Capítulo 29
-- Bienvenidos de vuelta. – nos dijo, aunque estaba de espaldas al balcón donde habíamos llegado. – me imagino que estáis aquí casi en contra de vuestra voluntad, lo siento de veras, deberíais haber tenido mucho más tiempo, para disfrutar de vuestra unión y para acostumbraros a la nueva sensibilidad que se ha creado entre vosotros. Pero desgraciadamente no tenemos ese tiempo, ahora seguro que tenéis muchas preguntas que hacerme, cuando terminen habría que intentar que Marethari y Ian, vinieran al velo, necesitáis organizar demasiadas cosas, si empleáis el plano material, no os dará tiempo, aquí podemos estirarlo.
Se giro lentamente, cuando comprendió que estábamos sentados cerca de él. Se quedo mirándonos sorprendido, sin hablar, algo que no era común en él.
-- ¿Qué es lo que te ha sorprendido Ort? – Pregunto Zev – ¿Pasa algo de lo que no nos hayamos enterado?
-- No, no es algo malo, es que… es que hacía mucho tiempo que no veía ese tipo de tatuajes en el cuerpo de algún elfo, nada más, no es nada malo, sino todo lo contrario.
-- No lo entiendo – le dije a Ort – no entiendo que es lo que nos ha ocurrido, tenemos un tatuaje por todo el cuerpo, lo vimos cuando… bueno cuando pudimos volver a pensar con normalidad.
-- Intentare explicarlo lo mejor posible. Esos tatuajes salían en las parejas que se unían, cuando aun la mayoría de los elfos tenían empatía y eran inmortales, hace más de dos mil años que no habido una pareja con esos dibujos. No sé si habrá algún elfo que lo recuerde, pero es seguro que ningún humano lo recuerda, no lo consideraron importante, aunque para nosotros sí lo era. Por que señalaba a las parejas, que tendrían hijos con facultades psíquicas, especiales. Los elfos Dalishanos se hacen hoy en día tatuajes en el rostro, en memoria de aquellas parejas, pero realmente no sé si habrá alguno que sepa realmente por que se los hacen. Se ha perdido tanto de nuestra historia, que parece imposible que ahora empiece a resurgir, casi milagroso. Quizás sea un signo de que el péndulo vuelve a favorecernos, pero no lo sé, esperemos que así sea.
-- Tengo una pregunta más sobre lo que vio Zev, después por mi parte se habrán terminado todas las preguntas sobre el tema de la unión. Si Zev quiere hacer alguna, esperare.
Zev me miro y sonrió, después me acaricio la mano suavemente, sin necesidad de palabras, supe que no tenía ninguna pregunta que hacer.
-- Mi padre no se veía como un elfo común, nunca he visto a un elfo de esa estatura, quizás el recuerdo esta distorsionado por el tiempo y la distancia, pero algo me dice que no es así. Además hay otra cosa, él era empático igual que yo, todos esos recuerdos los había olvidado, no recordaba nada, pero curiosamente si había recordado la parte de que debía ocultar la empatía a cualquier humano. La pregunta es – continué - ¿Quién era mi padre? Tú lo sabes, ¿verdad?
-- Neshi lo que te voy a decir no puede salir de aquí, ninguno de los dos debéis volver hablar sobre ello. Tu padre, era un viejo amigo mío, un elfo inmortal, sobrevivió a muchísimas cosas, encontró muy pocos alicientes para continuar, vivía por pura inercia, intentando ayudar a los elfos a recuperar su historia. Él llevo a muchos clanes Dalishanos de unas zonas a otras, donde sabia que se encontraban ruinas elficas, cambio cada pocos años de clan, era su método de mantener oculta su inmortalidad, mientras nadie lo supiera, estaría a salvo. Cuando hace unos cien años, descubrí que los engendros tenebrosos, buscaban a un nuevo Archidemonio, y que al que habían encontrado era mi compañero, se lo dije. Él me dijo que intentaría ayudarme, buscando a una compañera con la que tener un hijo, que posiblemente consiguiera nacer con facultades empáticas y psíquicas. Recorrió varios clanes Dalishanos, hasta que conoció a tu madre, se enamoro de ella, amaba intensamente a Marethari, tanto que le propuso hacer lo mismo que habéis hecho vosotros dos. Pero por alguna razón que nunca he llegado a saber, nunca se dio esa unión. En cierta forma es bueno, pues si hubiera existido esa unión, tu madre haría mucho tiempo que habría muerto. Una pareja así de unida, no puede sobrevivir a la muerte de uno de ellos. Pero cuando tú naciste se unió a ti, eso es inevitable, los padres empáticos se unen instantáneamente a sus hijos con las mismas facultades, tú apaciguaste su necesidad de sentimientos en su vida. Cuando fuiste raptada, no le costó mucho trabajo averiguar dónde estabas, solo tenía que seguir tu pista psíquica para localizarte. Tu dolor y sufrimiento, lo volvió loco de ansiedad por ti, por eso ataco con solo un compañero el campamento de los templarios, porque en su amor por ti, fue ciego al peligro. Sentí mucho su muerte, era el último amigo con el que podía sentirme unido. Pero no te culpes, tu solo fuiste una víctima, no la responsable de la muerte de tu padre. Lo que paso entre tu padre y tu madre, para que no se unieran, no te lo puedo decir, porque realmente no lo sé, tendrás que preguntar a tu madre, pero yo no lo haría, porque quizás solo la haga sufrir.
