Capítulo 47
Por fin habíamos conseguido llegar a la vía principal a Denerim, apenas había caravanas que iban o volvieran de la ciudad. Apenas llevábamos andando un poco del camino hacia Risco Rojo cuando nos cruzamos con una caravana de enanos que iban en dirección Denerim. Les preguntamos sobre el sequito del Arl Eammon, nos dijeron que se habían cruzado con el sequito humano esa misma mañana, que aunque viajaban lentamente no tardarían en llegar, ya que no les llevaban tanto camino por delante. Así que tendríamos que ir a su encuentro, seguimos nuestro camino hacia Risco Rojo para interceptar al sequito del Arl, mientras aproveche hablar con Ral.
-- Ral piensas usar algún hechizo de encubrimiento o de ilusión sobre ti, no creo que funcione. No sé exactamente cuánto tiempo hace que los humanos dejaron de ver elfos como tú o Yan, pero es seguro que hace mucho tiempo.
-- Si, hace suficiente tiempo como para que la frágil memoria humana nos recuerde así, no creo que vaya a ser un problema. Había pensado en usar un hechizo de transformación en mí, para variar mi estatura, pero no podría encubrir a Yan, no durante mucho tiempo y tú tampoco puedes. Además hay otro tema, no se cuanta historia conocen o recuerdan los humanos, pero tú has formado la primera unión verdadera, desde los tiempos de Arlathan no se había hecho que tenga conocimiento, si recuerdan como nos uníamos nosotros en el pasado, tendremos problemas, una posibilidad sería que Yan durmiera solo durante nuestra instancia en Denerim. Por lo que me dijiste saben que Zev y tú os unisteis, o mejor dicho en su lenguaje, os casasteis, pero cuando se enteren de que también te uniste a Yan, removerás viejos odios y viejos tabús humanos.
Le mire muy seria a Ral, negando con la cabeza.
-- No, no Ral, no someteré a Yan a esa separación, no lo hare, ni por todos los humanos de estas tierras. Si el Arl Eammon se pone idiota, recurriré a Loghain y lo hare rey. Loghain es un loco ambicioso, le importa poco quien le apoye siempre que consiga lo que quiere, hacerse con el trono de Feraldan. Si el Arl Eammon tiene problemas con mi unión, tendrá muchos más problemas de los que se imagina, me necesitan para derrotar al “Archidemonio”. Los ejércitos de magos, enanos y elfos Dalishanos me seguirán a mí, no a Alistair, y Eammon lo sabe. No es imbécil, pero si tiene demasiados escrúpulos… perderá el trono para su amante “hijo” y evidentemente perderá el trono para él, ya que en la sombra es quien verdaderamente gobernara Feraldan. Otra cosa es posible, pueden decidir asesinarnos después de la batalla contra el “Archidemonio”, pero para entonces no tendrán nada que asesinar, no estaremos en Denerim. Mientras la espada de los engendros tenebrosos cuelgue por encima de sus cabezas, no se atreverán hacer nada contra ninguno de nosotros, me imagino que después vendrá la venganza. Espero que estemos muy lejos para entonces, pero cuento con que nos persigan cuando lleguen a la conclusión de que hemos huido de Denerim.
-- Lo sé Neshi, no te preocupes – dijo Yan a mis espaldas mientras me pasaba un brazo por la cintura, me recosté contra su cuerpo, era reconfortante sentirlos tan cerca, Zev estaba a su lado, no los había mirado pero los sentía -. Si crees que sería mejor que estuviéramos separados durante el tiempo que pasemos en Denerim, puedo hacerlo, no me pasara nada.
Mientras negaba con la cabeza haciendo exactamente el mismo gesto que Zev, que miraba a Yan impresionado con su sugerencia, porque sabía bien el precio que tendría que pagar Yan al encontrarse separado de nosotros. A mi mente volvieron los sentimientos de mi padre Eriel, cuando tuvo que separarse de Theron, después recordé la solitaria vida de Yan.
-- No Yan jamás podría hacerte algo así. Nos terminaran persiguiendo con unión verdadera o sin ella, Eammon jamás permitirá que sobreviva a esta contienda. No le interesa, ningún humano quiere un héroe elfo vivo, si esta muerto tarde o temprano se puede borrar su memoria del pueblo, pero no si está vivo. Esa fue la primera razón por la que pensé huir de Denerim cuanto venciéramos al compañero de Ort. Además cuenta que los templarios querrán saber de mi una vez la Ruina haya concluido, por sus leyes les pertenezco, sin la filactelia no conseguirán rastrearme una vez haya abandonado la ciudad, pero también lo intentaran, me imagino que al final aunaran fuerzas. Esa fue la razón por la que pensé en huir por barco, cuanta más distancia pongamos de Denerim mejor nos irá a todos. Bueno ahora saldremos de dudas, por ahí llegan.
