Capitulo 54
Al término de algunas horas, volvimos a salir de la tienda de campaña con Loghain convertido en guardia gris.
En su favor diré, que afronto la iniciación con un valor y una sangre fría admirables, aun conociendo cuán fácil era que muriera en el proceso, no titubeo ni intento escapar, lo tomo como una obligación a la que debía hacer frente. Era un cabrón con pintas nadie podía dudarlo y jamás sentiría ningún tipo de simpatía por ese humano que tenía enfrente, pero no podía dejar de honrar el valor que desprendió durante la iniciación.
Cuando salimos de la tienda de campaña donde habíamos llevado el rito de iniciación y donde Riordan y yo habíamos hablado sobre la estrategia a seguir. Habíamos quedado en que dejaríamos que Loghain descansara por esa noche y que a la mañana siguiente realizaríamos el contraataque. Así que cuanto pude me reuní con mis compañeros de vida y con Ral, Fenarel.
Debíamos buscar a Sten, Morrigan y a Oghren, quería saber la verdad de lo que había acontecido y sabia que solo Sten me la diría, además pretendía que Morrigan supiera que tenía que realizar su rito “mágico” esa misma noche, pues no tendría otra oportunidad.
Realmente fue Sten quien nos encontró a nosotros, aunque sospecho que fue Morrigan quien nos andaba buscándonos. Se habían enterado de nuestro retorno y Morrigan necesitaba hablar urgentemente conmigo, la dije que hablaríamos cuando hubiéramos preparado la estrategia de combate para la mañana siguiente. Luego lo valore un poco mas y dije.
-- Sten puedes quedarte un momento con Yan, Zev, Fenarel y Ral, voy hablar con Morrigan, después discutiremos sobre la estrategia a seguir.
Me retire con Morrigan hacia un lugar menos concurrido y le pregunte qué era lo que quería, ya lo sabía, pero aun así necesitaba que fuera ella quien lo dijera, tenía que hacerme la ignorante pues se suponía que yo no sabía nada, de su verdadero objetivo.
-- Tú dirás Morrigan, soy todo oídos.
-- Se que estas entre la espada y la pared. Pero no tiene por que morir ningún guardia gris, conozco un ritual mágico por el cual esta noche puedo quedarme embarazada, el bebe no portara la infección pero será un faro que llame al espíritu del Archidemonio, así tendrá un nuevo cuerpo donde poder renacer sin infección y además no tendrá que morir ningún guardia gris.
-- Suena cuanto menos interesante, no es que pensara sacrificarme, creo que hay suficientes “héroes” dispuestos a dicha acción. – dije con mi mejor expresión de inocencia – ¿En qué consiste ese ritual?
-- Es un ritual sexual, tengo que pasar la noche con Loghain o con Alistair.
-- No veo inconveniente siempre que consigas convencer a Loghain, Alistair no creo que lo puedas convencer. – añadí sonriendo.- Ya que yo evidentemente no porto los órganos sexuales adecuados. Pero seguro que con un poco de encanto puedes engatusar a Loghain, dudo que ponga muchas pegas. Aunque si te consiguieras transformar en mi, creo que te sería muy fácil conquistar a Alistair.
-- Pero tú tienes que ayudarme a convencerlos.
-- ¿Morrigan tengo que ayudarte a encantar a Loghain? Por los Dioses, no creo que tengas mayor problema, se llevo vino y se fue a esa tienda de campaña de ahí, ves e inténtalo. Si no quieres transformarte en mí y conquistar a Alistair. Si te soy sincera, creo que es mejor combinación Loghain es un buen guerrero, aunque sea un capullo integral, Alistair es un tonto, dudo que de ahí salga algo que realmente merezca la pena, pero tú decides.
-- Es tu obligación ayudarme.
-- ¿Mi obligación? Deja de decir tonterías. ¿Aparte de tener que enfrentarme al Archidemonio, a la ruina, también tengo que hacer de mucama para ti? Pues no, te has equivocado de punto a punto. Si quieres acostarte con ellos es tu problema, búscate la vida Morrigan, me he cansado de ser el saco de los deseos de todos.