-- Entiendo lo que quieres decir, con lo que me has dicho, me es suficiente.
-- ¿Quieres decir que cuando tengamos a nuestro hijo, podré sentirlo, podré estar unido a él, como lo estará Neshi? O yo no podré tener empatía con él.
-- Zev si estarás tan unido a él, como lo estará Neshi, de hecho cuando el espíritu de mi compañero, entre en su cuerpo, que es el hijo que creasteis, le sentiréis, podéis hablar con él, toda su locura habrá desaparecido y aunque recuerde todo lo pasado, no quedara macula de la infección en su cuerpo. Ojala pudiera decir lo mismo de Neshi. Esa parte duele, lo siento de verdad. Porque sin esa infección Neshi podría vivir muchísimos años más, eso no formaba parte de mi plan, tenía preparada una fórmula que emularía la infección que los engendros tenebrosos tienen, para embaucar a la infección en el cuerpo de mi compañero. Pero el destino decidió cambiar las cosas, siempre exige un sacrificio por otro, debería haberlo sabido.
-- No Ort, esta bien. No me importa, no quisiera vivir más que Zev, para mí es un buen destino, mucho mejor que el que me esperaba el día que pase la angustia.
-- Por mi parte también esta bien, muy bien. Viviré el tiempo que viva Neshi, porque sin ella mi vida no tendrá ningún sentido.
-- Me encantaría poder ayudaros a que fuera milenaria, a que nos vierais a mi compañero y a mí, unidos. Pero no merece la pena llorar por lo que no se puede remediar, y en eso tenéis razón los dos. Tenéis alguna otra pregunta que queráis plantear, sobre este tema.
Guardó silencio por si queríamos formular alguna otra pregunta, cuando vio que no había más preguntas, continúo.
-- Creo que deberíamos intentar que Ian y Marethari vinieran al “Velo”, a Ian no le será nada difícil, digamos que esta mas que acostumbrado a pasar algún tiempo por aquí, Marethari siempre ha sido más reacia a hacer uso de su facultad de venir. Pero si se lo pides Neshi vendrá por ti.
-- ¿Por qué quieres que Ian venga? apenas le conozco ¿Quién es?
-- Neshi hay cosas que es mejor que no diga, mas cuando los propietarios de esos secretos están aún vivos. Solo digo que le necesitaras al igual que a tu madre, aunque ahora no sepas quien es Ian, te darás cuenta de su gran potencial cuando lo conozcas, es inteligente y el mayor conocedor de la historia de nuestro pueblo que aun esta vivo.
-- Eso… eso quiere decir que es como mi padre.
-- Neshi tú y tu curiosidad es inmortal. Pero hay temas que no me corresponde a mí comunicarte.
-- Hay más elfos inmortales entre nosotros, ¿Verdad? – dice Zev.
Ort guarda silencio un momento y después responde.
-- Si Zev, hay mas entre vosotros. Pero hasta ahí es lo máximo que os voy a decir. Así que ahora mejor ocuparnos de los temas que tenemos entre manos. Neshi puedes ir a pedirle a Marethari que venga y avisar a Ian de que ya puede venir.
