Le seguí hasta su casa, por lo visto él y su hermano Theron estaban muy interesados en saber si habías conseguido sobrevivir, bueno más que sobrevivir por lo que me dijeron, estaban preocupados por si habías caído en manos humanas. Ya que según ellos eres uno de los crea…
-- No Yan, no lo digas, hay cosas que cuanto menos se diga mejor. Pero si es cierto lo que te dijeron, ellos son mis amigos, desde que eran unos niños.
-- Serán tus amigos, pero no me fie de ellos, no les dije dónde estabas, ni les conté nada sobre la manera en que te sacamos de la ciudad. Cuando conseguí deshacerme de sus insistentes preguntas hui fuera de la ciudad y vine hasta aquí.
-- ¿Y Ral te lo permitió? ¿Te permitió irte sin decirles nada?
-- Fue realmente Theron quien me dejo marchar, Ral creo que tenía peores intenciones hacia mí. – dijo Yan medio sonriendole, algo que hacía mucho tiempo que nadie veía.
-- Yan de la misma manera que tu confías en tus guerreros, yo confió plenamente en Ral y Theron. Son totalmente de fiar, nunca harían nada que pudiera dañarme o que dañara a nuestro pueblo. Tengo que ponerme en contacto con Ral, decirle donde estoy. Los necesitaremos Yan y cuando los conozcas aprenderás a confiar en ellos.”
“Pero tienes razón al decir que hubo traición por parte de nuestra gente, aunque no fueron los habitantes de Thalan quienes eran los espías, sino un ayudante de un custodio de bajo nivel que vino, supuestamente solo para atenderme. No hubo forma de que consiguiera deshacerme de él, aunque la mayoría de los Custodios saben que odio que me sirvan.”
“Cuando los humanos entraron en la ciudad, después de haber tenido que luchar durante muchas horas sin apenas armas, ni guerreros. Intente abandonar la ciudad, no por cobardía, sino para evitar que pusieran sus manos cerca de los secretos que guardo. Fui a avisarlo de que me iba, pero él había organizado una emboscada en la que tontamente caí, no me di cuenta que era un traidor hasta ese momento. Comprende una cosa Yan, nadie fuera del Custodio máximo, Theron y Ral saben quién soy o eso creía, ahora creo que de alguna manera, la información de quien soy ha llegado hasta el grupo de traidores que intenta manipular la situación desde dentro, pero estoy totalmente seguro que ni Ral ni Theron han tenido nada que ver.”
“Para ellos soy todo lo que se interpone entre la guerra y la paz con los humanos, no entienden que aunque yo desapareciera, los humanos no cejaran de destruirnos, hasta que nos hayan exterminado totalmente. – aquí bajo la voz a un susurro, Yan para escucharlo tuvo que pegar su cabeza a la de Bhalam -. Pero no conseguirán exterminarnos mientras yo viva, porque mi propio ser genera vida, mi existencia mantendrá siempre vivos a los elfos, podemos perder muchas cosas, pueden destruir todas nuestras ciudades, pero jamás podrán destruirnos, ni exterminarnos como pueblo, mientras en mi cuerpo quede alguna chispa de vida.”
Yan guardo silencio ante la importancia de las revelaciones que le había hecho Bhalam. Tendría que meditar mucho sobre ello. Pero si el confiaba en esos dos hermanos habría que avisarlos de donde estaban. Así que se lo dijo.
-- Bhalam voy a enviar a un mensajero a Arlathan con un mensaje para Ral y Theron, así podrás decirles donde estamos.
-- No es necesario Yan, puedo enviarle un mensaje a Ral a través de los arboles, no lo he hecho antes por respeto a tus guerreros, se que ellos solo pretenden protegerme a pesar de que no saben quién soy. No quería tener que ponerlos en el trance de tener que luchar contra Ral y Theron, no hubiera sido justo, teniendo en cuenta que estaban dispuestos a dar sus vidas por proteger la mía. Una vez que envié el mensaje será cuestión de poco tiempo el que Ral y Theron lleguen aquí.
-- Eso me gustaría verlo, yo me he pasado una semana caminando para llegar hasta aquí, dudo que ellos puedan estar antes. Por cierto se enfadaron muchísimo conmigo, así que cuando me vean es posible que Ral me convierta en rana. – Yan dijo esto sonriendo de verdad por primera vez, después de tantos largos años sin sonreír. – Pero valdrá la pena aunque sea solo por ver sus caras enfadadas, sobre todo la de Ral.