Ral se giro hacia los dos exploradores que iban a nuestro lado caminando semi ocultos por la foresta y les hizo señas para que partieran, me había dado cuenta que Yan y Ral usaban un lenguaje de signos por el cual se comunicaban entre ellos y los guerreros cuando era necesario mantenerse en silencio. Habíamos descargado a Shay de las mochilas y las habíamos colocado en el otro caballo. Shay no quería dejarnos pero le explicamos telepáticamente que no podía venir con nosotros, que los humanos encerraban a los caballos siempre y no queríamos darles la oportunidad de que lo encerraran, al final lo convencimos para que volviera al Clan. Los dos exploradores subieron en Shay y este se adentro en la foresta, perdiéndose de vista a los pocos pasos, ya que la arboleda era demasiado profusa. Nolaloth volaba muy alto por encima de nosotros, era casi invisible al ojo humano, aun así cuando se retiraron los exploradores, ella también desapareció en la dirección que habían seguido.
Ral se cubrió el rostro con la capucha de la capa, todos le imitamos y comenzamos a caminar hacia el sequito del Arl de Eammon, que se acercaba. Hacia frio, a nadie le extrañaría cinco seres, uno posiblemente humano por su estatura, el otro un humano muy alto o un qunari y tres elfos, arropados en sus capas. Estaba de acuerdo con Zev que el clima de Feraldan era terrible y odiaba tanto el frio como Zev, pero en este momento nos venía de perlas, podríamos pasar a su lado sin que apenas nos notaran, evaluando la situación. Cuando llegaron a nuestra altura, pasamos lentamente a su lado, Eammon junto con el idiota de Alistair iban en una especie de carroza tirada por dos caballos de tiro, delante iban guardias armados y detrás el resto del sequito. Teagan iba a caballo, Morrigan, Sten y Oghren iban detrás también subidos en caballos, después les seguían los sirvientes evidentemente a pie. Cuando llegamos a la altura de Teagan me quite la capucha para que me pudiera ver.
-- Buenos días tengáis – le dije a Teagan y al resto que iba cerca de él.
-- Buenos días también para vosotros. No esperaba veros tan pronto – dijo Teagan sonriendo algo nervioso – pensé que os vería al llegar a la puerta de Denerim.
-- Nos adelantamos al encuentro, ya que pensé que posiblemente nos habíamos retrasado, estuvimos más tiempo del que habíamos previsto en el campamento Dalishano, ya tienen todo el ejército reunido y preparado, para cuando les informe de que les necesitamos. Para ello nos han acompañado dos miembros importantes de los Dalishanos, Ral y Yan.
Cuando dije esto se descubrieron, fue como si hubiera descendido el silencio de la muerte, incluso todo el sequito se detuvo, el olor del miedo era tangible, las caras de estupor de los humanos era como si hubieran visto llegar al Archidemonio en persona. Una cosa que nunca he escrito aquí, es que los elfos tenemos más desarrollado los sentidos que los humanos, no necesite ninguna empatía para saber el miedo y la envidia que desprendían Eammon, Teagan y Alistair, este no pudo ocultar su terror a los dos elfos que se habían descubierto, pero como creía que tenía ventaja numérica, se atrevió hablar. Contuve la respiración, no sabía que ocurriría a continuación.
Vi a Morrigan que se quedaba mirando a Ral como si hubiera visto el amor de su vida, hasta tal punto que tuve que darle un golpecito suave en la pierna y susurrarla.
-- Morrigan cierra la boca que te puede entrar una mosca.
Reacciono, pero no seguí prestándole atención, ya que mi interés estaba centrado en los humanos y Morrigan era cualquier cosa menos “humana”, Sten a su lado sonreía ampliamente, sin decir nada, vi que Morrigan, Sten y Oghren habían desmontado cuanto nos vieron. Teagan se había quedado sin palabras, observaba a Ral y Yan abiertamente, aunque sus modales imperaron me di cuenta que la presencia de Ral y Yan le ponían cuanto menos nervioso. Eammon y Alistair vinieron junto a nosotros, Eammon no le cabían los ojos en la cara y su boca se había abierto casi tanto como la de Morrigan, aunque creo que motivos diferentes, aun así jamás lo afirmaría, mientras Alistair gritaba.
-- Otro apostata… ya veo en lo que te has entretenido.