Me lo pensé un momento y después asentí, mire un segundo a Zev, no sabía si querría ir conmigo, me sonrió y asintió. Había seguido la misma línea de pensamientos que había tenido. Por lo tanto cerramos los ojos y volvimos al Aravel y al mundo físico.
En el Aravel seguíamos acostados y abrazados. Tuvimos que levantarnos y vestirnos, después salimos en busca de mi madre y de Ian.
Cuando vimos a Ian, este nos sonrió y asintió, no hizo falta ni tan siquiera que habláramos, era como si hubiera estado esperando a que le avisáramos, después de que les dijera algo a los niños que tenía alrededor, entro en el Aravel.
Encontrar a mi madre fue un poco más lioso, estaba con la aprendiza de Custodia, le estaba dando algún tipo de clases sobre ciertas hierbas y alguna otra cosa que no llegamos a oír. Cuando nos vio, su cara quedo transformada, no podía quitar sus ojos de nuestras caras, era la primera vez que nos veía con los tatuajes que nos habían salido, solo pudo decir.
-- ¿Cómo, como ha ocurrido?
-- No lo sabemos – le dije – solo que nos hemos despertado y estábamos tatuados. Ort nos ha contado algunas cosas interesantes sobre estos tatuajes, además ha pedido que nos reunamos con él en el “Velo”, si te es posible venir con nosotros, sino quieres venir también puedes decirlo.
-- Ya sabes que no me gusta andar en esos mundos oníricos, pero es el único modo de hablar con Ort, estoy de acuerdo, iré con vosotros. Aunque desconozco como podemos ir.
-- Tengo cierto objeto que nos ayudara a viajar al “Velo”, me lo entrego Ort, si vienes al Aravel, podremos hacerlo.
-- De acuerdo, vamos.
Cuando llegamos al Aravel, nos estaba esperando Ian en la puerta. Sin mediar palabra como si supiera de lo que se trataba nos siguió adentro, tanto Marethari como nosotros estábamos un tanto sorprendidos por su comportamiento. De hecho Marethari estaba más que sorprendida, pues si bien Ian, siempre había sido el sabio del clan, desde que ella tenía memoria, y de eso habían transcurrido muchos años. Siempre se había mantenido al margen de cualquier cosa que tuviera que ver con la dirección que quería tomar el clan. Él siempre había alegado que prefería enseñar a los niños, a participar en la dirección del clan, manteniéndose alejado de la mayoría de la gente del clan, una vez llegaban a la edad adulta. Por lo tanto, todos los miembros del clan lo querían, incluso elfos de otros clanes habían venido en busca de su sabiduría, pero siempre había permanecido al margen de todos, con la excepción de los niños elfos, a los que enseñaba y ayudaba. No había ningún elfo que recordara a Ian de joven, ni tan siquiera los más ancianos, todos lo recordaban con su pelo blanco y sus arrugas de anciano, por lo tanto siempre había sido el gran misterio, que todos apreciaban pero que nadie era capaz de conocer.
Cuando entramos en el Aravel, Ian se coloco delante de Zev y de mi, nos indico que paráramos un momento, sin hablarnos. Junto nuestras manos y vio que el tatuaje continuaba de una mano a otra, algo en su rostro se turbo, sus ojos se llenaron de tristeza y añoranza, entonces dijo.
-- Veo que los Creadores han decidido uniros, me alegro por vosotros. Sois una pareja especial, después de más de 2000 años, espero que el destino os sea propicio y que los Creadores os protejan.
Entonces me fije mejor en su mano tatuada, era un dibujo intrincado, muy parecido al que teníamos Zev y yo. Pero él estaba solo, por lo que no entendí nada. Así que le pregunte.
-- Pero tú tienes un tatuaje parecido al nuestro, ¿tienes pareja?
-- Hemos venido para viajar al “Velo”, no para hablar de mí. Aquí no podemos hablar de ciertos temas. Además hay cosas de mí que prefiero que queden en el olvido. Lo siento si suena grosero o pretencioso, pero es algo muy personal para mí y no ha llegado el momento en que deba ser revelado ese secreto.
-- Discúlpame entonces, no pretendía ofenderte, solo… bueno no es nada. Si deberíamos ir al “Velo”.