-- Si Ral tiene poca paciencia y estará echando chispas de enfado. – se rio -. Creo que ha encontrado a un elfo mil veces más terco que él y eso es toda una suerte. Yan por que no sonríes más a menudo, eres hermoso cuando sonríes, ¿lo sabías? También me gustas mas con tu color de pelo y tu piel, ¿te importa si deshago el hechizo que lo oscurece?
-- No Bhalam, no…
-- ¿Por qué tienes tanto miedo a vivir otra vez? No sé qué te ocurrió, pero no tienes por qué castigarte a ti mismo. Es terrible sobrevivir a tus seres queridos, pero lo hicisteis, ahora deberías dejar de castigarte por ello y comenzar a vivir de nuevo.
-- Eso no es asunto tuyo, hago mi trabajo y es lo único que importa.
-- ¿Quieres o no quieres mi amistad Yan?
-- Mierda… ¿Por qué tienes que mezclar las cosas? Te protegeré con mi vida.
-- Si ya lo sé Yan, estas más que dispuesto a morir, pero tienes miedo de volver a vivir, de amar. Quiero ser tu amigo, igual que el día que nos conocimos junto a la biblioteca.
-- No creo que pueda ser tu amigo Bhalam. No recuerdo ni lo que se siente al tener un amigo.
Al decir esto Yan cerró los ojos, por eso no vio a Bhalam acercársele, solo sintió sus labios posándose en los de él, su primera reacción fue intentar separar al otro elfo de sí mismo, pero después su cuerpo tomo la iniciativa dejándose besar y besando a la vez. Hacia tanto tiempo que no había sido besado, que su cuerpo tembló de deseo.
Mientras Bhalam le susurro.
-- Bueno también podemos empezar como amantes, tus labios son tentadores.
Yan quería apartarlo de sí mismo, quería salir corriendo, pero su cuerpo bebía sediento y necesitado de sentir, había pasado más de dos siglos desde que había sentido las manos de un amante en su cuerpo, cuando le beso por segunda vez su mente se perdió fundiéndose con la de Bhalam, dejando que todo sucediera sin oponer resistencia. Mientras sus cuerpos se fundían en una danza erótica, dejándose llevar uno por el otro, guardando un ritmo armónico que les llevo al éxtasis.
Después de un tiempo consiguieron volver a pensar otra vez, Yan con su cara sepultada en el cuello de Bhalam, no quería volver a levantar la cabeza. No había querido ningún tipo de relación, pero Bhalam lo había tentado con la única cosa que deseaba y que necesitaba. Aunque en su corazón hubiera querido que fuera su compañero o su compañera de vida, pero parecía que no existían para él o que habían muerto como tantas otras cosas en su vida.
-- ¿Tanto deseas encontrar a tus compañeros de vida? – le pregunto Bhalam.
Yan se ruborizo hasta las cejas, había olvidado que Bhalam era un empata fuerte, evidentemente había sentido y había escuchado sus pensamientos y sus sentimientos, incluso antes que el mismo. Yan había perdido la empatía el mismo día que había dejado de vivir.
-- No contestes si no quieres – le dijo Bhalam – noto tu reticencia hablar de tus compañeros de vida.
-- Si, siempre los he añorado, aunque no sé por qué en mi es tan fuerte esa añoranza. – le dijo Yan – Lo siento no estoy acostumbrado hablar de mí.
-- Ya me he dado cuenta Yan, no solo de ti, no estás acostumbrado hablar. Te has negado hasta lo que es vital para que existas y vivas. ¿Por qué?
-- Por que todo lo que me rodea es muerte y destruición.
-- No Yan tus compañeros de vida están en tu futuro, lo sé.
-- Como tú digas, no quiero pelear contigo, pero no me apetece escuchar hablar de futuros imaginarios. Tenemos cosas que hacer y que planear. Vamos a enviar ese mensaje a tus amigos.
-- También eres mi amigo y ahora mi amante. ¿O no quieres?
-- De acuerdo Bhalam, pero prométeme que nunca más me hablaras de mi “futuro imaginario”.
Bhalam asintió atrayéndolo hacia él y abrazándolo.
-- Vamos a llamar a Ral y Theron y a reírnos con sus caras de enfado.
Así fue como Yan volvió a tener amigos y volvió a la vida, durante algunos siglos. Hasta que Bhalam fue infectado con la infección de los engendros tenebrosos y su compañero de vida Ort había abandonado su cuerpo para investigar en el “Velo”.