-- Alistair no es un apostata, Ral es Custodio de su propio Clan Dalishano. Y te recuerdo que somos nosotros quienes les necesitamos a ellos, por si lo has olvidado.
-- Rezuma magia por todos los lados. – dijo Alistair.
Me reí, no lo pude evitar, Alistair seguía siendo el imbécil de siempre.
-- Y tú eres un Guardia Gris que pretende pasar por rey, no un templario para que eso deba preocuparte.
Entonces Ral se adelanto y miro directamente a Alistair. Mientras veía por el rabillo del ojo como a Yan le cambiaba el color del iris de los ojos de un azul cielo a un gris ceniza, y su cara adquirió la impasibilidad de los siglos que había luchado contra los humanos.
-- Creo que sois vosotros los que nos necesitáis, a mi clan no le interesa Feraldan. Mañana mismo podemos partir hacia cualquier otra tierra, así que yo que tú me lo pensaría mucho humano antes de insultarnos.
-- El tratado – dijo Alistair – os obliga a ayudarnos.
-- Nos obliga a ayudar a los Guardias Grises humano, pero de momento solo he visto a Una Guardia Gris y es a la única que mi Clan ha seguido, tú pareces un niño pequeño mal criado, no alguien a quien deba ningún respeto.
Eammon cuando hablo intento encubrir el terror, la envidia, el odio y el desprecio que sentía hacia todos nosotros, después dijo.
-- Deberías disculpar a Alistair, esta algo tenso con la llegada a Denerim y con su futuro como Rey de Feraldan. La verdad es que jamás había visto a dos elfos de vuestra estatura, eso nos ha impresionado a todos, pero debéis disculpar nuestra sorpresa, si es que se os ha faltado en algo.
La voz de Eammon rebosaba de hipocresía, no necesitaba la empatía para notarlo, como tampoco precisaba de la empatía para saber que le movía la ambición de convertirse en Rey a la sombra de Alistair, ni para conocer todos los demás sentimientos que emanaban de él. Teagan fue el que reacciono salvando la situación, aunque se sentía igual que su hermano Eammon.
-- Disculpar a Alistair a veces no sabe bien cuando callar, es una lástima. Deberíamos continuar camino, a ver si esta noche tenemos suerte de alcanzar las puertas de Denerim, mañana será un día muy movido.
El sequito se volvió a poner en camino, hacia Denerim, aunque los humanos claramente se fueron todos hacia delante, con la excepción de los sirvientes.
Sten, Oghren y Morrigan se unieron a nosotros, dejando al sequito seguir el camino sin ellos. Les dije.
-- Me alegra ver que estáis bien, tengo que presentaros al Custodio Ral y a Yan mi otro compañero.
Sten se adelanto y saludo a Ral y a Zev con una inclinación de cabeza aunque sin demasiadas ceremonias, cuando llego frente a Yan, los dos se miraron a los ojos y sonrieron, si es que se puede llamar sonrisa a la mueca que pusieron, mientras se estrechaban los brazos, un saludo cuanto menos muy militar, pero era una forma muy clara de amistad, algo que ya me había imaginado la primera vez que vi a Yan.
Después se acerco a Fenarel y le abrazo revolviéndole el pelo y sonriéndole. No me hubiera esperado un saludo de ese tipo viniendo de Sten, quizás hasta era posible que tuviera muy escondido el corazón, no es que pensara que no tenia sentimientos, pero todo en él era duro y poco expresivo, por eso me sorprendió esa muestra de amistad tan clara.
Sten se acerco a mí y me hizo señas de que quería hablar conmigo en privado.
-- ¿Qué ocurre Sten? – le pregunte, añadiendo – Tanto Ral como Yan y Zev son de mi familia, puedes confiar en ellos como confías en mi.
Sten asintió después añadió en un susurro.
-- Has visto como han reaccionado los humanos, yo no me fiaría de lo que fueran hacer.
-- Ni nosotros nos fiamos – le dije en el mismo tono – pero algo mas ha tenido que pasar para que tu lo menciones.
-- Alistair se ha convertido en la sombra de Eammon, creo que planean algo contra ti, pero no he conseguido saber exactamente de que se trata.
-- Si tienes razón, incluso Teagan ha cambiado desde la última vez que le vi, no esperaban vernos antes de llegar a Denerim. ¿Tuvieron alguna visita durante el camino?
-- No, no exactamente. Cuando partimos de Risco Rojo, estaba claro que se traían algo entre manos, han viajado casi todo el tiempo juntos.
-- No puedo decir que me sorprenda, por eso he estudiado mis propios planes, ante la mas mínima traición por parte de ellos los llevare a cabo.