Nos sentamos a la mesa y Zev trajo la piedra que aun estaba encima de la cama, la coloco en medio de la mesa y cada uno de nosotros fue poniendo las manos encima. Después de un momento, todos habíamos viajado al “Velo” y a la habitación donde se encontraba Ort. Al llegar nos fuimos acomodando en el círculo de cojines que había en el centro de la habitación. Zev y yo nos sentamos juntos Marethari se sentó a mi lado y Ian se sentó cerca de donde estaba Ort.
Ort no había dicho nada desde que llegamos, solo nos miro y saludo a Marethari y a Ian con la cabeza. Después de que nos acomodáramos, fue Ian quien rompió el silencio.
-- Bueno hermano, aquí nos tienes, aunque no sé por qué me has pedido a mí que venga. Sabes tan bien como yo, que no somos exactamente amigos.
No entendí la animosidad que había entre Ian y Ort, pero me sorprendió que le llamara hermano. Tanto Marethari como nosotros estábamos a la espera de que se aclararan algunas cosas, que cada vez parecían más turbias.
-- Ian creo que terminas de confundir totalmente a mis amigos, - dijo Ort - con tus primeras palabras has logrado que tengamos que explicar muchas cosas que prefería no haber tenido que decirlas. Pero lo último que deseo es que Neshi y Zev, no confíen en mí. Por lo que ahora diré todo lo que no hubiera dicho, si hubieras sido menos explicito en tu aversión hacia mí. Ian y yo fuimos hermanos, nacidos de los mismos padres. Hubo un tiempo en que nos quisimos y respetamos, aunque yo aun lo respeto, por lo que veo no es un sentimiento compartido. Cuando fue clara mi inclinación sexual, esto ofendió profundamente a mi hermano, tan profundamente que hasta el día de hoy no se ha tomado la molestia de comprenderme. Pero Ian no estás aquí, por que sienta amor por ti, o por que espere que nos ayudes incondicionalmente, sino porque eres el mayor experto en nuestra historia, y mi compañero necesitara tu ayuda cuando nazca, si es que estas dispuesto ayudarlo. O quizás también a él le odias todavía, a pesar de todo lo que le ha pasado.
-- La gente como vosotros es la que ha destruido a nuestro pueblo. Ahora me vienes a pedir ayuda, ¿para qué Ort? ¿Para que necesitas mi ayuda?
-- Por que necesito que lo instruyas en la historia que él desconoce, en la historia desde el momento en que se convirtió en un infectado.
-- ¿Pretendes que os ayude con vuestras depravaciones? Fue un castigo de los Creadores lo que os ocurrió.
-- No seas necio Ian, sabes que no fueron los Creadores los que crearon la infección. Además por esa regla de tres, también el hecho de que muriera tu compañera, sin darte ningún hijo y dejándote solo durante tantos siglos, también fue un castigo de los Creadores, ¿Verdad?
-- No metas a mi compañera en esto Ort. Eso duele y no sabes cómo.
-- Crees que no sé como duele. Tú como mínimo siempre has tenido la esperanza de poder reunirte de nuevo con ella, yo no tengo esa esperanza a no ser que salve a mi compañero de las garras de la infección ¿Crees que es diferente el amor que sientes tu por tu compañera, al que siento yo por mi compañero? Y no nos eches la culpa de lo que le paso a nuestro pueblo, nosotros no tuvimos nada que ver. La culpa fue de los ciegos estúpidos, que pensaron que éramos demasiado grandes, para que seres tan insignificantes como los humanos nos pudieran destruir, la culpa fue de la gente como tu Ian, tan ciega a cualquier otra cosa que no sean, las que ellos creen que deberían existir. Basta de riñas familiares Ian. ¿Vas ayudarnos o no? Es a lo único a lo que debes responder.
-- ¿Por qué debería ayudarlo?
-- Ian porque quizás, esa sea la acción que cierre tu destino y por fin puedas realmente reunirte con tu compañera. Porque todavía sigues preguntándote, por qué no has podido seguir tu camino y morir, como se supone que deberías haber muerto hace muchos siglos. Quizás es porque aun tienes una tarea que hacer, quizás aun tienes que conseguir olvidar el odio que sientes por mi y por mi compañero.
-- Tenia que haberme imaginado que estabas detrás de todo esto. Primero aparece Theron, conquista a la Custodia Marethari, después de que él murió y su hija desapareció, pensé que tu intento por conseguir ayuda había fracasado. Pero se ve que conseguiste ayuda en otra parte. - nos mira pretenciosamente – Así que embaucaste a esta pareja para que te ayudara. No sé cómo has conseguido que tengan los tatuajes, me imagino que es algún truco que has aprendido en este lugar. Otra de tus herejías, eso esta claro. Ahora quieres embaucarme a mí. Pues no te saldrás con la tuya, por mi parte es correcto lo que te paso a ti y a tu puto, es el destino que os merecíais.