Una de las primeras consecuencias que sintieron cuando Bhalam quedo infectado, fue que la larga vida que habían disfrutado los elfos, había desaparecido, los elfos que nacían tenían un vida muchísimo más corta que la de sus progenitores, no se reproducían más rápido como pasaba con los humanos, pero si morían antes, por lo que se debilitaban y su derrota ya era algo claro para todo el pueblo.
Cuando sus dos mejores amigos habían desaparecido, Yan tomo la decisión de formar un clan de elfos y sacarlos de tierras elficas, alejarlos del peligro de la extinción, ya que se veía cada vez más claro que la hora oscura estaba a punto de alcanzar a los elfos. Se lo comunico a Ral y Theron, también a Varathorn, y algunos otros elfos que habían ido agregándose a su pequeño grupo. Todos decidieron crear clanes y separarlos, de tal manera que fuera imposible de localizar a todos los clanes, evitando así la exterminación del pueblo elfo.
Ral, Theron, Eriel que era el compañero de Theron, Varathorn y Yan juntaron a los Clanes que habían creado con los pocos elfos supervivientes y se desperdigaron en todas direcciones. Ral, Theron, Eriel y Yan siempre se mantuvieron en contacto a través de los arboles. Aun así tomaron senderos muy distintos y fueron a lugares distantes los unos de los otros, Yan volvió a recaer en su estado de soledad total y completa, a alejarse de todos, quedando totalmente aislado de cualquier amigo o amante, aunque conservaba su amistad con Ral, Theron y Eriel, pero eran amigos que estaban muy lejanos.
Pocas veces después de la despedida y la separación en clanes volvieron a verse, una de ellas fue hace cuatro siglos, cuando los humanos “muy benevolentes ellos” les concedieron permiso para crear una ciudad elfica que los elfos llamaron Halamshira y que los humanos llamaron “Los Valles”.
Yan dijo que no se fiaba de sus intenciones, que su Clan se mantendría a la espera y que no se mezclaría, lo habían decidido por unanimidad. Aunque irían a la ciudad a entrenar a los elfos que hubiera en ella.
El Clan de Ral y Theron se dividió, la mayor parte permaneció donde se habían ido a vivir, llevándose con ellos a todos los Custodios de la memoria que habían sobrevivido a la caída de Arlathan y la otra parte muy pequeña y sin ningún Custodio de la memoria, marcho hacia la ciudad.
La ciudad no vivió mucho tiempo antes de volver a tener otra guerra con los humanos, y por supuesto volvieron a perderlo todo. Algo que no sorprendió a ninguno de ellos.
Ahí fue cuando Yan se encerró en sí mismo, mientras volvía a llevar a su Clan de vuelta al lugar que les había dado seguridad en el pasado. Se aparto de todos sin excepción, el hubiera deseado poder ayudar a Ort, sentía mucho no tener la capacidad mágica que necesitaba para ir a visitarlo al “Velo”. Era un amigo perdido al que añoraba tanto como a Bhalam. Su vida se convirtió en un túnel de oscuridad y soledad, solo la protección de su Clan lo empujaba cada día a levantarse, pero dentro de sí mismo solo existía vacio y muerte.
A veces recordaba, lo que Bhalam le había mostrado, hacia tantos siglos, que ahora le parecía un sueño. Un día hacia tanto tiempo que casi era un tiempo olvidado, estaban reunidos Bhalam, Ort y Yan disfrutando de su amistad, Yan estaba de un humor bastante negro, se quejo ante sus amigos de que no le había sido posible encontrar a sus compañeros de vida, que posiblemente estuvieran muertos. Bhalam le había tomado de la mano y le había enseñado las imágenes que había en su mente, sobre el futuro de Yan. “En las imágenes se le veía rodeado de tres niños, dos bebes y uno más mayor, eran sus hijos, a su lado había una elfa pelirroja junto a otro elfo rubio, eran sus compañeros, lo sabía, los sentía, sentía su amor por ellos y el de ellos por él”.
Después con los siglos pasados, cuando esas imágenes volvían a su mente las desechaba como fantasías de un amigo que había intentado que fuera feliz, en su negra y solitaria existencia. Lo más seguro es que la elfa encantadora y traviesa, hubiera muerto en manos de los humanos y su querido compañero también, o quizás ni tan siquiera habían conseguido llegar a nacer. Pero cuando soñaba con ellos se despertaba un poco menos solo y un poco menos abandonado. Aunque bien sabía que solo era un sueño, aun así amaba ese sueño y en secreto los amaba, aun sabiendo que todo era fruto de su imaginación y que nunca existieron realmente.