-- No creo que muevan un dedo mientras la situación esté tan confusa como ahora – dijo Morrigan que estaba junto a nosotros.- pero después será otra historia.
-- Si eso me queda bastante claro Morrigan. Eammon juega todas sus cartas para conseguir el trono para el títere de Alistair, mientras tenga dudas sobre su fortaleza para conseguir el trono y los engendros tenebrosos les amenacen con la Ruina, no harán nada, esperaran a que todo vuelva a su lugar para actuar.
-- Por lo que veo ya has pensado en ello, ¿no? – dijo Morrigan.
-- Si ya lo he pensado. – no iba a decir nada mas, Morrigan amaba tanto el poder como Loghain o Eammon, por lo tanto quedaba descartada cualquier confianza que pudiera tener en ella, otra cosa distinta era Sten, sabía que él era muy extraño, pero era leal hasta la muerte.
Sten se había alejado de nosotras cuando Morrigan había intervenido en la conversación, se había acercado a Yan y Zev que iban juntos, detrás de ellos iba refunfuñando Oghren, Ral y Fenarel iban delante de nosotros.
-- ¿De dónde ha salido esa preciosidad de elfo?
-- ¿Te refieres a Ral? – la sonreí con picardía, sabía bien que se refería a mi tío Ral.
-- Si claro, además destila poder mágico, ¿crees que…?
Mire a Sten y luego a Morrigan.
-- No se tu misma Morrigan, pero pensé que existía algo entre tú y Sten.
-- No existe nada importante, además ese elfo es todo poder mágico, por no hablar de su físico, jamás había imaginado que un elfo pudiera tener esa estatura y tanta belleza, me interesa.
-- Puedes probar, no sé lo que él desea. - le dije intentando evadirme de la conversación.
-- No entiendo porque no lo has cambiado por Zevran, es mucho más guapo y además es un mago.
Me la quede mirando.
-- Si es más guapo que Zev, pero no es mi compañero, Zev es mi compañero de vida. Para mi es mil veces más importante.
-- Aunque ya lo has hecho, al cambiarlo por ese otro elfo, tan serio. Yan has dicho que se llama.
-- No Morrigan, no lo he cambiado, nuestra forma de unión es distinta a la de los humanos, los dos son mis compañeros de vida. Fue Yan quien se unió a Zev y a mí.
-- Eso hará que le salgan chispas a Alistair cuando se entere, se volverá loco. Pero no comprendo que hayas elegido a Yan teniendo a un bombón tan excepcional como ese mago, él te puede dar poder mágico, puede ensañarte magias que en la torre ni soñarían con ellas.
-- Morrigan no todos estamos interesados en el poder, tenga el color que tenga. Si quieres coquetear con Ral, hazlo ese es tu problema, pero no creas que le vas a engañar sobre tus verdaderas intenciones. Yan es muy especial igual que Zev, no cambiaria a ninguno de ellos por poder, ni por belleza. - después añadí en voz más alta y para cerrar la conversación con Morrigan. – Creo que deberíamos seguir camino, ya nos han adelantado demasiado trecho. – dije señalando el sequito que iba por delante de nosotros.
Seguimos caminando aunque algo separados del sequito, Yan y Zev se habían colocado a mi lado, les acaricie las manos, Fenarel se había puesto en el lado de Zev. Porque Morrigan descaradamente se había llevado a Ral mas adelante separándolo del grupo, me imagine que para “coquetear” con él. Yo sabía las posibilidades que tenia, pero aunque se lo hubiera dicho, lo habría hecho igual. Me di cuenta también que Fenarel estaba triste y cabizbajo por la presencia de Morrigan pisándole los talones a Ral, le tome de la mano y lo traje junto a nosotros, mientras le susurraba.
-- ¿Qué te ocurre Fenarel?
-- No, no me pasa nada – mentía muy mal – solo que había perdido la costumbre de caminar.
-- ¿Perdiste la costumbre de caminar en solo cinco días? No suena muy convincente. Si se te mira a los ojos se ve que te ocurre algo. ¿Qué ocurre?
-- Nada. – suspira - Es evidente que alguien como yo, no puede aspirar a estar con alguien como él. - dijo mirando Ral.
-- ¿Por qué no puede?
-- Yo… bueno ya sabes a que me dedicaba antes, él es demasiado para mí. Solo ha sido un pasatiempo y ahora ya tiene otro. – dijo mirando a Morrigan.
Sonreí la verdad no se la podía decir, Ral nos lo había prohibido y nos “mataría” simbólicamente si se lo decíamos, pero podía hacerle pensar.
-- Fenarel crees que solo has sido un pasatiempo para mi tío Ral, ¿Entonces me puedes decir por qué te ha traído con él?