Mire a Ort, que estaba haciendo grandes esfuerzos por contenerse, y mire a mi madre, que estaba dolorida mirándose las manos. Había podido sentir el rechazo tan profundo en Zev, cuando Ian hablo. Entonces me decidí.
-- Bueno creo que hasta aquí ha quedado claro que no vas ayudarnos Ian. Esta claro que no te interesa para nada ayudar a tu hermano, solo has venido con la intención de herirlo y herir a Marethari. Pues basta, no necesitamos tu ayuda, ya encontraremos lo que sea necesario sin ti.
-- No he dicho que no fuera ayudaros a ti Neshama y a Zevran, creo que necesitáis ayuda, para ver a través de la depravación de Ort. Al fin y al cabo sois nacidos entre humanos, estáis acostumbrados a esas cosas. Esos tatuajes son frutos de los engaños de Ort, hacia vosotros.
Sonreí, no iba a decirle la verdad. No iba a decirle que era la hija de Theron y Marethari, la hija desaparecida. Había prendido algunas cosas de mis errores con Alistair y compañía.
-- Tanto Zevran como yo, no necesitamos tu ayuda, es mas no la quiero. Estamos haciendo lo que realmente queremos, es ayudar a Ort, si eso no te gusta, pues que te zurzan. Así que ahora mejor nos dejas solos, tenemos muchos temas de los que hablar y por supuesto no eres invitado a participar en el dialogo. Un consejo, prende a juzgar menos a los demás y fíjate mas en tus propios errores.
-- Neshi – dice Ort – ¿Estás segura? Él podría decirte donde es más seguro que vayáis después.
-- Tranquilo Ort, estoy totalmente segura, sé lo que vamos hacer, lo he estado pensando, casi desde que lo he sabido. Pero por supuesto no pienso decir nada mientras él esté aquí. – señale a Ian. – Si quiere ir a insultar o hacer daño alguien, que lo haga en otra parte. No lo quiero aquí y no me fió de él, así de simple.
-- Jamás haría nada que puediera dañar a los elfos.
-- Pero dañas a tu hermano sin necesidad, dañas a tu hermano solo por la elección de su compañero. Para mi es suficiente para no querer saber nada de ti. Ellos también son parte del pueblo elfo o lo has olvidado.
-- Ellos… ellos no aportan nada al pueblo. No aportan hijos, solo depravación.
-- Realmente no sé como podéis ser hermanos. Para aportar a un pueblo, no siempre es necesario aportar niños, también hay mil cosas que se pueden aportar, sin necesidad de hijos. Además ¿Qué aportaste tú? Tú nunca tuviste hijos, por lo que incluso tu aportación fue inferior. Te has pasado los siglos juzgando y odiando a tu hermano, ¿esa es la aportación que has dado al pueblo? Por favor Ort, sácalo de aquí, tenemos cosas de que hablar más importantes que discutir con… con él.
Podía haberlo sacado de esa parte del “Velo”, pero no quería mostrar hasta que punto tenía poder, no quería mostrarle nada, que le diera una indicación, de que no era una elfa común. Me había dado cuenta que él no tenían ni una gota de empatía, no era capaz de sentir nada por nadie, que no fuera él mismo. Mire a Ort y este asintió con la cabeza, después Ian se desvaneció de la habitación.
-- Siento mucho que hayáis tenido que presenciar, esta discusión tan desagradable. De verdad pensé que podía ayudarnos, pero tienes razón Neshi, no vino con la intención de ayudarnos, solo de poneros en mi contra. Bueno ahora tendremos que pasar a vuestros planes y parte de lo que había pensado que podía aportar Ian, habrá que aludirlo. Lo siento realmente por él, no es capaz de ver que su odio hacia mí y mi compañero, lo han mantenido con vida, hasta que no se deshaga del odio, no podrá avanzar hacia su compañera. Marethari me imagino que se irá ahora del clan, lo siento, pues su trabajo con los niños era bueno.
Entonces sentí que mi madre levantaba la cabeza y miraba directamente a Ort.