Enfadada se fue hacia la tienda de campaña donde se encontraba Loghain, me imagino que esperaba a que fuera yo a convencer a Loghain, pues eso no pasaría. Me daba igual que lo consiguiera o no, era su problema y estaba más que cansada de que me intentaran usar para conseguir lo que cada uno quisiera.
Sin pensarlo más, retorne donde se encontraban mis verdaderos compañeros. Me senté entre Yan y Zev junto al fuego.
-- Bueno otro tema solucionado. Sten he pensado que si quieres podrías venirte con nosotros en el contraataque de mañana. A ti no te vamos a engañar, cuando nos hayamos enfrentado al Archidemonio y este haya sido vencido, nos marcharemos para siempre de la ciudad humana. Pero tú debes tomar la decisión que creas que debes hacer, nosotros no retrocederemos ante el Archidemonio, ni abandonaremos la ciudad hasta que este haya muerto o nosotros estemos muertos, ya que puede ocurrir cualquiera de las dos cosas.
-- Iré con vosotros sin dudarlo. No entendí como pudieron dejar a su suerte a la ciudad, como pudieron huir como cobardes.
-- Estoy totalmente de acuerdo Sten – dijo Yan.
-- Hay cosas que debes entender de los humanos – añadió Zev – o mejor dicho que debéis entender todos. A la mayoría de esos humanos – dijo mirando a los nobles – solo les importa su culo, que mueran los plebeyos o que mueran los elfos que viven en la ciudad les es indiferente, cuantos más mueran menos tendrán que les pidan cuentas por sus errores.
-- Pero en mi país el Qun ejecuta a los seres que se comportan así, sean qunaris, humanos o elfos.
-- Si Sten – dije – pero aquí, se les llama Arl y se les da poder de vida o muerte sobre miles de seres vivos. Aquí sino tienes poder, sino eres humano y noble, no eres nadie, tu vida o tu muerte tienen poca importancia. Me alegra mucho que quieras venir con nosotros, tu brazo guerrero será muy bienvenido.
Asintió con su forma peculiar de comportarse.
Nos quedamos en silencio, la estrategia que usaríamos al día siguiente ya había sido planeada hacía varias semanas, no necesitábamos volver hablar sobre un tema que ya conocíamos todos, aunque Sten no lo supiera. Además necesitaba hablar telepáticamente con Nolaloth, quería que cuando mañana se desatara la batalla final, quemara este campamento, que no dejara ni sombras de los nobles, era la mínima justicia que le debíamos a los miles de seres vivos que estaban muriendo en la ciudad, ahora me daba cuanta, no debía quedar ningún con vida.
Sten se puso hablar con Fenarel y con Ral, para terminar jugando a las cartas. Yo me recosté en Yan y Zev, teníamos que hablar telepáticamente, sabía que Yan estaba enfadado, él quería luchar contra Alistair y que se le negara era algo que no entendía. Algunas cosas había aprendido de Sten, cuando alguien como Yan o Sten que han sido guerreros toda su vida, prometen hacer algún tipo de acción, no hay forma de convencerlos de lo contrario. Por eso les dije telepáticamente.
-- Yan lo siento, pero no podía dejarte pasar la iniciación.
-- ¿Por qué no? Tú la pasaste, porque a mí se me niega.
-- La razón principal Yan, es porque te queremos y te necesitamos. Conmigo infectada ya hay más que de sobra. La segunda razón es porque no sabemos cómo actuaria el ritual en tu cuerpo, Yan tu perteneces a la misma generación que Bhalam, podría ocurrirte cualquier cosa, incluso que te perdiéramos en el acto, convirtiéndote en un Archidemonio, lo que nos llevaría a Zev y a mí a la muerte, nosotros no tenemos el poder que tuvo Ort. Y aun a pesar de todo el poder que tiene Ort, su vida en el “Velo” ha sido un infierno total. ¿Quieres eso para nosotros?