-- ¿No fuiste tú quien insistió en que viniera?
-- No Fenarel, no fui yo, yo pretendía que te quedaras con el Clan, estarías más seguro que con nosotros. El que vinieras partió de mi tío Ral, él te quería… piensa porque quería que vinieras. Fenarel quizás deberías escuchar mas a tu corazón y menos a tu cerebro, el sabe cosas que tu desconoces o no te atreves a reconocer.
Guarde silencio y seguimos camino, esperaba que mis palabras le hicieran comprender la verdad.
Anduvimos toda la tarde y parte de la noche, hasta que alcanzamos las murallas de Denerim y su puerta principal. Suspire, esta maldita ciudad hacia todo lo posible por vernos muertos a Zev y a mí y ahora amenazaba también a Yan, todavía seguíamos andando por la cuerda floja, nada había cambiado.
Los que se suponían eran nuestros aliados, en cualquier momento podían convertirse en nuestros enemigos. Tenía que conseguir hablar con Loghain por si todo se ponía en contra, poder jugar con esa baza a nuestro favor, pero todo quedaría aclarado mañana por la mañana.
Aunque cuando llegamos al palacio del Arl Eammon en Denerim nos estaba esperando Loghain y su mano derecha, junto a un esmirriado y asqueroso humano que dijo ser el nuevo Arl de Denerim, me produjo repulsión nada más verlo, pero evite mostrarlo. Quería quedar en una posición neutral por si necesitábamos inclinarnos hacia ese lado.
En la habitación donde el Arl Eammon recibió a Loghain y sus acompañantes estábamos, Alistair cómo no, Eammon, Teagan, Yan, Zev, Ral, Fenarel, Sten y yo misma. Morrigan hacía rato que se había perdido, se ve que algo que le dijo Ral no la agrado, optando por desaparecer entre el bullicio de gentes que habíamos llegado al palacio. Oghren era más activo escoltando a las botellas que a la gente.
Mientras Eammon y Loghain se intercambiaban insultos velados por saludos, sobretodo insultándome, sonreí, es difícil insultar cuando el otro no te considera digno de tal cosa, pero sobretodo debía pasar por tonta, era muy posible que al final le necesitáramos. Mire a Yan y vi que su semblante seguía mostrando la máscara de impasibilidad, sus ojos ahora de un gris ceniza, que en nada recordaba al azul que era su color natural, los miraba fríamente y con desprecio, difícilmente velado por la impasibilidad que mostraba. Les hable telepáticamente.
-- Yan sé que esto es duro para ti.
-- Es la primera vez que estoy en una ciudad humana, - sonrió mentalmente – una ciudad humana que no haya conquistado, este payaso que se hace llamar a si mismo guerrero, no es más que un ambicioso y estúpido humano, por no hablar de la víbora que tiene al lado.
-- Tienes razón Yan, pero los necesitamos para hacer frente a la Ruina, sin el ejército humano ayudando a parar los engendros tenebrosos, no conseguiremos llegar al compañero de Ort. Loghain es igual de ruin y rata ambiciosa como Eammon, no son muy distintos. El supuesto nuevo Arl de Denerim es una víbora de eso no hay duda, pero es el eslabón débil de la cadena de Loghain, posiblemente sea el que nos pueda dar un camino hacia Loghain si lo necesitamos.
-- Tienes razón, me controlare, lo siento.
-- Yan amor, piensa que tarde o temprano caerán, Zev y yo sabemos cómo te sientes. – le acaricie la cara mentalmente. – No estás solo amor.
Asintió mentalmente y rozándome la mano físicamente, le cogí la mano apretándosela. Iba aprendiendo poco a poco como era Yan, muy duro e impasible externamente, pero por dentro era totalmente distinto a lo que dejaba entrever.
-- Cariño deja que seamos Zev y yo quienes llevemos este tipo de cosas, los dos tenemos mucha experiencia con humanos, experiencia de trato – le sonreí – todavía no ha llegado el tiempo de las espadas, aunque llegara. ¿Zev te has dado cuenta que el tipejo ese no te ha reconocido?
-- Si, quizás no quiera darse a conocer.
-- Creo que no te ha reconocido simplemente. Con los tatuajes Dalishanos dudo que te reconozca. Es el eslabón débil de la cadena de Loghain, es un tipo fácilmente comprable, por lo que puedo ver.
-- Si que lo es – me sonrió Zev – muy fácilmente comprable. Alguna idea te anda rondando por la cabeza.