-- Theron me aviso hace muchos años, de que no me fiara de Ian. Si no se ha marchado cuando volvamos del “Velo”, se irá después, no le voy a dar alternativas. Lo quiero fuera del Clan, hay otros que pueden tomar su lugar. Lo que más me duele es que fue Ian quien me predispuso en contra de Theron, él que me hablo de sus sospechas sobre lo que realmente quería mi compañero. Pero más vale tarde que nunca, se ira del clan.
-- Bueno pues ahora pasemos a los problemas eminentes que tenéis que afrontar.
Mire a Zev y le sonreí, después dije.
-- Lo primero creo que sería reclutar a los clanes Dalishanos, por lo que me dijo mi madre, hay otro clan cerca de Denerim en el bosque de Brazilia. Iremos hablar con ellos.
-- Neshi – me interrumpe mi madre – ahora podéis perfectamente pasar por elfos Dalishanos, cualquier clan esta obligado ayudaros. De todas formas había pensado en acompañaros, también hay un grupo de mi clan que están dispuestos a ir con vosotros. No será el clan entero, de esa manera el clan pervivirá y partirá hacia el norte como había previsto.
-- Pero madre, no sería más seguro para vosotros, que de momento no os vieran junto a nosotros. Nos podríamos reunir en el norte, cuando vayamos hacia la ciudad de los enanos, allí nos seria de gran ayuda tener vuestra compañía, pero con el otro clan Dalishano, sería un tanto comprometido que vinierais, ya que no quiero que participéis en la guerra, necesitaremos además que preparéis la forma de escapar si es que conseguimos salir airosos de esta aventura. Sobre eso…
-- Como quieras – dice mi madre – aunque me preocupa vuestra seguridad.
-- ¿Qué es lo que has pensado Neshi?
-- Bien Ort… lo he estado pensando y calculando, como podríamos escapar después del enfrentamiento final. En principio pensé que lo más seguro era unirnos a tu clan madre si nos lo permitieseis. Pero después me di cuenta que no es seguro, porque puede ocurrir como cuando yo era niña, y no podemos correr ese riesgo, sería imperdonable. Lo he estado pensando y solo veo una forma de poder escapar de Templarios y de más enemigos. Así que he llegado a la conclusión, de que lo mejor que podemos hacer es comprar un barco, madre tú conoces bien a la gente, podíamos elegir una dotación del barco, necesitamos que todos sean elfos, así podremos tener la seguridad de que no habrá filtraciones. Pero tenemos que elegirlos con mucho ojo, necesitamos que entiendan realmente la importancia de lo que intentamos hacer. No podemos darnos el lujo de que alguien sepa realmente lo que llevamos en el barco. Nuestro trabajo consistirá en transporte de mercancías, así jamás estaremos demasiado tiempo en un mismo sitio, por lo que será mucho más difícil que consigan saber quiénes somos. Cuando hayamos conseguido vencer a tu compañero Ort, madre nos podíais esperar en cierta cala que hay cerca de Denerim, hasta ahí creo que podríamos llegar Zev y yo. Pero os necesitaremos para que estéis esperando nuestra llegada, ya que entre el tumulto que se organice en medio de la batalla, nadie nos echara en falta. Porque estoy segura que Denerim será el paso primero del dragón, bueno tu compañero – dije sonriendo a Ort -. El sabe que Denerim es el emblema de Feraldan, si esa ciudad cae, caerá todo Feraldan.
-- Se quien nos puede ayudar a encontrar y comprar ese barco – dice Zev – y además a encontrar contratos de transporte. Es humana pero no necesitamos decirle la verdad o como mínimo no toda la verdad. Pero no sé si ahora me reconocería con estos tatuajes.
-- Bien pues será el paso siguiente, después de que hayamos hablado con el otro clan Dalishano. Con respecto a los tatuajes, no te preocupes soy capaz de devolverte tus antiguos tatuajes, aunque sea de forma ilusoria. Si crees que podemos confiar en ella, estoy de acuerdo.
-- Confiar… no, no confiaremos en ella, solo la diremos que queremos comprar un barco. Nada más. Pero necesitamos gente que sepa cómo manejar un barco, yo no tengo ni idea.