-- Pero os tenéis mutuamente….
-- Eres cabezón – le dije más que un poco enfadada.
-- Neshi – dijo Zev – creo que yo lo entiendo mejor.
-- Pues te importaría explicármelo, porque me cuesta comprenderlo.
-- Te acuerdas de todas las veces que creí que me ibas a abandonar, recuerdas que estaba convencido de que al final solo sería un estorbo para ti y que te desharías de mí a la primera ocasión.
-- Si amor, lo recuerdo perfectamente, espero que ahora jamás lo pienses.
-- No, ahora no lo pienso, pero me costó creerte, me costó creer que eras real y que no te evaporarías en un sueño. A Yan le ocurre igual, le cuesta creer que esta despierto y que lo que sentimos por él es real, que no se despertara de pronto para encontrarse totalmente solo otra vez. ¿Estoy en lo cierto Yan?
-- Si en parte es justo lo que has dicho, pero también ocurre que cuando os conocí… lo siento, pero siempre creo que mi unión fue forzada, que no la habríais aceptado de no haber habido tanta presión por parte de Ort, Ral, tus padres Neshi.
-- No Yan, para nada – dije – nadie nos forzó a nada que no quisiéramos hacer antes incluso de saberlo. Nos has completado de una manera perfecta y te amamos y te necesitamos sin duda alguna, no podríamos existir sin ti, como tú no puedes existir sin nosotros. Así que olvida esa conversación que querías mantener con Zev y tu Zev también olvídala. Mañana cuando nos enfrentemos a la batalla final, saldremos los tres o no saldrá ninguno de nosotros. Ninguno en nuestra unión es prescindible, espero que eso os haya quedado claro. Viviremos o moriremos juntos, y estas son mis últimas palabras sobre el tema.
-- Pero nuestro pueblo y Ort – dijo Yan – te necesitan viva Neshi.
-- Digo lo mismo – dijo Zev.
-- Bien pues voy a deciros algo a los dos y espero que lo comprendáis totalmente. Quiero ayudar a Ort y a Bhalam, por supuesto quiero ayudar a nuestro pueblo. Pero por encima de ellos os quiero a vosotros. Vosotros sois mi corazón y mi alma, no puedo vivir sin uno de vosotros, así que nada de heroicidades. ¿Comprendido?
Asintieron los dos, envolviéndome en su amor.
Es curioso, cada uno tenía una armonía distinta, había empezado a darme cuenta que la energía en que me envolvía Zev era más sensual, sutil. Mientras que la energía de Yan era más fuerte, más solidad. Pero no había dudas en que eran preciosas para mi e imprescindibles.
-- Hay algo más que quería deciros. Esta noche no podremos dormir todos a la vez, no me fió para nada de los nobles humanos y menos de Anora. – justo en ese momento sentí la voz de Nolaloth.
-- Bhalam esta muy cerca, dentro de poco Riordan y tu sentiréis su presencia, y no tardareis después de eso en verlo físicamente avanzando hacia Denerim. ¿Cuáles son tus ordenes Neshi?
-- Hay que avisar a Ral y a Fenarel, las ordenes siguen siendo las mismas que acordamos, no entraras en la batalla hasta el final, para distraer a los humanos de nuestra huida. Pero hay algo que desearía pedirte, ¿puedes divisarnos desde donde estas?
-- Si os veo. Otra cosa Ral y Fenarel ya han sido puestos sobre aviso igual que Ort.
-- Bien quiero que cuando la batalla comience y aquí solo queden los nobles humanos, los hagas chamusquina, quemes toda la zona. Lo siento por los sirvientes, si puedes evitar dañarlos mejor, pero no dejes ninguno de estos nobles vivos.
-- ¿Acaso no será un caos para Feraldan?
-- No será una gran pérdida y hay que hacer justicia con su cobarde decisión de abandonar la ciudad a su suerte.