-- Creo que si Eammon nos la juega, siempre podemos pasarnos al bando de Loghain. Por eso tenemos que ser suaves con ellos, no colocarnos en el bando de Eammon de forma descarada.
-- Comprendo.
-- Ayúdame tu eres mejor que yo en estos bailes. Ya sabes como suelo cerrar algunas conversaciones.
Zev se rio mentalmente tomándome la otra mano, se la cogí y la apreté igual que había hecho con Yan. Después volví a poner atención a la conversación de Eammon con Loghain que todavía seguía en la etapa de los insultos, etapa que teníamos que dar por concluida o terminaríamos en una batalla contra Loghain, su mano derecha y Rendon Howe un personaje cuanto menos asqueroso. No es que me importara aplastar cucarachas, pero necesitábamos a las cucarachas para controlar las reacciones de Eammon y compañía. Por eso dije.
-- Regente Loghain, entiendo que tenga todo tipo de problemas con el Arl Eammon y Alistair, pero hay una realidad más crucial que cualquier problema político, La Ruina. Los dos están discutiendo por una corona de una nación amenazada, no se han parado a pensar que están peleando por una casa ardiendo. ¿No sería más lógico apagar el fuego antes de pelearse por la casa o en este caso por la corona?
-- Como puedes decir eso Neshama – dijo Alistair – él es el responsable de que todos los guardias grises excepto nosotros estén muertos.
-- Cierto Alistair, ¿pero crees realmente que es el momento de discutir sobre ese tema? No los vas a resucitar por que le acuses. Y te recuerdo que nuestra primera obligación es terminar con la Ruina, al coste que sea.
-- Tienes razón Neshama, pero Loghain tiene que reconocer el derecho al trono de Alistair. – nos interrumpió Eammon -. Sin esa prerrogativa no tenemos nada más que hablar.
Loghain dijo en ese momento.
-- Veremos que decide la Gran Asamblea al respecto.
Con esa frase se marcho, dejándonos solos. Eammon se giro hacia nosotros y nos miro hipócritamente, se había dado cuenta del juego al que había estado jugando de eso no me cabía ninguna duda. Aclarar que ya me imaginaba que se daría cuenta, pero quería que supiera que caminaba por una cuerda muy fina, que debía guardar las formas o terminaría en el bando de Loghain que ni se había inmutado al ver a Yan y a Ral, aunque quizás ni tan siquiera había notado su presencia, en su obsesión con el trono de Feraldan.
-- Creo que lo mejor será que descansemos todos por esta noche, mañana habrá mucho trabajo por hacer. ¿No crees Neshama? – dijo Eammon.
-- Si, no sería mala idea, todos estamos agotados.
-- Creo que el servicio ya ha llevado vuestras cosas a las habitaciones que os han sido asignadas.
-- Comprendo, pues entonces nos retiraremos hasta mañana. Alguien nos dirá donde esta nuestras habitaciones, este lugar es grande y desconocido para nosotros, ahora si prefiere que exploremos el lugar, no tengo ningún problema.
-- Mi encargado del servicio, les mostrara sus habitaciones, Alistair ya conoces la casa, aun así ves con ellos, no sé qué habitación te habrán asignado.
Me di cuenta que Alistair esperaba que fuera el propio Eammon quien le mostrara la habitación, pero no se atrevió hacer nada, no le hacía ninguna gracia quedarse con nosotros a solas.
Cuando salimos de la sala donde Eammon había recibido a Loghain, nos esperaba el mayordomo. Nos saludo con una leve o mejor dicho levísima inclinación de cabeza y una mueca de desprecio al mirarnos a los elfos. ¡Qué novedad! no era amante de los elfos, casi ya me resultaba extraño e increíble la personalidad de Duncan, la verdad es que sentí su muerte aunque apenas lo conocía. Nos llevo de paseo por el palacio del Arl, asignando habitación a Alistair el primero, después le mostro a Ral su habitación, Ral asintió dándole las gracias, aunque no se las merecía, y le pregunto a Fenarel.
-- Fenarel si quieres puedes quedarte conmigo, hay dos camas.
Fenarel asintió y el encargado puso cara de pocos amigos, pero no dijo nada. Nos llevo hasta otra habitación bastante retirada de la de mi tío, que supuestamente debía de ser la mía, pues solo estaban mi petate y mi mochila y por supuesto una cama pequeña, el mayordomo espero que me quedara en la habitación, me le quede mirando y le dije.
-- Señor nosotros tres vamos juntos, no vamos a separarnos y esa cama – dije señalando a la cama – es demasiado estrecha para nosotros tres. No me voy a quedar ahí sola, llévenos a la habitación donde han dejado las cosas de Yan y Zev. – mientras cogía mi mochila y el petate.