-- Creo que en eso puedo ayudar, - dice mi madre - hay un anciano en el clan, que nació y vivió durante muchos años entre humanos, el trabajo durante muchos años en un barco y además conoce a muchos marinos elfos que están en Denerim. Él es de total confianza, se que podemos confiar en su ayuda. Además algunos de los guerreros querrán venirse con nosotros, y el hasta ahora segundo maestro también. Del clan puede venir como poco unos 10 o 15 elfos, eso con una dotación pequeña de otros elfos, creó que podríamos manejar el barco perfectamente.
-- Me parece una buena idea Neshi – dice Ort -. Con respecto a las otras cosas que tenéis que hacer ¿Qué vas hacer?
-- Después de que tengamos el barco y las cosas preparadas, iremos a la ciudad de los enanos, aunque creo que antes deberíamos retornar al campamento de Alistair, necesitamos meterle miedo en el cuerpo, porque necesitamos la ayuda de los Arl, sin ellos no tendremos un ejército humano. Sé que si conseguimos asustar a Alistair este se comportara de una forma totalmente sumisa, con lo que conseguiríamos la ayuda del Arl Eammon, pero también necesitamos el paradero de esas cenizas para sanarlo o para que se muera totalmente y su hermano tome el poder, no sé que será mejor. Según tengo entendido ese humano esta en Denerim o como mínimo allí podremos tener noticias de donde esta, otra tarea para cuando lleguemos a esa ciudad. Tarea a la que hay que añadir el hecho de encontrar la filatelia con mi sangre y destruirla. Pero ese en definitiva es mi plan.
-- Bien entonces partiremos al norte mañana por la mañana, con todo el clan, después el grupo que te seguirá Neshi, tomara rumbo hacia la ciudad de los enanos y allí nos encontraremos, ¿o prefieres que hagamos otra cosa?
-- Creo que mejor sería que viajarais hacia Denerim y nos esperarais en la cala que os indicare, si tenemos el barco ya, podíais ir preparando las cosas para cuando todo termine, podamos viajar. A la ciudad de los enanos iremos después de que recuperemos a Morrigan y a Sten, y hayamos conseguido dominar a Alistair. De esa manera no os veréis involucrados con nosotros y nadie sabrá que tenemos alguna relación, es más seguro para vosotros.
-- Entonces esta todo planeado. Neshi – dijo Ort – pondré oro suficiente en vuestra bolsa para la compra del barco y también para lo que necesitéis. Así que elegir bien el barco, será vuestra casa durante muchos años. – Se adelanto y puso sus manos en la mano de Zev y la mía, juntándolas. En ese momento sentimos la soledad absoluta que padecía Ort, la terrible desesperanza que había arrastrado como un sudario, durante siglos, fue terrible pero a la vez también hermoso, pues dentro de esa desesperación existía también un amor absoluto por su compañero y la fe ciega de que conseguiría encontrarlo en algún momento del futuro -. Gracias de verdad a vosotros, nunca pensé que… que realmente pudiera encontrar ayuda.
-- No tienes por qué darnos las gracias Ort, es un placer ayudarte. – le dije -. Creo que ha llegado el momento en que volvamos al mundo físico y sigamos con el camino.
-- Si, así es.
-- Ort… esto no tiene por qué… por qué ser una despedida – dice Zev – siempre que podamos escaparnos, podemos venir hacerte compañía, no tienes por qué volver a estar solo. Sé cómo te sientes, lo he vivido en carne propia. También se que no es lo mismo que si fuéramos tu compañero, pero servirá para darte un poco de esperanza.
Había sido un dialogo entre Zev y yo, un dialogo mental y una decisión que habíamos tomado los dos. No íbamos a dejar a Ort solo en el “Velo” hasta que pudiera comunicarse con su compañero, íbamos hacerle compañía, ayudarlo a aguantar el último tiempo de espera que le quedaba de estar solo. Por lo tanto dije.
-- Ort estoy de acuerdo con Zev… me uno a su propuesta. Volveremos tan pronto como podamos.
Asintió sonriéndonos y desapareció, por lo que nosotros retornamos al mundo físico y a nuestro Aravel, Ian había desaparecido del Aravel y del Clan. Marethari anuncio que partirían esa misma madrugada hacia el norte. Mientras nosotros partíamos en dirección este, hacia Denerim y el otro clan.
Con nuestros nuevos equipos en el hombro y con una sonrisa. Zev me tomo de la mano y así emprendimos la marcha hacia nuestro destino.