-- Pues cuenta con ello, será una diversión quemar sus culos pomposos. No te preocupes sé cómo puedo evitar matar a los sirvientes, sobre todo aquellos que son elfos, aunque evitare dañar a los demás. ¿Alguna cosa más? Pienso que podría sacaros del lugar donde terminéis con Bhalam, siempre es más seguro que intentar huir en solitario, ya que no sabemos cómo actuaran los humanos ante vuestra huida.
-- De acuerdo, cuando necesitemos tu ayuda te avisare mentalmente, después de que quemes esta zona, permanece lo mas oculta posible, cuanto menos te vean mejor.
En ese instante sonó un grito en la tienda de campaña donde se había retirado Riordan. Este salió de ella pálido totalmente, gritando que el Archidemonio estaba muy cerca, antes de que hablara yo había sentido la inmensa presencia de Bhalam, incluso pude oírle hablar a las hordas de engendros tenebrosos que estaban repartidos por Denerim.
Era el momento, había llegado la hora de la verdad, para bien o para mal, dentro de pocas horas nuestro destino y el de nuestro pueblo seria decidido, y nada de lo que pudiéramos hacer después cambiaria ni un ápice lo que iba a ocurrir. Yan y Zev me habían cogido de la manos, se que querían protegerme, aunque todos estábamos mas allá de la protección, pero ahora ya no había nada más que hacer, solo podíamos bailar al son de los hados y aceptar el destino que se nos impusiera, por que por mucho que lucháramos estaba convencida de que en alguna parte ya se había decidido que iba a ocurrir. Ahora ya importaba poco Alistair, Wynne o quien fuera, daba igual pues solo quedaba la última batalla, todo lo demás era superfluo mientras no supiéramos si mañana al caer la noche seguiríamos vivos.
Nos levantamos del suelo y fuimos hacia donde estaba Riordan hablando con algunos soldados, Loghain estaba a su lado, pero a Alistair no le veía por ningún lugar.
-- Riordan creo que ha llegado el momento de la última batalla.
Justo cuando estaba hablando, oímos un chillido espeluznante desgarrando el silencio nocturno, y lo vimos aproximarse hacia la entrada de Denerim sobrevolando por encima de los campamentos y de los combatientes, gritando a sus hordas de engendros tenebrosos.
Fue la imagen del puro terror encarnada en la forma de un dragón, Nolaloth era un dragón natural a diferencia de Bhalam, pero Bhalam aterrorizaba a cuantos lo miraran ya que todo en el era sinónimo de muerte y destrucción.
A mi mente llego la imagen de un alto elfo de una increíble hermosura, un ser que era amabilidad y bondad pura, ¿cómo alguien así podía haber terminado en la forma de ese dragón? ¿Es que los humanos en su locura, eran capaces de destruir toda la belleza del mundo y transformarla en el más horrible infierno? Sabía que no tendría posibilidad conocer las respuestas a las preguntas, pero había una de ellas que me atormentaba y no paraba de emerger a la superficie, la pregunta era ¿Nos odiaban tanto? Solo había una respuesta SI, nos odiaban hasta ese punto.
Me había perdido un segundo en mi mente, volví al presente mientras Riordan terminaba de decir su estrategia. El intentaría matar al Archidemonio solo, me pareció cuanto menos infantil y suicidad, no tenía ninguna posibilidad contra ese ser en solitario, pero no tenía muchas ganas de contradecirlo.
Desgraciadamente sabía que Riordan era uno de los que debían de morir, no por que tuviera nada contra él, ni por que fuera mala persona, sino únicamente porque sabía demasiado lo que ocurría al morir el Archidemonio, y no iba a ocurrir tal como él creía que pasaría. Cuantos menos testigos quedaran vivos mejor para nuestro pueblo y para nuestra seguridad.