-- ¿Cómo va a pernoctar una Guardia Gris con dos criados?
Vi los ojos de Yan, su cara estaba perdiendo todo el color, desvié los ojos hacia Zev, no quería reírme al ver la expresión de Yan.
-- Muy simple encargado, porque ellos dos son mis “maridos” entiende. Estamos casados – le sonreí irónicamente – o necesita que le enseñe algún documento. ¿Además de dónde demonios ha sacado que son sirvientes?
-- Esta casa se rige por las normas de la capilla, aquí no se admiten perversiones.
-- Entonces me tendré que ir a una posada y por supuesto su “jefe”, se verá ante la asamblea con el culo al aire. Seguro que después le agradece el respeto que mostro ante las “normas de la capilla”.
El tipo se quedo pensativo, no era muy rápido pensando. Al final se encogió de hombros y dijo.
-- Tendrán que dormir separados y ellos van a las habitaciones del servicio.
-- No – le dije ahora ya bastante enfadada – Le guste o no le guste, nosotros vamos a la misma habitación, si eso ofende a su capilla, a su dios, a la suma sacerdotisa de su dios o al Arl Eammon, me importa un rábano. Esto es lo que hay, quiero una habitación para los tres, ahora. Si no es capaz de tomar una decisión entonces será mejor que llame al Arl para que la tome en su lugar. Porque cualquier otro insulto por su parte y ya hemos recibido bastantes, nos iremos de esta casa y su querido Arl, su querido “Rey”, se quedaran solitos. Espero que su dios le tenga en cuenta su respeto de las “leyes de la capilla” cuando le cuelguen por traición, evidentemente después de que cuelguen a su Arl y a la futura desgracia… digo al futuro “Rey de Feraldan”.
Sin contestarme comenzó a caminar en la dirección contraria a dónde íbamos, nos llevo a la otra ala del castillo donde evidentemente no estaban las habitaciones de los criados, ni de los invitados, nos abrió una y dijo.
-- Ahora les suben sus equipajes – dijo retirándose hacia la puerta, después añadió -. Esta es la habitación para visitas reales, espero que no destrocen nada. – cuando salía por la puerta dijo en un susurro como hablando para sí mismo – Me encanta matar elfos, sois asquerosos y pervertidos, ya se lo hare pagar alguno que encuentre por ahí.
Yan que estaba cerca de él, le cogió por el cuello y lo estrello contra la pared, lo primero que le paso al humano fue que se meo encima del pánico, al ver la mueca que Yan le puso.
-- ¿Quieres que te relate la cantidad de humanos que he matado? – le pregunto Yan –. Tú no serias más que una muesca muy pequeña en mi cinturón. – Zev se le acerco y le puso suavemente la mano en el brazo intentando tranquilizar a Yan, este gruño al encargado y luego lo soltó. – Sal de mi vista basura.
Poniéndome al lado de Yan y Antes de que se fuera le dije.
-- Ya has visto que ninguno de nosotros es un sirviente. Un aviso, ni se te ocurra hacer daño a un elfo mientras estemos aquí o morirás, te lo juro. –Mientras mentalmente me prometía, que no viviría suficiente tiempo como para que este humano hiciera daño a ningún otro elfo.
Cuando el encargado desapareció, fue Zev quien cerró la puerta y nos miro a los dos sonriendo y negando con la cabeza. Se acerco a Yan y a mí, Yan nos abrazo a los dos atrayéndonos hacia él, le acaricie la mejilla suavemente, mientras Zev nos besaba. Diciéndonos en un susurro.
-- Yan este es un mundo de humanos, donde nosotros somos considerados basura, no será el único humano que nos trate como si fuéramos deshechos. Yan tienes que conseguir controlarte, cuando pienses que quieres cortarles la cabeza, piensa que los necesitamos vivos como escudos. Sé que no te será fácil hacerlo, pero debemos intentarlo, por el bien de nuestro pueblo. – me atrajo hacia él sin soltar a Yan besándome suavemente en los labios – Neshi tu ayúdame, no añadas más leña al fuego, que Yan no le es fácil soportar a los humanos.
-- Mierda… tienes razón Zev, perdonarme los dos, nunca he tenido que mantener conversaciones “civilizadas” con humanos, quizás sería mejor que me fuera y acampara solo a las afueras de la ciudad.
Después de estrechar el abrazo, Yan se separo de nosotros y se quito el peto, tumbándose en la cama bocabajo, nos dimos cuenta que se sentía perdido en esa ciudad humana. Nos acercamos a él acostándonos a su lado. Mientras yo le acariciaba el pelo, me gustaba mucho su pelo aunque nunca se lo había visto suelto. Zev dijo en un susurro, mientras le ponía una mano en el hombro.
-- No Yan, estaba de acuerdo cuando Neshi ha peleado con ese humano para que no nos separáramos, no vamos a dejarte, ni vamos a permitir que te separes de nosotros. Neshi creo que deberíamos avisar a Ral y a Fenarel, no es seguro que se queden en su “habitación” solos, sería mejor que vinieran a pasar la noche aquí. La “hospitalidad” de esta casa no es para nosotros, sugiero que inventemos cualquier excusa para poder marcharnos lo antes posible.
-- Tienes razón, debemos avisar a Ral y a Fenarel, después ya nos apañaremos para pasar la noche, la habitación es grande. ¿Cómo piensas que podíamos avisarlos de que vengan a pasar la noche aquí?
-- Nos quedamos con las camisas y hacemos como que vamos a dormir, cuando hayan traído nuestras cosas, saldré de la habitación y traeré a Ral y a Fenarel aquí, después pondré una trampa, no me fio de ninguno de esta casa.
Suspire asintiendo a Zev, nada nuevo con respecto a la maldita ciudad de Denerim, mañana deberíamos buscarnos una escusa que nos ayudara a abandonar la casa de Eammon sin peleas.
-- Esta situación se repite demasiado en esta ciudad Zev – le dije a Zev – Esta ciudad desde luego no es sana para ninguno de nosotros. De acuerdo haremos como has dicho, mañana encontraremos la manera de poder irnos de aquí sin levantar sospechas.
Me quite la túnica que llevaba quedándome con la camisa, acostándome donde ya estaba, Yan saco dos dagas del cinturón que no se había quitado y las guardo debajo de la almohada, una en su lado y la otra cerca de donde estaba Zev, en este momento Yan era el compañero que lo estaba pasando peor. Al poco tiempo una sirvienta humana entro en la habitación sin llamar y dejo las cosas de Yan y de Zev en un rincón de la habitación, después cuando nos vio su cara reflejo el asombro y la ofensa que le provocábamos con nuestra unión, nadie la dijo nada y salió del cuarto. Zev se levanto muy despacio se puso los pantalones y salió por la puerta oculto por las sombras, no tardo nada en volver con Ral y Fenarel.
Antes de volver a la cama Zev atranco la puerta y puso una trampa en ella.
-- ¿Qué ocurre? – pregunto Ral – Zev me ha explicado algo, pero no sé si lo entiendo.
-- Como ya habías anticipado, no les ha gustado que pidiera una habitación para nosotros tres y menos les ha gustado que le dijera al encargado que Yan y Zev no eran sirvientes. Al salir no se le ha ocurrido otra cosa que amenazarnos con tomar represalias con otros elfos indefensos y Yan lo ha puesto en su sitio. Digámoslo en pocas palabras Ral, aquí corremos riesgos, no somos exactamente bienvenidos.
-- Si de eso ya me he podido dar cuenta.
-- Por eso hemos pensado que estaríamos más seguros si todos estábamos en la misma habitación, esa es la razón para que Zev haya ido a buscaros. Mañana ya daremos con alguna excusa que nos permita marcharnos de aquí, ahora será mejor que nos tumbemos a descansar, la cama es grande, creo que podremos caber todos aunque algo apretujados.
-- Por mí no hay problema – dijo Ral después añadió mirando a Fenarel – ¿Te molestaría que compartiéramos la cama?
Fenarel miro a Ral sonrojándose y dijo.
-- Puedo quedarme en la alfombra, con una manta será una cama ideal, además no es la primera vez que duermo en el suelo.
Vi que con esas palabras había hecho daño a mi tío Ral, no podía intervenir, nos lo había prohibido, deje de pensar cuando Ral dijo.
-- Si la alfombra es buena para ti, también lo será para mí, ¿te importaría que la compartiéramos?
Fenarel no dijo nada, solo se acostó con una manta encima de la alfombra. Ral nos miro sin saber qué hacer, le mire tampoco sabía cuál había sido el problema entre ellos, además tampoco podía hablar sin romper la promesa que mi tío Ral nos había obligado hacerle cuando nos dijo que Fenarel era su compañero. Al final Ral se acostó en la alfombra aunque apartado de Fenarel, sabía que esa situación debía terminar, pues los dos estaban sufriendo. Zev se acostó al lado de Yan, nos besamos y Yan nos abrazo a los dos atrayéndonos hacia su cuerpo, después no tardamos en quedarnos dormidos.
Llamaron a la puerta insistentemente…
Capitulo 48
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