-- De acuerdo Riordan, nosotros entraremos en la ciudad e intentaremos llegar a la zona más alta, a la torre del fuerte Drakon allí intentaremos atraer al Archidemonio hacia nosotros. Loghain puede quedarse en la puerta ayudando a protegerla, de esa manera quedaremos repartidos consiguiendo una mayor posibilidad, pues aunque caigamos siempre quedara un guardia gris capaz de hacer frente al Archidemonio.
-- Creo que deberías llevarlo con vosotros. ¿Quiénes iréis?
-- Iremos Ral, Fenarel, Yan, Zev, Sten y Morrigan, el resto defenderán las puertas. Había pensado en llevarme a Alistair, ¿pero alguien sabe donde esta?
-- Alistair no esta – dijo Loghain – ha huido, le vi salir anoche del campamento antes de mi iniciación.
-- ¿Por qué no me sorprende? Bueno ahora no hay tiempo para dedicarnos a buscarlo.
-- Pues buena suerte entonces a todos. Que el Hacedor os proteja, nada contra lo que has luchado podrá prepararte para esta batalla. – dijo Riordan.
-- Que los Creadores os protejan. – mientras que mentalmente le decía a Nolaloth – Nolaloth ves el humano alto que esta a mi lado, este tiene que morir también, no puedes dejarlo vivo.
-- Así se hará. Que los Creadores os protejan. Estaré esperando a que me llames para ir donde estés.
Me gire hacia mis compañeros y los abrace transmitiéndoles todo mi amor, podía ser el último momento que tuviéramos para nosotros, pues delante de nosotros teníamos nuestro destino. Ninguno de nosotros necesitaba palabras para mostrar lo que sentíamos. Deshicimos el abrazo entre los murmullos molestos de los humanos, mientras nos dirigíamos a la puerta de la ciudad podíamos oírlos criticándonos e insultándonos, nos odiarían aunque les salváramos mil veces la vida, que así fuese.
No os aburriré detallándoos las múltiples batallas que tuvimos que luchar antes de alcanzar el Fuerte Drakon y su torre, fueron muchas horas de terribles batallas que nos pusieron a todos en el límite de nuestras fuerzas. Yan y Sten fueron los más fuertes y lo demostraron en infinitas ocasiones, Zev y Fenarel resistieron mucho más que cualquiera, además sin su astucia jamás habríamos pasado por algunos lugares, Ral y Morrigan lucharon con magia poderosa, aunque Morrigan se pasaba más tiempo mirando a Ral e intentando que este la tomara en serio, que luchando, por mi parte tuve que emplear toda mi existencia y toda mi empatía en conseguir mantenerlos con vida y sanos a todos, tarea que no fue sencilla.
Al termino de unas diez horas de caminar, luchar y sanar, conseguimos llegar a la puerta de la torre del Fuerte Drakon, todos los que íbamos sabíamos que detrás de esa puerta podía muy bien encontrarse nuestra muerte. Pero ninguno titubeo aunque fueran por razones distintas, los elfos nos jugábamos nuestra existencia, no había lugar para las huidas. Sten pensaba que era su destino, que había nacido para la batalla final, Morrigan buscaba su objetivo final conseguir el espíritu del Archidemonio, totalmente convencida de que ya lo tenía casi alcanzado.
Cuando abrimos las puertas, la terrible batalla que se desarrollaba nos dejo sin palabras. Bhalam estaba matando a todos los guerreros y soldados de la ciudad, incluso aquellos que con el terror en las venas intentaban huir. En el momento en que entre en el techo de la torre, Bhalam giro su cabeza hacia mí, sus ojos se clavaron en los míos, todo quedo ralentizado. Por delante de mi iban Sten y Yan a mi lado estaban Zev y Fenarel, Ral y Morrigan iban un poco por detrás de mí.
Con mis ojos fijos en los ojos de Bhalam, lo vi cargar hacia donde terminábamos de entrar, con una velocidad increíble para su voluminoso cuerpo, aparto y esquivo a Sten y a Yan, Yan y Zev de un salto se interpusieron entre Bhalam y yo, pero los ignoro, cogiéndome con su enorme boca y acto seguido elevándose en el aire, aunque no demasiado alto ya que tenía una de las alas partida.
Escuche los gritos de Zev y Yan, incluso escuche el grito mental de Ort, vi a Nolaloth bajar a la velocidad del rayo, hacia donde me llevaba Bhalam.
Fue extraño pues aunque me sujetaba con sus dientes y estos fácilmente podían haberme partido por la mitad, no lo hizo. Fue como si quisiera sacarme del campo de batalla, por esa razón deje caer mis guantes y puse mis manos encima de su boca quería usar mi empatía, pero estaba aterrorizada, todo en mi cuerpo gritaba pidiendo ayuda, pero en mi mente me di cuenta que si hubiera querido matarme ya lo habría hecho, por esa razón frene el ataque de Nolaloth. Con suavidad intente contactar con su mente, esta era un caos de contradicciones, dentro de su mente aun existía un pequeño núcleo de lo que Bhalam había sido, pero que era anegado por la brutal locura de la infección, aun así conseguí ver parte de lo que había sido. Sentí a Ort hablarle mentalmente, rodearle con el amor que sentía, pero solo conseguía que la locura se alzara más potente ahogando más profundamente la mente de lo que en su día fue Bhalam.
No me di cuenta pero se había posado cerca de una espada de dos manos caída en el suelo, al llegar al suelo me soltó suavemente mientras bajaba la cabeza. Mire la espada y comprendí, se estaba preparando para el golpe final, esa parte infinitamente pequeña que aun vivía de Bhalam quería que lo matara y con ello que lo liberara de su cuerpo y de la infección.
Corrí hacia donde estaba la espada y usando magia transformada en fuerza física la levante, no era una experta, de hecho jamás se me hubiera ocurrido usar un arma tan grande, pero comprendí que para atravesar la piel de Bhalam necesitaría un arma así de poderosa y muchísima fuerza. Por esa razón transforme toda mi magia en fuerza física mientras le clavaba la espada en la cabeza a Bhalam, matándolo en el acto y liberándolo al fin.
De la herida mortal emano su espíritu, lo sentí entrar en mi cuerpo suavemente, calentando cada palmo del mismo, le sentí cuando se unió al feto que habíamos creado con nuestro amor, llenándolo de una vida nueva. Después todo exploto a mí alrededor, fui lanzada por los aires mientras escuchaba los gritos y sentí los brazos de Yan y Zev rodeándome, mientras mi mente se desconectaba del momento que estaba viviendo.
Cuando perdí la conciencia, sentí que me desprendía de mi cuerpo y pude ver a mi cuerpo físico junto al cuerpo de Bhalam, mientras que Zev me levantaba del suelo ayudado por Yan. Ral hizo un pequeño movimiento con la mano y Nolaloth bajo tan cerca del cuerpo del otro dragón que casi se confundían, se acostó en el suelo facilitando la subida de todos nosotros, después levanto vuelo perdiéndose rápidamente en el ocaso del día.
Así comenzaba un nuevo amanecer para nuestras vidas y para nuestro pueblo.
Recupere la conciencia al poco tiempo de estar volando sobre Nolaloth, estaba entre los brazos de Zev sujeta por las manos de Yan. Tenía tantas cosas que decirles, pero lo más importante era que al final la última batalla para nosotros había terminado, aunque solo fuera por ahora, seguro que en el futuro nos encontraríamos en otras muchas, pero lo más importante, teníamos un niño al que cuidar y nos teníamos.
Disfrutando de su contacto libere la empatía uniéndonos en el acto a los tres y por primera vez sentimos el espíritu de Bhalam uniéndose a nosotros. Su unión fue única y preciosa dándonos un nuevo comienzo y muchas esperanzas para nuestro futuro.
Mientras Nolaloth volaba hacia un lejano horizonte en que nos aguardaba nuestro futuro.